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‘Tus padres no te quieren, pero Rusia sí’

Julia Goddard/la trompeta

‘Tus padres no te quieren, pero Rusia sí’

¿Cómo le llama al secuestro de decenas de miles de niños y al lavado de cerebro para convertirlos en soldados del secuestrador? ‘Maldad diabólica al nivel de Iósif Stalin’.

“Tus padres no te querían”. Esto es lo que le dijeron a Lisa, de 15 años, sus guardias después de que ella y sus compañeros de clase fueran sacados de su escuela en Jersón, Ucrania, en septiembre de 2022 y trasladados al campo de Druzhba, en la Crimea controlada por Rusia.

La guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania había estallado siete meses antes. Druzhba era uno de los muchos campos donde los rusos retenían a los niños ucranianos. Muchos de ellos eran huérfanos, a menudo porque sus padres habían sido asesinados por las tropas rusas. Otros, como Lisa, aún tenían familiares que ansiaban reunirse con ellos. Pero sus captores solían mentirles: les decían que sus padres o estaban muertos, o eran demasiado pobres e incompetentes para recuperarlos, o simplemente no estaban interesados en recuperarlos.

Pero Rusia tenía un plan para ellos.




En una entrevista de 2024 con Valasz Online, Lisa dijo que estuvo retenida en Druzhba durante dos meses con alrededor de mil otros adolescentes ucranianos. De allí fue trasladada a un campo en Luchistyy, luego a otro en Geníchesk. En estas instalaciones, se le prohibió hablar ucraniano y tuvo que asistir a clases obligatorias a las que llamaba “lecciones patrióticas rusas”. Estos niños ucranianos cautivos eran frecuentemente obligados a cantar el himno nacional de sus captores.

“Mi madre no sabía cuál era mi paradero” dijo Lisa. Pero después de ocho meses de separación y una ardua búsqueda ayudada por una organización humanitaria ucraniana, su madre la encontró. “Corrí hacia ella y la abracé. Todo el mundo se sorprendió de que ella hubiera llegado tan lejos”, dijo.

Lisa escapó de este sistema ruso. El resultado para su familia fue hermoso, pero raro. Los niños que ella dejó atrás “se convirtieron en prorusos”, dijo, “especialmente si habían llegado allí como huérfanos, a pesar de que habían sido proucranianos. No tenían elección. Allí sólo se permite un punto de vista”.

Esta horrible realidad oscurece el futuro de tantos niños.

Pero hay organizaciones, como la que ayudó a la madre de Lisa a rescatarla, que están haciendo todo lo posible para salvar a los niños de este secuestro masivo y esfuerzo de lavado de cerebro masivo. Uno de ellas es la Red de Derechos del Niño de Ucrania, cuya presidenta, Daria Kasyanova, habló con la Trompeta en una entrevista del 14 de mayo.

‘Crímenes contra nuestros niños’

Rusia está cometiendo “crímenes contra nuestros niños”, dijo Kasyanova, crímenes contra los más vulnerables, aquellos que a menudo no pueden comprender completamente lo que está sucediendo, mucho menos defenderse.

La Red Ucraniana de Derechos del Niño intenta luchar por ellos. Coordina varios grupos que trabajan para traer de vuelta a casa a los niños secuestrados en Rusia y reunirlos con sus familias o encontrarles familias adoptivas.

Kasyanova dijo: “Nos gustaría que todos los niños ucranianos vivan en familias, en la seguridad de las familias, no en instituciones”.

Por interminable que haya sido la guerra en sí, la tarea de salvar a las numerosas víctimas de secuestro seguramente durará más que ella. Incluso si la guerra terminara mañana, dijo, el esfuerzo para repatriar a los niños robados todavía tomaría “años y años”.

Y la guerra no terminará mañana.

Kasyanova teme que Ucrania, devastada por la guerra y brutalizada, no pueda salvar a los niños sin “acciones reales” de “gobiernos europeos y personas europeas que entiendan la magnitud de este crimen de Rusia”.

