
MATAN GOLAN/Middle East Images/AFP via Getty Images
Israel contra Irán: un preludio de las guerras del futuro
En los últimos días, los cielos de Israel se han transformado en una zona de guerra. Mientras las sirenas de advertencia suenan a través de las ciudades, las familias se apresuran a buscar refugio. Otros, confiando en las defensas aéreas de Israel, observan el asalto. Uno a uno, se han interceptado cientos de misiles iraníes mortales y drones, o se ha permitido que impacten en zonas despobladas. Pero algunos de los misiles balísticos han penetrado el sistema de defensa, estrellándose contra edificios, matando a docenas e hiriendo a cientos.
En la Batalla de Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, los bombarderos alemanes sufrieron un gran número de bajas. Pero en el ataque de Irán contra Israel, se trató de una guerra de máquinas: misiles y aviones no tripulados en contra de interceptores. Las víctimas humanas sólo ocurrieron cuando las defensas fueron penetradas. Las defensas aéreas de Israel han demostrado ser superiores a los ataques y las víctimas mortales han sido limitadas debido al ataque preventivo de Israel contra Irán del 13 de junio.
A primera hora del martes por la mañana, Israel atacó docenas de sitios militares iraníes con el objetivo, según dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu, de “frustrar la amenaza nuclear y de misiles balísticos del régimen islámico”.
Para lograr esta hazaña, Israel habría utilizado 200 cazas F-35I Adir para realizar ataques aéreos de precisión. También utilizó “drones cuadricópteros portadores de explosivos, cohetes y otros equipos sofisticados situados dentro de Irán para ataques de precisión contra científicos nucleares iraníes, líderes militares, baterías antiaéreas y misiles superficie-superficie”, informó el Times of Israel.
Las fuerzas israelíes también habían establecido una base secreta de drones dentro de Irán. Introdujeron de contrabando drones de ataque en Irán utilizando diversos medios, incluyendo camiones, contenedores de transporte e incluso maletas, informó el domingo el Wall Street Journal, citando fuentes familiarizadas con la operación del Mossad.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, el general de brigada Effie Defrin, anunció el lunes que la Fuerza Aérea había destruido con éxito un tercio de los lanzadores de misiles balísticos de Irán, 120 en total. Sin este ataque preventivo, Irán podría haber disparado docenas de misiles más cada día, abrumando potencialmente el sistema de defensa de Israel y causando cientos de muertes.
Uno sólo puede imaginarse la destrucción total que podría haber logrado Irán si hubiera enriquecido suficiente uranio para equipar sus misiles con armas nucleares. Si tan sólo uno hubiera penetrado las defensas aéreas de Israel, las bajas no habrían sido de docenas o cientos, sino de cientos de miles.
La ofensiva iraní habría sido catastrófica si el régimen hubiera logrado lo que Israel acaba de hacer. Después de sólo cuatro días de ataques de precisión dirigidos contra las defensas aéreas y los sistemas de misiles iraníes, Israel proclamó que poseía superioridad aérea sobre Teherán, dejando la capital iraní expuesta y vulnerable. Si Irán hubiera ejecutado semejante golpe maestro, las ciudades israelíes habrían quedado a merced del régimen iraní que ha jurado aniquilarlas. Israel habría dejado de existir.
Guerras del futuro
Con cerca de 90 millones de habitantes y una superficie de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, Irán parece a primera vista ser el enemigo superior en comparación con los 9 millones de habitantes de Israel y sus 22.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, Irán ha sufrido durante años sanciones críticas que han limitado sus innovaciones militares y han dejado a su economía en apuros, mientras que Israel dispone de los mejores sistemas occidentales y de sus propias innovaciones.
Israel, sin duda, es la fuerza militar superior en este conflicto. Sin embargo, a diferencia de Irán, no busca causar bajas masivas. Si así fuera, los acontecimientos de los últimos días habrían sido muy diferentes.
Imagínese por un momento la fuerza destructiva que sería Israel si contara con la voluntad destructiva de Irán. Después de eliminar las defensas aéreas iraníes, hubiera continuado el ataque con una descarga de misiles impactando profundamente las ciudades iraníes, matando a miles de personas y sumiendo a la nación en un caos total. Hubiera utilizado sus cazas, submarinos y misiles balísticos para disparar bombas nucleares sobre la capital de Irán y otros centros importantes. En cuestión de días, Irán habría quedado totalmente devastado e Israel no temería represalias.
Ahora combine el reciente éxito militar de Israel con algo que vimos el 1 de junio cuando Ucrania atacó a Rusia. Bajo el nombre en clave “Tela de araña”, Ucrania ejecutó un importante ataque con drones que tuvo como objetivo varias bases aéreas en lo más profundo del territorio ruso. Se trataba de 117 drones con visión en primera persona ocultos en cabinas móviles de madera en camiones con techo operado a distancia. Los drones fueron lanzados cerca de aeródromos rusos tan adentrados en el territorio como Siberia y el Ártico, alcanzando aviones estratégicos diseñados para transportar bombas nucleares rusas. Con ayuda de la inteligencia artificial, los aviones no tripulados atacaron zonas para causar el mayor daño posible, como pilones de armas que transportaban misiles de crucero y depósitos de combustible sobre las alas, escribió el Kyiv Post el 2 de junio. Ucrania afirmó haber dañado o destruido 41 aviones y degradado el 34% de los portadores de misiles de crucero estratégicos rusos, causando daños por valor de 7.000 millones de dólares.
