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HWA, plane

La Trompeta

Embajador para la paz mundial

Durante los años de 1970 y 1980, un ciudadano privado volaba en su avión alrededor del mundo reuniéndose con cientos de líderes mundiales. Él se entrevistó con presidentes, primeros ministros, reyes, emperadores, príncipes, legisladores, embajadores, generales, oficiales, alcaldes, jueces, científicos, educadores, magnates y ejecutivos. Él habló con líderes de estado y líderes de gobierno en sus oficinas cuando le invitaban. ¿Quién fue este hombre?

Él no era un líder de gobierno; ni siquiera era un oficial de gobierno. No era un capitán de la industria; ni siquiera un hombre de negocios. No era ni millonario, ni multimillonario. Él era un hombre llamado Herbert W. Armstrong.

El Sr. Armstrong fue un hombre quien, de hecho, renunció a su negocio para seguir lo que él leyó en la Biblia. Él siguió a Dios y vivió durante décadas en la pobreza. Él lideró a una iglesia y a una universidad. Él no buscó llegar a ser un viajero por el mundo, ni amigo de primeros ministros, ni un embajador no oficial para la paz. Incluso, si él lo hubiera intentado nunca habría alcanzado ni una fracción de lo que terminó haciendo.

Lo que el Sr. Armstrong hizo durante las décadas de 1970 y los 80s fue completamente milagroso.

“¡Les tengo noticias emocionantes!” él escribió desde Hong Kong en una carta a los colaboradores de la Iglesia del 26 de noviembre de 1973. “A medida que esta nueva dimensión de la grandiosa Obra del Dios viviente sigue su marcha, ¡ya hay un logro enorme! ¡Nunca antes en la historia de la humanidad ha sucedido algo como esto! Él Dios viviente nunca antes ha llevado Su mensaje a través de sus siervos humanos de esta forma”. El logro enorme” al que se estaba refiriendo el Sr. Armstrong era el de llevar el mensaje de Dios a los líderes prominentes del mundo.

Éste es un aspecto de la obra del Sr. Armstrong que necesitamos entender más profundamente a medida que el tiempo pasa, porque se relaciona con nuestro tiempo actual.

Cuando Dios lo llamó a Su ministerio, el Sr. Armstrong enseñó el mensaje de Dios de las buenas noticias del venidero Reino de Dios a solamente unos pocos hermanos esparcidos en Oregón. Luego el mensaje alcanzó a varias ciudades a través de la radio. El Sr. Armstrong soñaba con que el mensaje de Dios alcanzara a toda la región noroccidental de Estados Unidos. Para los años de 1960 y 1970, ese mensaje estaba alcanzando a millones de personas en todo el mundo.

A pesar del alcance global entre el mundo de habla inglesa, el Sr. Armstrong estaba preocupado por algo más; él quería que el mensaje de Dios alcanzara a los rusos, los chinos, los hindúes, los japoneses, los indonesios, los bangladesíes y otros. ¿Pero cómo podría alcanzarlos? En países como Estados Unidos, Canadá y Australia, el mensaje podía llegar a la gente directamente a través de la televisión, la radio o la literatura.

El Sr. Armstrong oró fervientemente sobre esto y le pidió a Dios que le ayudara a ver cómo podría alcanzarlos. Dios respondió a esa oración. Él le mostró al Sr. Armstrong que para ser escuchado por la población de esos países, ¡tenía que alcanzar primero a sus líderes nacionales!

Una puerta abierta

En algún momento después que el Sr. Armstrong comenzó a orar acerca de ello, él recibió invitaciones para reunirse con líderes mundiales. Una de un rey europeo y después otra de líderes judíos. Él no podía entender lo que realmente estaba sucediendo, ni por qué estaba sucediendo. Gradualmente, las invitaciones comenzaron a acumularse. No obstante, él todavía estaba desconcertado sobre por qué Dios estaba abriendo esas puertas. Finalmente, él hizo la conexión: ¡así era cómo Dios planeaba llevar el evangelio a esas otras naciones!

El Sr. Armstrong frecuentemente visitó a altos oficiales del gobierno, incluyendo a líderes que moldeaban los pensamientos de sus poblaciones. Estos oficiales estaban a cargo de la comunicación; la responsabilidad de ellos era hacer llegar la información a la gente.

Es importante darnos cuenta de todo lo que el Sr. Armstrong hizo en esas naciones primordialmente gentiles. ¡Él visitó a presidentes y reyes que querían saber cuáles eran sus creencias! En esa carta de 1973 a los colaboradores, el Sr. Armstrong continuó: “El pasado 28 de abril fui condecorado por el emperador y el gobierno de Japón con el honor más alto nunca otorgado a alguien no oficial y no japonés. Esto me dio mucha credibilidad en Japón. Luego me di cuenta que el príncipe Mikasa, hermano del emperador, me había pedido que diera un estudio bíblico durante mi próxima visita a Tokio” (énfasis mío en todo el artículo).

