Reciba nuestro boletín gratis

HWA Portrait

La Trompeta

Autobiografía de Herbert W. Armstrong: Ordenado para el ministerio de Cristo (segunda parte)

Capítulo 24: 100 ciclos de tiempo

Continuación de Ordenado para el ministerio de Cristo (primera parte)

¡Es importante que entendamos el significado de 100 ciclos de tiempo!

Dios estableció la tierra, el sol, y la luna y sus orbitas para determinar las divisiones del tiempo sobre la tierra. Una rotación de la tierra es un día. Una rotación de la luna alrededor de la tierra es un mes lunar (de acuerdo al calendario sagrado de Dios). Una rotación de la tierra alrededor del sol es un año solar. Pero la tierra, el sol, y la luna llegan a una alineación casi exacta solo una vez cada 19 años. ¡Así 19 años determinan un ciclo de tiempo completo!

Considere ahora los hechos adicionales, extraña coincidencia o diseño providencial.

La ordenación propiamente, o la conclusión de la ordenación y la investidura de poder para ser enviados fuera de los discípulos originales en el ministerio ocurrió después de tres y medio años de intensiva instrucción y experiencia. Fue en el día de Pentecostés, y el año fue el 31 d.C.

Exactamente 100 ciclos de tiempo después, luego de tres y medio años de estudio y entrenamiento intensivos, Cristo me ordenó para predicar este mismo evangelio del Reino en todo el mundo como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14). Esta ordenación tuvo lugar en, o muy cercano a, el día de Pentecostés de, 1931.

No recuerdo el día exacto del mes de esta ordenación. Ningún significado especial fue considerado para la fecha en ese entonces. La mayoría de los que participaron ahora están muertos. Pero la fecha fue en junio de 1931.

¡Pero eso no es todo! ¡Adicionalmente considere lo siguiente!

¡Más paralelos increíbles!

Cristo inició a sus apóstoles originales en la predicación del verdadero evangelio el cual Dios había enviado con Cristo, y el cual Él había enseñado a los apóstoles en el año 31 d.C. Durante exactamente un ciclo de tiempo de 19 años esta predicación fue confinada al continente donde inició: Asia. Precisamente después de un ciclo de tiempo de 19 años, en el año 50 d.C., ¡Cristo abrió una puerta para que el apóstol Pablo llevara el mismo evangelio a Europa! Esto fue en el año 50 d.C…. Los ejércitos romanos sitiaron Jerusalén antes del año 70 d.C. Desde ese tiempo el gobierno romano erradicó la divulgación masiva organizada del evangelio de Cristo. Pronto un evangelio diferente estaba siendo divulgado, luego endosado y entonces implementado por el gobierno romano. Ahora, el paganismo romano estaba siendo contrabandeado bajo el nuevo nombre de “cristianismo”.

Por cerca de 19 ciclos el mundo se ha transformado espiritualmente embriagado en el vino de este evangelio falsificado. Como lo predijo la profecía, todas las naciones han sido engañadas. Pero proyectándonos a nuestro tiempo, justo antes del fin de esta era (Mateo 24:14), Jesús predijo que su mismo evangelio original del Reino de Dios sería predicado y publicado (Marcos 13:10) en todo el mundo como testimonio a todas las naciones. Esto tenía que preceder inmediatamente a Su Segunda Venida.

¡HOY ESTÁ SUCEDIENDO ESTO! ¡Ahora considere este increíble paralelo!

La primera semana en 1934 fue cuando Dios abrió la primera puerta (la radio y la imprenta) para la proclamación masiva de su evangelio original y verdadero. La fecha exacta fue el 7 de enero de 1934. Exactamente un ciclo de tiempo después, el 7 de enero de 1953, Dios abrió ampliamente la puerta masiva de la estación de radio comercial más poderosa de la Tierra, cuando Radio Luxemburgo ¡comenzó a transmitir el evangelio de Cristo a Europa y Gran Bretaña!

¡Qué sorprendentes coincidencias! ¿o son meras coincidencias?

Mi primera campaña extendida

Mi ordenación le puso fin a las “demos” y la venta de aluminio. La Conferencia estatal empleó al Sr. Taylor y a mí como evangelistas con salarios de 20 dólares por semana. Recuerde que esto fue en 1931. El país se estaba sumergiendo en una rápida deflación.

Inmediatamente el Sr. Taylor y yo fuimos a Eugene. La Conferencia tenía una pequeña tienda de campaña. Con una pequeña plataforma en todo el frente, nosotros podíamos poner 50 sillas plegables, eso es todo ¡50!

