LA TROMPETA
Treinta y seis años levantando las ruinas
Transcripción de La Llave de David
En los últimos meses hemos estado repasando la historia de la Iglesia de Dios, y de la Obra de Dios, y hemos señalado una serie de hitos y aniversarios muy significativos. Uno de ellos es este fin de semana, el 7 de diciembre, y se remonta a 1989. Ese es el día en que comenzó la Iglesia de Dios de Filadelfia. Y en esa fecha, no fue una reunión del comité ni una presentación corporativa la que fundó esta Iglesia, sino un despido. Ese fue el día en que despidieron a mi padre.
Y de dónde y quién y por qué lo despidieron nos lleva directamente a donde estamos hoy.
Esta es una historia que gira en torno a la Biblia, y a las verdades de la Biblia tal y como las enseñó Herbert W. Armstrong. Y han oído hablar mucho de él en este programa a lo largo de los años. Es una afirmación audaz decir que el Sr. Armstrong fue una figura clave descrita en la Biblia, que en realidad cumplió el papel del Elías del tiempo del fin que Jesucristo profetizó que vendría, que restauró las verdades de la Biblia que el cristianismo había perdido, y que su vida y su muerte fueron un punto de inflexión en la historia de la verdadera Iglesia, incluso en la del mundo.
Pero todos eso es cierto, y pueden probarlo con su propia Biblia, en las propias palabras de Cristo.
Pero el Sr. Armstrong no empezó siendo un maestro de la Biblia, ni siquiera un cristiano muy devoto. Su autobiografía relata cómo estaba mucho más interesado en los negocios y la publicidad, pero entonces su esposa empezó a guardar el Sábado –el sábado cristiano– y eso le enfureció. En realidad, se propuso demostrar que era un error. Pero acabó demostrando que era correcto. No se daba cuenta, pero Dios lo estaba reclutando para demostrar las verdades de la Biblia enseñadas por Cristo, no sólo para sí mismo, sino para la verdadera Iglesia de Dios.
El Sr. Armstrong pasó a difundir estas verdades en publicaciones y en radio, comenzando de la forma más modesta imaginable. Pero durante 57 años de ministerio y durante el resto de su vida, el mensaje que difundió creció y creció de forma increíble. Se podría decir que se parecía mucho al crecimiento de la Iglesia original, justo después de la muerte y resurrección de Cristo.
Hoy en día, aunque él falleció hace 40 años, todavía hay gente que nos dice: Reconozco a Herbert Armstrong. ¡Reconozco a ese hombre! ¡Reconozco su voz! Lo recuerdo en el programa El Mundo de Mañana. El Sr. Armstrong no enseñaba doctrinas cristianas populares; sin embargo, millones de personas escucharon y leyeron, y decenas de miles fueron llamados a la verdadera Iglesia de Dios.
El Sr. Armstrong incluso se dirigió a líderes mundiales con un mensaje basado en la Biblia sobre los conflictos mundiales y la paz. Se reunió con presidentes, primeros ministros, legisladores, jueces, élites empresariales... ¡con todo tipo de personas de todo el mundo! Y muchos lo compararon con algo así como el secretario de Estado de Estados Unidos.
Herbert W. Armstrong fue el principal televangelista de su época y una de las figuras religiosas más destacadas del siglo xx, visto, leído y seguido por millones de personas en todo el mundo.
Cuando murió en 1986, el presidente Ronald Reagan dijo: “El Sr. Armstrong contribuyó a compartir la palabra del Señor con su comunidad y con la gente de toda la nación. Pueden sentirse orgullosos de su legado”. Eso lo dijo en la década de 1980. Y puedo decirles que nos sentimos orgullosos de ese legado. De hecho, es el modelo para lo que hacemos aquí en Edmond y en todo el mundo, no por una personalidad, sino porque Dios utilizó al Sr. Armstrong tal como Jesucristo dijo que utilizaría a alguien para restaurar todas las cosas en la Iglesia, y para predicar el evangelio del Reino de Dios como advertencia y testimonio a todas las naciones.