Tanto si llega más ayuda exterior como si no, Kasyanova afirma que la Red Ucraniana de Derechos del Niño sigue “decidida a seguir haciendo todo lo posible (…) para encontrar a estos niños y devolverlos”.

Su objetivo está entre los más nobles que una organización humanitaria podría tener. Pero está resultando extremadamente difícil porque los rusos están decididos a continuar y escalar la guerra, a mantener a los niños que han secuestrado y a llevarse a tantos más como sea posible.

Este secuestro masivo ruso es malvado hasta la médula. Pero tiene sentido para los rusos.

Rusia necesita más rusos

El territorio de Rusia, el más grande de la Tierra, es abundante en petróleo, gas natural, carbón, madera, níquel, paladio y numerosos otros recursos naturales. Pero hay un recurso del que Rusia carece profundamente: gente. En 2024, su población oficial era de 146,1 millones de habitantes, lo que supone un impresionante descenso de 17 millones desde su máximo a principios de la década de 1990. Hay menos de nueve personas por kilómetro cuadrado.

La crisis demográfica se debe en parte a que las tasas de abuso de drogas y alcohol de Rusia son estratosféricas, con decenas de miles de muertes al año. La nación también tiene una de las tasas de vih más altas del mundo, que mata a decenas de miles más. Los rusos abortan legalmente alrededor de 480 bebés por cada 1.000 nacimientos vivos, una tasa 21/2 veces superior a la de Estados Unidos y considerada por algunos la tasa de aborto más alta del mundo. Decenas de miles de rusos han muerto cada año desde que Rusia lanzó su ataque a gran escala contra Ucrania. Mientras tanto, más de 100.000 rusos adinerados emigran cada año a otros países.

La tasa de natalidad de Rusia el año pasado fue de sólo 1,22 por mujer, apenas más de la mitad de los 2,1 nacimientos por mujer necesarios para mantener una población estable. Y la reducción se está acelerando: la agencia nacional de estadística rusa informó de 195.400 niños nacidos en enero y febrero de este año, un 3% menos que en el periodo equivalente del año pasado.

Todo esto suponiendo que las estadísticas oficiales rusas sean honestas; los analistas serios creen que el gobierno manipula los datos para que su crisis demográfica parezca menos grave.

El presidente Vladimir Putin ha lamentado públicamente en varias ocasiones la crisis demográfica de su país. Ha instado a su pueblo a revertirlo. Declaró que 2024 sería “el año de la familia”. Se dirigió específicamente a las madres potenciales de Rusia, diciendo: “Queridas mujeres, sin duda ustedes tienen el poder de mejorar este mundo con su belleza, sabiduría y generosidad, pero sobre todo, gracias al mayor don con el que les ha dotado la naturaleza, el de tener hijos”. Putin ha proporcionado incentivos financieros para la procreación y ha aprobado leyes destinadas a frenar la falta voluntaria de hijos.

Nada de esto ha frenado el declive. Las muertes y la emigración siguen aumentando, y los bebés continúan desvaneciéndose en la historia.

Esta persistente crisis demográfica es una de las razones por las que Putin invadió Ucrania, primero apoderándose de Crimea y anexionándosela en 2014, y luego ampliando sus incursiones en Ucrania en un ataque a gran escala en 2022. Con la anexión de Crimea, añadió unos 2,4 millones de personas a la población de Rusia. Con sus continuas invasiones y secuestros masivos, espera añadir millones más.

“El programa de población más exitoso que ha tenido el Kremlin ha sido anexionarse territorios vecinos”, declaró el economista Nicholas Eberstadt al Wall Street Journal el año pasado.

El Gobierno ucranianoreconoce 19.546 “denuncias de deportaciones ilegales y traslados forzosos de niños” procedentes de las regiones orientales de Ucrania. Pero el número real de niños robados es mucho mayor.