¡Ellos querían que el Sr. Armstrong les diera un estudio bíblico! Cuán inusual es que una nación gentil pida que se le enseñe ¡acerca de la Palabra de Dios! Fueron 58 personas de las más influyentes en Japón las que asistieron a una cena que ellos organizaron para el Sr. Armstrong. Cuatro discursos fueron dados en honor al Sr. Armstrong, uno de los cuales fue dado por el Príncipe. El Sr. Armstrong mencionó que ¡ellos habían dicho las cosas “más halagadoras” sobre Ambassador College y sobre él mismo! Después de esos discursos, el Sr. Armstrong tuvo la oportunidad de hablar. ¡Él dio un mensaje sobre el evangelio que no había sido proclamado al mundo desde el primer siglo! Esos líderes estaban recibiendo un mensaje muy impresionante.

Después de su visita a Japón, el Sr. Armstrong continuó a Saigón, en Vietnam. Allí él habló a senadores y miembros del congreso y al presidente. ¡Ellos le pidieron que se quedara por cuatro días y que diera una presentación pública! Dios le estaba dando al Sr. Armstrong favor especial ante los ojos de estos líderes mundiales. El Sr. Armstrong dijo que él estaba conmovido por el aprecio que le tenían.

Después de Vietnam, el Sr. Armstrong fue a Manila, Filipinas. Dijo que estaba siendo más audaz cada vez. Él se dio cuenta que ésta era una nueva dimensión para el evangelio; ¡nunca antes se había hecho de esta forma! Dios no hace las cosas de forma rutinaria. Algunas veces Él hace las cosas de forma diferente, porque es necesario para solucionar un problema.

Cuando uno estudia lo que el Sr. Armstrong estaba haciendo en esas naciones y piensa sobre el impacto que estaba teniendo, uno comienza a ver cuánto ama Dios a este mundo. Esta iniciativa no fue del Sr. Armstrong ni de ningún hombre. ¡Ésta se trató del amor de Dios por la humanidad! Jesucristo murió por toda la humanidad, expresando el más alto nivel de amor. A través del Sr. Armstrong, ¡una vez más Dios estaba mostrando Su amor!

Cuando uno le habla a alguien sobre el camino de vida de Dios y lo expresa en la forma correcta, ellos pueden emocionarse al respecto. Pero generalmente se molestan cuando uno comienza a hablar sobre la necesidad de cambiar; a ellos no les gusta esa parte del mensaje. Esto es parte de porqué fue un gran milagro, la forma en que estos líderes respondieron al Sr. Armstrong.

En Nueva Delhi, India, el Sr. Armstrong habló ante 100 de los más distinguidos de esa nación. En la misma carta a los colaboradores, él escribió: “Esta vez hablé con poder y autoridad; al grado que me pregunté si acaso les había hablado con tanta autoridad que muchos estarían ofendidos. Pero todos los comentarios después del discurso fueron muy favorables y no escuché de nadie que hubiera sido ofendido”. Él les dio “la ‘medicina más fuerte’ que alguna vez hubiera entrado en sus oídos”, así lo expresó él. ¡Fue milagroso que no estuvieran ofendidos! El Sr. Armstrong fue intrépido y fuerte; prácticamente es impactante lo franco que fue él. ¡Habló con verdadera autoridad! Fácilmente uno pensaría que esas personas nunca volverían a invitarlo; y aunque en pocos casos así fue, muchos de ellos sí lo volvieron a invitar.

“Yo les dije francamente, por la autoridad del Dios Creador (Creador del pueblo de la India), que ellos ¡tendrían que rendir cuentas por lo que habían acabado de escuchar!” escribió el Sr. Armstrong. ¡Él les dijo a esos líderes del mundo que era su responsabilidad entregarle a su pueblo el mensaje de Dios!

La ley espiritual de Dios en acción

El Sr. Armstrong les habló a esas personas sobre el estado terrible de los asuntos en el mundo. Y él les mostró que hay una causa para la pobreza, la violencia, la guerra y todo lo que plaga a la humanidad hoy. “El Dios viviente me ha revelado la causa de todos los males terribles del mundo y del sufrimiento de la humanidad”, escribió él (ibíd.). Nadie más entendía la causa de las dificultades de estas naciones. ¡Pero el Sr. Armstrong les dijo a los líderes de las naciones la verdadera causa!

Esa causa se remonta a lo que sucedió en el jardín de Edén. Yo dudo que un mensaje como ese fuera bien recibido en Chicago, en Nueva York o en Los Angeles. La gente probablemente diría: ¡“eso es simplemente un cuento de niños, puras fábulas”! Pero el Sr. Armstrong habló enérgicamente sobre el Jardín de Edén donde la humanidad rechazó la fuente de la paz, la prosperidad y la vida abundante que todos los hombres deberían estar viviendo. Durante 6.000 años, la humanidad ha rechazado ese camino de vida, y en su lugar escogió a otro árbol, el árbol de la muerte. Haber escogido de ese árbol ha resultado en el mundo que vemos a nuestro alrededor.

¡Nadie más les había hablado nunca a estos líderes acerca de esa causa! Ellos estaban fascinados con ese entendimiento. Ellos sabían que el Sr. Armstrong no estaba buscando ofrendas; él no les pidió nada. Él sencillamente vino a explicarles la causa de todos los problemas horribles, algo que nunca antes habían oído.

Él escribió: “Yo les expliqué cómo la ley espiritual invisible de Dios (la ley de amor; los Diez Mandamientos) fue puesta en marcha para que trajera paz, felicidad y bienestar abundante”.

