Reciba nuestro boletín gratis

Trump vs. Europa

MELISSA BARRERIRO/LA TROMPETA/GETTY IMAGES GINTS IVUSKANS/AFP VIA GETTY IMAGES

Trump vs. Europa

El verano pasado, el presidente de Estados Unidos asestó al Continente unos golpes humillantes. No espere que se queden de brazos cruzados.

El presidente Donald Trump parecía un colegial travieso. Los líderes de los países del G-7, encabezados por la canciller alemana Angela Merkel, se alzaban imponentes sobre él. El líder estadounidense devolvía la mirada, desafiante pero superado en número. La foto de la reunión del G-7 en Canadá, en junio de 2018, se convirtió en una de las más icónicas del primer mandato de Trump.

Su segundo mandato ha proporcionado un sustituto. Ahora son los líderes de la Unión Europea quienes parecen niños traviesos, sentados ante el escritorio Resolute del director Trump.




Respaldado por el incomparable ejército y la economía dominante de Estados Unidos, y gracias a su poderosa personalidad, el presidente Trump humilló a los líderes europeos en repetidas ocasiones este verano.

No espere que aguanten este castigo durante mucho tiempo. El presidente Trump está mostrando a Europa de forma contundente lo que un hombre fuerte puede lograr.

Guerra comercial I

El 27 de julio fue un “día oscuro” para Europa, afirmó el ex primer ministro francés François Bayrou. A la Unión Europea se la “comió de desayuno”, según el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Alberto Alemanno, profesor de derecho de la UE en hec de París, afirmó que esto reflejaba “la rendición económica e ideológica de Europa” (Project Syndicate, 30 de julio). Quedaron horrorizados tras el anuncio de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre el acuerdo comercial que había alcanzado con Trump.

“Es innegable que la UE fue sometida a la presión de la maquinaria política de Trump”, dijo un embajador. “Trump descubrió exactamente dónde está nuestro umbral del dolor”(Financial Times, 28 de julio).

EE UU impondrá un arancel del 15% a la mayoría de los productos de la UE. Para lograr reducir la cifra del 30% con el que se amenazaba, la UE prometió que sus empresas invertirían 600.000 millones de dólares en EE UU para 2028. También prometió gastar 750.000 millones de dólares en energía estadounidense en tres años.

Para colmo de males, el acuerdo resulto ser peor que el que Gran Bretaña firmó con Trump, a pesar de que Europa insistía en que el Reino Unido saldría perdiendo en el comercio con EE UU debido al Brexit.

“Por mucho que los eurofanáticos intenten justificarlo, en realidad Donald Trump, como él mismo diría, ha dado un golpe maestro”, escribió Matthew Lynn en el Telegraph. “… A menos que hubieran tenido que enviar la Mona Lisa a Mar-a-Lago, es difícil imaginar que las cosas pudieran haber salido mejor para el presidente Trump. Después de dos décadas de relativo declive económico, y con impuestos y regulaciones aplastantes y asfixiantes para su industria, la UE es ahora demasiado débil para enfrentarse a EE UU. Su fragilidad ha quedado dolorosamente expuesta, y este acuerdo sólo la empeorará” (27 de julio).

Un mes más tarde, más detalles revelaron que los automóviles estadounidenses podrían entrar en Europa sin necesidad de modificarse para cumplir con las diferentes normas de seguridad europeas. “Casi nos caemos de la silla cuando leímos esto”, escribió EuroIntelligence. “Esta declaración parece una lista de deseos del Departamento de Comercio de EE UU” (22 de agosto).

Muchos temían que la UE y EE UU se vieran inmersos en una guerra comercial total. Eso se evitó —por ahora— porque Europa se rindió antes de que comenzara la guerra.

