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Christian

Safin Hamed/AFP/Getty Images

La última Cruzada (segunda parte)

El rey del sur: capítulo tres

Continuación de La última Cruzada (primera parte)

Peleando para ambos lados

Las Cruzadas crearon ríos de sangre. Y todo eso fue hecho en el nombre de Dios. Por supuesto, los musulmanes respondieron con enormes masacres contra los cruzados, también en el nombre de Dios. ¿Tiene algún sentido que Dios esté peleando para ambos lados? ¿O será que estas facciones en guerra simplemente le dan a nuestro Dios de amor, una reputación sangrienta?

Jerusalén es considerado un lugar santo por ambas religiones. De hecho, es considerado el “centro del universo” para los católicos. Ellos creen que conquistar a Jerusalén los hace más justos. Esa ha sido su ideología desde el principio. Aún es cierto hoy. Los frutos están allí para probarlo. La Biblia dice que “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20). Ellos creen en la guerra como un instrumento para alcanzar sus metas religiosas.

“A la mañana siguiente los cruzados volvieron a entrar en la mezquita de al-Aqsa y masacraron a todos los musulmanes que se refugiaban allí. Nadie sabe cuántos murieron; el cronista musulmán reportó 70.000. Uno de los cruzados reportó abrirse camino a través de un revoltijo de sangre y cuerpos más arriba de la rodilla” (ibíd.). Ése es sólo un episodio de muchos. Muchos han visto fotografías de esta misma mezquita.

¿Cuántos musulmanes no recuerdan aún la historia de esta mezquita, estando hasta las rodillas de sangre musulmana? ¡Y todo este salvajismo supuestamente hizo justos a los católicos! ¡Un guerrero que quemaba bebés musulmanes en la Cruzada era considerado digno de gloria por toda la eternidad! ¿Realmente tiene esto algún sentido para una mente sana?

“Matar, el Papa ahora declaraba, no necesita ser un pecado después de todo. Eso dependía de a quién se asesinaba. De hecho, si uno mataba a los enemigos de Cristo, asesinar no requería penitencia; matar era la penitencia. La santa matanza podría ser una actividad devocional tan efectiva como la oración, el ayuno o el peregrinaje”.

El Papa dijo: “Ahora estamos proponiendo que ustedes deberían pelear guerras, las cuales contienen la recompensa gloriosa del martirio, en el cual ustedes pueden ganar el título de la gloria presente y la eterna”.

“El Papa también había señalado la importancia de rescatar a Jerusalén de los infieles. Él parece haber sugerido que ‘rescatar’ significaba ‘incautar y poseer’” (ibíd.).

El Papa también dijo: “Tomen el camino al Santo Sepulcro, rescaten esa tierra de una raza espantosa y gobiernen sobre ésta ustedes mismos”.

Los habitantes judíos y musulmanes de Jerusalén fueron masacrados como cerdos. Y todo eso fue hecho por católicos quienes presuntamente se hacían más justos en el proceso.

¿Fueron verdaderos cristianos estos asesinos? Un verdadero cristiano es uno que sigue a Cristo. Si miramos en los evangelios, Cristo nos dice que amemos a nuestros enemigos, e incluso morir por ellos —¡no matarlos!

La memoria de tan horrendas masacres aún vive en las mentes de muchos musulmanes.

Estas memorias han provocado que árabes y judíos masacraran católicos durante la historia en una forma similar, todo en el nombre de la religión.

La cruzada del rey Pedro

El rey Pedro lanzó su cruzada desde la pequeña isla de Chipre en el Mediterráneo, la cual fue capturada por cruzados católicos durante la Tercera Cruzada. Aquí está lo que Steven Runciman escribió sobre la cruzada del rey Pedro en Una historia de las cruzadas: “El rey Pedro arribó a comienzos de mes, y el día 25 toda la flota chipriota navegó hacia el puerto, 108 navíos en total, galeras, transportes, barcos mercantes y esquifes ligeros. Con las grandes galeras de los venecianos y aquellos provistos por los caballeros Hospitalarios, la armada contaba con 165 naves. Ellos llevaban un contingente completo de hombres, con muchos caballos, provisiones y armas. Desde la Tercera Cruzada no se ha lanzado una expedición tan bien equipada para la Guerra Santa…”.

“Durante la noche del viernes hubo un feroz ataque musulmán a través de una de las puertas del sur, la cual había sido quemada por los cristianos en su excitación. Éste fue rechazado; y para la tarde del sábado, toda Alejandría estaba en manos de los cruzados.

La victoria fue celebrada con un salvajismo sin paralelo. Dos y medio siglos de guerra santa no les había enseñado a los cruzados nada de humanidad. Las masacres sólo fueron igualadas por aquellas de Jerusalén en 1099 y Constantinopla en 1204. Los musulmanes no habían sido tan feroces en Antioquía o en Acre. La riqueza de Alejandría había sido fenomenal; y los vencedores estaban enloquecidos al ver tanto botín. Ellos no perdonaron a nadie. Los judíos y cristianos nativos sufrieron tanto como los musulmanes; e inclusive los mercantes europeos establecidos en la ciudad vieron sus fábricas y almacenes despiadadamente saqueados. Mezquitas y tumbas fueron asaltadas y sus ornamentos robados o destruidos; las iglesias también fueron saqueadas, aunque una valiente dama copta que estaba lisiada logró salvar algunos de los tesoros de su secta sacrificando su fortuna privada. Las casas fueron penetradas, y los propietarios que no entregaban inmediatamente todas sus posesiones fueron masacrados con sus familias. Unos 5.000 prisioneros, cristianos y judíos como también musulmanes, fueron llevados para ser vendidos como esclavos. Una larga línea de caballos, asnos y camellos cargaban el botín a los barcos en el puerto y allí, habiendo realizado su tarea eran matados. La ciudad entera apestaba con el hedor de cadáveres de humanos y de animales”.

Este autor dijo: “Las cruzadas fueron la obra del Papa”. ¡La filosofía de las cruzadas ha hecho a los papas católicos, los líderes religiosos más sangrientos jamás!

Aun así, la mayoría de la gente trata de esconderse de esta realidad aterradora. Esa es la razón principal por la que la peor cruzada católica, está aún por venir. La humanidad se rehúsa a creer la verdad y creerle a Dios.

El mundo olvida tan rápido. Y debido a eso, el masivo derramamiento de sangre continúa. Los católicos hicieron estas acciones despreciables y espantosas ante el mundo. ¿Pero los ha escuchado alguien arrepentirse ante el mundo?

Pero hay buenas noticias: ¡Jesucristo detendrá personalmente la siguiente cruzada! Sin embargo y tristemente, eso sólo ocurrirá después del peor sufrimiento jamás sobre la Tierra (Daniel 12:1; Mateo 24:21-22). 

Continúa en La última Cruzada (tercera parte)

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