¿Podría un pánico en las criptomonedas estables desencadenar una crisis financiera?
Las criptomonedas estables (stablecoins), a diferencia de la mayoría de las criptomonedas, ofrecen mayor estabilidad al estar vinculadas al dólar estadounidense u otras monedas nacionales. Pero también conllevan un mayor riesgo para la estabilidad del sistema financiero mundial. Eso dicen Jim Rickards, autor de superventas del New York Times, el Banco Central Europeo (bce), el Fondo Monetario Internacional y algunos otros.
Si pone sus ahorros en bitcoin, puede que sufra pérdidas financieras debido a la volatilidad de su precio. Pero las stablecoins están diseñadas para mantener un valor fijo, lo que le permite redimirlas a un tipo de cambio predecible. Al mismo tiempo, puede usarlas para transacciones nacionales e internacionales con comerciantes que las acepten. También pueden servir como puerta de entrada a otras criptomonedas.
Algunos piensan que las stablecoins podrían reemplazar al dólar como moneda de reserva global. Pero algunos temen que la rápida adopción de las stablecoins pueda desencadenar una crisis global.
“Las stablecoins tienen el potencial de asegurar el dominio del dólar estadounidense a nivel internacional para aumentar el uso del dólar estadounidense digitalmente como moneda de reserva mundial y, en el proceso, crear potencialmente billones de dólares de demanda para los bonos del Tesoro de EE UU, lo que podría reducir las tasas de interés a largo plazo”, dijo David Sacks, asesor especial de la Casa Blanca para inteligencia artificial y criptomonedas, en una conferencia de prensa en febrero.
En octubre, la capitalización de mercado total de las stablecoins superó los 300 mil millones de dólares. Las stablecoins denominadas en dólares estadounidenses representan aproximadamente el 99% de todas las criptomonedas estables en circulación. A pesar de ser impresionante, esta cifra sigue siendo pequeña en comparación con las decenas de billones de dólares estadounidenses que se mueven por el sistema financiero mundial.
Pero algunos temen que la rápida adopción de las stablecoins pueda desencadenar una crisis global.
Rickards advirtió en un podcast del 22 de noviembre con GoldRepublic Global: “Creo que uno de los grandes peligros en el sistema monetario internacional hoy en día son en realidad las stablecoins. Para mí, eso es una bomba de tiempo esperando explotar. Pero sólo haría falta un fraude para iniciar un pánico en el mercado. Básicamente, una corrida bancaria”.
Una stablecoin sólo vale, digamos un dólar, porque alguien promete pagarle un dólar. Si no cumplen con su promesa o se quedan sin dólares, es posible que no le paguen.
El bce advirtió en noviembre: “Una corrida sobre estas stablecoins podría desencadenar una venta masiva de sus activos de reserva, lo que podría afectar el funcionamiento de los mercados de bonos del Tesoro de Estados Unidos”.
El Fondo Monetario Internacional advirtió en el Informe de Estabilidad Financiera Global de octubre de 2025: “Posibles corridas sobre las stablecoins también podrían generar ventas forzadas de activos de reserva, potencialmente perturbando el funcionamiento del mercado”.
Si la gente pierde la confianza en las stablecoins, quienes tienen estas monedas podrían lanzarse a redimirlas por dinero en efectivo. Rickards advirtió: “Llegará el momento en que las personas quieran su dinero de vuelta. La mejor definición de una crisis financiera que yo he escuchado es que todos quieren su dinero de vuelta”.
Las compañías que más comúnmente emiten stablecoins son empresas privadas como Tether y Circle. La mayoría de las veces, clientes compran stablecoins con dólares estadounidenses, y las entidades que las emiten suelen invertir esos dólares en bonos del Tesoro de EE UU, considerados como las inversiones más seguras. Por lo tanto, las stablecoins incrementan la demanda de los bonos del Tesoro, y así ayudan al gobierno de EE UU a financiar su deuda.
