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La sorprendente verdad acerca de uno de los más grandes reyes de la historia

Gary Dorning/PT

La sorprendente verdad acerca de uno de los más grandes reyes de la historia

Cómo la increíble historia de un rey persa puede cambiar la forma en que usted ve la Biblia

Aun ahora, más de 2.500 años después de su muerte, Ciro el Grande de la antigua Persia permanece como uno de los monarcas más sobresalientes y brillantes de la humanidad. Hay mucho que aprender y admirar del rey Ciro, y la información sobre este tema no es escasa.

Al mismo tiempo, el rasgo más interesante de este hombre y de sus imponentes logros, es el más desconocido, pero también el más profundamente inspirador.

¿Quién fue Ciro?

Ciro ii gobernó el Imperio Persa de 559 a 530 a.C. La historia de su vida y de sus triunfos está bien documentada por los historiadores griegos y romanos y por la evidencia arqueológica. Entre sus muchas hazañas, Ciro conquistó al invencible imperio caldeo-babilonio y estableció a Persia como la potencia mundial.

Bajo Ciro, las fronteras del Imperio Persa se expandieron rápidamente creando el imperio más grande que la humanidad jamás había visto. Bajo su liderazgo, las fronteras de la antigua Persia se extendieron hasta el Asia Central (la actual frontera sur de Rusia); al este hasta el río Indo (la actual frontera entre India y Pakistán); al norte hasta el Danubio, incluyendo Turquía, Creta y la región sur de Grecia y Bulgaria; y al sur hasta Libia.

Pero Ciro fue mucho más que un conquistador prodigioso. Él fue precursor de una nueva casta de liderazgo y política. A diferencia de los asirios y otros antes que él, no gobernó exclusivamente por el poder de la espada y la lanza. Sus súbditos no fueron golpeados, torturados y asesinados para que se sometieran y cooperaran. De hecho, muchos consideran a este rey el primer verdadero humanitario del mundo.

“Ciro fue un soldado y estadista sobresaliente”, dice la Enciclopedia Británica. “Él fundó un imperio que se extendió desde los ríos Indo y Sir Daria hasta el Mar Egeo y los límites de Egipto, y dejó tras de sí una reputación de justicia y clemencia…” (énfasis agregado). The Mainstream of Civilization dice: “Ciro creó un nuevo tipo de imperio. Bajo la estrecha supervisión de su gobierno, él permitió a los pueblos conquistados mantener sus propias costumbres y religiones y sus propias formas de gobierno”.

Para un mundo habituado a gobiernos crueles y violentos, la disposición del rey Ciro fue revolucionaria y muy bien recibida. Sus súbditos tendieron a no rebelarse, de ahí la permanencia en el poder del Imperio persa.

La ciudad más grande del mundo

En la época de Ciro, Babilonia estaba extraordinariamente bien fortificada, llena de soldados babilonios del más alto nivel, y con una merecida aura de impenetrabilidad. Era la ciudad más grande del mundo.

Construida originalmente por Nimrod poco después del Diluvio, la ciudad había experimentado una enorme transformación por el rey Nabucodonosor II a finales del siglo séptimo y principios del sexto a.C. Colmado de materiales y de mano de obra (producto del saqueo a sus vecinos), Nabucodonosor no escatimó recursos para expandir, fortificar y embellecer su ciudad. Los legendarios jardines colgantes de Babilonia, construidos para la reina que echaba de menos su exuberante y montañosa tierra natal en Media, eran una maravilla de la ingeniería, una de las Siete maravillas del mundo antiguo.

Heródoto [historiador] señala que Babilonia cubría 507 kilómetros cuadrados y estaba protegida por un muro exterior de 95 metros de alto y 27 de ancho. Las murallas eran tan gruesas, incluso en su parte superior, que sobre ellas podían circular carruajes. Controlando el acceso a través de esta barrera había más de 100 puertas de bronce.

El río Éufrates serpenteaba atravesando Babilonia, parecido a como el Támesis atraviesa Londres. Al interior del muro exterior, las riberas “estaban cubiertas y amuralladas con ladrillo. En el muro a cada lado del río había 25 puertas. Sobre el río cruzaba un puente de 988 metros de largo y 9 de ancho, y en ambos extremos del puente estaba el palacio real. El más espléndido de estos palacios estaba rodeado por tres muros. El muro central tenía 91 metros de altura y torres de 128 metros de alto. El muro interno era aún más alto. Los dos muros internos, nos dice Cterias, eran de ladrillo coloreado. Sobre ellos estaban representadas escenas de caza: la persecución del leopardo y el león” (A Handbook of Ancient History in Bible Light [Manual de Historia Antigua a la luz de la Biblia]).

