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Colossians, Ser

LaTrompeta

Colosenses (primera parte)

Capítulo 1: Paralelos al primer siglo

Colosenses fue escrito alrededor del año 59-61 d. C. El libro de Apocalipsis fue escrito alrededor del año 90 d. C., sólo 30 años después de que Pablo advirtiera a los colosenses y a los laodicenses. ¡Y Juan reveló lo que les sucedió a los laodicenos! Los colosenses hicieron caso a la advertencia, los laodicenos no.

Apocalipsis 3:14-19 nos dice que los laodicenos se volvieron tibios. El libro de Colosenses nos dice cómo fue que los laodicenos se alejaron de Dios. Podemos ver específicamente cómo ellos se volvieron pecadores. Este libro puede ayudarnos a ver cómo permanecer filadelfinos fieles.

Debido a que el libro de Colosenses está ligado directamente a Apocalipsis 3, ¡eso significa que Colosenses es un libro profético! Nos dice en detalle cómo los laodicenos se equivocaron en el pasado, ¡y cómo los laodicenos están pecando hoy!

El libro de Colosenses revela los problemas de ellos, y el libro de Apocalipsis revela el resultado.

Colosenses es el único libro del Nuevo Testamento que habla de los laodicenos, a excepción del libro de Apocalipsis. Estas son las únicas escrituras específicas donde se encuentra el nombre de Laodicea o laodicenses: Colosenses 2:1; 4:13, 15-16 y Apocalipsis 1:11; 3:14-19. (Por favor, solicite una copia gratuita de El Mensaje de Malaquías para un estudio en profundidad de la condición laodicena).

Satanás comprende claramente lo que significa esta revelación para sus planes malvados, y para la Obra de Dios. Ejerce un esfuerzo hercúleo para detener una profecía tan vital.

Los laodicenses fueron advertidos alrededor del año 60 d. C. por Pablo. Los laodicenos modernos (incluyendo la Iglesia de Dios Universal [Worldwide Church of God, nombre original en inglés] y sus grupos escindidos) están siendo advertidos hoy por la Iglesia de Dios de Filadelfia [Philadelphia Church of God].

Apocalipsis 2 y 3 tratan de las siete eras de la Iglesia desde la primera venida de Cristo hasta Su segunda venida. El capítulo 3 nos muestra lo que sucede con la era de Laodicea en el tiempo del fin. El libro de Colosenses revela lo que los laodicenos hicieron en el pasado. Y Dios dice que esa misma actitud también prevalecerá en el tiempo del fin. La historia se repite, pero a una escala mucho mayor.

El libro de Colosenses es como Mateo 24. Es un tipo en el primer siglo, de lo que sucedería en la Iglesia de Dios justo antes del regreso de Cristo.

Dado que el libro de Colosenses y el libro de Apocalipsis están vinculados, ¡Colosenses es una profecía para ahora mismo!

El libro de Colosenses de hecho reveló lo que ­les sucedió a dos iglesias en el primer siglo. También revela lo que le sucede a dos iglesias en el tiempo final: la de los filadelfinos, y las de los laodicenos. Tanto los colosenses en el pasado como los filadelfinos en el presente saben cómo superar el problema de Laodicea. Así como la advertencia de Dios a los colosenses los salvó de la catástrofe, ¡también salvará a los filadelfinos hoy!

Tanto los colosenses como los laodicenses fueron advertidos en el primer siglo. Los de Colosas hicieron caso pero los de Laodicea no. En este tiempo final, tanto los de Filadelfia como los de Laodicea son advertidos. Los filadelfinos hacen caso pero los laodicenos no.

Los colosenses vivían en la era de Éfeso del primer siglo (que incluía a los colosenses, a los laodicenses y a otros). La era de Laodicea, o sea la última era de la Iglesia, se compone predominantemente de laodicenos, aunque incluye algunos filadelfinos también. Pero el sólo hecho de que se llame la era de Laodicea, nos muestra que los laodicenos son la mayoría, no los filadelfinos.

