Reciba nuestro boletín gratis

24443

ALEX WONG/GETTY IMAGES

Moratoria de desalojo: Toma de poder comunista

‘El control de los alquileres parece ser la técnica más eficaz que se conoce actualmente para destruir una ciudad, a excepción de los bombardeos’.

Joe Biden está esencialmente confiscando las propiedades de sus dueños legales. El 4 de agosto, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Biden extendieron una moratoria a los desalojos. Si un inquilino se niega a pagar su alquiler, este decreto establece que el propietario de la vivienda no puede desalojarlo, incluso si el propietario necesita ese dinero del alquiler para pagar su propia hipoteca. La moratoria original de los desahucios fue impuesta por el Congreso el año pasado como parte de una ley que intentaba suavizar algunos de los efectos del desempleo récord debido a los cierres impuestos por el gobierno. Ahora, los empleos abundan, por lo que esta medida no es necesaria. Y lo más importante es que Biden y los burócratas de los cdc no tienen ninguna autoridad constitucional para hacer esto. Entonces, ¿por qué la están imponiendo?

Biden y la izquierda radical están consolidando su poder. Están debilitando y llevando a la bancarrota a la clase media de Estados Unidos, agravando las divisiones de nuestra sociedad, y alejándonos del Estado de derecho y acercándonos al dominio de quienquiera que tome el poder.

La moratoria de desalojo original era una violación de los derechos de propiedad privada y, por lo tanto, inconstitucional. Pero al menos tenía un barniz de legitimidad, ya que no fue aplicada por la burocracia del poder ejecutivo, sino mediante una ley aprobada por los representantes del pueblo estadounidense en el Congreso. Fue impugnada hasta la Corte Suprema, pero el juez Brett Kavanaugh se puso débilmente del lado del presidente de la Corte Suprema, John Roberts, y de los otros tres liberales para defenderla. Intentó abarcar terreno legal al decir que no volvería a respaldar la moratoria después de que venciera el 31 de julio a menos que estuviera en una ley aprobada por el Congreso. Ahora a la Corte le toca ver cómo Biden y los que están detrás de él destrozan el Estado de derecho aún más.

¡Los izquierdistas radicales están sustituyendo el imperio de la ley por el imperio de su voluntad! Anthony Fauci es la ciencia, y los demócratas radicales son la ley.

Incluso el periódico izquierdista Washington Post admite que esta moratoria de desalojo es ilegal. Biden sabe que él y la burocracia federal están acaparando poderes que la Constitución no les otorga. Lo admitió en una conferencia de prensa, diciendo: “La mayoría de los académicos constitucionales dicen que no es probable que pase el escrutinio constitucional. Pero hay varios académicos clave que piensan que sí puede y que vale la pena el esfuerzo. (…) Como mínimo, en el momento en que se litigue, probablemente dará algo de tiempo adicional mientras conseguimos que esos 45.000 millones de dólares lleguen a la gente que, de hecho, está atrasada en el pago de la renta y no tiene el dinero”.

¡Qué declaración! Este es el hombre en la Casa Blanca admitiendo públicamente que gobierna de manera que probablemente viola la Constitución, pero continúa haciéndolo mientras pueda salirse con la suya antes de que los tribunales puedan emitir un fallo oficial.

Usted vive ahora en unos Estados Unidos en los que un presidente de dudosa legitimidad ha decretado una Ley de alojamiento moderna que le obliga a pagar las facturas de otras personas que se niegan a pagar, aunque esto le lleve a usted la quiebra. Si los radicales pueden violar este principio constitucional, ¿qué principio está fuera de los límites? Cuando no se puede apelar a la ley suprema del país, sólo queda apelar a la voluntad de los tiranos.

Hay que preguntarse: ¿Qué es lo que sigue? ¿Se hartará de repente esta administración de destruir la Constitución y el Estado de derecho y empezará a reconstruirlo de nuevo? ¿Empezará de repente a renunciar al poder del que se ha apoderado y lo devolverá al pueblo? ¿Respetará de repente los derechos de los individuos, como los pequeños propietarios a los que está llevando a la quiebra? ¿O tiene la vista puesta en los últimos principios constitucionales que quedan intactos?

La respuesta se puede ver en los progresistas de izquierda radical del Partido Demócrata que impulsaron esta extensión específica de la moratoria. La diputada de Mississippi Cori Bush, miembro del llamado “escuadrón” de la diputada Alexandria Ocasio-Cortez, organizó una protesta en la escalinata del Capitolio de Estados Unidos para presionar a Biden para que ampliara la moratoria. Esta maniobra y otras presiones parecen haber funcionado.

Biden, un político de 48 años de carrera y ex vicepresidente, aprendió de su jefe, Barack Hussein Obama, el siguiente nivel de violación constitucional. Como presidente, Barack Obama violó regularmente la Constitución. Se apoderó regularmente de un poder que nuestra ley no le otorgaba. Abusó de su poder en el escándalo de Rápido y Furioso (cuando el gobierno contrabandeó intencionalmente armas de fuego a los cárteles de la droga). Decretó que no aplicaría partes de la ley de inmigración que no le gustaban. Impuso el Obamacare. Llevó a cabo una vigilancia masiva e ilegal. Nombró a burócratas federales sin la aprobación del Congreso. Envió a militares a Libia sin consultar al Congreso. Su Departamento de Justicia presentó una justificación para matar a ciudadanos de Estados Unidos con ataques de drones. Violó la libertad de expresión, la libertad de prensa, el debido proceso y otros derechos constitucionales de los estadounidenses.