Esta ley es invisible; no se puede ver. Pero está en funcionamiento ahora mismo; está activa y viva. Ya sea que uno la guarde o no, tiene un impacto enorme. Si uno la quebranta, uno va a tener terror, infelicidad y toda clase de problemas en su vida personal, o en la nación. Si uno la guarda como Dios dice, entonces ¡hará que los matrimonios, las familias y los colegios funcionen! ¡Esa ley trae la paz! ¡La ley está viva y en funcionamiento ahora! Y somos bendecidos de acuerdo a qué tan bien la obedecemos, y maldecidos si la desobedecemos.

Este entendimiento es básico, pero vale la pena pensar en ello profundamente. Pensar en el hecho de que Dios ha puesto esta ley en marcha, ¡y que ésta sí causa la Paz! Esto es lo que queremos: paz, prosperidad, gozo, así como matrimonios, familias y colegios felices. ¿No queremos ser felices? ¿No queremos tener vida abundante? Esta es la clase de vida que promovemos en nuestros campus universitarios de Herbert W. Armstrong College en Edmond, Oklahoma, y en Edstone, Inglaterra.

Si queremos la paz y el bienestar abundante, debemos llegar a la causa. ¡La causa, aunque invisible, es real, y está en funcionamiento!

El mundo no reconoce que la ley de Dios es una ley de amor. El hombre ha decidido absorber la naturaleza de Satanás y el camino de la vanidad en lugar de la naturaleza de Dios. Todo es cuestión de decisión. El camino que decidimos tomar, determina el resultado. Todo converge en elegir entre el árbol de la vida, o el árbol de la muerte.

“Pero debido a que el hombre se rebeló y ha vivido el camino egoísta de la vanidad, la lujuria y la codicia, la envidia, los celos, la competencia y el conflicto, la humanidad ha causado todos los males del mundo”, continuó el Sr. Armstrong. “Ahora Dios nos llama a todos a arrepentirnos de este camino egoísta, y a que nos volvamos a nuestro Creador y a Su camino de vida. Yo había hablado 40 minutos hasta este momento”. ¡Durante 40 minutos, el Sr. Armstrong habló a líderes del mundo sobre la ley espiritual de Dios y las causas de los problemas de este mundo!

¡Usted es único y privilegiado si entiende la verdad sobre la ley de Dios! ¡Es conocimiento poderoso! Tenemos que esforzarnos todo el tiempo para entender más esta ley invisible. Realmente es una cosa maravillosa.

Las universidades de Estados Unidos hoy están en declive, pero la aplicación de la ley de Dios podría solucionar todo eso. El problema es que este mundo no la quiere. Está disponible, pero el hombre no está interesado. El mundo escoge no ver que hay una ley en funcionamiento que podría solucionar todos sus problemas. La gente no quiere escuchar que necesitan arrepentirse y cambiar, así que ellos siguen en el mismo camino, causando los mismos problemas. Pero ahora, estos problemas se están intensificando tanto que ¡la vida humana está a punto de ser borrada de este planeta! Hay una causa para esta crisis, y eso fue lo que el Sr. Armstrong les dijo a los líderes mundiales. Él también les dijo que Cristo intervendría justo antes que toda la humanidad fuera aniquilada.

Los líderes son responsables

Ya viene muy pronto una nueva civilización de acuerdo a Dios. Las profecías de la Biblia muestran que en el futuro cercano, todo mundo estará viviendo el camino de vida de Dios.

Hoy en día, la Iglesia de Dios patrocina dos universidades felices y gozosas que ¡dan un ejemplo actual a la gente acerca del Mundo de Mañana en acción! Le comprobamos al mundo que el camino de vida de Dios realmente sí funciona. Por supuesto, somos pecadores como todo el mundo. Pero cuando los verdaderos cristianos pecamos, nos arrepentimos, Dios nos perdona y corregimos nuestros problemas.

¡Es un camino de vida maravilloso! Pero este mundo tiene que sufrir aún más antes de que aprenda esta preciosa lección. Entonces, la mayoría de la gente escogerá la vida, y no la muerte (Deuteronomio 30:19). Ellos escogerán bendiciones, no maldiciones. Entonces, este mundo estará lleno de verdadero gozo y felicidad.

El Sr. Armstrong les habló a líderes mundiales sobre esta ley, ¡y a ellos les pareció interesante! Les dijo que ellos eran responsables por las personas en sus naciones. Después de todo, se supone que un líder cuida de su pueblo.

Estas oportunidades vinieron de Dios, no de ningún hombre. El Sr. Armstrong oró fervientemente para que Dios le abriera una puerta para el mensaje del evangelio y pudiera alcanzar a estas naciones. Dios contestó esa oración de una forma poderosa. Dios estaba hablándoles directamente a esas personas. Él quería alcanzar a esos líderes de la forma en que condujo al Sr. Armstrong a hacerlo.

Los líderes hoy no piensan sobre la responsabilidad que tienen hacia sus pueblos. Pero de esto es que se trata el liderazgo. El pueblo de Dios tiene que ser como un líder y tomar esta ley de amor, y darla al mundo. Dios está entrenándonos para que seamos líderes justo ahora y que podamos cumplir con esta responsabilidad. Tenemos que llevar este mensaje al mundo, aunque sea solamente un testimonio para la mayoría de la gente hoy día.

