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Una nueva carrera armamentista mundial

Costas Metaxakis/AFP/Getty Images

Una nueva carrera armamentista mundial

El mundo se está volviendo un lugar más peligroso, y la culpa recae principalmente sobre Estados Unidos.

¿Es el mundo más peligroso que nunca antes? Usted podría leer a un columnista o escuchar a un candidato presidencial aseverando que así lo es. ¿Pero cómo comprueba usted la verdad al respecto?

Una tendencia que da un buen indicativo de esto es el gasto militar. En 2011, el mundo estaba gastando casi tanto en su aparato militar como cuando estaba en plena Segunda Guerra Mundial. Hemos permanecido cerca de ese punto histórico en los años posteriores. Incluso ajustado por la inflación, el mundo está gastando más [en armamentos] que en cualquier otro momento en la historia —en la Guerra Fría, la Primera Guerra Mundial o cualquier otro tiempo.

Sería simplista decir que entre más dinero gastamos en armas, más peligroso es nuestro mundo, pues también importa quién lo está gastando. Y cuando se miran esos hechos, el cuadro se vuelve aún más alarmante.

Europa

El año pasado, Rusia incrementó su presupuesto de defensa en un 8 por ciento; este año, ha dicho que desea aumentarlo en un 15 por ciento. Esta decisión de Rusia ha provocado saltos dramáticos en el gasto militar europeo.

Letonia está elevando su gasto en un 15 por ciento; Lituania, un 50 por ciento. Ucrania, aún en guerra con los separatistas pro-rusos —e incluso las fuerzas rusas— se espera que duplique su gasto militar este año.

Más al occidente el incremento también es dramático. Polonia se comprometió a gastar 38 mil millones de dólares extra entre 2013 y 2022. Este año, Francia prometió un incremento de 7 mil millones de dólares para 2019. Suecia dice que gastará mil millones extra. Noruega y los Países Bajos anunciaron incrementos de cientos de millones.

El asunto más importante acerca de estas estadísticas no son las cifras en sí mismas, sino la dirección de la tendencia. Por años, los ejércitos de Europa se han reducido. Pero ya no es así.

“Estas decisiones presentan una revisión fundamental de antiguas prácticas de gasto militar en la mayoría de los países que vieron su presupuesto de defensa en un declive más o menos constante desde el fin de la Guerra Fría”, escribió el Instituto de Servicios Reales Unidos, un grupo de analistas con sede en Reino Unido. “Los acontecimientos recientes podrían por lo tanto ser considerados como indicativos de un cambio sustancial en los discursos de defensa de los países tanto a nivel político como en el más amplio debate público” (1° de mayo).

El ejemplo más significativo de esto es Alemania.

El año pasado, varias fuentes de noticias, incluyendo Trompeta, señalaron que algunos líderes alemanes estaban hablando de incrementar el presupuesto de defensa. Tan sólo el hecho de que la gente estuviera hablando de esta forma era noticia, ya que por años, la meta había sido cortar el presupuesto.

Al inicio, el exministro de defensa Karl-Theodor zu Guttenberg fue una de las únicas personas de alto perfil pidiendo un aumento en el gasto militar. “Es espantoso que Alemania recientemente decidiera cortar el gasto militar por cerca de €800 millones (us$1,05 mil millones) en 2015”, escribió él en el Wall Street Journal en septiembre de 2014.

Poco después, otros comenzaron a unírsele. El New York Times escribió que en respuesta a los tropiezos del ejército alemán en operaciones en Irak y África, los políticos alemanes estaban “considerando fuertemente la posible revisión de lo que en mucho tiempo había sido una política intocable: elevar el presupuesto para gastos de defensa” (29 de septiembre de 2014). El experto en defensa alemán Thomas Wiegold, dijo: “Ahora me están consultando si deberíamos gastar más dinero. Eso nunca antes había sucedido” (ibíd.).

Este año, el gasto ha comenzado. En marzo, Alemania anunció un aumento en el gasto militar de €8 mil millones (us$9,1 mil millones). Ese es un incremento del 6,2 por ciento que pasó de ser impensable a impopular, hasta hacerse realidad, en alrededor de un año.

Ahora algunos alemanes están pidiendo aún más. El jefe saliente del estado mayor del Ejército Alemán, por ejemplo, ha solicitado incrementar el gasto en unos 23 mil millones de dólares. El nuevo parlamentario de la defensoría para las fuerzas armadas, Hans-Peter Bartel, ha pedido mil millones más para el gasto.

