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Christof Stache/AFP/Getty Images

Las antiguas raíces de Alemania (tercera parte)

Alemania y el Sacro Imperio Romano: capitulo dos

Continuación de Las antiguas raíces de Alemania (segunda parte)

Los feroces asirios

Virtualmente todo historiador llama la atención hacia la naturaleza bélica del pueblo asirio. James McCabe, autor de Historia del Mundo, dice que los asirios eran una “raza feroz, traicionera, que se deleitaba en los peligros de la caza y la guerra. Las tropas asirias estaban notablemente entre las más formidables de los guerreros antiguos (…). Ellos nunca mantuvieron un pacto cuando era de su interés romper los tratados, y eran vistos bajo sospecha por sus vecinos a consecuencia de esta característica (…). En la organización y el equipamiento de sus tropas, y en su sistema de ataque y defensa y su método de reducir a los lugares fortificados, los asirios manifestaron una superioridad sobre las naciones por las cuales estaban rodeados”.

El Dr. Herman Hoeh, historiador y autor de Compendio de Historia Mundial, escribió que, “La antigua Asiria fue el más grande poder bélico en toda la historia” (La Pura Verdad, enero 1963).

James Hastings escribió que, “Los asirios de tiempos históricos eran más robustos, belicosos y ‘feroces’ que los apacibles artesanos babilónicos. Esto puede haber sido debido a la influencia del clima y la guerra incesante; pero podría también indicar una raza diferente (). Toda la organización del Estado era esencialmente militar” (Artículo: “Asiria y Babilonia”, del Diccionario de la Biblia).

Leonard Catrell, en Yunque de la Civilización, escribió: “En todos los anales de la conquista humana, es difícil encontrar a algún pueblo más dedicado al derramamiento de sangre y muertes que los asirios. Su ferocidad y crueldad tienen pocos paralelos, salvo en los tiempos modernos”. Es interesante que Catrell pueda comparar su ferocidad sólo con aquellos “en los tiempos modernos”. Muchos admitirían que en el siglo xx los alemanes estuvieron dedicados a derramar mucha sangre.

Después de 800 a. C., Asiria estaba en posición y lista para tomar al mundo por asalto. Su resurgimiento pronto entraría en conflicto frente a frente con los poderosos israelitas.

En su Compendio el Dr. Hoeh escribió que, “En 745 a. C. una nueva dinastía ocupaba el trono asirio en Nínive. Comenzó con Tiglath-pileser III. Esta dinastía existió hasta el colapso de Asiria en 612 a. C.” (Volumen 1).

La Enciclopedia Británica coincide con la sinopsis del Dr. Hoeh: “Bajo Tiglath-pileser III se levantó el segundo imperio asirio, que se diferenció del primero en su mayor consolidación. Por primera vez en la historia la idea de la centralización fue introducida en la política (…). Las fuerzas asirias se convirtieron en un ejército vigente que, debido a sucesivos progresos y cuidadosa disciplina, fue amoldado en una máquina bélica irresistible, y la política de Asiria se dirigió hacia el único objetivo de reducir a todo el mundo civilizado a un único imperio, y por consiguiente traer todo su comercio y riqueza a manos asirias” (“Babilonia y Asiria”, 11ª ed.). A estas alturas usted debería estar notando algunas semejanzas definidas entre la antigua Asiria y la moderna Alemania, que ha empujado al mundo actual a dos grandes guerras, intentando crear un sólo imperio. Más adelante diremos más sobre esto. 

Continúa en Las antiguas raíces de Alemania (cuarta parte)

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