“El número real de niños deportados es casi imposible de verificar”, decía en marzo el Instituto para el Estudio de la Guerra, “pero las implicaciones siguen siendo las mismas: Rusia ha robado decenas —posiblemente cientos— de miles de niños ucranianos con la intención explícita de erradicar sus identidades ucranianas y convertirlos en rusos”.

Las tropas rusas invaden una zona, destruyen objetivos y causan daños colaterales, y dispersan, hieren o matan a tropas y habitantes ucranianos. Allí, en las ruinas humeantes de lo que una vez fueron casas, granjas, apartamentos, tiendas, estaciones y escuelas, los rusos encuentran —o buscan— a los niños. Se los llevan —seguramente a menudo los arrastran— a sus vehículos, y todo lo que han conocido, incluyendo a sus hermanos, hermanas y padres, desaparece en la distancia.

Después de kilómetros en vehículos y trenes, y un extraño tras otro, el niño llega a Druzhba o a uno de los numerosos campos de niños que administran los rusos. La empresa portuguesa Hala Systems utilizó imágenes por satélite y fuentes tanto ucranianas como rusas para elaborar mapas de 136 escuelas, hoteles, hospitales y campamentos de verano en Rusia, la Ucrania ocupada y Bielorrusia que funcionan como campos de secuestro masivo. Algunos se encuentran en las profundidades de Rusia, más cerca de Asia Central que de Europa Oriental. Una de las instalaciones se encuentra en la ciudad de Novosibirsk, en Siberia central.

El objetivo de estos diversos centros de reeducación es evitar que los niños ucranianos sean encontrados y rescatados, y comenzar a borrar la identidad ucraniana de los niños y asimilarlos a la cultura rusa.

“Sólo nos dejaban salir al exterior entre 5 y 10 minutos, siempre bajo la atenta mirada de un guardia”, relató Artem, un adolescente ucraniano rescatado. “Cada vez que hablaba en ucraniano, me decían que cambiara al ruso, pero yo seguía hablando en ucraniano. (…) Nos obligaban a llevar uniformes rusos cuando nos visitaban soldados de alto rango. Cada mañana, nos entregaban la letra del himno ruso y nos hacían cantarlo”.

Desde los campos, los niños son entregados a una familia de acogida rusa o, como es más común con los niños mayores, a una institución gestionada por el gobierno. Muchos son enviados por la vía rápida al servicio militar. Una investigación de las organizaciones de noticias en lengua rusa Verstka e iStories publicada en abril de 2024 descubrió que muchos de los niños mayores secuestrados están ahora bajo la tutela del Estado ruso y asisten a una escuela de cadetes en la región nacional de Saratov. Allí se les entrena para la guerra.

El entrenamiento bélico precoz no es sólo para adolescentes. “Hemos visto algunos niños de tan sólo 8 años que están siendo enviados a programas patrióticos militares muy estructurados”, dijo Ashley Jordana, directora de derecho, política y derechos humanos de Hala Systems.

Esto es perverso más allá de las palabras. Pero es una parte crucial de la planificación de Putin para futuras conquistas militares.

Las guerras del futuro necesitan soldados

Ucrania no es la única nación que Putin desea conquistar. A principios de su reinado calificó el colapso de la Unión Soviética como la “mayor catástrofe geopolítica” del siglo xx. Desde entonces, ha trabajado activamente para revertir esa “catástrofe” recuperando las antiguas naciones soviéticas de Georgia, Moldavia, Bielorrusia y Ucrania.

Le quedan más cosas por hacer en esos países, y también tiene el ojo puesto en las naciones bálticas, el Cáucaso, Asia Central y partes de Polonia y Rumania. Putin y sus camaradas del Kremlin creen que necesitan el control sobre estos territorios vecinos para hacer grande a Rusia y para resistir —y crear— amenazas estratégicas. Y ellos entienden que no podrán ganar las futuras guerras por esas tierras lejanas con un ejército de unos cientos de miles de soldados de 80 años.