Ciro se propuso hacer lo imposible: conquistar esta fortaleza impenetrable.

Su estrategia fue brillantemente simple. Primero, él excavó trincheras río arriba y desvió el cauce del Éufrates hacia una gran reserva. Una vez que el nivel del río había descendido, bajo el manto de la oscuridad, los soldados persas se metieron sigilosamente al agua que les daba a la rodilla, marcharon por el lecho del río, y pasaron a hurtadillas bajo las gigantescas puertas de Babilonia.

Aunque los soldados habían penetrado las puertas exteriores, todavía quedaban las puertas interiores de bronce y hierro que controlaban el acceso saliendo del lecho del río y a la ciudad. Si ellos no lograban atravesar las puertas, el empapado lecho del río convertiría la ventaja táctica de los persas en una trampa mortal. Todo lo que tenían que hacer los soldados babilonios era hacer llover lanzas y flechas sobre ellos. De hecho, si ellos podían bloquear la retirada de los persas, los babilonios posiblemente podrían matar hasta el último soldado persa; como disparándoles a peces en un barril.

Pero extrañamente, la noche de la invasión, no había soldados, y las puertas interiores estaban abiertas de par en par. El rey Nabonido, su hijo Belsasar, la guardia imperial, los soldados y muchos del pueblo de Babilonia ¡estaban de fiesta! Enfrascados en la bebida y los juegos, se olvidaron de cerrar las puertas y poner guardias. Al haber sofocado el caudal del Éufrates y penetrado los muros externos, los soldados persas fueron capaces de pasar sin problemas las puertas internas, ¡y tomar por sorpresa la ciudad, incluyendo al aturdido rey!

Fue una magnífica victoria, ¡bordeando y atravesando a lo milagroso!

Los historiadores Heródoto y Jenofonte registraron este evento que cambió la historia. La conquista de Babilonia por el rey Ciro en 539 a.C. fue uno de sus más notables logros. Al conquistar esta poderosa ciudad, él derrocó al Imperio caldeo-babilonio que gobernaba al mundo.

Ciro el humanitario

En 1879, arqueólogos británicos excavando en Irán descubrieron un cilindro con forma de barril hecho de barro. El cilindro tenía inscrito en cuneiforme antiguo un decreto del rey Ciro de Persia. En este decreto de 40 renglones, el rey recordó su derrota a Babilonia e hizo un claro bosquejo de una serie de políticas diseñadas para defender los derechos de los conquistados.

Usted puede encontrar este increíble artefacto, llamado el Cilindro de Ciro, en el Museo Británico. Este cilindro confirma los registros históricos que indican que el rey Ciro demostró un respeto y tolerancia enormes hacia los pueblos que él conquistó, y hasta ese entonces, sin precedentes. La Organización de Naciones Unidas dice que el Cilindro de Ciro es “la primera carta mundial de los derechos humanos” y es prueba de que el rey Ciro fue uno de los primeros grandes humanitarios de la humanidad.

El reinado de Ciro es realmente notable. Para ser un hombre con tanto poder, él demostró una increíble tolerancia e incluso respeto por la religión, costumbres y política de los pueblos que conquistó.

Su mayor y más famoso acto humanitario fue liberar a los judíos cautivos en Babilonia y permitirles regresar a Judea para reconstruir el templo y la ciudad de Jerusalén. Esta decisión de Ciro es bien conocida y está bien documentada por historiadores griegos y romanos así como por Josefo, el más reconocido historiador judío. Muchos creen que el texto del Cilindro de Ciro alude a la decisión del rey de liberar a los judíos.

El rey Ciro promulgó su decreto liberando a los judíos en 538 a.C., casi un año después de haber conquistado a Babilonia. Zorobabel, un destacado líder judío en Babilonia por ese entonces, tuvo la responsabilidad de reunir a la gente y conducirla de regreso a Jerusalén. Allá, se dieron a la tarea de reconstruir el templo de Salomón. Una de las características más asombrosas de este decreto es que no tuvo ningún costo o precio para los judíos. De hecho, ¡el rey de Persia fue quien realmente financió el regreso de los judíos a su tierra natal, la reconstrucción del templo y la reconstrucción de Jerusalén!

Cualquier historiador estaría de acuerdo: ¡tal magnanimidad y benevolencia de un hombre con poder supremo es extremadamente rara! Ciro el Grande fue realmente una anomalía entre los líderes mundiales.