Pronto Dios y Jesucristo van a enseñarles a toda la humanidad esta ley invisible, y ésta encaminará al mundo en un curso totalmente diferente. La manera de tener paz y gozo en todas las facetas de la vida, ¡saldrá desde Jerusalén hacia el mundo entero! Esta ley invisible hará que todos los humanos sean uno con Dios.

Soluciones

¡El Sr. Armstrong habló a líderes sobre cinco formas diferentes que el hombre ha desarrollado para borrar la vida humana del planeta! “La ciencia no puede solucionar nuestros problemas terribles, el gobierno no puede, la educación no ha proveído las respuestas ni tampoco las religiones”, explicó él. “Los científicos dicen que la única esperanza para la sobrevivencia humana ahora, es un súper gobierno mundial rigiendo a todas las naciones. Sin embargo, ellos dicen que tal gobierno mundial es imposible” (Ibíd.).

El Sr. Armstrong luego habló sobre cómo el hombre rechazó la ley invisible de Dios, y cómo Dios le asignó 6.000 años al hombre para ir por sus propios caminos. Él escribió: “Luego les declaré (con todo el poder que Dios me dio), que yo era el representante del gran Dios, y que estaba allí para advertirles que esos 6.000 años estaban a punto de terminarse, y que Dios intervendría sobrenaturalmente muy pronto, y que enviaría al Mesías, a Cristo, en supremo poder y gloria para establecer ese gobierno mundial, para regir con el gobierno de Dios y Sus leyes que causarán la paz, la felicidad y el bienestar universal por los próximos mil años sobre la Tierra”.

Les habló audazmente, ¡diciendo que él era el representante de Dios! ¿Qué tan a menudo habrán escuchado estos líderes un mensaje como ese? Esas fueron palabras muy fuertes. No creo que nos damos cuenta de cuán fuertes fueron esas palabras y cuánta esperanza les dio el Sr. Armstrong a esas personas.

Aquí estaba un hombre que tenía sabiduría y amor, y él no estaba tratando de obtener nada de ellos. ¡Él sólo quería darles el mensaje de Dios sobre Su Reino que pronto estará aquí! Les habló sobre un tiempo cuando los problemas horribles que plagan a las naciones de estos líderes, ¡serían resueltos y desaparecerían! Estos líderes aprendieron que Dios va a forzar a la humanidad rebelde a tener paz y felicidad. Dios no los va a forzar a que entren a Su familia, ¡pero Él los forzará a ver y a entender la causa de la paz!

Es asombroso cómo el Sr. Armstrong (como representante del gran Dios), ¡expuso estos problemas y le dijo a la gente exactamente cómo solucionarlos! Dios le mostró a él la causa de la paz, la prosperidad, la felicidad y la forma de eliminar la violencia y la guerra.

En ese tiempo, nadie visitaba a tantos líderes de alto rango como el Sr. Armstrong lo hizo. Nadie les describió todos sus problemas ni les dio la solución verdadera. Él llevó el mensaje de Dios de esperanza, el evangelio, a los líderes del pueblo, algo que nunca antes había sucedido.

Cuando estaba visitando en la India en 1971, el Sr. Armstrong se reunió con el primer ministro. Pero había algo tras bambalinas; algo que el mismo Sr. Armstrong no sabía pero que necesitamos entender profundamente.

En esa carta desde Hong Kong a los colaboradores, el Sr. Armstrong escribió: “A comienzos de 1971, cuando estaba visitando Nueva Delhi, India, la primera ministra Indira Gandhi habló como por 20 minutos en nuestra reunión diciéndome acerca de los muchos miles de pakistaníes del oriente que estaban huyendo a diario como refugiados, entrando a la India por la frontera, sin ninguna posesión, cargando solamente lo que podían llevar en sus espaldas; sin comida, sin dinero y sin empleo. La India, ya empobrecida con millones de pobres (con la necesidad de proveer 150 millones de trabajos adicionales), no podía encargarse de estos refugiados. Muchos estaban muriéndose de hambre; muchos enfermos y con sus ropas andrajosas” (ibíd.).

Pakistán Oriental se convirtió en Bangladesh en 1971. El Sr. Armstrong visitó a esta nación en 1973, cuando ocupaba el octavo lugar de la población más grande del mundo. Él dijo que había sido el país “más pobre” que alguna vez había visto.

En estas naciones uno puede ver el resultado de la desobediencia a la ley invisible de Dios. Siempre hay un costo, una pena, cuando se quebranta la ley invisible. Hay una causa para cada efecto.

En esa reunión de 1971 con Indira Gandhi, ella, una cabeza de estado, ¡estaba pidiéndole consejo al Sr. Armstrong! Ella necesitaba saber qué hacer. ¡Su pueblo necesitaba ayuda desesperadamente! Los refugiados estaban inundando las fronteras, apenas sobreviviendo día a día, debido al hambre. ¡Los líderes prácticamente tenían que borrarlos de sus mentes porque no tenían una solución! Este problema monstruoso parecía que no tenía solución.

Líderes como ella, que estaban lidiando con problemas terribles, eran más receptivos a lo que el Sr. Armstrong tenía que decir ¡porque ellos reconocían que él era un hombre de esperanza! Y el Sr. Armstrong tenía una solución. De esto se trata esta Obra.