El Sr. Armstrong, como dije, murió en 1986. Y ahí empezó la reacción en cadena que condujo al 7 de diciembre de 1989. La Iglesia de Dios Universal tuvo nuevos líderes tras la muerte del Sr. Armstrong. Y, resumiendo una historia terrible y desgarradora, ellos socavaron con engaños y luego rechazaron abiertamente esas verdades restauradas.
¡Lo chocante es que casi todos en la Iglesia de Dios siguieron la corriente! Seguir creyendo en las verdades que Dios restauró a través del Sr. Armstrong, de esta figura de Elías del tiempo del fin, se volvió de repente algo extraño o impopular. Atacaron esas doctrinas, esas verdades. Pero Dios no murió; no desapareció. Él buscaba a alguien que continuara esa misma Obra, preservara y enseñara esas mismas doctrinas, ¡que hiciera la misma Obra!
Mi padre respondió a ese llamado. Se negó a apartarse de la verdad. Se negó a ceder. ¡Luchó por la verdad! Los líderes de la Iglesia de Dios Universal finalmente convocaron a mi padre a su sede en California. Repito, esto fue en diciembre de 1989. Y estos ministros corruptos sabían que mi padre se aferraba a las verdades que el Sr. Armstrong enseñó. Y cuando llegó a esa reunión, el 7 de diciembre de 1989, quedó inmediatamente claro que los ministros laodicenos no se arrepentirían de su rebelión contra Dios. Y quedó claro que mi padre no estaba dispuesto a transigir con la verdad de Dios.
Entonces, los ministros laodicenos despidieron a mi padre en el acto, lo expulsaron de la Iglesia y así fue como todo comenzó para la Iglesia de Dios de Filadelfia. Se incorporó como “Iglesia” unas semanas más tarde, pero la verdadera Iglesia de Dios es un organismo espiritual, y el 7 de diciembre de 1989 fue una dramática fundación espiritual. La Iglesia de Dios de Filadelfia creció rápidamente de unos comienzos imposiblemente diminutos, a docenas, a cientos y, finalmente, a miles. Y advertimos a la gente de la Iglesia de Dios Universal, les advertimos sobre lo que les estaba ocurriendo y de cómo se estaban volviendo tibios, ¡laodicenos! Estaban siendo engañados, intimidados y empujados hacia el mal.
Si saltamos unos años hasta 1997, mi padre decidió imprimir El misterio de los siglos. Es este libro. Cuarenta años; por cierto, acabamos de pasar el 40º aniversario de El misterio de los siglos. Herbert Armstrong lo repartió en el último año de su ministerio, el último año de su vida. Y comenzamos a imprimirlo en 1997, porque la Iglesia de Dios Universal lo descontinuó, lo desechó, quiso mantenerlo fuera de circulación. ¡O sea, enterraron la verdad! Literalmente destrozaron la verdad en El misterio de los siglos. Prohibieron a los ministros y miembros utilizar estas obras.
Así que pueden imaginarse cómo estaban las oficinas de Pasadena, al saber que la pequeña Iglesia de Dios de Filadelfia, esta pequeña Iglesia en medio de Oklahoma, estaba ahora imprimiendo, imprimiendo El misterio de los siglos. De inmediato nos demandaron. Dijeron que ellos tenían los derechos de autor, ¡y que podían usarlos para impedir que esta verdad se imprimiera! Argumentaron eso desde el principio. Y libramos una batalla legal de seis años por el derecho a volver a poner ese material a disposición de cualquiera que lo deseara. Fue una lucha agotadora, una lucha por la verdad, y así ha sido para la Iglesia de Dios desde el principio. (Escribimos sobre esa historia en uno de nuestros folletos, La verdadera historia de la verdadera Iglesia de Dios). Y en el Nuevo Testamento pueden ver lo que Pablo tuvo que enfrentar, o Juan, o Santiago, o Judas… todos estos hombres fieles de Dios que tuvieron que enfrentar una rebelión como la de Laodicea en su tiempo. La misma lucha por la verdad se ha librado a lo largo de los siglos. Y ocurrió aquí, en nuestro tiempo, en los últimos días.