Un mensaje de advertencia

“Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro” (Colosenses 2:1). Pablo sufrió tanto por los laodicenses como por los colosenses. La palabra griega “conflicto” tiene la connotación de “lucha en la arena”. Pablo estaba en una batalla constante con Satanás y los que seguían a Satanás.

Este es el mismo conflicto que ambas iglesias tuvieron que combatir. Los colosenses vencieron a Satanás. Los de Laodicea fueron vencidos por Satanás, ¡al igual que hoy!

Parece que el plan de Satanás era: 1) atacar a Pablo; 2) atacar a los otros ministros (lo veremos en breve); y 3) luchar contra los otros miembros de la iglesia. A través del libro de Colosenses vemos que Satanás tenía un plan de ataque definido. Se nos dan detalles de cómo Satanás ataca y destruye la Iglesia de Dios.

“Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa” (Colosenses 4:15). Ninfas era uno de los pocos líderes en Laodicea que parecía permanecer leal a Dios. Ninfas rechazó lo que llegó a conocerse como la actitud laodicena. Se reunía un grupo de la iglesia en su casa.

“Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros” (versículo 16). Así que vemos que este mensaje colosense tenía que ser leído en Colosas y en Laodicea. Ambos recibieron la misma carta.

“Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor” (versículo 17). La mayoría de los comentarios coinciden en que el tema sigue siendo de Laodicea. Ahora se habla de otro líder prominente de Laodicea. Esto indica fuertemente que Arquipo era un ministro principal en Laodicea. Era bien conocido por todos los laodicenses. ¡Se le dio una advertencia pública!

Arquipo fue advertido para que todos los miembros lo incitaran a permanecer leal. Pero ni él ni sus seguidores respondieron.

Podemos ver que esta apostasía de la verdad de Dios fue causada desde dentro de la Iglesia, ¡tal como sucede en este tiempo final! (Ver 2 Tesalonicenses 2 y Malaquías 1 al 4).

Arquipo era un “compañero de milicia” de Pablo (ver Filemón 2). Eso significa que Arquipo había luchado y servido con Pablo. Esto fue un gran cumplido. Ellos lucharon hombro a hombro como lo hicieron Herbert W. Armstrong y muchos de los líderes prominentes, hoy en día laodicenos. Pero Arquipo se alejó de Dios y traicionó a Cristo y a Pablo. ¡Igual como Dios y el Sr. Armstrong fueron traicionados hoy!

Rico y enriquecido

El Nuevo Diccionario Bíblico dice que “antiguamente, Laodicea era un centro comercial extremadamente próspero, bajo el dominio romano (...). Por lo tanto, era un importante centro bancario y de intercambio”.

“Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Apocalipsis 3:16-17). “Ricos y aumentados de bienes” en el griego significa literalmente “me he enriquecido” o “soy rico y he conseguido riquezas”. Los laodicenos dicen que son ricos y se han enriquecido con bienes (físicamente), ¡porque muchos de ellos lo son!

La palabra “bienes” tiene un significado interesante. La primera definición en el Léxico de Thayer es “ser rico, tener abundancia”, lo que significa “posesiones externas”. ¡Esto significa riqueza física! Recuerde, estas son personas de mente carnal con sus mentes en las cosas físicas. Están “ciegos” espiritualmente.

La era de Laodicea heredó “posesiones externas” abundantes de la era de Filadelfia. Los ingresos de la Iglesia de Dios Universal (IDU) eran de unos 200 millones de dólares al año tras la muerte del Sr. Armstrong en 1986. Había bienes inmuebles y otras propiedades valoradas en unos 100 millones de dólares. Ciertamente, la administración actual de la IDU heredó una gran riqueza.