Esta tienda fue montada en un lote baldío en Eugene en la avenida 10 occidental. Yo renté un cuarto con una pequeña cocineta en el segundo piso de una casa junto a la calle, en la misma cuadra el Sr. Taylor y su esposa se habían mudado a un pequeño rancho de pollos a las afueras de Eugene. Ellos tenían un automóvil. Yo debí haber dejado el mío en Salem. Éste probablemente murió de viejo en ese tiempo, o poco después.

No recuerdo acerca de publicidad preliminar, pero debimos haber hecho algo. Yo era mucho muy consciente de la publicidad después de mis largos años en esa profesión, como para haber iniciado sin ésta.

Yo abrí la primera reunión el domingo en la noche como maestro de ceremonias y director de himnos. El anciano Taylor predicaba. La tienda estaba llena; 50 personas.

El lunes en la noche él hizo el servicio de himnos y yo prediqué. Así continuamos por seis semanas, alternándonos cada noche. Tuvimos servicios durante seis noches en la semana; ninguno en la noche del sábado.

En Portland yo había ganado un poco de experiencia con la “gente pentecostal”. Había sido algo intimidado por su “hablar en lenguas”, y sus “testimonios” superficiales. Yo no lo había entendido completamente en ese tiempo. Pero había notado que la mayoría de estas personas se rehusaban obedecer los mandamientos de Dios; casi ninguno tenía algún entendimiento de la Biblia que sonara real; ellos usualmente tenían un buen conocimiento de ciertos textos dispersos (versículos completos o parciales), los cuales ellos usualmente aplicaban mal, completamente fuera de contexto, poniendo solo un significado de cuasi espiritualidad en ellos. Ellos hablaban en lo que se suponía ser un lenguaje que sonaba espiritual. Ellos amaban alardear, para jactarse especialmente acerca de su propia espiritualidad, la cual usualmente consistía de sentimentalismo y emoción.

Los hermanos en el valle de Willamette habían sido absolutamente antagonistas al hablar en “lenguas” y el pentecostalismo en general. El anciano Taylor también había parecido estar opuesto a eso.

Pero un par de familias de personas “pentecostales” comenzaron a atender nuestras reuniones en la tienda en Eugene. Pronto noté que el Sr. Taylor era especialmente amigable con ellos. Él les dio la bienvenida, y gradualmente comenzó a animar sus ruidosas expresiones de “amén” y “aleluya” y “Alabado sea el señor” durante su predicación.

Mas en las primeras semanas yo no pensé gran cosa de esto.

El único “fruto” producido

Esta fue mi primera experiencia ministerial haciendo equipo con otro hombre. Jesús envió sus discípulos juntos de dos en dos. El equipo de dos ministros juntos ciertamente tiene precedentes y aprobación bíblicos. Pero si Dios rechaza usar a uno de los miembros del equipo, ningún resultado espiritual puede ser producido por el equipo. Esta era una lección que yo tenía que aprender.

Yo estaba sorprendido, algo incrédulo, algo desanimado mientras nuestras reuniones se acercaban a su conclusión, notando que ningún “fruto” estaba siendo producido. Yo no podía entenderlo.

Entonces una noche ocurrió la sola excepción.

Esa fue una noche de una gran tormenta. El Sr. Taylor y yo salimos a nuestra tienda para desatar ligeramente las cuerdas, para que el encogimiento por el agua no levantara las estacas; también martillamos las estacas para mayor firmeza. Fue una noche horrible. No esperábamos que nadie viniera. Mientras estábamos allí, una pareja que había atendido regularmente condujo su vehículo en la tormenta. Me di cuenta de esta pareja. Sentí lastima por ellos. No sabía por qué yo suponía que ellos eran gente muy pobre, excepto que él estaba lejos de ser tan apuesto como Abraham Lincoln lo fue, y ella no tenía ninguna “belleza” del tipo mundano. Luego me sorprendí mucho al saber que ellos eran unos campesinos muy exitosos y prósperos (pero muy ahorrativos), y líderes en su comunidad.

Aparte de saludarlos de mano a la entrada de la tienda no había platicado con ellos antes de esta noche tormentosa.

Nadie más vino esa noche. Ningún servicio habría podido ser dado en la tienda.

“Simplemente sería una gran pena que ustedes viajaran de tan lejos en esta noche terrible y que se quedaran privados de un servicio”, dije amigablemente. “¿Por qué no viene a mi cuarto, y podremos al menos tener un estudio bíblico juntos?”

“Eso sería espléndido” sonrió la Sra. Fisher. Yo no conocía sus nombres hasta ahora.

“Bueno, a mí me excluyen”, respondió el Sr. Taylor. “Está muy tormentoso para permanecer por aquí. Me voy a casa”.