Historia bíblica

Toda esta historia está bien documentada por los historiadores seculares y la evidencia arqueológica. Pero existe otra fuente que registra estos eventos al detalle: la Biblia. En Esdras 1:1-4, por ejemplo, leemos acerca del decreto de Ciro liberando a los judíos para que regresaran a Jerusalén. Estas escrituras en Esdras fueron registradas pocas décadas después del suceso. Más registros acerca del rey Ciro se pueden encontrar en Jeremías 25, y 2 Crónicas 36, los cuales fueron escritos después que Ciro entrara en la escena.

Un pasaje en Isaías 44 también habla de Ciro el Grande, y aquí es donde la historia se pone emocionante.

Isaías 44:24 dice: “Así dice [el Eterno], tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo [el Eterno], que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo”. Aquí Dios está estableciendo Su supremacía, incluso sobre los asuntos cotidianos de la humanidad.

Isaías continúa: “[Dios] que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado” (versículo 28). Isaías está escribiendo acerca de cómo el rey Ciro sería un instrumento en las manos de Dios, “mi pastor”, y explicando cómo Dios inspiraría a Ciro a reconstruir Jerusalén y el templo.

El pensamiento continúa en Isaías 45:1: “Así dice [el Eterno] a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán”. Isaías está diciendo que Dios empoderaría al rey Ciro, incluso ayudándolo a “sujetar naciones” y alcanzar grandes metas territoriales.

La narrativa se vuelve aún más específica: “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos” (versículo 2). Si usted estudia este pasaje y los comentarios bíblicos, fácilmente verá que estas escrituras se están refiriendo específicamente a la conquista de Babilonia por el rey Ciro. Observe, Dios dice que Él ayudará a Ciro a romper “las puertas de bronce” y “cerrojos de hierro”.

El relato de Isaías es similar a los relatos de Esdras y 2 Crónicas. Excepto por un factor crítico.

¡El libro de Isaías fue escrito cerca de 150 años antes que Ciro el Grande naciera!

Es verdad. El rey Ciro, su ascenso al poder, su derrota de Babilonia, su legado humanitario, su nombre, incluso las puertas de hierro y bronce de Babilonia, ¡todo fue profetizado por Dios cerca de un siglo y medio antes del nacimiento de Ciro!

Deténgase y piense en esto. Esta es una asombrosa prueba de la existencia de Dios y la veracidad de la Santa Biblia.

¿Cómo sabemos que Isaías fue escrito antes que Ciro naciera? No es difícil de probar. Isaías 1:1 dice: “Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá”.

Este versículo claramente dice que Isaías estaba vivo y escribiendo durante los reinados de cuatro reyes de Judá: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. La historia bíblica, así como la historia judía y el registro histórico establecido, claramente muestran que todos estos reyes tuvieron sus reinados en el siglo octavo a.C. Y nadie discute lo contrario.

Los comentarios bíblicos coinciden en que Isaías estuvo en la escena por cerca de 50 años, más o menos entre el 760 y el 710 a.C. Por ejemplo, Isaías 38:3-8 muestra que él profetizó durante el reinado del rey Ezequías.

Los críticos de la Biblia menosprecian Isaías 44 y 45. Durante más o menos el último siglo, han surgido numerosas teorías para explicar que este pasaje de la escritura fue escrito después del rey Ciro. La teoría más prominente dice que el libro de Isaías tiene múltiples autores, y que algunas partes del libro, principalmente los últimos capítulos, fueron escritos en un tiempo diferente y mucho después que la primera parte del libro. Según esta teoría, el libro de Isaías fue compilado como un solo libro alrededor de 70 a.C.

Pero se ha comprobado que esta teoría es falsa. Una copia de todo el libro de Isaías fue descubierta como parte de los Rollos del Mar Muerto. La datación de los pergaminos en los que se descubrió el texto de Isaías los ubica alrededor del 200 a.C., comprobándose que todo el libro de Isaías ¡fue completado mucho antes del 70 a.C.!

Considere también lo siguiente: Josefo registró que el rey Ciro en realidad ¡leyó esta profecía acerca de sí mismo en el libro de Isaías! Si la profecía de Isaías 44-45 fue escrita después que Ciro vivió y por otro autor, ¿cómo podría el rey Ciro haberla leído él mismo?

Tal vez esto explica por qué Ciro fue tan benevolente y tan entusiasta sobre la liberación de los judíos. Después de leer la profecía de Isaías, ¡él se dio cuenta que estaba predestinado a hacer esta maravillosa decisión!