Ahora, en vez de 100 drones ucranianos, considere 100.000 drones, o incluso un millón, desplegados a través de un país desprevenido en camiones, barcos contenedores, depósitos de almacenamiento, almacenes y centros de distribución. Una vez activados, podrían atacar no sólo bases aéreas militares, sino que en cuestión de minutos podrían impactar contra sitios de radar, redes eléctricas, ciudades, individuos involucrados en la toma de decisiones, desde el rango más bajo hasta los jefes de Estado y de gobierno. Imagínese al más diminuto de los drones con el más diminuto de los explosivos dirigiéndose contra seres humanos vulnerables. Imagínese drones de tamaño medio portando pequeñas armas nucleares para destruir bases militares, mientras que los drones submarinos atacan submarinos, buques de guerra, portaaviones y embarcaciones civiles.
Ahora imagínese el ataque combinado con un ciberataque a gran escala que no solamente paraliza las defensas de la nación sino que provoca que los vehículos autónomos, los drones civiles y la maquinaria automatizada se inmovilicen.
El caos que estallaría convertiría a la nación en un blanco fácil para un ataque militar convencional y una invasión terrestre.
Sin miedo a represalias
“Cuando la primera bomba atómica cayó sobre Japón, el mundo cambió”, escribió el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en “La IA y el fin de la ‘destrucción mutua asegurada” en febrero de 2024. “Por primera vez, la humanidad tenía la capacidad de borrar naciones enteras e incluso a la propia humanidad. Desde entonces, aunque se han probado docenas de armas mucho más destructivas, nunca se han utilizado en la guerra. ¿Por qué? No fue por amor al prójimo. Fue el miedo a la ‘destrucción mutua asegurada’: la probabilidad de que un ataque nuclear se topara con una represalia nuclear”.
Incluso sin armas nucleares, el miedo a las represalias ha detenido innumerables guerras. Cuando la represalia puede significar la destrucción de la propia nación y de la propia vida, la disuasión es aún mayor.
Los últimos avances, concretamente en IA, están cuestionando esta seguridad con conclusiones aterradoras. Como escribió el Sr. Flurry:
Hace seis años, un documento de la corporación rand sugería que la inteligencia artificial podría poner fin a los fundamentos de la “destrucción mutua asegurada” para el año 2040. Con la velocidad a la que se ha desarrollado la IA en los últimos años, esto podría ocurrir mucho antes. (…)
Durante la Guerra Fría, los gobiernos razonaban que comenzar una guerra nuclear sería un suicidio. Ahora empiezan a verlo de otro modo. Piensan que si pueden estar un paso adelante de todos los demás con la IA, ¡podrán superar este principio que ha evitado las guerras nucleares! (…)
Un informe publicado en 2019 por la empresa Forrester Research concluyó que la mayoría de los responsables de la toma de decisiones en materia de ciberseguridad creen que la IA con fines ofensivos aumentará la escala y la velocidad de los ataques hasta un grado “que ningún ser humano puede concebir”. El informe concluye: “Estos ataques serán sigilosos e impredecibles de un modo que les permitirá eludir los enfoques de seguridad tradicionales que se basan en reglas y firmas y sólo hacen referencia a ataques históricos”.
Cinco años después, ¡lo que predijeron se ha hecho realidad!
Los futuros avances militares de la IA tienen un sinfín de implicaciones que ni siquiera podemos considerar ahora. Pero piense en lo que ocurriría si EE UU confiara en todos estos avances de inteligencia artificial pero luego hace un llamamiento a la batalla y no ocurre nada. ¡Podría ocurrir que una nación con capacidades tecnológicas inesperadamente superiores hubiera desactivado su ejército!
Los intentos de pronosticar los cambios militares que se avecinan sólo pueden rascar la superficie de un campo de batalla que está transformándose rápidamente. Sin embargo, la profecía bíblica revela los detalles más vitales y asombrosos. Como escribió el Sr. Flurry: “La profecía bíblica revela que una nación superará el miedo a la ‘destrucción mutua asegurada”.
Ezequiel 7:14 profetiza: “Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud”.
“En otras palabras”, escribió el Sr. Flurry, “¡los misiles, aviones y drones no volarán! Desde la década de 1990, he creído que esto podría referirse a los efectos de un ciberataque. Con los recientes avances en la IA, un ataque de este tipo resulta mucho más probable”.
El mayor ataque militar por sorpresa de todos está aún por llegar, y afectará a todos los habitantes de la Tierra. ¿Por qué? Porque la “ira” de Dios está sobre nosotros.
Dios está lleno de ira porque le hemos dado la espalda y nos negamos a escuchar Sus advertencias. En efecto, Dios se dispone a intervenir en los asuntos de los hombres. A menos que nuestro mundo se arrepienta, la humanidad sufrirá las terribles consecuencias de la desobediencia, como explica el Sr. Flurry en su libro gratuito Ezequiel: El profeta del tiempo final.