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No acepte regalos de terroristas

GARY DORNING/TROMPETA/GETTY IMAGES

No acepte regalos de terroristas

El presidente Trump está cometiendo un error mortal.

Cómo respondería si le regalaran un magnífico avión, un Boeing 747 valorado en 400 millones de dólares? ¿Y si se lo dieron los terroristas ?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aceptado de los líderes de Catar un avión de lujo para servir como el Air Force One. El avión es tan lujoso que algunos lo apodan “palacio volador”. El presidente piensa que es un regalo maravilloso y no ve nada malo en aceptarlo.

¿Cree que los líderes cataríes ofrecieron al presidente Trump ese jet porque lo aman? Lo están adulando.

Evite asesinos y mentirosos

Los cataríes están conectados con muchos altos oficiales de la administración Trump (“En el bolsillo de Catar”). También es bien sabido que patrocinan el terrorismo desde hace mucho tiempo. Financiaron a Al Qaeda durante años. Apoyan a la Hermandad Musulmana. Financian a Hamás, los carniceros de Israel del 7 de octubre de 2023. ¡Están aliados con asesinos y violadores! Y envían miles de millones de dólares a universidades estadounidenses para convertir a los estudiantes en discípulos de Hamás.

Los cataríes no ofrecen un avión a Trump porque lo aman. Lo odian y todo lo que representa. Estos musulmanes quieren que todos sirvan a su dios a su manera, ¡y utilizan la fuerza para lograrlo! ¡Quieren apoderarse de EE UU y matar a los no creyentes!

¿Por qué el presidente Trump se está acercando a ellos? Parece que ahora negocia con cualquiera. En muchos sentidos, está cediendo.

La ley de Dios tiene esta sabiduría para los que están en el liderazgo: “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos” (Deuteronomio 16:19). ¿No diría usted que los ojos del presidente están siendo cegados por este regalo?

La Constitución de EE UU prohíbe a los titulares de cargos federales aceptar “cualquier regalo, emolumento, cargo o título” de gobiernos extranjeros sin el consentimiento del Congreso. Los autores de la Constitución conocían la Biblia. Muchas de las leyes de nuestra nación impiden que el presidente, los congresistas, los jueces y otros empleados federales acepten regalos. Pero como Catar está dando este avión al gobierno, elude esta restricción. Cuando se ignora esta sabiduría divina, el juicio se pervierte, ¡y crea graves problemas!

Herbert W. Armstrong fue un “embajador para la paz mundial” no oficial. Hizo una gran obra en Oriente Medio y se reunió con muchos primeros ministros israelíes y otros líderes judíos. También mantenía estrechas relaciones con ciertos líderes musulmanes como el presidente Anwar Sadat de Egipto y el rey Hussein de Jordania, y trabajó para facilitar algún tipo de paz entre esas partes. (Solicite nuestro folleto gratuito A Warm Friend of Israel [Un cálido amigo de Israel; disponible en inglés], sobre la obra del Sr. Armstrong).

En septiembre de 1982, el líder palestino Yasser Arafat invitó al Sr. Armstrong a una reunión. El Sr. Armstrong escribió en una carta a sus colaboradores: “Me negué a verlo o a permitir que uno de mis ayudantes lo viera en mi lugar.” Llamó a Arafat un “líder terrorista” y ¡no tendría nada que ver con él! Dijo que nunca, jamás se sentaría a hablar con un terrorista. Se lo dijo al mundo, ¡y con fuerza!

¡Esa es la única política sólida cuando se trata de terroristas!

Dios advierte: “No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa” (Proverbios 4:14-15). El rey David escribió: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado. (…) No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos” (Salmo 1:1; Salmo 101:7).

Estos terroristas también son mentirosos que adularán y dirán lo que sea conveniente para lograr sus objetivos. Proverbios 17:4 advierte: “El malo está atento al labio inicuo…”. ¡No debemos tener nada que ver con gente así!

Jesucristo advirtió sobre gente que sigue al diablo, quien “ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8:44). Cuando la gente sigue a Satanás, él los lleva al asesinato y al engaño. ¿Es prudente intentar negociar con el diablo?

