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Una razón excepcional para obedecer a Dios

JULIA GODDARD/LA TROMPETA

Una razón excepcional para obedecer a Dios

Es la diferencia entre el odio y el amor.

¿Sabía usted que Satanás obedece a Dios? Tal vez nunca haya pensado en esto. Pero Dios es más poderoso que el diablo, así que cuando Dios manda, Satanás obedece.

Cuando Dios quiso liberar a los israelitas de Egipto, el faraón se negó repetidamente. Pero Dios lo golpeó con tantas maldiciones terribles que finalmente cedió (Éxodo 12:29-32). Faraón era un tipo del diablo.

En el libro de Job, Satanás se presentó ante Dios para acusar a este hombre justo (Job 1:6-8). “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene?”, le gruñó (versículo 10). El diablo quería derribar a Job, pero no podía cruzar el límite que Dios había puesto. Dios le dijo a Satanás, Haz lo que quieras, pero no le hagas daño a Job (versículo 12). Dios decidió volver a trazar ese límite para probar y desarrollar el carácter de Job. Satanás destruyó casi todo lo que Job poseía, pero no cruzó la línea (versículos 13-22). Luego presionó a Dios, hambriento de atacar aún más. Dios respondió: “He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida” (Job 2:6). Satanás golpeó al pobre hombre con una sarna maligna desde los pies hasta la coronilla (versículo 7), pero obedeció. No mató a Job.

Satanás no tiene piedad. Lleno de odio, deseoso de desatar la miseria, no tiene autocontrol. El único que lo frena es Dios. Es incapaz de desafiar a su Creador.

En Mateo 4:10-11, Jesucristo ordenó: “Vete, Satanás”, y el diablo se fue. En Apocalipsis 12:9-12, Dios echó a Satanás y a sus demonios del cielo. Los confinó en la Tierra, y ellos cumplieron.

El diablo obedece a Dios, ¡y odia completamente a Dios!

Lamentablemente, la obediencia obligatoria no es infrecuente. Mucha gente cometería delitos si supiera que no les van a pillar. En la sociedad actual, cada vez hay más personas que se aprovechan de la debilidad de los cuerpos policiales para cometer actos de vandalismo, robos y cosas peores.

Dios quiere que le obedezcamos. Pero lo que realmente busca es un tipo de obediencia muy diferente a la que muchos ofrecen.

Sí, a veces Dios exige sumisión, como en el caso de Satanás. Por ejemplo, Dios ordena a los padres que castiguen a los hijos por la desobediencia con el fin de establecer la obediencia como un hábito (p. ej., Proverbios 22:15; 29:15, 17). Pero eso es sólo un punto de partida para el tipo correcto de obediencia a Dios.

“El principio de la sabiduría es el temor de [el Eterno]; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos [u obedecen]…” (Salmo 111:10). Se trata de algo más que el temor al castigo por infringir una ley: se trata de respeto y reverencia hacia el Legislador. El temor adecuado conduce a la madurez y la sabiduría. La obediencia a las leyes justas produce comprensión, lo que refuerza el respeto por el Legislador.

Cuanto más obedezca la ley de Dios, más la entenderá. Y cuanto más entienda la ley de Dios, más la amará. Ese amor inspira el tipo de obediencia que Dios busca.

En Efesios 6:5-6, el apóstol Pablo dice a los trabajadores que obedezcan a sus jefes, pero no de cualquier manera. Dice específicamente: “No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios”. En otras palabras, obedezcan a su jefe sinceramente y de todo corazón. En varias escrituras, Dios ordena este tipo de complicidad con las autoridades en nuestras vidas como medio para desarrollar una obediencia sincera a Dios Mismo (p. ej., Romanos 13:1-7).

Es una cosa profunda para pensar: ¡La simple obediencia a Dios no le hace necesariamente mejor que el diablo! La pregunta es: ¿qué pasa en su corazón? Dios alaba a los que obedecen “de corazón” (Romanos 6:17).

“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide el [Eterno] tu Dios de ti, sino que temas a [el Eterno] tu Dios, que andes en todos sus caminos [u obedezcas], y que lo ames y sirvas a [el Eterno] tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma?” (Deuteronomio 10:12). Nótese la progresión: el temor piadoso lleva a la obediencia, la cual lleva al amor, ¡que lo inspira a comprometerse con una vida de servicio eterno en la Familia de Dios!

Dios no quiere una obediencia satánica a regañadientes. Él quiere una obediencia alegre y sincera de parte de Sus hijos amorosos. Él quiere que amemos Su forma de vida tal como lo hace Él.

“¡Oh, cuánto amo yo tu ley!” (Salmo 119:97). ¡Aprenda a amar el Sábado, la honestidad, la fidelidad matrimonial, el diezmo y todas las leyes de Dios! Llegue al punto en que si alguien dijera, “No tienes que guardar el Sábado”, le sonaría tan ridículo como: “No tienes que disfrutar de tu comida favorita”.

Ese amor es el que motivó a Jesucristo a obedecer a Su Padre, incluso hasta la tortura y la muerte.

Esta profundidad de amor y obediencia no es algo que se pueda conseguir por uno mismo. Usted tiene que orar para que Dios lo ayude con el poder de Su Espíritu Santo trabajando con usted. Pero mientras más ame a Dios y Su camino, más se esforzará por obedecerlo porque lo desea. Y pronto, podrá trabajar junto con Dios para enseñar al mundo entero a guardar la hermosa ley de amor de Dios.


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