¿Cómo trata uno con todas estas personas muriéndose de hambre? ¿Le importan a Dios esas personas? La humanidad se ha acarreado esas situaciones. Pero Dios ama a Su creación. Uno puede ver el amor de Dios por esas personas, ¡con el hecho de que Él envió al Sr. Armstrong con el mensaje del evangelio para darles esperanza! El reino de Dios es inminente, a pesar de lo que esos líderes hagan hoy.

Que venga Tu Reino

En 1972, Sheikh Mujibur Rahman regresó a Bangladesh y se convirtió en su primer ministro, después de haber sido liberado de Pakistán Occidental, donde había sido un prisionero político. Él se lamentó ante el Sr. Armstrong de cómo 3 millones de su población había muerto, 6 millones de casas habían sido destruidas, ¡y más de 1,5 millones de familias campesinas habían quedado sin herramientas ni animales para trabajar sus tierras! Los caminos y puentes de la nación habían sido destruidos. La mayoría de la gente educada de la nación había sido asesinada.

Después de hablar con el primer ministro, el Sr. Armstrong tuvo una reunión privada con el presidente Abu Sayeed Chowdhury. “El Presidente me preguntó francamente sobre mi apreciación acerca de lo que había visto en su país”, escribió el Sr. Armstrong. “Cuando titubeé, él se sonrió, y dijo que quería mi franca y honesta apreciación. Yo le dije que me parecía el país más pobre que había visto. Y agregué que sin pensarlo había pronunciado una oración mientras lo veía, diciendo: ‘que venga Tu Reino’…” (ibíd.). ¿Qué otra solución podría resolver el problema? La única solución verdadera es una civilización gobernada por Jesucristo y Dios el Padre.

A Dios le encantaría tender la mano y terminar todo el sufrimiento ahora mismo, pero hacer eso no edificaría a Su Familia. La humanidad debe continuar sufriendo hasta que entienda y realmente desee guardar la invisible ley de amor de Dios.

Después que el Sr. Armstrong le dio al presidente Chowdhury su evaluación sobre Bangladesh, el Presidente dijo que él sabía un poquito sobre la obra mundial y Ambassador College. “Sr. Armstrong” dijo, “quiero recurrir a usted y pedirle sus consejos sinceros y su asesoría. Yo sé de sus contactos con muchos líderes de gobierno y los problemas que enfrentan, de su amplia experiencia, sus años y sabiduría. Usted puede ver los problemas colosales que tenemos aquí, luchando con la reconstrucción de esta nación de 75 millones de gente pobre”. ¡Un líder mundial quería el consejo y asesoría del Sr. Armstrong! Él buscó su ayuda. ¿Cómo respondería usted si le hicieran tal pregunta?

El Sr. Armstrong tenía contactos que él pensaba podrían ayudar a la economía de Bangladesh, pero sabía que eso solamente sería una ayuda física. Él también ofreció otra solución: “Si el presidente, el primer ministro y el gobierno actual lo permiten, yo pienso que podría ser de gran ayuda para el ánimo y la moral de la gente si salgo al aire a través de la radio de su gobierno, exhortándoles como en Santiago 5:1-11. La gran esperanza de todo el mundo, ahora, es la venida del Señor Jesucristo, para traer al mundo no solamente paz, sino prosperidad universal. Quizás este Presidente pueda ver que el evangelio le dará a su pueblo más esperanza y ánimo que cualquier otra cosa”.

El Sr. Armstrong sabía que solamente el regreso de Cristo podría realmente solucionar los problemas de esta nación enormemente empobrecida. Pero la buena noticia de ese reino venidero es una esperanza grandiosa, ¡incluso hoy!

Rebelión en casa

Tristemente, el Sr. Armstrong nunca pudo salir en la radio de Bangladesh. La razón principal fue ¡porque él enfrentó una rebelión colosal en casa, en su propia Iglesia! Mientras el Sr. Armstrong estaba visitando a esas naciones tan afligidas, expresando el amor de Dios, ¡allá en Pasadena, California, los ministros estaban menoscabando lo que él estaba haciendo!

Cinco meses después de visitar a Bangladesh, el Sr. Armstrong fue a las Filipinas. “Aquí estoy en Manila, todo listo y dispuesto para la primera de estas campañas públicas verdaderamente grandes en naciones gentiles extranjeras alrededor del mundo”, escribió el Sr. Armstrong el 22 de febrero de 1974. Estas campañas fueron respaldadas por altos oficiales del gobierno, ¡pero Satanás no quería que se llevaran a cabo!

Cuando el Sr. Armstrong bajó del avión en Manila, una banda de música le dio la bienvenida. El ministro de educación, cámaras de televisión y fotógrafos de periódicos, capturaban su cada movimiento. Los reporteros lo entrevistaron en el aeropuerto. El presidente filipino, Ferdinand Marcos, estaba respaldando su mensaje. ¡Pero de repente el Sr. Armstrong tuvo que posponer la campaña en las Filipinas!