Falsos amantes

Otro punto de discordia entre ambos bloques es la guerra en Ucrania. El presidente Trump centró gran parte de su atención este verano en intentar forjar un nuevo acuerdo allí. (Vea “El obstáculo para la paz”, página 3). El 15 de agosto, recibió en su residencia al presidente ruso, Vladimir Putin. Unos días después, invitó al presidente ucraniano Volodimir Zelenski a realizar una visita. Pero Zelenski no vino solo. Muchos líderes europeos consideraron que necesitaba apoyo moral.

Esto puso de manifiesto la división entre la UE y EE UU: los líderes de la UE no confiaban en el presidente Trump y sentían que tenían que defender sus intereses personalmente. Pero también quedó claro que EE UU está al mando. Los líderes europeos pueden venir a suplicar o a intentar persuadir, pero lo que Trump diga se hace.

Los líderes europeos no son partidarios de Trump, pero tampoco lo han condenado abiertamente. En su lugar, su principal respuesta ha sido la adulación. Todavía necesitan a EE UU, por lo que están tratando de influir en el presidente Trump mostrándose amables. Quejarse del acuerdo comercial está bien —al presidente Trump le encanta que le digan que ha conseguido un gran acuerdo y todo lo que quería—, pero no se le puede atacar personalmente.

Esta estrategia entró en vigor tras la primera visita de Zelenski a Washington en febrero, que acabó con Trump y el vicepresidente J. D. Vance criticándolo duramente.

En abril, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, abrió el camino con un plan para “endulzarle el oído a Trump sobre los aranceles”, como lo expresó Politico.

El canciller alemán Friedrich Merz hizo lo mismo. La noche en que fue elegido, el 23 de febrero, habló de la necesidad de que Europa tenga independencia militar ante una administración estadounidense impredecible: “Mi prioridad absoluta será fortalecer a Europa lo antes posible para que, paso a paso, podamos lograr una verdadera independencia de EE UU”, dijo. Sin embargo, el 5 de junio, durante su primera reunión con Trump, cambió de tono. Estaba muy sonriente y la visita transcurrió sin ningún problema. Merz le entregó a Trump una copia enmarcada del certificado de nacimiento de su abuelo alemán y expresó su agradecimiento por la continua cooperación entre Alemania y EE UU.

Carlo Masala, director del Instituto de Estrategia y Previsión de la Universidad de las Fuerzas Armadas Federales de Alemania, describió la estrategia europea como “dar constantemente a Trump la sensación de que es un gran estadista con una visión clara”. Y añadió: “Creo que esta adulación combinada con la autoconfianza europea es la estrategia adecuada”.

El secretario general de la otan, Mark Rutte, ejemplificó esta estrategia al describir al presidente Trump como un “padre” que intenta hacer que Irán e Israel dejen de comportarse como niños en el patio de recreo.

Sin embargo, basta con mirar las declaraciones públicas de estos líderes para darse cuenta de la adulación.

Paso a paso

Como reconoció Merz, Europa no puede desvincularse de EE UU de inmediato, por mucho que lo desee. Pero está trabajando, paso a paso, hacia ese objetivo.

Algo que Europa necesita desesperadamente es una mayor unidad. Si 27 naciones separadas se enfrentan a EE UU, el Presidente Trump puede poner a unas contra otras. Pero una Europa unida frente a una nación estadounidense unida sería un conflicto entre iguales.

El fracaso de Europa en las negociaciones comerciales “expone la debilidad fundamental de la gobernanza europea”, escribió Alemanno. “Al carecer de un verdadero sistema de gobernanza a nivel de la UE, el bloque sigue siendo incapaz de traducir las agendas nacionales contrapuestas en una posición unificada” (op. cit.). Con todos sus intereses nacionales en conflicto, la UE no pudo ponerse de acuerdo sobre una forma de contraatacar. Las represalias contra EE UU acabarían perjudicando a Europa, y algunos países sufrirían más que otros. Nadie estaría dispuesto a sufrir de forma desigual. Por ello, el bloque no tuvo más remedio que llegar a un acuerdo.

