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China, Soldier

Maxim Marmur/AFP/Getty Images

Asia en profecía (quinta parte)

Russia y China en profecía: capítulo seis

Continuación de Asia en profecía (cuarta parte)

La caída de Babilonia

Jeremías 50 añade muchos detalles a la progresión de los eventos del tiempo del fin. Dios le advierte a Babilonia en el versículo 1. Babilonia es el nombre que Dios le da al sistema político religioso que surgió desde la antigua ciudad de Babilonia. Históricamente, Satanás ha perpetuado ese sistema principalmente en Europa como el “Sacro” Imperio Romano, aunque la influencia de Satanás en este mundo se extiende mucho más allá de eso (ver Apocalipsis 12:9). La caída de Babilonia descrita aquí en Jeremías 50, sin embargo, se refiere a la destrucción de la unión de Iglesia y Estado europea del tiempo del fin, el poder de la bestia.

En el versículo 3, Dios dice, “Porque subió contra ella una nación del norte, la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal que en ella more; huyeron, y se fueron”. El poder de la bestia atacará primero. Pero el gigantesco contraataque asiático arrollará al poder de la bestia. Éste es el segundo ay.

Ahora el versículo 9: “Porque yo levanto y hago subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas son como de valiente diestro, que no volverá vacío”. Una “reunión de grandes pueblos de la tierra del norte” sólo podría ser Rusia y China, junto con otras varias naciones, las cuales se unirán a este bloque de poder. El final del versículo ilustra cuan efectivo será el ataque, ¡sin municiones gastadas en vano! El devastador colapso del sistema babilónico, el poder de la bestia; se describe con más detalle en Apocalipsis 18:2-19.

“Poneos en orden contra Babilonia alrededor, todos los que entesáis arco; tirad contra ella, no escatiméis las saetas, porque pecó contra [el Eterno]. Gritad contra ella en derredor; se rindió; han caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de [el Eterno]. Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo” (Jeremías 50:14-15). Dios está detrás de este contraataque asiático. Estos ejércitos no escatiman nada. Tanto los rusos como los chinos poseen armamento nuclear. Cuando leemos sobre el nivel de destrucción en Babilonia (será “muerta la tercera parte de los hombres”), ¡no cabe duda de que será atacada con armas nucleares! Observe que este ataque es provocado porque la gente de este poder de la bestia ha pecado contra Dios. Dios dice en el versículo 15 que ésta es Su venganza. Él instruye a las hordas asiáticas a atacar a Babilonia de la misma manera en que Babilonia atacó a otros.

Dios dice en Apocalipsis 18:5-6, “porque sus pecados [de Babilonia] han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble”. La ira de Dios está tan grande que Él hace que los ejércitos asiáticos lancen un ataque doblemente destructivo contra el poder de la bestia. Leyendo en Apocalipsis 18, vemos que Babilonia es destruida ¡en el espacio de una hora! Nuevamente, encontramos la razón para esto en Jeremías: “Haced juntar contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra ella alrededor; no escape de ella ninguno; pagadle según su obra; conforme a todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra [el Eterno] se ensoberbeció, contra el Santo de Israel” (Jeremías 50:29).

Los versículos 18 al 20 de Jeremías 50 hablan de la recompensa estipulada para los reyes de Babilonia y Asiria, o Alemania. Adicionalmente, estos describen el tiempo de restauración de Israel físico a la tierra que Dios les dio hace milenios. El pueblo arrepentido, sacados de su antiguo cautiverio bajo el poder de la bestia, se tornarán a Dios y a Su ley en sus vidas. “En aquellos días y en aquel tiempo, dice [el Eterno], la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado” (versículo 20).

La completa destrucción de Babilonia se detalla en los versículos restantes de Jeremías 50. El versículo 31 nos recuerda, “He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor, [Eterno] de los ejércitos; porque tu día ha venido, el tiempo en que te castigaré”. Dios personalmente está en contra del pueblo de Babilonia por el tratamiento a Su pueblo elegido. Él expresa su ira durante el Día del Señor.

Para repasar: el primer ataque del poder de la bestia contra los rusos y los chinos constituye el primer ay. El segundo ay es el contraataque asiático. Lea en todo Jeremías 50 y 51 para entender mejor el nivel de destrucción que Dios va a imponer por medio de Rusia y China. Su ira nunca será provocada de esta manera nuevamente porque Babilonia finalmente será destruida, ¡nunca volverá a levantarse! (Jeremías 51:60-63). “y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de Jeremías” (versículo 64).

La humanidad aún no se arrepiente

Apocalipsis 9:13-21 describe este segundo ay dentro de su propia secuencia de tiempo. El versículo 16, como hemos visto, dice que habrá 200 millones de hombres en ese ejército gigantesco. Los versículos 17-19 describen la sangrienta destrucción que ocurre durante el segundo ay.

Sin embargo, los dos últimos versículos del capítulo revelan que tan obstinado y terco puede ser el hombre, incluso después de tan severa corrección: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (versículos 20-21).

¡Incluso después de que la mayoría de la población de la Tierra ha sido personalmente afligida por la guerra nuclear y una completa destrucción, ellos aún no están dispuestos a volverse a Dios y a Su ley! 

Continúa en Asia en profecía (sexta parte)

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