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Una corte canadiense: Ahora su casa podría pertenecer a los ‘nativos’
El alcalde de Richmond, en Columbia Británica, causó alarma ayer al entregar personalmente cartas (gracias a la huelga de Correos de Canadá) a cientos de propietarios, informando que un reciente fallo de la Corte Suprema de Columbia Británica “podría poner en riesgo el estatus y la validez de su propiedad”. Esta decisión judicial, de ser confirmada, podría extenderse por todo Canadá, socavando la propiedad básica, un pilar de la sociedad libre.
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En agosto, la jueza Barbara Young dictaminó que los títulos de propiedad otorgados por el gobierno en casi 3 millas cuadradas de terreno urbanizado, incluyendo viviendas privadas y sitios industriales, eran inválidos y “infringieron injustificadamente el título aborigen de los Cowichan”. Las Tribus Cowichan son un grupo “indígena” de aproximadamente 5.000 personas.
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Las escrituras privadas, aunque aún válidas por ahora, deben resolverse mediante negociaciones, demandas, compras o pasando al control de los gobiernos tribales. El tribunal incluso sugirió “propiedad dual”. Las familias en hogares que creían poseer están en un limbo respecto a desalojos, préstamos y ventas de viviendas.
Todos han apelado: los locales y el gobierno porque consideran el fallo absurdo; los indios Cowichan porque quieren aún más tierra; y otra tribu indígena, la Nación Musqueam, porque también pescaron en un río de la zona hace cientos de años e insisten en que la tierra es suya.
Este es un ejemplo espectacular de la corrección política descontrolada. Que esta corte invalide los derechos de propiedad —desestabilizando así la economía y desarticulando el orden social— para satisfacer reclamos de hace más de un siglo y medio refleja una falta de criterio espantosa.
Dios profetizó la remoción de “el juez” del Israel moderno y de que el juicio sería retirado, la justicia se pondría lejos y la verdad tropezaría en las calles (Isaías 3:2; 59:14); maldiciones por exiliar a Dios de nuestra vida pública y rechazar Su Palabra.