Este fue mi primer golpe de desilusión con el Sr. Taylor. Él había sido mi “ideal” como ministro. Pero un incidente como este no podría causar que yo perdiera confianza en él.

Ya en mi cuarto, la Sra. Fisher dijo: “Me pregunto si a usted le parecería bien darnos un estudio bíblico sobre la pregunta de cuál día es el día de reposo del nuevo testamento. Mi esposo cree que el único día de reposo bíblico es el sábado. Pero me parece imposible a mí que todas las iglesias pudieran estar equivocadas, me gustaría si usted me explicara sólo lo que la palabra de Dios dice”.

“A propósito”, repliqué con algo de sorpresa, “así exactamente me sentí cuando mi esposa comenzó a guardar el sábado. Esa misma cosa fue lo que me inició en el estudio de la Biblia, para probar que todas esas iglesias no podían estar equivocadas. “Estaré muy feliz de abrir la Biblia y mostrarle a usted lo que fui forzado a ver por mí mismo. Esta es la misma pregunta que resultó en mi conversión”.

Después de abrir las Escrituras, y tener a la Sra. Fisher leyéndolas por sí misma, y después de responder sus preguntas más bien perspicaces, y explicar unos pasajes remotos que ella planteó, ella sonrió y dijo: “Le agradezco, hermano Armstrong”, ella era sueca y hablaba con simpleza entrecortada, “es claro ahora. Mi esposo y yo guardaremos el sábado juntos desde ahora en adelante”.

¡Y esa fue la suma total de los resultados tangibles producidos por toda la campaña de seis semanas!

Pero Dios iba a usar al Sr. Elmer Fisher y la Sra. Margaret Fisher, en la manera más importante para levantar esta misma obra la cual ahora truena el verdadero evangelio de Cristo en todo el mundo, a todo continente de la Tierra. ¡Usted leerá mucho de ellos después!

Incidentes sospechosos

Mientras nuestra campaña en la tienda progresaba, unos pocos incidentes comenzaron a inquietarme más y más con respecto al “hermano Taylor”.

Comencé a notar que él estaba llegando a ser mucho más “íntimo” con las dos familias “pentecostales” que con los otros que estaba atendiendo. Finalmente, él me pidió que atendiera una “reunión de vigilia” de toda la noche, que ellos iban a tener en su casa en seguida de la reunión de la noche.

“Usted necesita una profunda experiencia espiritual”, él me dijo. “Usted necesita orar, y agonizar, y hacer ‘vigilia’ hasta que usted reciba su ‘bautismo del espíritu santo’” él dijo.

“Hermano Taylor”, respondí, “yo sé que necesito una profunda experiencia espiritual. Yo si quiero una relación y contacto más cercano con Dios. Pero prefiero buscarlo en la forma en que Jesús lo procuró, saliendo a un lugar solitario, quizás a una montaña o, al menos como Jesús lo ordenó, entrando en ‘un closet’ o cuarto pequeño, solo con Dios, y orar”.

Nunca olvidaré su sorprendente respuesta.

“¡Usted nunca recibirá su ‘bautismo’ de esa manera, hermano!” dijo bruscamente, con énfasis.

Yo quedé sorprendido, y desilusionado.

“Discúlpeme”, repliqué firmemente. “Pero si este ‘bautismo’ es algo que no puedo tener de la forma en que Jesús lo enseñó y lo ordenó, si es algo que tengo que obtener de los hombres y no puedo recibir de Dios mientras estoy solo con Él, ¡entonces es algo que no deseo!”.

Anterior a esto, el Sr. Taylor había venido a mí y me dijo: “Hermano Armstrong, nuestra gente”, refiriéndose a los hermanos de la Conferencia de Oregón, “no son lo suficientemente espirituales, necesitamos buscar andar más cercanos a Dios”; a esto yo estuve de acuerdo.

Ahora comenzaba a caer en mí lo que era el Sr. Taylor, poco a poco, intentando llevar a la Iglesia a la misma cosa que él les había dicho en sus sermones, que él estaba “en contra”, este “pentecostalismo acelerado”. Cuando al principio había oído que los hermanos estaban en contra de eso, él les aseguró que él también estaba en contra. Pero ahora, por métodos hábiles y cuidadosos, él estaba gradualmente comenzando a introducir esa misma cosa.

¿Estaba él mismo sólo comenzando a creer que había estado equivocado?, ¿Había sido él honesto y sincero?, ¿Ahora era él honesto en declarar que Dios estaba abriendo sus ojos para ver que no éramos lo suficientemente “espirituales”?