Hay un diablo que gobierna este mundo, y los viajes del Sr. Armstrong eran un agravio para él en todos los frentes. Por esta razón y con el fin de detener estas campañas vitales, Satanás comenzó a trabajar en la gente, en la “sinagoga de Satanás” dentro de la propia Iglesia de Dios (Apocalipsis 3:9). “Esta deserción de ministros, buscando seguidores para sí mismos, a los cuales gobernar por un lucro egoísta”, escribió el Sr. Armstrong, “ha hecho necesario que me vaya y regrese a Pasadena tan pronto como termine esta carta. ¡Qué gran daño a la grandiosa Obra de Dios! ¡Este era el evento más importante para la Obra en 40 años! Los líderes locales me habían asegurado que íbamos a tener audiencias que superaban muchos miles”.

El hombre de Dios estaba haciendo todo lo que podía para traerle esperanza al mundo y ser un testimonio para la humanidad. Este mensaje debe salir como un testimonio. ¡Estamos enfrentando la aniquilación de toda vida humana, y el grandioso Dios de amor quiere advertirles! Eso era lo que Dios estaba haciendo a través de las visitas del Sr. Armstrong a los líderes mundiales. Pero ¡el propio pueblo de Dios era tan rebelde que ellos menoscabaron todo eso!

¡Satanás estaba realmente atacando a la Iglesia! Y el problema era mucho más extenso de lo que el Sr. Armstrong y otros se daban cuenta.

En la rebelión de 1974 se fueron 35 ministros, y como 2.000 a 3.000 personas se fueron con ellos. ¡Esos ministros no podían ver lo que Dios estaba haciendo en Bangladesh y otras naciones! Ellos eran egoístas y pensaban que los esfuerzos del Sr. Armstrong eran inútiles. ¡Ellos no podían ver cuán valioso era lo que Dios estaba haciendo! Si lo hubieran visto, ¡habrían respaldado con gusto todas las cosas que el Sr. Armstrong estaba haciendo! Ellos habrían amado al mundo más que a ellos mismos. Pero en lugar de eso, ellos hicieron que el Sr. Armstrong corriera de regreso a Pasadena durante un vuelo de toda la noche.

Una Escritura fascinante

Cuando el Sr. Armstrong escribió sobre salir al aire en la radio de Bangladesh, él se refirió a Santiago 5:1-11. Me sorprendió que él haya escogido este pasaje. Hay algo profético en que el Sr. Armstrong haya citado este capítulo en particular.

Dios nos dio nueva revelación sobre Santiago 5 en el año 2007. Yo explico esto en mi folleto La epístola de Santiago (solicite una copia gratis). Ese capítulo tiene un mensaje asombroso. Éste habla específicamente sobre el Sr. Armstrong en tres versículos diferentes, algo que el Sr. Armstrong totalmente no sabía en ese tiempo.

En el versículo 3, “para los días postreros” debería decir “en los últimos días”. Este versículo está hablando sobre nuestro tiempo ahora. ¡Ahora estamos en un tiempo cuando la venida del Señor está cerca! (versículo 8). ¿A quién va dirigido el mensaje de Santiago 5? Incluso el Comentario de Lange reconoce que esto se refiere a una apostasía del pueblo de Dios. ¡Pero los rebeldes en la Iglesia de Dios en 1974 no reconocieron que ellos eran parte de la “sinagoga de Satanás”! Ellos estaban en la propia Iglesia de Dios, ¡y estaban siguiendo al diablo! ¿No es pasmoso que el pueblo de Dios que tenía tanto potencial, haya sido desviado de esa forma? Debemos estar vigilantes en contra de esa influencia maligna.

“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán” (versículo 1). Estos “ricos” son los laodicenos que se volvieron “ricos y con muchos bienes” al ¡vender la casa de Dios al diablo! (Apocalipsis 3:17 versión King James inglesa). ¿Qué puede hacer Dios con gente que lo abandona de esa forma? Va a haber mucho llanto y lloro antes del regreso de Cristo. Debemos estar dispuestos a arrepentirnos ante Dios y guardar esa ley de amor invisible, o estaremos llorando y lamentándonos nosotros también.

“Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla” (Santiago 5:2). Cuando el estado de California trató de apoderarse de la Iglesia de Dios Universal, ellos tenían la misma motivación que muchos de esos ministros: el dinero. Dios les está ofreciendo a los laodicenos gobernar el universo, pero en lugar de eso, ¡ellos quieren dinero! ¿Qué clase de locura es esa? Ellos están tan ciegos que no pueden ver lo que Dios les está ofreciendo.

“Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros” (versículo 3). El oro y la plata no se oxidan, pero Dios está hablando acerca del oro y la plata espirituales. Esos ministros que obraron en contra de Dios en la década de 1970 han permitido que su oro y plata espirituales se oxiden y corroan.

“He aquí, clama el jornal [salario] de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” (versículo 4). Estos obreros son los que fielmente han contribuido con sus diezmos para construir la Obra de Dios y apoyar a Su Iglesia.

¡Este versículo describe un cuadro dramático! ¡Dios está diciendo que Su propio pueblo comenzó a cometer fraude! Cristo lo toma a pecho porque Él ve a Su pueblo dando para la Obra, ¡y luego vienen hombres que se lo roban! Eso fue lo que sucedió en la Iglesia de Dios Universal (idu). Esos líderes recibieron millones y millones de dólares, pero no se merecían ni un centavo. Dios dice: esto llegó a mis oídos, ¡y ustedes van a llorar y a lamentarse por lo que han hecho! Cuando alguien le roba a Dios y al pueblo de Dios, ¡Dios se ofende profundamente!