Por eso se llevan a los niños ucranianos.

Si Rusia prevalece en esta horrenda guerra, es probable que muchos ucranianos —posiblemente millones— sean “rusificados”, entrenados e integrados a la maquinaria de guerra rusa. Luego tomarán su turno, perpetuando este mismo ciclo, conquistando a más gente de otros países para que las fuerzas de Putin sigan creciendo, para que aún más países puedan ser atacados.

Este es el grotesco plan de Putin.

Si esto suena como una oscura ficción, basta con ver un poco más de cerca a algunas de las tropas rusas que realizan los bombardeos, los disparos, las matanzas y los secuestros. Muchos son hombres chechenos. Cuando eran niños, su nación era independiente y rabiosamente antirrusa. Pero Rusia desató dos guerras brutales contra ellos en las décadas de 1990 y 2000. Esas guerras mataron a más de 100.000 chechenos y acabaron por convertir a Chechenia en parte de la Federación Rusa. Ahora, estos niños chechenos son adultos. Muchos son soldados que luchan junto a las fuerzas rusas que sus padres combatieron. Han sido absorbidos, asimilados y rusificados, y están ayudando a Rusia a hacer a Ucrania lo que se hizo a su nación hace una generación. Y si los planes de Putin tienen éxito, los niños del este de Ucrania crecerán para luchar contra los del oeste de Ucrania y otras naciones que son su objetivo.

Ya en 2004, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, alertó sobre las ambiciones dictatoriales de Putin. Destacó los vínculos de Putin con su infame predecesor en el Kremlin, Iósif Stalin. En 2008, el Sr. Flurry volvió a comparar algunos aspectos del liderazgo de Putin con los de Stalin. Luego, en su folleto de 2017 El ‘Príncipe de Rusia’ profetizado, sus comparaciones son incisivas: “Putin tiene un largo patrón de maldad diabólica al nivel de Iósif Stalin. Una abundancia de frutos lo demuestra. (…) Ningún líder en Rusia ha igualado la maldad diabólica de Putin desde Iósif Stalin”.

Para muchos, comparar a Putin con Stalin en 2004 y 2008 habría parecido alarmista. Incluso en 2017, puede haber sonado extremo. Stalin es, según la mayoría de las estimaciones, el segundo mayor asesino en masa de la historia (después del chino Mao Zedong), responsable de unos 20 millones de muertes. Millones de esas muertes fueron causadas por una hambruna deliberada en la década de 1930, conocida como el “Holodomor”. La impuso para aplastar el deseo de libertad frente al dominio ruso. Esas personas eran ucranianos.

En 2025, es difícil ver lo que Putin está haciendo en Ucrania —invasión prolongada, secuestros masivos, lavado de cerebro de niños— y no pensar en Stalin. Entonces, tal vez sea apropiado que la Corte Penal Internacional haya reconocido en 2023 el secuestro masivo de Putin como genocidio, en virtud del hecho de borrar una identidad étnica.

El ‘Príncipe’ de Rusia fue profetizado

Vladimir Putin está reestructurando el panorama mundial y convirtiendo la vida en una pesadilla para millones de personas. Esto adquiere un profundo significado cuando se estudia a través del lente de la profecía bíblica.

En la Trompeta de septiembre de 2014, el Sr. Flurry escribió: “Tenemos que vigilar de cerca a Vladimir Putin. Es el ‘príncipe de Rosh’ sobre el que Dios inspiró a Ezequiel a escribir hace 2.500 años”.

El artículo del Sr. Flurry examina pasajes bíblicos sobre una alianza de naciones asiáticas que en un futuro próximo acumularán un ejército combinado de 200 millones de soldados (Apocalipsis 9:16; 16:12). En particular, señala Ezequiel 38:2, que dice que este ejército gigantesco estará dirigido por una figura llamada “el príncipe de Rosh, Mesec y Tubal” (traducción nuestra de la versión New King James).