“¿Cómo… usted no lo sabía?” me dijo después un hombre que había conocido al Sr. Taylor mucho más que lo que nosotros. “Taylor siempre ha sido ‘pentecostal’. Él simplemente pretendió que no lo era, para estar con la Iglesia”.

Pero desde el momento que decliné su invitación a la “reunión de vigilia”, su actitud hacia mí se tornó fríamente cortés, y percibí una hostilidad reprimida.

Corrigendo a un miembro

Durante la campaña de la tienda en Eugene, asistíamos a los servicios de Sábado con los hermanos en el edificio de la iglesia de Harrisburg. Un “hermano” de edad avanzada cuyo nombre era “Rough” (pronunciado “Row”), si bien recuerdo había estado (en profunda sinceridad y celo por cierta contención), agitando una “bronca” en casi todo servicio.

Él vivía a las afueras al oriente de Eugene sobre la autopista Mackenzie.

Él contendía que la Iglesia estaba equivocada en una escritura. Él podía gritar su antagonismo como el rugido de un león. Los hermanos querían que el Sr. Taylor y yo lo visitáramos, y viéramos si no podíamos cambiarle su parecer o al menos calmarlo.

Yo acababa de leer, algún tiempo atrás, un artículo en el antiguo American Magazine sobre “cómo ganar una discusión”. La idea era hacer que su oponente primero declarara su caso completamente. Luego de hacerle preguntas, hacerle declarar cada detalle, agotarlo, hasta que él no tenga nada más que decir. Solo escuche, no conteste ninguno de sus argumentos, hasta que usted le haya hecho declararlos todos. Entonces haga un resumen de su posición entera brevemente, mostrando que usted comprendió completamente su argumento. Repítaselo incluso más claramente de lo que él lo hizo, si es posible.

Entonces concuerde con él en esos puntos donde usted encuentra que está realmente de acuerdo. Entonces, finalmente, haga pedazos sus argumentos restantes, refutándolos y dejándolo sin nada con que regresar.

Decidimos usar este método. En nuestra sesión de la mañana, antes del almuerzo al medio día, nosotros simplemente escuchamos sus razones, le hicimos preguntas, pero no dimos respuestas, lo vaciamos exhaustivamente.

La Sra. Rough había preparado un delicioso almuerzo con pollo. Creo que esta fue mi primera experiencia con la costumbre de servir pollo cuando el ministro es el invitado. Nunca entendí la razón para esto; pero he tenido que comer mucho pollo desde ese tiempo en adelante.

Después del almuerzo, le preguntamos al viejo hermano Rough un poco más, hasta que él simplemente tuvo que quedarse en silencio por falta de algo más que decir.

Entonces resumimos sus argumentos, y logramos ponernos de acuerdo con él que comprendíamos completamente sus razones, las cuales él siempre había declarado que la Iglesia no estaba dispuesta a entender. Luego acordamos sobre ciertos puntos.

Pero, finalmente, barrimos toda su conclusión con escrituras que él no había considerado, las cuales reversaron completamente todo su argumento. Él se quedó vacío, sin ninguna respuesta o réplica. El “rugido del león” había sido reducido a “el maullido de un gatito”. No hubo más erupciones explosivas desde ese tiempo para perturbar “la escuela de sábado” o los servicios de la Iglesia, y él continuó siendo amigable.

Construyendo una iglesia

A medida que nuestra campaña se acercaba a su final, el Sr. Taylor estaba promoviendo con los hermanos de la Iglesia la idea de construir una iglesia [salón de reuniones] en Eugene. De hecho, no había miembros en Eugene. Algunos vivían a unos pocos kilómetros al norte, pero la mayoría de ellos vivía al norte de la ciudad de Junction o Harrisburg, aunque dos familias vivían a las afueras al oriente de Eugene sobre la autopista Mackenzie.

La campaña de Eugene añadió solo a los Fisher, y creo que a otro hombre que continuó solo por un tiempo.

Se planeó que dejara Eugene e hiciera una campaña arriba en St. Helens, Oregón, a 40 kilómetros al norte de Portland, con un ministro por el nombre de Roy Dailey, quien acababa de regresar de Stanberry o algún lugar del oeste medio. La Conferencia lo acababa de emplear. Había ahora tres de nosotros con la nómina de 20 dólares por semana. A este paso la tesorería de la Conferencia pronto iba a quedar vacía.

Pero el anciano predicador Taylor tenía que permanecer en Eugene, supervisando la nueva construcción. Muchos eventos tomaron lugar en ese pequeño edificio de la iglesia. 

Capítulo 25: Campañas evangélicas en plena marcha

Continuará...

Boletín, AD