Sin embargo, las empresas que emiten stablecoins también pueden mantener sus fondos en otros activos de reserva considerados menos seguros pero más lucrativos. Según el bce, la “liquidez de estas reservas” es cuestionable: Si muchos poseedores de stablecoins quieren su dinero de inmediato, puede que eso no sea posible. Si se corre la voz de que alguien no puede canjear sus stablecoins, el miedo podría desencadenar que otros también quisieran recuperar su dinero. Rickards dio otro ejemplo:
Los patrocinadores ganan mucho dinero y el usuario obtiene una moneda valiosa que puede usar para comprar bitcoin. Entonces, ¿por qué digo que esta es quizás la mayor amenaza para el sistema monetario internacional? (…) No hay auditorías. Realmente no hay rendición de cuentas. Entonces, ¿podría un patrocinador tomar el dinero en mi ejemplo y simplemente robarlo? La respuesta es sí. ¿Ha sucedido eso ya? No. Pero la naturaleza humana siendo lo que es, sucederá tarde o temprano. (…)
Quiero recuperar mi dólar porque este tipo de aquí era un fraude y no sé quién más lo es. Y no hay transparencia. No hay auditorías y así sucesivamente. Entonces, ¿qué sucede entonces? Pues bien, el patrocinador, si quiere cumplir su promesa, se encuentra en la situación de tener que vender bonos del Tesoro, en mi ejemplo, para obtener los dólares necesarios para pagarle a la gente que está redimiendo sus stablecoins.
¿Y qué pasaría si estos emisores tuvieran que vender bonos del Tesoro valorados en cientos de miles de millones de dólares? Esto es imposible, como explicó Rickards:
Todos dependen de este mercado de bonos del Tesoro para mantener las ruedas en movimiento. Y en el momento en que haya un problema, y garantizo que habrá un problema, (…) hay pánico y todos quieren su dinero. De repente, uno se encuentra rápidamente de que el mercado de bonos del Tesoro no es lo suficientemente grande o no tiene la liquidez suficiente para devolverle a todos su dinero, y entonces se entra en una situación de quiebra catastrófica.
Las stablecoins son una pequeña parte del sistema financiero más grande; pueden verse como un solo dominó en una cadena mucho más grande. Si solamente cae una ficha de dominó y alguien interviene, el resto podría permanecer de pie. Pero si varias fichas de dominó cayeran desde diferentes esquinas, una crisis más generalizada podría ser inevitable.
Las personas que necesitan efectivo para sus proyectos deben obtenerlo de algún lugar. Esta demanda de liquidez podría desencadenar no sólo un pánico en las stablecoins, sino también en otras inversiones, y ejercer presión sobre los bancos, lo que podría provocar una tensión financiera más amplia.
Es posible que en un sistema financiero sano esto no sea un problema. Pero en un sistema ya estirado más allá de su límite, cualquier tensión adicional puede hacer que estalle.
Rickards es uno de los pocos que está sonando la alarma. Europa está observando los problemas financieros de Estados Unidos con gran preocupación, y nosotros también deberíamos hacerlo.
El difunto Herbert W. Armstrong profetizó durante décadas que Estados Unidos sufriría una crisis financiera cataclísmica.
La deuda de EE UU se acerca a los $40 billones, y su capacidad para mantener esa deuda está disminuyendo, pero muchos aún descartan la advertencia. Creen que el sistema es demasiado grande para fracasar.
El Sr. Armstrong vio más allá de la complejidad del sistema. Advirtió que EE UU ha perdido su confianza en Dios, a pesar de lo que pueda afirmar el billete de un dólar. Esto, junto con el profetizado ascenso de un imperio europeo unido, lo llevó a escribir en 1984 que una crisis bancaria en EE UU “podría desencadenar repentinamente la unión de las naciones europeas y convertirlas en una nueva potencia mundial, más grande que la Unión Soviética o EE UU”.
Apocalipsis 17 revela que los líderes de Europa se unirán justo antes del regreso de Jesucristo (versículos 12-14). Se profetiza que este imperio europeo asediará económicamente a Estados Unidos (Deuteronomio 28:52). Esto significa que Europa se desconectará del sistema financiero de Estados Unidos y se unirá a otras naciones.
Una crisis financiera en Estados Unidos podría desencadenar estos eventos. Para una explicación detallada, lea el artículo del redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, titulado “Una crisis financiera es inminente”.