“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad...” (versículo 17). ¿Acaso ellos no tienen “necesidad de nada” porque son “ricos, y aumentados” con bienes físicos? ¿No es acaso por eso que nunca fueron escuchados los ministros que tenían serias preocupaciones sobre la dirección de la IDU? ¿Y no pensaron los líderes de la IDU que siempre podrían confiar en la riqueza física, y que por lo tanto no tenían que preocuparse por las voces disidentes?

El Sr. Armstrong enseñó durante muchos años que las eras de la Iglesia eran sucesivas. Pero ahora los laodicenos dicen que no lo son. Incluso muchas fuentes mundanas creen que son sucesivas. Por ejemplo, el Diccionario Bíblico de Unger dice: “La condición de Laodicea describe la tibieza espiritual ­y la mundanalidad que prevalecerá en la iglesia de Cristo profesante, al final de la era. Rica, culta y religiosamente ritualista, esta iglesia se habrá vuelto tan auto-satisfecha y mundana como para haber exiliado a Cristo por completo, quien es representado proféticamente como si estuviera en el exterior llamando para ser admitido (Apocalipsis 3:20). El cuerpo corporativo ya no lo admite, por eso Él está afuera extendiendo una invitación a los individuos”.

Otro Evangelio

El Apóstol Pablo, al tratar con el problema en Laodicea del primer siglo, nos dio una manera de asegurar que no nos alejemos de la visión espiritual que Dios nos da. “Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” (Colosenses 1:23).

El evangelio es la buena noticia de la Familia de Dios que administra el gobierno de Dios en el maravilloso Mundo de Mañana. Debemos estar fundados y firmes en la esperanza de ese futuro; en la esperanza de la Familia de Dios.

Pablo dijo que todos los colosenses y los laodicenses del primer siglo escucharon este evangelio. Él dijo que ellos serían responsables por eso. Nosotros también lo hemos escuchado. Este es un conocimiento peligroso. No podemos simplemente huir y actuar como si no hubiera sucedido, como los laodicenos están tratando de hacerlo. Dios nos hará responsables de toda palabra. Muchos del pueblo de Dios no han estado a la altura de lo que Dios espera de ellos.

Esta es una advertencia sobre la pérdida de “la esperanza del evangelio” en este tiempo final. Pablo nos amonesta a permanecer “fundados y firmes”. “Fundado” significa tener un cimiento seguro. La palabra “firme” tiene el significado añadido de permanecer establecidos sobre el cimiento. Ese cimiento es lo que el Sr. Armstrong puso para los santos del tiempo del fin. Los laodicenos no han permanecido sobre ese cimiento. ¡Ellos han perdido la esperanza del evangelio!

La historia secular nos dice que tanto los colosenses como los laodicenses tenían un serio conflicto sobre de lo que era el evangelio. Pero lo más importante es que la historia bíblica en Colosenses nos cuenta la misma historia. Pablo les hablaba a los colosenses y a los laodicenses sobre “si continuáis” en la “esperanza del evangelio”. ¡Los laodicenos no continuaron en el verdadero evangelio! Pablo les advirtió mientras estaba en la cárcel. Pero aun así se pasaron a otro evangelio. No siguieron a su gran líder, quien sufrió tanto por ellos y por la Obra de Dios.

En el primer siglo, ellos escucharon el verdadero evangelio de Pablo. Nosotros lo escuchamos del Sr. Armstrong en el tiempo del fin.

Pablo estuvo en la cárcel. El Sr. Armstrong está muerto. Ambos predicaron el verdadero evangelio y luego Dios los quitó. Aun así, se nos advierte individualmente que nos aferremos al verdadero evangelio. No debemos mirar a los hombres físicos que pueden ser quitados. ¡Debemos mirar a Cristo!

Tanto los laodicenos del primer siglo como los del último siglo, fueron seducidos para que se alejaran del verdadero evangelio. Fueron engañados para adoptar un evangelio falso.