Sin embargo, está claro que esa unidad no puede crearse incluyendo a todos los 27 Estados miembros de la UE. Por eso, el ex ministro de Defensa alemán Karl-Theodor zu Guttenberg declaró al Brutkasten austriaco en un video publicado el 5 de septiembre: “Ahora tenemos que llegar a un punto en el que podamos decir que si no funciona con 27, entonces funcionará con 13 o 15 o 17, pensemos en el euro como ejemplo. Así que aquí necesitamos ser más audaces”.

Mientras las grandes bestias de Europa, Alemania, Francia e Italia, actúen junto con algunos otros, una Europa unida tendría la fuerza necesaria para enfrentarse a EE UU. La unidad es más importante que el tamaño.

Otra desventaja para los europeos es el actual dominio del dólar. Hasta ahora, el euro no ha logrado igualar el atractivo del dólar. Pero el presidente Trump puede resolver esto por ellos. Al ampliar la ya enorme deuda de EE UU y presionar políticamente a la Reserva Federal, Trump está acelerando el fin del dólar. Las tácticas dilatorias podrían tener sentido para la UE. Espere lo suficiente, y el dólar caerá.

Pero lo que Europa necesita reformar sobre todo es su ejército. Al fin y al cabo, no puede entrar en una guerra comercial contra la nación de la que depende para mantener su seguridad.

La amenaza tácita que subyace en todos los tratos de Europa con EE UU es que, si decidiera hacerlo, EE UU podría hacer las maletas y marcharse. Son las tropas de EE UU las que marcan la diferencia en Europa, así como las armas nucleares de las que dependen Alemania, los Países Bajos y otras naciones.

Un presidente estadounidense típico nunca retiraría realmente estos beneficios. Pero Donald Trump no es un presidente típico.

Este temor a que EE UU pudiera simplemente retirarse ha impedido a Europa utilizar su denominada opción nuclear: su instrumento contra la coacción. No se trata de algo literalmente nuclear, pero significaría la persecución legal de las empresas estadounidenses en toda la UE. Los políticos europeos presumen de su poder, pero durante las negociaciones comerciales ni siquiera lo plantearon como una amenaza.

“El acuerdo comercial es una humillación para la UE, pero refleja el desequilibrio de poder”, publicó en X Clemens Fuest, presidente del Instituto Ifo de Alemania. “Los europeos tienen que despertar, centrarse más en su fortaleza económica y reducir su dependencia militar y tecnológica de EE UU. Entonces podrán renegociar”.

“La dependencia de Europa de la garantía de seguridad de EE UU fue otro argumento en contra la confrontación comercial, especialmente para los miembros del bloque situados al este y al norte”, informó el Financial Times . “El temor a que Trump cortara el suministro de armas a Ucrania, retirara las tropas de Europa o incluso abandonara la otan ensombreció las conversaciones, según los diplomáticos” (28 de julio).

Los líderes europeos también saben que podrían enfrentarse mejor a EE UU si contaran con otros aliados.

En una reunión de líderes de la UE celebrada en junio, von der Leyen y Merz pidieron la creación de una Organización Mundial del Comercio alternativa. “Todos ustedes saben que la omc ya no funciona”, dijo Merz.

Él tiene razón. Empezando por Barack Obama, los presidentes de EE UU han saboteado la omc negándose a nombrar a alguien para su Órgano de Apelación, que es, en la práctica, su corte suprema. Esto impide que la omc se pronuncie sobre cualquier recurso. Von der Leyen sugirió sustituir la omc uniéndose al gigantesco bloque comercial asiático, el Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico.

Estas naciones están considerando seriamente la creación de una nueva asociación comercial mundial que limita o excluye a EE UU.

Todos estos pasos son necesarios para que Europa tenga alguna posibilidad en la próxima ronda de una posible guerra comercial. Pero aún falta algo, y el presidente Trump lo está demostrando a la perfección: un líder fuerte.