El versículo 4 dice “el Señor de los ejércitos”; en la versión inglesa kj dice: el Señor de “sabaoth”. O sea, ¡el Señor de los ejércitos de Israel! Dios es el líder de ejércitos grandiosos, ¡y Él está a punto de ir a la guerra en contra de esa gente!

“Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza” (versículo 5). El “día de matanza” se refiere a la Gran Tribulación y al regreso de Cristo. Ese será un día sangriento; habrá cadáveres esparcidos por toda la Tierra. ¡Los sobrevivientes estarán tan agobiados que ni siquiera los enterrarán! La Tierra será un cementerio gigantesco. No obstante, después de toda la destrucción ¡aun así el hombre no hará caso!

‘El hombre justo’

Santiago 5 continúa: “Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia” (versículo 6). La Biblia Anchor dice: “Has matado al justo”. ¿Quién es este justo?

Odiar a alguien es igual a cometer asesinato (1 Juan 3:15). El Sr. Armstrong dijo que hacia los últimos días de su vida, había hombres en la Iglesia esperando como buitres a que él muriera. Ellos deseaban la riqueza de la Iglesia. Ellos odiaban al Sr. Armstrong y odiaban lo que él estaba haciendo en las naciones como Bangladesh. Ellos suponían que sus esfuerzos eran inútiles. El Sr. Armstrong estaba allá trabajando, dando todo lo que él tenía, proclamando a las naciones la verdad de Dios como un testimonio. ¡Pero muchos en la Sede estaban en contra de él! ¿No es eso desgastante? Sin apoyo, nadie puede hacer lo que el Sr. Armstrong estaba haciendo.

El Léxico de Thayer dice que “condenado” (en Santiago 5:6) significa juzgar o pronunciar una sentencia o juicio contra alguien; condenar a alguien por un crimen. La Biblia Anchor dice que la palabra evoca un tribunal. El ministerio condenó los planes que el Sr. Armstrong tenía para Bangladesh. Después de su muerte, los laodicenos lo condenaron durante nuestro litigio de 6 años en corte, por los derechos de autor de los escritos del Sr. Armstrong. ¡Ellos trataron de hacerlo ver como un tonto y un farsante! Ellos odiaban la verdad que el Sr. Armstrong restauró. Ellos dijeron algunas de las cosas más terribles en contra del Sr. Armstrong; incluso los que lo alababan eran hipócritas. ¡Dios nos dio la victoria en esa batalla de corte en contra de aquellos hombres malvados! Yo creo que Santiago 5:6 se refiere específicamente a nuestro caso de corte. ¡Estas personas eran anticristos tratando de destruir la Obra de Dios!

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la Tierra, con [mucha] paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía” (versículo 7). La “lluvia temprana y la tardía” se refiere a la era de la Iglesia del Sr. Armstrong, y a nuestra Obra hoy, en la última era de la Iglesia de Dios.

¿Tiene usted “mucha paciencia”? La paciencia no es algo natural. La desarrollamos a través de la pruebas y dificultades (Santiago 1:3). Pero los laodicenos no tenían mucha paciencia. Ellos no se esperaron para ver lo que Dios estaba haciendo, al enviar el mensaje del evangelio a las naciones gentiles por medio del Sr. Armstrong. ¡Ellos simplemente se rindieron!

Tenemos que tener “paciencia hasta la venida del Señor”. La “venida” significa “presencia”. Queremos la presencia de Jesucristo aquí, ¡gobernando desde el Trono de David! El pueblo de Dios tiene el honor más noble descrito en la Biblia: el de ser la Esposa de Jesucristo. Queremos la presencia de Dios aquí ¡porque entendemos que ésta es la única cosa que acabará con el sufrimiento terrible! Por eso fue que el Sr. Armstrong oró: ¡“Que venga Tu Reino”!

“Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca” (Santiago 5:8). ¡Debemos estar establecidos espiritualmente porque el retorno de Cristo está cerca! ¡Cuatro veces en siete versículos de Santiago 5 se menciona el inminente retorno de Cristo! El retorno de Cristo está ¡en el umbral de la puerta! (versículo 9).

¿Quién estaba inspirando al Sr. Armstrong para que fuera a Bangladesh y a la India? ¿Quién quisiera tomarse el tiempo para ir a esos dos países? En este caso, ¡alguien que quería cambiar a la India y ayudar a la India a cambiar a Bangladesh! Alguien que quería hacer de estos dos países unos de los lugares más hermosos sobre la Tierra, llenos de felicidad y de gente amable.

El apóstol Santiago estaba advirtiendo sobre la rebelión laodicena. El capítulo 5 nos muestra cómo podemos evitar cometer los mismos errores que los laodicenos cometieron. (Esto está completamente explicado en El mensaje de Malaquías, solicite su copia gratuita).

La tormenta de la Tercera Guerra Mundial está en el horizonte, y ¡ésta va a ser una tempestad como nunca antes se ha visto en el mundo! ¡Dios está advirtiendo a todo el mundo a través de esta Obra!

