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El resurgimiento de la Alemania Nazi (sexta parte)

Alemania y el Sacro Imperio Romano: capitulo uno

Continuación de El resurgimiento de la Alemania Nazi (quinta parte)

Ropa sucia en el ejército alemán

Los incidentes relacionados con los neonazis en Alemania se han multiplicado tanto en los años recientes que la mayoría de los crímenes ya no son cubiertos por la prensa de la Faterland. Tal parece que las historias de odio racial son ahora noticias viejas. Igual que la pornografía “suave”, el lenguaje subido de tono o la violencia gratuita, mientras más tengamos de esto alrededor nuestro, menos nos impactará si ocurre –a menos que algo peor que eso capte nuestra atención. ¿Qué necesitará este mundo, sobre todo aquellas naciones que se rindieron al régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial, para despertar y sufrir la aterradora ola de odio racial agitándose en Europa Central?

El nazismo no murió cuando las fuerzas de Hitler fueron aplastadas; solamente se fue a la clandestinidad. Un montón de estudios, de incidentes violentos e incluso las recientes políticas gubernamentales alemanas, lo confirman.

Cuando el Muro de Berlín se demolió en 1989, la señal no pudo ser más clara a todo el fascismo clandestino. Era el tiempo para resurgir. Al principio, los crímenes de odio fueron esporádicos y no se relacionaban. Pero cada “éxito” convirtió a más adherentes a la doctrina derechista. Pronto los estudios revelaron que muchos ciudadanos alemanes incluso simpatizaban con ciertos puntos de vista nazis. De hecho, en 1997, un estudio europeo reveló que el 34 por ciento de los alemanes se consideran “bastante racistas” o “muy racistas”.

En años recientes, la extrema derecha se ha filtrado hasta los niveles más altos del gobierno alemán. Recientemente, otro sector dentro de la esfera alemana ha sido corrompido por la influencia nazi: el Bundeswehr (ejército alemán).

Recuerdos fascistas en los Balcanes

En diciembre de 1991, sólo dos años después que el Muro de Berlín colapsara, con una completa desconsideración por la fuerte opinión mundial y por el destino de los serbios, Alemania declaró rotundamente su completo apoyo a la separación de Eslovenia y Croacia, de la república de Yugoslavia. Una violenta guerra civil hizo erupción después de esto en Yugoslavia.

La guerra en Yugoslavia señaló una nueva era en el ejército alemán, que había estado inactivo desde la Segunda Guerra Mundial. Entre 1992 y 1994, los alemanes exportaron más de U$320 millones en equipo militar, a Croacia. En 1995, Alemania estaba de acuerdo en enviar aviones de transporte militar, personal médico, y otro apoyo a la zona de combate en los Balcanes. Sin embargo, en ese momento no enviarían tropas. “Esto nos haría parte del problema en lugar de su solución”, admitió Volker Rühe, el ministro de defensa alemán [entonces]. (Más de 700.000 serbios fueron masacrados durante la Segunda Guerra Mundial por el régimen nazi, que absorbió a Eslovenia dentro del Tercer Reich y creó un estado títere en Croacia). Obviamente, Alemania sabía que cualquier muestra de fuerza en los Balcanes haría que los serbios se pusieran sumamente nerviosos.

Pero en 1995 poco después de la declaración de Rühe, Alemania desplegó a 4.000 soldados dentro de Croacia para ayudar a fortalecer el supuesto “acuerdo de paz”. Ese fue su primer despliegue de tropas fuera de Alemania, desde la Segunda Guerra Mundial.

Al principio, el esfuerzo desplegado por Alemania en los Balcanes parecía noble. Pero no pasó mucho tiempo antes de que surgieran informes perturbadores, incluyendo uno donde se escuchó a soldados alemanes en Croacia entonando “Sieg Heil” y “Heil Hitler”.

Más impactante aún fue un vídeo descubierto en 1997. En él, soldados que se estaban entrenando para su misión en los Balcanes hacían representaciones de ejecuciones y violaciones. La pregunta, es: ¿cuántos soldados estaban envueltos en esto y cuántos funcionarios sabían sobre eso? El ministro de defensa alemán y el Canciller Kohl insistieron en que éstos sólo fueron incidentes aislados; este es el mismo argumento que ellos usaron para otros incidentes similares.

Un mitin nazi… ¿en el Bundeswehr?