¡Se busca! Un hombre fuerte

Mientras hablaba con los líderes europeos, Trump decidió que también quería hablar con Putin. Cualquier otro líder habría pedido a su equipo que concertara una cita con el equipo de Putin, habría dedicado horas a prepararse y, finalmente, habría mantenido una conversación unos días más tarde. Trump simplemente levantó el teléfono. Incluso sus críticos, indignados por la avalancha de actividad que sale de la Casa Blanca, tienen que admitir que Trump consigue resultados.

Mientras tanto, la coalición de gobierno neerlandesa se desintegró. Luego, la coalición provisional que se suponía debía manejar las cosas hasta que se pudieran celebrar elecciones, se desintegró. Francia no ha conseguido aprobar ninguna ley importante y su primer ministro fue destituido en septiembre por intentar recortar el gasto. El alemán Merz ha estado ocupado con la política exterior, pero ha logrado poco en casa. Tras la elección de Trump en 2024, el New York Times publicó el titular “Falta en Europa: Un líder fuerte para una nueva era Trump”. Casi un año después, ese sigue siendo el caso.

Los europeos necesitan un hombre fuerte que sepa hacer las cosas. Normalmente, los líderes europeos evitan poner personalidades fuertes en los puestos más altos de la UE por temor a que usurpen su propio poder. Pero si se trata de elegir entre un líder fuerte europeo o doblegarse ante Trump, puede estar seguro de que elegirán al europeo.

Curiosamente, pronto podría haber una vacante en la cúpula de la UE. La Presidenta de la Comisión Europea, von Der Leyen, está plagada de escándalos en torno a su conducta durante la pandemia de la covid-19. Sus contactos con el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, fueron encubiertos y varios organismos gubernamentales han iniciado investigaciones. Este verano sobrevivió a una moción de censura en el Parlamento Europeo. Al parecer, la vicepresidenta del Parlamento, Katarina Barley, dijo que ésta sería su “última oportunidad”.

Tras la elección del presidente Trump, el Sr. Flurry escribió: “Existe un gran vacío de liderazgo”. Los alemanes saben que hay que hacer algo drástico, ¡y rápido! Esto se ve en los recientes resultados electorales con el auge de partidos marginales como Alternativa para Alemania. Los votantes se muestran dispuestos a adoptar políticas fuera de lo común. ¡Están clamando por un líder fuerte!” (…)

“Aquí es donde la profecía bíblica es tan valiosa”. La profecía nos dice que Alemania está a punto de conmocionar al mundo con su poder” (la Trompeta, enero de 2025).

Con todos estos factores en juego, las conversaciones comerciales de la UE con EE UU terminarán de forma muy diferente la próxima vez.

Segunda guerra comercial

Es posible que la UE tenga que enfrentarse pronto al presidente Trump. Los estadounidenses dicen que Europa prometió invertir miles de millones en EE UU; la UE ve estas cifras como aspiraciones. Y es difícil ver cómo la UE podría cumplirlas aunque quisiera. Por muy socialista que sea la UE, no controla todas las empresas de Europa. Los burócratas del comercio no tienen forma de obligarles a invertir 600.000 millones de dólares en EE UU.

El compromiso que ha asumido Europa en materia de energía en particular es gigantesco. En 2024, la UE importó 75.000 millones de dólares en energía de EE UU. Han prometido elevarlo a 250.000 millones de dólares anuales. Para alcanzar ese objetivo, la UE tendría que obtener dos tercios de sus necesidades energéticas totales de EE UU. Incluso si dejara por completo de comprar gas natural licuado a Rusia, Argelia, Catar, Nigeria y Noruega y lo obtuviera todo de EE UU, tendría dificultades para comprar la mitad de la cantidad a la que se ha comprometido. Además, EE UU tendría dificultades para suministrar esa cantidad. Las exportaciones totales de energía de EE UU a todo el mundo ascendieron el año pasado a 318.000 millones de dólares. Otros países como Japón también se han comprometido a comprar mucha más energía estadounidense como parte de sus acuerdos comerciales.