Pero, ¿cómo obtuvo Ciro acceso a la profecía de Isaías? No conocemos los detalles, pero sí sabemos que el rey Ciro conoció bien al profeta Daniel, el cual vivía en Babilonia y estaba bien versado en las profecías de Isaías y probablemente poseía una copia del texto. Después que Ciro tomó la ciudad y derrocó al Imperio babilónico, Daniel se convirtió en un funcionario de alto rango en el Imperio medo-persa de Ciro.

Todos aclaman al rey Ciro

Tómese su tiempo para realmente considerar esto, y estudie Isaías 44 y 45. La evidencia es irrefutable.

En primer lugar, es obvio que Isaías 44:28 y 45:1-4 hablan del rey Ciro. ¡A él se le menciona por nombre!

Luego, considere la relación de Ciro con Jerusalén. Isaías 44:28 registra a Ciro “decir[le] a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado”. El templo en Jerusalén ni siquiera había sido destruido, ¡y aquí estaba Dios profetizando que sería reconstruido!

El versículo 28 también explica los orígenes del humanitarismo de Ciro. Él trató a todos sus pueblos conquistados de la misma forma como trató a los judíos. Ciro no solamente permitió a los judíos practicar su religión: los liberó de la cautividad, los cargó con riquezas y tesoros, les dio cartas de apoyo, ¡y los envió a casa a reconstruir el templo y a Jerusalén!

Sin lugar a dudas este es uno de los actos humanitarios más grandes de la historia.

¡Y pensar que fue profetizado que sucedería 150 años antes que se diera en la realidad!

Isaías 45:1 dice que Ciro “sujetaría naciones delante de él”. Estudie los libros de historia. Ciro conquistó más de 15 pueblos diferentes, abarcando desde Egipto en el sur hasta Turquía, pasando por Asia Central hasta el río Indo.

El versículo 1 también dice que Dios iba a “desatar lomos de reyes” delante de Ciro. El Comentario de Jamieson, Fausset y Brown afirma lo siguiente: “El manto suelto exterior de los [reyes], cuando estaba ceñido firmemente alrededor de los lomos, era el emblema de fuerza y de preparación para la acción; desatarlo era indicio de flaqueza [y debilidad]”. ¡Esta es una descripción perfecta de Belsasar la noche de la caída de Babilonia!

Además, el versículo 1 dice que Dios iba a “abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán”. La historia de la destrucción de Babilonia muestra que ¡el rey de Babilonia esa noche dejó abiertas algunas de las puertas internas de la ciudad! “Durante el jolgorio en Babilonia la noche de su captura, las puertas internas que conducían de las calles al río fueron dejadas abiertas (…), las cuales, si hubieran permanecido cerradas, habrían acorralado a las huestes invasoras en el lecho del río, donde los babilonios las podrían haber destruido fácilmente. Las puertas del palacio también fueron dejadas abiertas, de manera que se tenía acceso a cualquier lugar de la ciudad” (ibíd.).

Observe cómo es Dios de específico, ¡incluso profetizando de las puertas exactas que quedarían abiertas en Babilonia la noche de su captura!

En el versículo 2, Dios dice: “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos”. Las puertas más fuertes de Babilonia no fueron capaces de soportar al ejército de Ciro esa noche. De nuevo, ¡Dios profetizó el material exacto del cual estarían hechas las puertas de Babilonia! Heródoto registró que las puertas de los muros interiores estaban hechas de bronce, ¡y que algunas estaban reforzadas con hierro!

Esta es una de las historias más conmovedoras y poderosas que usted pueda estudiar. ¿Por qué? ¡Porque prueba la existencia de Dios y la veracidad de Su Palabra!

Dios reina supremo

¿Por qué profetizaría Dios de la vida y logros de un rey persa 150 años antes de su nacimiento? La respuesta a esta pregunta es el tema de Isaías 44-46. En Isaías 45:3, Dios dice: “Y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy [el Eterno], el Dios de Israel, que te pongo nombre”.

Dios pone muy claro el propósito de esta profecía: ¡la vida y obra del rey Ciro comprueba la existencia de Dios!

Ciro mismo entendió esto. “Así ha dicho Ciro rey de Persia: [el Eterno] el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá” (Esdras 1:2). Este gran rey conocía que Dios existía, y él sabía que Dios reina supremo en el mundo del hombre.

La historia de Ciro el Grande es interesante e inspiradora; pero es también mucho más que esto. ¡Esta historia comprueba la autoridad de la Santa Biblia! Demuestra que este Libro de libros es veraz y exacto. ¡Demuestra que fue escrito por Dios Omnipotente que puede profetizar lo que Él hará y llevarlo a cabo!

Para cualquiera dispuesto a estudiarla y comprobarla, ¡esta historia demuestra que la Santa Biblia es la verdadera Palabra de Dios!