Tenemos que amar a ésta Obra. Si entendemos lo que la Escritura dice en Santiago 5:1-11, estaremos totalmente entregados a apoyar ésta Obra. En estos versículos, Dios expone lo que estaba sucediendo tras bambalinas mientras el Sr. Armstrong estaba haciendo la Obra, y logrando algo monumentalmente significativo en la Tierra. ¡El Sr. Armstrong se atrevió a ir a donde ningún otro ministro se atrevería a ir! Y él no pidió nada a cambio.

La oración de Elías

“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses” (Santiago 5:17). El original Elías sólo profetizó de la lluvia y la sequía, pero no oró por ello (1 Reyes 17). Pero Santiago está hablando sobre Elías del tiempo del fin; de Herbert W. Armstrong orando para que la lluvia espiritual se detuviera.

¡Esto muestra el poder de la oración ferviente! Durante los últimos días del Sr. Armstrong, él vio lo que estaba sucediendo tras bambalinas. Él no quería que Dios bendijera a la Iglesia rebelde con nueva revelación. Pero él oró que después de tres años y medio, Dios comenzara a enviar de nuevo lluvia espiritual. (Todo esto está explicado en mi folleto gratuito La epístola de Santiago).

El primerísimo Sábado después de la muerte del Sr. Armstrong en enero de 1986, el ministerio cambió la comisión de la Iglesia de Mateo 24:14 a Mateo 28:19-20. Ellos querían aumentar la membresía en la Iglesia. A ellos no les importaba la gente de Bangladesh ni de otras naciones gentiles. ¡Ellos estaban enfocados en el obtener! Por supuesto que queremos que venga gente a la Iglesia, ¡pero de acuerdo a la manera de Dios! Pero cuando uno piensa en la Tierra convirtiéndose en un cementerio, ¿no deberíamos desear advertirle al mundo sobre eso? ¡Necesitamos ser un testimonio y advertirles a través del amor de Dios!

Dios nunca volvió a dar nueva revelación a través de la idu; ¡Él cortó a los laodicenos!

“Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Santiago 5:18). Después de tres años y medio de la muerte del Sr. Armstrong, Dios comenzó otra vez a dar nueva revelación. En marzo de 1989 Dios comenzó, revelándome la verdad que hay en El mensaje de Malaquías. Yo le di a mi hijo el primer manuscrito el 15 de julio de 1989. Y él comenzó a leerlo el 16 de julio; exactamente tres años y medio después de la muerte del Sr. Armstrong. Mi hijo era un estudiante de primer año en ese tiempo. ¡La lluvia espiritual comenzó otra vez en la Iglesia de Dios con un joven que no estaba bautizado! Dios está trayéndonos a todos a Su familia. Nuestras labores tienen que alcanzar a los que no están bautizados, y a los bautizados, y a la gente de Bangladesh; ¡y finalmente a toda persona en la Tierra! ¡Necesitamos mostrarle a la gente el amor de Dios!

Yo creo que el Sr. Armstrong entendía mucho sobre Santiago 5:1-11, cuando uno comprende lo que él oró en los versículos 17 y 18. Aunque no creo que lo entendió completamente, creo que cuando él estaba en su lecho de muerte, al menos sabía lo que estaba sucediendo tras bambalinas y cómo ellos estaban trabajando en su contra. Tenemos que ver que antes de morir, el Sr. Armstrong entendió mucho. Yo pienso que esa es la razón por la que Dios lo inspiró a usar Santiago 5:1-11 en su carta a los colaboradores del 26 de noviembre de 1973.

Los versículos 6, 17 y 18 se refieren directamente al Sr. Armstrong. Hoy, los que están en la Iglesia de Dios de Filadelfia (https://pcg.church), son los únicos que entienden Santiago 5. ¡Dios nos ha comisionado a continuar con la Obra de Elías! Tenemos un mensaje atronador de parte del Dios de Elías. Dios quiere alcanzar a todos los que Él posiblemente pueda a medida que Él construye a Su Familia de amor.

Uno puede ver esto en el ejemplo del Sr. Armstrong. Es fascinante estudiar las reuniones que él tuvo con líderes mundiales. ¡Esto nunca antes había sucedido en la historia del hombre! Esas reuniones tienen todo que ver con el Creador, expresando Su amor por Su creación.

Existe una profundidad grandiosa en la enseñanza que Dios le dio al Sr. Armstrong. ¡Había una razón para ir a Bangladesh! Todo gira en torno al amor de Dios.

Las cartas a los colaboradores que el Sr. Armstrong escribió en la década de 1970 fueron de las más poderosas que él haya escrito alguna vez. Hay lecciones maravillosas para cosechar de ellas. Y aun así el ministerio no siguió el ejemplo que él estableció. Ellos no entendieron lo que él estaba haciendo; y se rehusaron a entender. ¡Tenemos que estar seguros de que entendemos y obedecemos!

El Sr. Armstrong recibió favor ante los ojos de líderes mundiales. Dios hizo una Obra milagrosa a través de él, como está explicado en sus cartas. ¡Debemos seguir el ejemplo del Sr. Armstrong y publicar el mensaje a este mundo! Necesitamos hacer todo lo que podamos para terminar la obra de Elías, ¡y cumplir el deseo de Dios de liberar a este mundo del sufrimiento! Debemos advertir sobre lo que viene, ¡y distribuir la esperanza que le aguarda al mundo entero con el pronto y venidero retorno de Jesucristo! 

Boletín, AD