¿Qué ocurrirá cuando quede claro que la UE no está ni cerca de los 250.000 millones de dólares en importaciones energéticas a los que se comprometió? ¿Qué ocurrirá si las empresas europeas no cumplen la promesa de la UE de 600.000 millones de dólares en inversiones? Entonces habrá que renegociar el acuerdo. Las semillas de la próxima guerra comercial ya están plantadas.

Sin duda, la UE se preparará para este momento. Pronto, sus líderes abandonarán la fachada aduladora y revelarán su verdadero rostro.

Los líderes europeos desprecian a Donald Trump. Muchos de ellos piensan como Guttenberg. Este hombre ya no está en el cargo, pero como comentarista habla en nombre de muchos alemanes cuando dice que “Trump no es amigo de los alemanes” y lo llama “el rubio maníaco”, “matón” y “probablemente la mayor escoria que hayamos tenido en la política estadounidense”.

Los verdaderos sentimientos de Europa se revelan en la profecía bíblica. Jeremías 1:13 los describe como una “olla hirviendo”.

“Este lenguaje simbólico describe la Alemania moderna”, explica el Sr. Flurry en “Por qué Alemania acaba de traicionar a Estados Unidos”. “Bajo la superficie, esa nación está llena de descontento que hierve lentamente en contra del orden mundial actual. Los alemanes están enfadados con EE  UU. La ambición imperialista que impulsó a Alemania a iniciar las dos guerras mundiales está viva y activa. Está ‘que hierve’ (31 de enero de 2022, laTrompeta​.es/1/j6t0p).

Puede que lo oculten, esperando su momento, pero llegará el tiempo en que el odio estallará. Jeremías describe a estos mismos poderes como “amantes”. Pero son amantes engañosos que “te menospreciarán, (...) buscarán tu vida” (Jeremías 4:30).

Otras profecías relacionadas advierten que los europeos van a tener su hombre fuerte. Este hombre unirá al mundo contra EE UU en una guerra comercial catastrófica que hará caer a este país.

La imagen icónica que retrata la relación de Europa con EE UU cambiará radicalmente. En lugar de alumno y maestro, será una imagen de amo y esclavo. Por extraño que parezca, la Biblia advierte que la altivez de EE UU será abatida y que la nación caerá en la esclavitud (Ezequiel 5).

Esto es lo que el fallecido Herbert W. Armstrong predijo con base en la profecía bíblica. Gran parte de lo que dijo ya se ha cumplido o está a punto de cumplirse.

1978: Esté atento a “una especie de ‘Estados Unidos de Europa’ que surgirá pronto: una unión de 10 naciones que surgirá a partir del Mercado Común actual o después de él. Gran Bretaña no formará parte de ese imperio que se avecina”.

1954: “Alemania se convertirá inevitablemente en el líder de una Europa unida. ¡Se necesitará alguna fuerza vinculante espiritual para inspirar esta confianza, para eliminar estos miedos, y esa fuerza vinculante espiritual debe surgir del interior de Europa! Toda Europa está realmente lista, sólo a la espera del líder que inspire confianza…”.

1953: “Diez naciones europeas poderosas combinarán sus fuerzas”.

1959: Esta potencia europea establecerá “un gigantesco sistema de comercio mundial”.

Es evidente que estas predicciones están bien encaminadas a cumplirse.

Estas afirmaciones están respaldadas por profecías específicas. Y los acontecimientos mundiales están forzando a Europa en esta dirección. Apocalipsis 17 y 18 describen un “poder de la bestia” dirigido por “10 reyes”, o 10 naciones. Apocalipsis 18 describe el dominio total de este imperio sobre la economía mundial. Una vez que caiga, los empresarios de la Tierra llorarán.

El verano pasado fuimos testigos de la humillación de Europa por parte de EE UU. La profecía bíblica nos advierte que estemos atentos a una venganza devastadora. Usted puede estar seguro de que Europa ya se está preparando para contraatacar.