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El virus de Obama

(POOL HOUNSFIELD/SAMSON/GAMMA-RAPHO/GETTY IMAGES)

El virus de Obama

El desarrollo de una pandemia, paso a paso

Están apareciendo más pruebas acerca de dónde y quién originó la covid-19. Y éstas apuntan a un individuo específico que hemos estado observando más que a casi nadie, y a un periodo de tiempo específico que definitivamente hemos estado observando más que ningún otro.

En su frenesí por dominar el ciclo de noticias a toda costa, los radicales dejan la lógica y la verdad para otro día. Pero la cantidad de hipocresía, mentiras y destrucción que están acumulando podría estar alcanzando una masa crítica. Pronto, la verdad sobre la covid-19 podría estallarles en la cara.

Todavía no vemos todo lo importante de la pandemia, pero este es el panorama que está saliendo a la luz, a pesar de los mejores esfuerzos de los medios de propaganda radicales. Veámoslo paso a paso.

La línea de tiempo

Sabemos que Estados Unidos estaba financiando la investigación de armas biológicas con el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (sars). El 17 de octubre de 2014, el gobierno de Obama suspendió la financiación debido al riesgo extremo de provocar una pandemia. Sin embargo, permitió una excepción para continuar la financiación si “la investigación es urgentemente necesaria para proteger la salud pública o la seguridad nacional”.

El ejército estadounidense aprovechó esta excepción y siguió financiando la investigación en Wuhan, China, donde se encuentra el único laboratorio de bioseguridad de nivel cuatro de China: el Instituto de Virología de Wuhan. En él se encuentra, entre otras cosas, una colección de coronavirus.

Mientras tanto, usted y yo nunca habíamos oído hablar del coronavirus, de los posibles patógenos pandémicos, de los mandatos de las mascarillas o de Anthony Fauci.

En 2016, un año electoral, la Junta Nacional de Asesoramiento Científico para la Bioseguridad del gobierno de EE UU estudió específicamente si la investigación debía continuar para mejorar los “potenciales patógenos pandémicos”. La junta informó que dicha investigación podría beneficiar a la salud pública, pero también acarreaba riesgos importantes, y recomendó un escrutinio adicional. Uno de los miembros de esta junta es el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci.

En noviembre de 2016, el estamento del gobierno federal se vio absolutamente sacudido por la inesperada elección de Donald J. Trump como 45º presidente de Estados Unidos. La línea de sucesión de los liberales y radicales de Barack Obama a Hillary Clinton fue destruida.

Esta victoria se produjo a pesar del hecho de que Obama, sus colaboradores del “Estado profundo” y los medios de propaganda trabajaron inconstitucional e ilegalmente para sabotear la campaña de Trump, para sabotear el equipo de transición de Trump y ¡para sabotear la administración de Trump incluso después de que se convirtiera en presidente! Tal vez el ejemplo más infame de esto fue la reunión en la Oficina Oval el 5 de enero de 2017, dos semanas antes de la toma de posesión de Trump. En la sala estaban el presidente Obama, el vicepresidente Joe Biden, el director de la Agencia Central de Inteligencia, John Brennan, el director del Buró Federal de Investigaciones, James Comey, el director de la Agencia de Seguridad Nacional, Michael Rogers, el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, y la vice fiscal general, Sally Yates.

Como dijo mi padre en su programa de La Llave de David del 11 de mayo de 2018, Obama y sus conspiradores en esta reunión estaban “tramando cómo podían derrocar la presidencia del Sr. Donald Trump”.

Entre bastidores, el equipo de Obama había estado trabajando duramente. No sabemos todo lo que estaban haciendo, pero sabemos que estaban utilizando medios falsos e ilegales para lanzar y prolongar una investigación sobre una acusación falsa de intromisión rusa en las elecciones; estaban entrampando al entrante Asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn; estaban atacando con un dosier asqueroso, sensacionalista y falso pagado por la campaña de Clinton; estaban ampliando los poderes de vigilancia de las agencias de espionaje; y estaban impulsando la peligrosa investigación de armas biológicas.

