
emma moore/la trompeta
¿Funcionará el plan de defensa antimisiles de Trump?
La paz está en el aire, tanto con el Papa como con el Presidente estadounidense tratando de llevar la paz a Oriente Medio. ¿Podría el antiguo hervidero de Hezbolá lograr una paz duradera con los judíos?
¿Invencible Estados Unidos? Donald Trump anunció nuevos detalles de su plan de un escudo antimisiles “Cúpula Dorada” para interceptar los misiles que se dirijan a Estados Unidos. Pero no mantendrá a Estados Unidos a salvo.
El presidente Trump dijo que costaría 175.000 millones de dólares y que estaría operativo al final de su mandato, con una eficacia de casi el 100%.
“Una vez construida en su totalidad, la Cúpula Dorada será capaz de interceptar misiles aunque se lancen desde otras partes del mundo, e incluso si se lanzan desde el espacio”, afirmó. Una red de satélites detectaría y rastrearía los misiles. Se anunciaron pocos detalles más, pero en marzo, el jefe de operaciones espaciales, el general Chance Saltzman, dijo que querían interceptores de misiles en el espacio.
No veo ninguna posibilidad de que sea tan barato, tan preciso o se construya tan rápidamente como dice Trump. La defensa antimisiles es difícil: se trata de golpear un cohete con otro cohete. Estados Unidos lleva años trabajando en el sistema de Defensa Terrestre en Curso Medio (GMD, por sus siglas en inglés) para defenderse de Corea del Norte. Sin embargo, como escribieron Jaganath Sankaran, de la Universidad de Texas, y Steve Fetter, de la Universidad de Maryland, en 2022: “A pesar de dos décadas de esfuerzos dedicados y costosos, sin embargo, el sistema GMD sigue sin estar comprobado y sin ser fiable. No ha demostrado capacidad para derrotar las contramedidas relativamente sencillas y baratas que Corea del Norte puede desplegar. El sistema GMD ha sufrido retrasos persistentes, aumentos sustanciales de costos y repetidos fracasos del programa”. La Cúpula Dorada se basa en nuevas tecnologías y diferentes formas de golpear los misiles pero sigue siendo una tarea difícil.
Las cosas difíciles aún pueden merecer la pena, por supuesto. Hacer a Estados Unidos inmune a los ataques nucleares (Canadá ha hablado de sumarse) es audaz. Transformaría la política mundial: si EE UU puede atacar a China y luego bloquear un contragolpe chino, se acabó la era de la Destrucción Mutua Asegurada. Al depender tanto de medios basados en el espacio, también acelera la creación de un nuevo teatro de guerra en órbita.
La razón más importante por la que sabemos que no mantendrá a Estados Unidos a salvo se encuentra en Deuteronomio 28:52, donde Dios advierte que si la nación le desobedece “tus muros altos y fortificados en que tú confías” no la mantendrán a salvo. Dios no profetiza un declive y una caída gradual para Estados Unidos. Esos muros altos siguen ahí –la nación tiene una tecnología de defensa impresionante– pero no pueden proteger a una nación pecadora de la corrección de Dios a través de potencias extranjeras.
El regreso del rey de la deuda: 25.000 millones de dólares para la Cúpula Dorada es sólo una de las partidas del “grande y hermoso” proyecto de ley de gastos que el presidente Trump trató de convencer a los republicanos de que aprobaran el martes. Acudió al Capitolio mientras un puñado de resistentes republicanos bloqueaba su aprobación, exigiendo recortes en Medicaid para ayudar a poner bajo control el endeudamiento de Estados Unidos. Trump expresó su frustración en un lenguaje grosero, con un alto funcionario de la Casa Blanca diciendo que el presidente está “perdiendo la paciencia con todas las facciones que se resisten”. Al menos ocho republicanos han dicho que siguen en contra, suficientes para bloquear fácilmente su aprobación.
Como escribió Carol Wroth para Fox News:
Estados Unidos tiene un problema que pone los pelos de punta: su deuda. (…) Nuestro déficit se sitúa en niveles de guerra, en torno al doble del promedio histórico como porcentaje del PIB, y los intereses de la deuda han superado ya al gasto en defensa, lo que no es un indicador saludable para un país y su estabilidad fiscal.
Una causa principal de este problema es el Congreso y sus años de gasto excesivo imprudente. Por desgracia, está en sus manos arreglar el problema que ayudaron a crear.
Actualmente, el Congreso está trabajando en “una gran y hermosa propuesta legislativa” para abordar los impuestos y el gasto. Y lo que hemos visto hasta ahora sigue siendo demasiado grande y no aborda los temas críticos que nos ocupan. Francamente, la nueva propuesta legislativa necesita un “vacuna para los gordos” (el apelativo humorístico que el presidente Donald Trump utilizaba para los fármacos adelgazantes como el Ozempic). Y sin ella, sólo vamos a empujar a nuestro país más cerca de un precipicio fiscal.
Los billones de ahorros prometidos por la DOGE aún no se han materializado. Sin ellos, hay que recortar algo. Sin embargo, estamos viendo cómo el presidente Trump vuelve a su enfoque del “rey de la deuda”, para usar el título que él mismo se dio en 2016.
El redactor ejecutivo de la Trompeta, Stephen Flurry, publicó un artículo titulado “El rey de la deuda” en 2018, en el que advertía de que “¡... EE UU pedirá prestado cerca de mil billones de dólares cada año de ahora en adelante! Eso es algo astronómico”. En realidad, Estados Unidos ha pedido prestados más de 2 billones de dólares.
“Estados Unidos es adicto a la deuda”, escribió. “Estamos enganchados a ella como lo estamos a las drogas, y nadie se pone serio para conquistar esta adicción que destruye a la nación”.
Este nivel masivo de deuda es un fracaso moral y está destruyendo la nación.
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