Oriente Medio

Vemos la misma tendencia en Oriente Medio. Allí el principal motor de este crecimiento es Irán. En el presupuesto de este año, Irán elevó su gasto de defensa en un 30 por ciento, y el acuerdo nuclear recientemente concluido podría abrir la puerta para incrementos incluso mayores.

“Los límites a los gastos militares de Irán han sido un asunto de necesidad más que de intención, y esta necesidad ha sido resultado tanto de la presión internacional y las sanciones como de los límites impuestos por el pib de Irán y su necesidad de sostener a una gran población nativa”, escribió el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de EE UU en un informe del 28 de abril. “(…) Irán ha estado sometida a un crecimiento lento y ahora sanciones paralizantes, lo que conduce a una moneda devaluada, reducciones significativas en las exportaciones de petróleo, trastornos comerciales, mayor inflación, y una economía encogida…”. En otras palabras, Irán quiere gastar aún más en su ejército, y principalmente lo que lo detiene han sido las sanciones. Una vez estas sean quitadas, es seguro que el gasto se elevará aún más.

El Foro de Acción de EE UU esgrimió algunas cifras y concluyó que ese ingreso extra a disposición de Irán por el acuerdo significaría que su presupuesto de defensa se elevaría unos 10 a 15 mil millones de dólares. “Nada en el acuerdo podría impedir que Irán gaste más de esa cantidad para financiar su ejército u organizaciones terroristas y regímenes autoritarios en todo Oriente Medio”, señala el grupo (5 de agosto).

Este salto está teniendo un gran impacto en toda la región, y de forma más dramática en Arabia Saudí.

Arabia Saudí es el cuarto país del mundo con mayor gasto militar. Y su gasto se ha disparado. En tan solo los últimos 10 años, su gasto militar ha sido más del doble. En 2014, subió un 17 por ciento, el incremento más alto en cualquiera de los de mayor gasto en el mundo.

Los saudíes han dispuesto aumentar su presupuesto de defensa otro 27 por ciento en los próximos cinco años, según “ihs Jane’s Aerospace, Defense and Security” (ihs Consultoría Aeroespacial y de la Industria de Defensa). Los Emiratos Árabes Unidos y Qatar también están planeando elevar su gasto. Representantes de Qatar anunciaron potenciales acuerdos por un valor de 23 mil millones de dólares en el último año, en lo que ihs Jane’s llamó un “incremento sin precedentes de inversión para el ejército” (1° de junio).

El Financial Times señaló que todos estos países están “buscando armamento más avanzado de EE UU, para contrarrestar lo que [ellos temen] podría ser un Irán envalentonado” (2 de junio).

Durante el verano, el Pentágono reveló que Arabia Saudí quiere gastar 5,5 mil millones de dólares en avanzados lanzamisiles Patriot. Si esto continúa, ejercería enorme poder en los cielos sobre el Golfo Pérsico. Arabia Saudí se vio forzada recientemente a anunciar recortes al gasto del gobierno debido a los bajos precios del petróleo. Pero a pesar de que el gasto de defensa representa un tercio de su presupuesto, no lo está cortando. Las realidades económicas aún podrían frenar algunas de las ambiciones saudíes, pero ellos están poniendo una prioridad más alta que nunca en sus fuerzas armadas.

Todas estas cifras se refieren únicamente al gasto militar convencional; éstas no incluyen armas nucleares. Como todas las naciones en la región bien lo saben, el acuerdo iraní permitirá que Irán obtenga la bomba. Teherán puede romper el acuerdo y apresurarse a obtener una ya, o apegarse al acuerdo y obtenerla legalmente en tan solo unos años más. Esto eleva el espectro de una carrera armamentista nuclear en Oriente Medio.

El deseo de los saudíes por tener una bomba propia ha sido bien documentado. En mayo, el Sunday Times citó a un oficial de inteligencia estadounidense diciendo: “Sabemos que este material está disponible para ellos listo para usarse”. En cuanto a si los saudíes habían decidido convertirse en una potencia nuclear, el oficial respondió: “Eso es lo que debe suponerse”. El Times también citó al príncipe Turki bin Faisal, exjefe de inteligencia saudí y embajador en Londres y Washington, declarando esto: “Todo lo que tengan los iraníes, nosotros lo tendremos también”.

Es mucho más difícil obtener información confiable y concreta de esta tendencia. Los saudíes no van a estar publicando actualizaciones regulares sobre su progreso para obtener la bomba. Pero en junio ellos firmaron un acuerdo con Rusia para el desarrollo de energía nuclear civil.