Manfred Roeder es un nazi convicto culpable de terrorismo. En 1973 él escribió el prólogo del libro, “La mentira de Auschwitz”. Él creó un grupo terrorista que está ligado a varias explosiones de bombas en 1980, incluyendo una estación del tren en Italia y una sinagoga judía en París. En 1981, fue declarado culpable de matar a dos inmigrantes vietnamitas en Alemania con una bomba incendiaria. Al año siguiente, fue sentenciado a 13 años de prisión. Después de su liberación temprana en 1990, se unió nuevamente a organizaciones de extrema derecha. Roeder ha estado ligado a una banda de actividades derechistas por casi 30 años. ¡La inteligencia alemana incluso lo registra como terrorista!

Entonces, ¿por qué fue invitado este terrorista neonazi a hablarle a los nuevos reclutas, en una academia de oficiales de elite para el Bundeswehr? Buena pregunta. El discurso de Roeder al Bundeswehr en mayo de 1995 no vino a ser de conocimiento público sino hasta 1997. Él habló sobre los rusos “alemanes étnicos” que viven en Kaliningrad – una ciudad rusa a orillas del mar Báltico. (A los alemanes nacionalistas les gustaría ver esa región absorbida por la Faterland).

Además de la invitación que se le hizo para dar un discurso, Roeder dijo que en 1993 el ministerio de la defensa alemán donó una pequeña cantidad de dinero en efectivo, vehículos, y otras herramientas a su organización. Todo este incidente ha sido bastante vergonzoso para los oficiales alemanes. Ellos suspendieron al funcionario a cargo de la academia y negaron cualquier participación en la decisión de haber invitado a Roeder. Este es, otro “incidente aislado”.

Los “incidentes aislados” han surgido en forma regular en el Bundeswehr. Hubo más de 130 incidentes de extrema derecha en el ejército alemán en 1997, comparado con 72 en 1996. Este número había subido a 135 en 1999 y saltado a 196 en el 2000. Un ultraje particular ocurrió en el pequeño pueblo alemán de Detmold. Soldados alemanes uniformados, atacaron a dos inmigrantes turcos y un muchacho italiano de 16 años de edad con palos del béisbol y cuchillos mientras gritaban “Extranjeros fuera de Alemania”.

En 1997 el periódico Sunday Telegraph en Londres citó a Helmuth Priess, coronel retirado del Ejército alemán. Priess señala que también hay muchos oficiales en el ejército con simpatías derechistas. Él recordó un incidente donde un oficial a cargo le dijo que enfatizara la importancia de un conocido lema nazi: “El trabajo te hace libre” (un letrero con esa inscripción colgaba sobre la entrada de Auschwitz). Priess quedó impactado al oír tal advertencia; más aún, ¡de un oficial de alta jerarquía! Su asombro fue mayor después de oír que el oficial, había sido ascendido a general.

Más recientemente, Christian Krause de 21 años, hijo de un antiguo ministro alemán, dijo para el periódico alemán Bild am Sonntag que él había encontrado a numerosos extremistas de derecha durante su periodo de diez meses en el ejército. Según Krause, en su base había dos o tres incidentes derechistas al mes. En las fiestas, “siempre había brindis a la memoria del Führer y después de beber alcohol muchos oficiales se daban unos a otros el saludo de Hitler…”.

Los oficiales alemanes continúan bajándole el perfil, a las actividades relacionadas con los neonazis dentro del Bundeswehr. ¿Pero cuánto tiempo más pueden seguir diciendo que tales eventos son sólo casos “aislados”, sobre todo cuando las estadísticas revelan una tendencia ascendente en los incidentes violentos?

El tiempo lo dirá

Un documento que circula entre los círculos derechistas, amonesta a los conversos a mantenerse quietos, por ahora. Dicen que, “Ellos ni siquiera deben identificarse como nacionalistas. Deben unirse al ejército y a la policía, y asegurarse de adquirir conocimiento, especialización y habilidades”.

El tiempo dirá si hay miles más en el Bundeswehr que tengan simpatías derechistas y que hasta ahora han mantenido un perfil bajo. Mientras tanto, los incidentes violentos dentro del Bundeswehr continúan en aumento. Mientras ese número crezca y mientras la gente se acostumbre a ello, los reportajes acerca de nazis que están infiltrando el ejército alemán, se filtrarán a las últimas páginas de los periódicos, antes que finalmente desaparezcan por completo. Los reportajes podrán desaparecer, pero los nazis no. 

Continúa en Las antiguas raíces de Alemania (primera parte)

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