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Putin

Alexey Druzhinin/AFP/Getty Images

Rusia asusta a Europa —y cumple la profecía bíblica (segunda parte)

Russia y China en profecía: capítulo dos

Continuación de Rusia asusta a Europa —y cumple la profecía bíblica (primera parte)

El poder de los oleoductos

Vladimir Putin pasó de las elecciones parlamentarias de 2003, a amasar más poder tanto en casa como en el extranjero. En 2004, promulgó una ley en donde los gobernadores regionales, en vez de ser elegidos por la gente, serían directamente designados por el presidente. Sergei Mitrokhin, un antiguo líder parlamentario liberal, calificó la medida como “un paso hacia la dictadura”.

Putin dio pasos mayores para consolidar el control del gobierno sobre los recursos naturales de Rusia, sobre todo, el petróleo y el gas. Más firmas rusas fueron absorbidas por compañías controladas por el Estado. Compañías extranjeras fueron forzadas a vender o enfrentar fuertes multas por ofensas imaginarias. Los oligarcas rusos que se resistieron fueron puestos en prisión o huyeron del país.

Putin estaba ocupado construyendo un arma poderosa. Y en el invierno entre 2005 y 2006, él la dio a conocer públicamente por primera vez.

A comienzos del invierno anterior, Ucrania se rebeló contra Rusia: En las elecciones presidenciales, la gente rechazó al candidato pro-Rusia en favor del pro-Occidente Víktor Yúshchenko. Fue denominada la revolución naranja. Yúshchenko inmediatamente movió su país lejos de la influencia de Rusia y hacia la membresía de la UE.

Rusia no estaba feliz—y pronto demostró su nueva arma. En medio del siguiente invierno, le cortó el gas a Ucrania y le dijo que sólo reanudaría el suministro cuando los ucranianos pagaran un precio mucho más alto. Ucrania no tuvo más opción que rendirse. El corte de gas también afectó a Europa—un recordatorio oportuno de que Rusia podría hacer que los estados europeos pagaran si se atrevían a traicionar al Kremlin. A partir de 2006, la UE importó el 56 por ciento de su energía, mayormente de Rusia. Alemania, Italia y Francia importaron el 90, 91 y 95 por ciento de sus necesidades petroleras diarias respectivamente, y la gran mayoría de sus necesidades de gas natural.

Rusia continuó volviéndose más atrevido y más beligerante. En 2007, una fuerte evidencia apuntaba a la participación rusa detrás de un ataque masivo y organizado a Internet en contra de Estonia. Por tres semanas, los sistemas de los computadores de la nación estuvieron bajo asalto constante en lo que algunos llamaron el primer ciberataque de estado a estado en la historia. En agosto de ese año, Vladímir Putin anunció que la Fuerza Aérea rusa reanudaría los vuelos de bombarderos nucleares hacia espacio aéreo internacional al estilo de la Guerra Fría. Ese verano, bombarderos rusos entraron al espacio aéreo del Reino Unido y volaron sobre el curso de interceptación hacia la base militar estadounidense en Guam. “El mensaje a Occidente es claro: los días de descartar a Rusia como una fuerza agotada han terminado”, escribió el Washington Times (19 de agosto de 2007). En febrero de 2008, aviones de combate estadounidenses interceptaron dos bombarderos rusos, uno de los cuales sobrevoló con estruendo a baja altura del portaviones uss Nimitz.

Rusia también incrementó su poder por medio de la venta estratégica de armas, cortejando naciones a través de Asia, Suramérica e incluso el Oriente Medio. “Los rusos no están vendiendo armas indiscriminadamente” expresó el Dr. Alexey Muraviev, un analista estratégico de la Universidad Tecnológica de Curtin en Australia. “Rusia ha seguido una política impulsada por un diseño estratégico. Si se crea una fuerte base de clientes, esa puede ser transformada luego en una relación mayor”.

Luego en diciembre de 2007, después de una elección parlamentaria que consolidó aún más el poder bajo Putin, el presidente ruso oficialmente rechazó el Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa. Así, los europeos ya no tendrían ninguna garantía de que Rusia no estacionaría miles de tanques en sus fronteras orientales.

Pero 2008 parecía el final para Putin, al menos para algunos. Bajo la Constitución rusa, el presidente está limitado a dos términos consecutivos en el cargo. Putin no podía continuar como presidente más allá de las elecciones de 2008 sin cambiar la Constitución. Así que él intercambió su cargo. Él llegó a ser primer ministro y se mantuvo en el poder, con Dmitri Medvédev, más o menos una marioneta, tomando la presidencia. Putin se mantuvo para continuar sus políticas beligerantes y retornó a la presidencia en 2012. 

Continúa en Rusia asusta a Europa —y cumple la profecía bíblica (tercera parte)

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