Excluyendo a Israel

La cosa empeora: en su viaje a Oriente Medio en mayo, el presidente Trump visitó Catar, así como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Pero se saltó a propósito la visita a Israel y al primer ministro Benjamin Netanyahu.

Netanyahu sabe lo que son los cataríes. Está intentando que el presidente Trump lo vea, pero no ha funcionado. Trump (y su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff) siguen acercándose a estos malvados y, al mismo tiempo, ¡ignorando a Netanyahu y al Estado judío, el único socio real de EE UU en Oriente Medio! ¿Qué le pasa? Los israelíes son las víctimas de los terroristas; sin embargo, ¡son ellos, y no los terroristas, a quienes empujan a un lado! ¡Eso es una locura!

Esto es malvado. Y abrirse al mal lo conduce a uno a cosas cada vez peores. La profecía bíblica muestra específicamente lo que está por venir.

El Salmo 83 profetiza de una alianza de naciones de Oriente Medio que trabajará con Europa para atacar, destruir y matar. Y sus víctimas serán los pueblos de Israel: Intentarán ¡borrar el nombre de Israel!

Algunas de las naciones que el presidente Trump y sus enviados han visitado son naciones que, según esta profecía, causarán tal destrucción.

Cooperar con terroristas y ­mezclarse con el mal también tendrá otra consecuencia: poner a un líder muy malvado en contacto con el presidente Trump.

Un consejero espiritual malvado

Satanás es muy real. Quiere que el presidente Trump coopere con terroristas. Y quiere que escuche a alguien a quien está guiando directamente hacia otros tipos de maldad.

Amos 7:7-9 profetiza sobre un tipo de Jeroboam ii del antiguo Israel en el tiempo del fin. El presidente Trump cumple este papel moderno. ¡La profecía dice que Dios enviará la espada contra su casa!

El versículo 10 muestra que este “rey” moderno tiene un consejero espiritual. He escrito antes sobre cómo este “Amasías” es un hombre malvado y destructivo que lucha contra el profeta de Dios y el mensaje de Dios (vea mi artículo “¿Está la Corte Suprema de EE UU en la profecía de la Biblia?”). Sin embargo, este sacerdote sirve a Jeroboam. ¡Qué inquietante que el líder de EE UU se deje aconsejar por un hombre así!

Dios salvó a EE UU del sabotaje y la destrucción de Obama “por mano de Jeroboam” (2 Reyes 14:26-27). Dios ha salvado a EE UU de fuerzas muy malignas, temporalmente, a través de Donald Trump. Cuando un asesino le disparó, Dios salvó a Donald Trump, ¡literalmente! Sin embargo, estas profecías dicen que el presidente será aconsejado por un destructor, un hombre malvado poseído por Satanás el diablo.

¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo llegará un hombre así a dirigir espiritualmente al Presidente Trump? ¿De dónde viene Amasías? En Amós 7, aparece de repente, no dice cómo llega.

Le diré cómo llega allí: llega allí porque estas personas ¡están cooperando con los terroristas y cediendo ante ellos! Ese tipo de actividad le da a Satanás una puerta abierta.

La aceptación de Trump de ese avión va en esta dirección. Los cataríes están regalando un avión a un hombre que saben que es vulnerable y está cediendo. ¡Cuando usted hace cosas así, Satanás no le dejará salir impune! No existe una conexión directa entre los cataríes y este moderno Amasías, pero el diablo está detrás de ambos. Trump ha abierto la puerta y está invitando a la influencia satánica, de eso se trata.

Al final, un hombre poseído por Satanás se pondrá justo ahí con Jeroboam. Satanás se insinuará en medio de esa administración.

Es trágico y triste. Pero el presidente Trump se lo está buscando. ¡Las decisiones que está tomando están encaminando hacia esta relación con el malvado Amasías!

Alguien debe advertir al presidente de las horribles consecuencias de tales decisiones. ¡Alguien tiene que decirle la verdad!