Ahora la IDU y otros laodicenos enseñan a no pensar en el Reino sólo en términos del futuro, sino también en el presente. La Iglesia es el Reino en embrión. Pero eso no es el Reino, ni el ­Reino está aquí en esta Tierra ahora. Éste está por venir en el futuro.

La IDU habla del evangelio de la salvación, el evangelio de la gracia, el evangelio de la reconciliación, etc., etc. Estas doctrinas son sólo una parte del evangelio; ¡ninguna de ellas es el verdadero evangelio!

El libro de Colosenses es una advertencia de que los laodicenos de los últimos tiempos se alejarían de la “esperanza del evangelio”. ¡Esa profecía se ha cumplido ante nuestros propios ojos!

Hijos de Dios

Un cambio importante en la iglesia laodicena surgió en 1991 cuando el difunto Joseph Tkach (padre), pastor general de la Iglesia de Dios Universal (IDU), comenzó a usar la palabra “adoptado” al referirse a nuestro futuro en la Familia de Dios. ¡Eso es una tergiversación satánica de la verdad! Vamos a ser los propios hijos de Dios —Su propia Familia— en el futuro. ¡Nunca debemos referirnos a los hijos de Dios como adoptados! En su “Personal” de Worldwide News del 22 de julio de 1991, el Sr. Tkach dijo: “¡Lo que la Biblia dice es ciertamente increíble y maravilloso más allá de toda imaginación! Pero no dice que seremos iguales a Dios. Dice que seremos hijos inmortales de Dios. Pero ‘Sr. Tkach’, podría decir alguien, ‘un hijo es igual a su padre porque ambos son seres humanos iguales, aunque el padre sea mayor en autoridad y experiencia’. Esa afirmación está bien cuando se trata de seres humanos, pero no es cierta cuando se compara al Dios no creado, con Su creación”.

Por supuesto que no tendremos el rango, la autoridad ni el poder supremo de Dios. Pero seremos un ser Dios, ¡como Dios es Dios!

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29). Estamos siendo conformados o moldeados a la misma imagen del Hijo de Dios. La Biblia nos llama niños e hijos.

Satanás odia esta doctrina más que cualquier otra porque él no puede ser un hijo en la Familia de Dios. Así que Satanás influyó en los líderes de la IDU para eliminar esta maravillosa e inspiradora “esperanza del evangelio”.

Si nos mantenemos fieles, ¡seremos un ser Dios como Dios es Dios! Esa es la “esperanza del evangelio”. Los laodicenos ­son advertidos en el libro de Colosenses, ¡de que ellos están perdiendo esa esperanza preciosa!

No deje que Satanás destruya su inestimable esperanza. El Sr. Armstrong nos enseñó eso durante muchos años. Lea y relea el Increíble potencial humano, y el Misterio de los siglos. ¡Usted va a ser Dios!

El Padre es la Figura central

Otro cambio importante se hizo evidente cuando la IDU comenzó a decir que Cristo es la figura central del evangelio. Reitero que el evangelio es la buena noticia sobre una Familia de Dios que pronto vendrá a administrar el gobierno de Dios en la Tierra, y en el universo. ¿Quién es la cabeza de la Familia? El Padre, no Cristo.

Cristo Mismo enseñó eso (Juan 14:28).

El Padre pregunta: “¿dónde está mi honra?” (Malaquías 1:6). Los laodicenos que predican un evangelio acerca de Cristo, han perdido el verdadero evangelio. Por eso ya no le dan honra al Padre.

Recuerde que Malaquías es un libro dirigido principalmente a las iglesias laodicenas (específicamente a sus ministros) después de la muerte del Sr. Armstrong. Es un libro para ahora.

Pablo estaba en la cárcel cuando se produjo la división entre los colosenses y los laodicenos. Seguramente Pablo oró mucho para que Dios lo liberara de la cárcel y así poder ir a ayudar a los laodicenos que se alejaban de Dios. Dios pudo fácilmente haber hecho tal milagro. Pero no lo hizo. ¿Por qué? Dios sabía lo que Pablo haría espiritualmente. ¡Pero Dios quería saber lo que los miembros individuales de la iglesia harían! Dios quiere ver si todos los verdaderos cristianos pueden seguirlo sin mirar a ningún hombre.