Atada a esta región está África, con el norte de África estrechamente relacionado con los eventos en Oriente Medio. Aquí, en 2014, el gasto militar aumentó un 6 por ciento, impulsado principalmente por Argelia y Angola.

Asia

En Asia, el gasto militar ha sufrido algunos cambios importantes en las décadas recientes. Desde 2005, se ha elevado un 62 por ciento. De 2013 a 2014, se elevó 5 por ciento.

En febrero de 2014, la firma consultora Mc­Kinsey & Company publicó un reporte llamado “El sudeste asiático: la siguiente oportunidad de crecimiento en defensa”. Éste decía: “Un profundo cambio en el poder económico está transformando el panorama global del gasto en defensa. Por primera vez en más de dos siglos, desde el inicio de la Revolución Industrial, la mayor parte del crecimiento económico mundial sucedió en los países en vías de desarrollo, liderado en gran parte por China, India y otras economías emergentes.

“Los mercados emergentes ahora están gastando más en defensa que nunca antes. Países como China, Brasil e India han doblado o incluso triplicado su gasto en defensa durante las dos últimas décadas. El sudeste asiático (Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam) está ahora entre los de mayor gasto en defensa del mundo. Estos países colectivamente han doblado su gasto militar entre 1992 y 2012”.

China es el segundo país con mayor gasto militar en el mundo. En 2014, se estima que gastó 216 mil millones de dólares en sus fuerzas armadas, un incremento de casi el 10 por ciento respecto a años anteriores. Como señala el reporte de McKinsey, esta tendencia comenzó hace décadas. Pero también existe una tendencia mucho más reciente de China: la apropiación y construcción de islas en el Mar del Sur de China.

En mayo, cnbc publicó un artículo titulado “El gasto de Asia en defensa: nueva carrera armamentista en el Mar del Sur de China”, el cual decía: “Filipinas, Vietnam, Indonesia, Malasia, Tailandia y Taiwán están reforzando sus ejércitos frente a las crecientes y audaces incursiones de China en la región. Pero la mayoría de ese gasto no va a los fabricantes de armas en Estados Unidos”. Las estadísticas respaldan las declaraciones de cnbc.

Durante el próximo año, las principales potencias de Asia están planeando incrementos en defensa mucho mayores. China planea aumentar su gasto en un 10 por ciento. India está planeando un salto del 11 por ciento. A comienzos de este año, Japón aprobó su presupuesto de defensa más grande, alrededor de $42 mil millones de dólares; el tercer año consecutivo de incrementos. ihs Jane’s predice que Filipinas duplicará su gasto para 2021.

¿Por qué ahora?

Esta es la realidad en defensa nacional en 2015: una carrera armamentista en Europa Oriental; una carrera armamentista en Oriente Medio; y una carrera armamentista en Asia. ¿Por qué? ¿Y por qué ahora? ¿Por qué Arabia Saudí está comprando armas por temor a Irán exactamente al mismo tiempo que Polonia está comprando armas debido por temor a Rusia? A primera vista, estas carreras armamentistas no tienen ninguna conexión.

La respuesta a esta pregunta emerge al considerar la principal potencia que no hemos analizado hasta ahora: Estados Unidos.

Aquí está la excepción reveladora a la creciente tendencia en gasto. En 2014, EE UU cortó su gasto en un 6,5 por ciento (us$40 mil millones). De 2010 a 2014, su gasto en defensa cayó un 20 por ciento. Para finales de este año, se espera que caiga aún más.

Las estadísticas claramente muestran que el mundo está entrando a una nueva era. “El cambio proyectado en las cifras de gasto globales destaca el fin de la era donde un país —Estados Unidos— gastaba casi tanto como el resto del mundo combinado y disfrutaba de un nivel históricamente único de dominación militar convencional”, explicó ihs Jane’s. “Ahora, sin embargo, el sistema internacional está cambiando hacia el equilibrio, bajo el cual ningún estado puede inclinar la balanza de forma masiva a su favor” (25 de junio de 2014).

“Para 2019, por primera vez en la historia, la otan no contará con la mayor parte de los gastos de defensa del mundo, habiendo contado con casi dos tercios del gasto global tan recientemente como en 2010”, escribió también ihs Jane’s (18 de diciembre de 2014).

Este dramático cambio alejándose del súper dominante gasto militar de Estados Unidos señala la razón común detrás del salto en el gasto armamentista en todos lados. EE UU se está retirando. Sus aliados no confían en él. Más naciones agresivas alrededor del mundo se están envalentonando.