Mesec y Tubal son nombres arcaicos de las modernas ciudades rusas de Moscú y Tobolsk. Rosh es una variante de Rus, antiguo nombre de Rusia. Estas identidades son afirmadas por varios libros de referencia, incluyendo el Comentario Benson sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento y el Comentario de Jamieson, Fausset y Brown.

El libro de Ezequiel describe un panorama aterrador de las futuras hazañas militares ejecutadas por esta potencia asiática, dirigida por el “príncipe de Rosh”. Poniendo estas profecías junto al historial de beligerancia y maldad de Putin, el Sr. Flurry escribió en su artículo de 2014: “Creo firmemente que Vladimir Putin va a dirigir el ejército de 200 millones de hombres. Basta con ver el poder que ya tiene. ¿Puede pensar en algún otro político ruso que pudiera llegar a ser tan poderoso y tener la voluntad de llevar a Rusia a la crisis de las crisis? No veo a nadie más en el horizonte que pueda hacerlo”.

La descripción que hace Ezequiel del “príncipe de Rosh, Mesec y Tubal” tiene un significado importante. “El uso de todos los tres nombres muestra que éste es un único gobernador de todos los pueblos de Rusia, desde el occidente hasta el oriente”, escribe el Sr. Flurry en El ‘Príncipe de Rusia’ profetizado. “La referencia a las ciudades de Moscú y Tobolsk nos ayuda a ver lo vasto que es el territorio ruso en estos últimos días. Esta gigantesca extensión de tierra indica que el príncipe probablemente conquistará más naciones de la antigua Unión Soviética”.

El Sr. Flurry escribió esto en 2017, años antes de la invasión de Ucrania. Estamos viendo esta predicción cumplirse en el este de Ucrania ahora mismo. Sin embargo, aunque Putin no ha tomado todo el territorio de Ucrania, está trabajando para tomar el pueblo de Ucrania. Esto incluye secuestrar a miles de niños y lavarles el cerebro para que amen a su malvado secuestrador. Esto es, como dijo el Sr. Flurry, “maldad diabólica al nivel de Iósif Stalin”.

Las Escrituras muestran que el ejército de Putin pronto será muchas veces más grande que cualquier otro jamás reunido en la sangrienta historia de la humanidad. La mayoría de los soldados provendrán de países que se unirán a Rusia bajo el mando de Putin, como China. Pero las campañas de Putin para conquistar países como Ucrania y secuestrar a sus niños también contribuirán a que esta fuerza alcance su asombroso tamaño profetizado.

Se avecinan años terriblemente oscuros para Rusia, Ucrania y el mundo entero. Pero en El ‘Príncipe de Rusia’ profetizado, el Sr. Flurry enfatiza que la inminente era de guerra, oscuridad y sufrimiento no durará mucho, y que será seguida por un futuro sereno.

“Vladimir Putin es una señal (literalmente una señal) de que Jesucristo está a punto de regresar! Éste es uno de los mensajes más inspiradores en la Biblia”, escribe. “¡Lo que estamos viendo en Rusia finalmente conduce a la transición del hombre gobernando sobre el hombre a Dios gobernando sobre el hombre! (...) Una gran transición está a punto de ocurrir”.

La misma Biblia que nos advirtió sobre la inmensa maldad que la Rusia de Putin está cometiendo y seguirá cometiendo también nos dice que, después de una violencia sin precedentes, habrá una paz sin precedentes. Habrá una paz desbordante para los niños y personas de todas las edades en Ucrania, Rusia y en las naciones de todo el mundo.

EL 'PRÍNCIPE DE RUSIA' PROFETIZADO

Vladímir Putin está jugando un papel clave en la profecía bíblica. Todo líder mundial necesita entender cuán crítico va a ser ese papel. Estamos entrando en la peor crisis jamás en la historia del hombre. Esta profecía es ambos lamentable y sumamente inspiradora a la vez.