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Pablo sólo podía advertir a los laodicenses como lo hizo con los filipenses. La salvación de ellos estaba sobre la balanza.

Dios quiere eliminar las personalidades encumbradas y ver cuánto cada quién, usted individualmente, ¡valora este futuro tan increíblemente asombroso!

¿Está usted trabajando en su salvación con “temor y temblor”? Ésto es entre usted y Dios.

Hoy, el Sr. Armstrong está muerto. Ahora ya no puede ayudarnos directamente. Y así es como Dios lo quiere. Él quiere saber cuánto usted ama a Dios y a la “esperanza del evangelio”. Dios quiere saber si usted lo seguirá a Él, ¡ahora que el Sr. Armstrong ha sido quitado del camino! Esta prueba es muy reveladora.

Otro Jesús

“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo” (Colosenses 1:1). Pablo fue un apóstol de Cristo, por la voluntad del Padre. Se convirtió en apóstol porque el Padre lo quiso, no Cristo.

“A los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (versículos 2-3). Se menciona primero a Dios Padre porque Él es la figura central del Evangelio. Cristo siempre lo enseñó.

Versículos 12 y 13: “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Aquí se agradece al Padre. Él es quien nos libró del poder de las tinieblas, de Satanás y de los demonios. Sólo el Padre nos llama a salir del mundo (Juan 6:44). Sólo el Padre engendra hijos. Luego nos pone al cuidado de Cristo. Este es el verdadero papel de Jesús. Pero este no es el papel que la IDU enseña hoy sobre Cristo.

Tenemos al Padre, luego a Cristo el Hijo, y después muchos más hijos en la Familia del Padre. Padre, Hijo, Familia de Dios; ¡esto es “la esperanza del Evangelio”!

Dios el Padre lo eligió a usted, Personalmente. ¡Eso es tan increíble que podría hacer que una persona se desmaye!

Este es el evangelio (o buena noticia) del Reino (Familia) de Dios. La Familia de Dios está a punto de gobernar la Tierra, y nosotros tenemos una invitación para ser la mismísima Esposa del Hijo del Padre, a saber, de Jesucristo. El papel de Cristo es ser el Esposo de los santos; pero Él no es la figura central del evangelio. Esto es lo que Cristo enseñó.

Los miembros de la verdadera Iglesia de Dios son hijos engendrados de Dios, a punto de entrar en la Familia de Dios, encabezada por nuestro Padre. Sólo el Padre engendra hijos, y luego los entrega al “reino de su querido Hijo”.

Esta buena noticia debería mantenernos inspirados para siempre.

Cristo siempre exaltaba a su Padre, no a Sí mismo. Véase Juan 4:23; 5:30, 37; 6:44; 8:49-50; 14:10, 23, 28: “mi Padre es mayor que yo”. Estos son sólo algunos textos del libro de Juan. El Nuevo Testamento está lleno de escrituras similares. Pablo estaba advirtiendo a los colosenses y a los laodicenses que algunos miembros se estaban alejando del verdadero evangelio y predicando a otro Cristo.

También es una fuerte advertencia para los laodicenos de los últimos tiempos. Ellos también están predicando otro evangelio y otro Cristo. Eso es precisamente lo que les está sucediendo a los laodicenos ­de hoy en día. El libro de Colosenses ­es un libro muy profético.

Cuando la IDU dice que “Cristo es la figura central del evangelio”, ¡eso es predicar otro evangelio y otro Jesús! Cristo nunca predicó sobre sí mismo de esa manera. ¡Él siempre dijo que Su Padre es la figura central! ▪

Continúa en Colosenses (segunda parte)

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