Cuatro días después de esa reunión, Obama reautorizó la financiación para la creación de armas biológicas de coronavirus sars. La autorización establecía que los investigadores que siguieran las directrices federales “satisfarán los requisitos para levantar la actual moratoria sobre ciertas investigaciones en ciencias de la vida que podrían mejorar la virulencia o transmisibilidad de un patógeno para producir un potencial patógeno pandémico”.

Como señaló el blog conservador Treehouse: “Esencialmente esta reautorización sólo fue el arranque de la financiación dentro de Estados Unidos porque la financiación para usar sars-CoV-2 como una arma nunca se detuvo realmente en 2014”.

El día después de la reautorización de Obama, un hombre involucrado en la financiación de posibles patógenos pandémicos, Anthony Fauci, dio un discurso en la Universidad de Georgetown. El tema era la preparación ante una pandemia. “Definitivamente nos sorprenderemos en los próximos años”, dijo él. “¿Y qué de las cosas en las que ni siquiera estamos pensando? Pase lo que pase, la historia nos ha dicho definitivamente que [los brotes] ocurrirán, porque [enfrentarse a] las enfermedades infecciosas es un reto perpetuo. No va a desaparecer. Lo que sabemos con confianza extraordinaria es que vamos a ver esto en los próximos años”.

Ganancia de función

Mientras tanto, científicos del gobierno estadounidense como Fauci siguieron colaborando con científicos comunistas chinos para diseñar posibles patógenos pandémicos. Y tenemos pruebas contundentes de que, en algún momento, lo consiguieron: un nuevo coronavirus (novedoso) adquirió funcionalidad.

El Dr. Steven Quay y Richard Mueller escribieron sobre cómo se logró esto probablemente en “The Science Suggests a Wuhan Lab Leak” [La ciencia sugiere una fuga en el laboratorio de Wuhan] para el Wall Street Journal el 6 de junio de este año:

Gran parte del debate público se ha centrado en pruebas circunstanciales: misteriosas enfermedades a finales de 2019; y el trabajo del laboratorio sobrecargando intencionalmente los virus para aumentar su letalidad (conocido como investigación de “ganancia de función”). El Partido Comunista Chino se ha mostrado reacio a entregar información relevante. Los informes basados en la inteligencia estadounidense han sugerido que el laboratorio colaboró en proyectos con el ejército chino.

Pero la razón más convincente para favorecer la hipótesis de la fuga en el laboratorio está firmemente basada en la ciencia. En particular, considere la huella genética del CoV-2, el coronavirus novedoso y responsable de la enfermedad covid-19.

En la investigación de ganancia de función, un microbiólogo puede aumentar enormemente la letalidad de un coronavirus empalmando una secuencia especial en su genoma en una ubicación privilegiada. Hacer esto no deja rastro de manipulación. Pero altera la proteína de espiga del virus, lo que facilita que éste inyecte material genético en la célula víctima. Desde 1992 se han realizado al menos 11 experimentos distintos añadiendo una secuencia especial en la misma ubicación. El resultado final ha sido siempre virus sobrealimentados. (…)

Como mínimo, este hecho —que el coronavirus, con todas sus posibilidades aleatorias, tomó la combinación rara y antinatural utilizada por los investigadores humanos— implica que la teoría principal sobre el origen del coronavirus debe ser una fuga del laboratorio.

Es casi seguro que esto es lo que ocurrió en Wuhan. Y enlaza con el burócrata del gobierno que ayudó a financiar el laboratorio: el Dr. Fauci.

Entonces llegamos a noviembre de 2019. Una enfermedad misteriosa golpea a un residente de 55 años en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, o en sus alrededores. El individuo se convierte en el primer caso confirmado de la covid-19. Y luego se propaga.