Considere a Europa. Rusia ha estado actuando agresivamente por algún tiempo. En 2008, invadió Georgia. Esta invasión, sin embargo, no estimuló una explosión en gasto de defensa de otras naciones. Los de Europa oriental estaban asustados, pero en vez de gastar más, acudieron a Estados Unidos por ayuda. Solicitaron a Estados Unidos instalar misiles en su territorio. Estas bases permanentes les darían garantía de que EE UU vendría en su ayuda si fueran atacados.

EE UU se ha retirado de estas bases de misiles y se ha negado consistentemente en hacerle frente a Rusia. Moscú reconoció esto como una invitación para actuar incluso con más audacia. Así que ahora, está gastando más y siendo más agresivo. Al mismo tiempo, Europa recibió el mensaje de que no puede depender de EE UU. Después de que Rusia invadiera a Ucrania, las naciones europeas miraron a las tropas, tanques y aviones europeos; no a los estadounidenses.

En Oriente Medio ocurre lo mismo. Estados Unidos nunca ha hecho lo suficiente para evitar que Irán tenga una bomba nuclear; sin embargo, al negociar el acuerdo nuclear el año pasado, esencialmente hizo una declaración pública de que nunca le hará frente a Irán. Entonces, como era de esperarse, Irán se ha vuelto más agresivo, y Arabia Saudí y otros estados han concluido que no pueden confiar en EE UU, y que mejor se preparan ellos mismos para la guerra.

Esta trama también está sucediendo en Asia. Los chinos han visto cómo EE UU negocia con Rusia y con Irán y han concluido que ellos pueden actuar agresivamente sin temor de que Estados Unidos los enfrente. Otras naciones asiáticas están concluyendo que no pueden confiar en EE UU.

Estas tres carreras armamentistas globales y la inestabilidad que están trayendo son causadas directamente por la retirada de EE UU de la vigilancia del resto del mundo.

Esto apunta al aspecto más preocupante del declive en el gasto militar estadounidense. No es que Estados Unidos necesite gastar más para mantener su posición como el poder militar dominante del mundo. No lo necesita. Incluso con los cortes recientes, gasta más en sus fuerzas armadas que la UE, China y Rusia combinados.

No se trata de dinero; se trata de la actitud y perspectiva de EE UU. Los recortes en el gasto estadounidense son preocupantes porque ellos son un síntoma de un problema mucho más profundo: en un peligroso nuevo ataque de aislacionismo, Estados Unidos se está retirando del mundo.

Durante los dos siglos pasados, Gran Bretaña y Estados Unidos han sido una significativa fuerza estabilizadora en el mundo. Los puntos altos en la gráfica de la historia del gasto armamentista mundial demuestran esto: que el poderío británico y luego el poderío estadounidense fueron desplegados para oponerse a la tiranía del Káiser Guillermo, Adolfo Hitler, el comunismo y el Islam radical. En este último caso, gran parte del esfuerzo ha sido en vano. Pero la historia muestra que estas dos potencias han resistido a los enemigos más mortales de la civilización.

Estados Unidos, sin embargo, está una vez más volviéndose hacia adentro, de la misma forma que Gran Bretaña lo hizo antes de la Primera Guerra Mundial y antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Los estadounidenses han terminado con las intervenciones.

“El mundo está en su momento más pacífico cuando las grandes potencias no se encuentran bajo ninguna ilusión en cuanto a cuál es su posición en la jerarquía mundial”, escribió el historiador británico Andrew Roberts en su libro Una historia de los pueblos de habla inglesa desde 1900.

La retirada de Estados Unidos tiene a algunas naciones pensando que ahora es su oportunidad para el primer lugar. Otros ven la inestabilidad en el horizonte y se están preparando para ella. Pero a Gran Bretaña y a EE UU no les importa. El mundo ya no es su preocupación.

La era posterior a la Guerra Fría, e incluso posterior al 11 de septiembre, caracterizada por lo que algunos han llamado la hiperpotencia estadounidense, ha llegado a su fin. No porque los estadounidenses no estén gastando cientos de miles de millones en su ejército, sino porque su voluntad para liderar y su voluntad para luchar está quebrada. Este brote mundial de gasto militar es parte del surgimiento de un nuevo mundo multipolar, donde el poder no está concentrado en Estados Unidos.

Históricamente, el ascenso de Gran Bretaña y Estados Unidos condujo a una larga era de relativa paz. Esa era está terminando justo ahora. Para entender por qué, lea nuestro libro gratuito Estados Unidos y Gran Bretaña en Profecía escrito por Herbert W. Armstrong