Cuando el presidente Obama quiso hacer algo inconstitucional, simplemente lo hizo. No se preocupó por las consecuencias. Hizo tantas cosas descaradamente inconstitucionales durante su presidencia que la Corte Suprema —incluso con cuatro jueces de izquierda— unánimemente dictó en contra de su administración 44 veces, mucho más que cualquier otro presidente en la historia. Sin embargo, siguió presionando. Y ahora sigue presionando, a través de su antiguo vicepresidente.

Prácticamente todos los académicos constitucionales dicen que el gobierno no puede obligar a la gente a dejar que los inquilinos vivan en sus tierras de forma gratuita, pero la representante Bush durmió frente al Capitolio con una bolsa de Doritos como una vagabunda durante cuatro noches, así que Biden le dio instrucciones a los cdc para que extendieran la moratoria. Todo esto es puro teatro para convencer a los estadounidenses de que renuncien a sus derechos de propiedad privada.

Resulta chocante lo descarada que se ha vuelto la administración de Biden. No hace mucho, los demócratas todavía intentaban encontrar algún pretexto para justificar sus tomas de poder inconstitucionales. Pero con esta extensión de moratoria de desalojos, están declarando abiertamente que es inconstitucional y que no les importa. “La moratoria de desalojos es una de las noticias más importantes de los cierres por la covid-19, pero también una de las noticias con menos cobertura, en parte porque sus efectos son tan difusos y en parte porque la izquierda no quiere llamar la atención indebidamente sobre su evisceración de los derechos de propiedad bajo el disfraz de la salud pública”, escribió John Daniel Davidson en el Federalist. “Pero la forma en que todo esto ha ocurrido ilustra una realidad profundamente inquietante sobre los demócratas que dirigen la gestión de la pandemia en Washington: no tienen ley, y a medida que la pandemia se alarga, se están volviendo más audaces al respecto. (...) A estas alturas debería estar claro que, sea lo que sea que constriña a la administración Biden y a los demócratas en el Congreso, no es la ley. La ley, por ahora, es lo que ellos digan que es”.

Mientras la moratoria de desalojo esté en vigor, el gobierno controla quién puede vivir en propiedad privada. La representante Bush afirma que el gobierno debe hacer esto para ayudar a los pobres, pero esto sólo hará que incremente el número de pobres destrozando a cientos de miles o millones de propietarios de clase media. La Institución Brookings estima que “el 40% de las unidades de propiedad residencial pertenecen a inversionistas particulares. Entre los propietarios de inmuebles residenciales de inversión, aproximadamente un tercio pertenecen a hogares con ingresos bajos o moderados; los ingresos procedentes del alquiler constituyen hasta el 20% del total de sus ingresos familiares”. Los grandes propietarios de Estados Unidos, como Bill Gates, podrán soportar esta moratoria y tal vez incluso beneficiarse de las pérdidas de los pequeños propietarios “familiares”.

El economista sueco Assar Lindbeck en una ocasión escribió: “En muchos casos, el control de los alquileres parece ser la técnica más eficaz que se conoce actualmente para destruir una ciudad, a excepción de los bombardeos”. Cuando se deja que la gente viva en un lugar por debajo del precio del mercado, la construcción de nuevas viviendas se detiene, comienza la escasez de viviendas y los problemas sociales empeoran.

Los demócratas se enorgullecen de ser el partido de los pobres, por lo que ahora están haciendo todo lo posible para eliminar a la gente de clase media, que no los necesitan tanto, y multiplicar el número de pobres. Estados Unidos está llegando a parecerse a una dictadura comunista, en la que una pequeña camarilla de planificadores centrales ricos toma decisiones por las masas empobrecidas que dependen de su voluntad.

“En realidad, el Partido Comunista no es un mero partido político en el sentido en que los estadounidenses conciben el término”, escribió en 1962 el fallecido redactor jefe de La Pura Verdad, Hebert W. Armstrong. “Es una dictadura despiadada y totalitaria. Está dirigida con poder absoluto por unos pocos hombres en la cima, ¡todos los cuales están completamente subordinados a un solo hombre que es un dictador absoluto! Se supone que esta dictadura de un solo hombre es necesaria porque hay tantas interpretaciones distintas de la filosofía marxista. Por lo tanto, para evitar la división, deben tener un intérprete supremo”.

En la universidad, Barack Obama fue un marxista declarado. Su administración intentó gobernar lo más posible a Estados Unidos como una dictadura comunista. Ahora su vicepresidente está continuando su labor intentando destruir a los terratenientes de clase media y crear una enorme clase baja completamente dependiente del gobierno.

Este tipo de aflicción amarga sobre Estados Unidos está de hecho profetizada en la Biblia. En 2 Reyes 14:26-27 dice: “Porque [el Eterno] miró la muy amarga aflicción de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; y [el Eterno] no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás”.

Cualquiera que sabe algo sobre historia, política o economía puede ver que Estados Unidos se encuentra hoy en una amarga aflicción, pero para ver cómo estos versículos son en realidad una profecía en la que Dios salvará a Estados Unidos —temporalmente— por la mano de una figura parecida a Jeroboam, por favor lea “Qué pasará después de que Trump recupere el poder”, por el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry. 


Boletín, AD