Mientras las infecciones virales se propagaron en Wuhan, muchos preguntaron inmediatamente por el Instituto de Virología de Wuhan. Uno de ellos fue el presidente Trump. Los políticos y periodistas liberales reaccionaron con un montón de acusaciones diciendo que creer esto no era científico, que era una teoría de la conspiración y, por supuesto, que era racista.

Además de las claras pruebas genéticas de que la covid-19 procedía de ese laboratorio, los correos electrónicos de entonces muestran que el Dr. Fauci estaba muy consciente que podía haber sido fabricado por el hombre y que algunos de los científicos con los que trabajaba así lo consideraban. Él y sus colaboradores también se enviaron por correo electrónico informes de noticias sobre la teoría de la fuga del laboratorio. De hecho, ahora insiste en que “siempre ha mantenido la mente abierta” a que la pandemia pudiera haberse propagado desde un laboratorio.

Pero si se propagó desde un laboratorio donde él y Barack Obama ayudaron a China a crear un potencial patógeno pandémico, ¿cuál podría ser su motivación, la de Obama y la de China?

Antes que la covid-19 fuera declarada como pandemia, pero después de que la Organización Mundial de la Salud la declarara emergencia sanitaria mundial en enero de 2020, y que el presidente Trump prohibiera los viajes desde China, Fauci restó importancia a la enfermedad y a la necesidad de los encierres. En enero dijo que las personas sin síntomas no son propagadores significativos de los virus. En febrero de 2020, dijo a usa Today: “No es necesario andar con una máscara en este momento. Las mascarillas, francamente, son más importantes para las personas infectadas, para evitar que infecten a otra persona”, y añadió que las mascarillas de las farmacias “dejan pasar el virus”. Lo mismo dijo en sus propios correos electrónicos, afirmando en uno de ellos: “La típica mascarilla que se compra en la farmacia no es realmente eficaz para mantener fuera [el] virus, que es lo suficientemente pequeño como para atravesar el material”. El 8 de marzo para cbs News, él calificó los encierres en China como “draconianos” y no “factibles” ni “aplicables” en Estados Unidos.

Luego vinieron los cambios, rápidos y furiosos. Justo una semana después, él dijo que estaba de acuerdo con un encierre de “15 días para frenar la propagación” en Estados Unidos. En abril, dijo a cnn que si antes se hubieran implementado más restricciones “obviamente” se podrían haber salvado vidas, pero que los funcionarios de salud enfrentaron “mucho rechazo respecto a cerrarlo todo”, con lo cual parece implicar a la administración Trump. Él defendió la continuación de los encierres del gobierno y dijo que podrían extenderse hasta las elecciones de noviembre. En julio, afirmó que sus recientes declaraciones sobre la ineficacia de las mascarillas estaban destinadas a reducir la demanda para que todos los médicos y enfermeras pudieran conseguir las que necesitaban. (En otras palabras, una mentira, pero una mentira por las razones correctas.) En agosto, se contradijo por completo y dijo que los casos asintomáticos eran en realidad un factor impulsor de la propagación de la enfermedad. Estuvo (y está) en todas las noticias, usando una mascarilla, luego dos mascarillas, y diciendo que era “sentido común”.

Mientras tanto, Fauci defendía pública y firmemente la teoría que dice que “la ciencia” indica que la covid-19 se propagó a los humanos casi con toda seguridad desde los murciélagos, y no desde el laboratorio. Los ejecutivos de los medios de comunicación y sus periodistas atacaron y censuraron a las personas que decían que era más probable que fuera el laboratorio que los murciélagos. Una declaración en la revista Lancet firmada por 27 científicos de salud pública en febrero de 2020 captó lo esencial de la narrativa predominante:

Firmamos esta declaración en solidaridad con todos los científicos y profesionales de la salud de China que siguen salvando vidas y protegiendo la salud mundial durante el desafío del brote de la covid-19. Estamos todos juntos en esto, con nuestros homólogos chinos al frente, contra esta nueva amenaza vírica. (…) Nos unimos para condenar fuertemente las teorías de conspiración que sugieren que la covid-19 no tiene un origen natural.

Pero esta intimidación y censura, necesarias para perpetuar los encierres, podrían estar a punto de perder frente a la verdad. Y eso tiene asustadas a algunas personas.

La única constante

El momento, los detalles y los cambios de rumbo pueden resultar un poco confusos hasta que se investiga cuál es la motivación, cuál es la agenda y a quién beneficia. En todo esto, Barack Obama, Anthony Fauci, el Estado profundo de Estados Unidos y el partido comunista en China se están distanciando de la pandemia del coronavirus y justificando sus encierres draconianos, inconstitucionales y tiránicos en Estados Unidos y en todo el mundo. Esa es la motivación. Sus intereses propios y sus agendas radicales seguirán motivándolos en los próximos meses a medida que surjan más verdades condenatorias.

Fauci, en particular, y los burócratas y propagandistas liberales en general, se ven continuamente obligados a retorcer sus explicaciones para tratar de avanzar ellos mismos y sus agendas. Por eso, mucha gente encuentra tan refrescantes las afirmaciones audaces, sencillas y puras de los hechos.

Muchos estadounidenses se unieron al presidente Trump cuando dijo esto en una convención republicana en Carolina del Norte el 5 de junio de este año:

Los medios de comunicación, los demócratas y los llamados expertos están admitiendo por fin lo que dije por primera vez hace 13 meses: las pruebas demuestran que el virus se originó en un laboratorio del gobierno chino. No se podía decir. [Aplausos] No lo podían decir. Y el Dr. Fauci, con el que realmente me llevaba bien, es un buen tipo; es un gran promotor, ya saben. No es un gran médico, pero es un promotor tremendo. Le gusta la televisión más que a cualquier político en esta sala. Y a ellos les gusta la televisión. Pero se ha equivocado en casi todos los temas, y también se equivocó en lo de Wuhan y el laboratorio, muy equivocado.

¿Ve por qué el Estado profundo y los enemigos de Estados Unidos como China odian al presidente Trump? ¿Ve lo motivados que están para mantenerlo fuera de la Casa Blanca? Aquí hay otra declaración audaz de ese mismo discurso:

Pero Fauci, quizás, nunca se ha equivocado tanto como cuando negó el virus y de donde vino. Ha llegado el momento de que Estados Unidos y el mundo exijan reparaciones y responsabilidades al Partido Comunista de China. Todos deberíamos declarar con una voz unificada que China debe pagar. Deben pagar. Estados Unidos debería adoptar medidas inmediatamente para introducir un arancel firme del 100% sobre todos los productos fabricados en China.

En su artículo de la Trompeta de agosto de 2020 “¿A dónde está llevando el choque entre China y EE UU?”, mi padre señaló que Estados Unidos había retirado la financiación a China en 2014 debido a los temores sobre los controvertidos experimentos para hacer más virulentos los patógenos. Un cable no clasificado advirtió sobre “prácticas de seguridad inadecuadas y debilidades de gestión” mientras los investigadores del Instituto de Virología de Wuhan “realizaban investigaciones sobre los coronavirus de los murciélagos”. El cable decía que el laboratorio tenía “una grave escasez de técnicos e investigadores entrenados adecuadamente para operar de manera segura este laboratorio de alta contención”.

Ahora, incluso los medios de comunicación de propaganda y los censuradores en las grandes empresas tecnológicas están admitiendo que tal vez las personas que creen esto no son “peligrosos teóricos de conspiración”, que la “teoría de la fuga en el laboratorio” podría ser la verdad de la fuga del laboratorio, y que tal vez deberían regresarle a la gente su libertad de expresión. ¡Pero puede estar seguro que no permitirán que esto se conecte a Anthony Fauci y Barack Obama! Y seguirán queriendo censurarle si conecta algo de esto con la agenda declarada por Obama de “transformar fundamentalmente a Estados Unidos de Norteamérica” y tratar de borrar las bendiciones y tradiciones de este país. 


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