Yo estuve involucrado en ese litigio durante seis años. Asistí a muchas declaraciones y audiencias. Y les digo, por mi experiencia personal, fue una lucha. Fue una batalla espiritual, además de legal.
Hemos escrito extensamente sobre esta batalla en otro libro que vamos a destacar en el programa de hoy. Se titula Raising the Ruins. Levantando las ruinas. Este libro es muy útil para quienes quizás no están familiarizados con esta historia porque, obviamente, pueden leer sobre la lucha de seis años para imprimir El misterio de los siglos, para defender la verdad, para levantar aquellas ruinas (todo lo que los laodicenos habían destruido espiritual y hasta físicamente) pero también se oye, o se lee, mucho sobre la rebelión que, por cierto, fue profetizada: ¡una gran apostasía! Pablo escribió sobre esto en 2 Tesalonicenses 2. Pueden ver sobre los laodicenos en Apocalipsis 3. Dios los caracterizó como “tibios”, espiritualmente tibios, ricos y llenos de bienes materiales. Pero también pueden leer mucho de la historia de la Iglesia de Dios de Filadelfia. Hoy les he contado algo de ello aquí.
Así que hay mucho en tan sólo un libro. Y si no lo ha solicitado antes, asegúrese de llamar hoy mismo a nuestros operadores y pedir Raising the Ruins. Todo lo que ofrecemos en este programa no tiene costo ni compromiso. Imprimir este libro es bastante costoso, y además enviarlo por correo. Y luchamos, de hecho, pagamos millones, luchando por él entre 1997 y 2003, pero al final ganamos. Y obtuvimos no sólo El misterio de los siglos, sino también los derechos de autor de siete libros de Herbert Armstrong, 11 folletos y un Curso bíblico por correspondencia de 36 lecciones. Como dije, todo esto lo hemos dado gratis. Lo hemos hecho por años.
Usamos todos los recursos que teníamos para luchar por las obras del Sr. Armstrong, y así preservar, defender y distribuir lo que creíamos que era la verdad de Dios.
Con el tiempo, hemos ido construyendo las instalaciones de estos terrenos apoyando la obra de Dios del tiempo del fin. Compramos la parcela de 65 hectáreas donde estamos ahora, allá por el año 2000. Así que han pasado 25 años. Abrimos las puertas de nuestro colegio en estos terrenos en agosto de 2001.
En su autobiografía, por cierto, el Sr. Armstrong dijo repetidas veces que el crecimiento de la Obra era directamente paralelo al desarrollo del colegio. Y lo mismo ha sido el caso con nuestra Obra aquí en Edmond, Oklahoma. Hemos estado levantando las ruinas y, en un instante, citaré la Escritura que lo dice.
Hemos estado levantando las ruinas, las verdades de la Biblia que habían sido derribadas. Pero también los aspectos físicos, siguiendo el modelo del Sr. Armstrong, haciendo como él y construyendo como él, desde el punto de vista espiritual e incluso físico.
Al venir a nuestro campus de la sede, que hemos tratado de modelar según el que Dios construyó a través del Sr. Armstrong, no estará sólo escuchando un sermón o viendo un video o leyendo un libro, estará viendo una forma de vida. ¡Verá el modo de vida DE DIOS en acción! Se está demostrando en la vida real, en tiempo real, 36 años después del 7 de diciembre de 1989, ¡y tenemos más crecimiento en todas las direcciones, en todas las dimensiones!
Entonces ahora ven en nuestro campus un enorme almacén construido para albergar decenas de miles de ejemplares de estos libros, El misterio de los siglos, Raising the Ruins, toda la demás literatura, la Autobiografía del Sr. Armstrong, El increíble potencial humano, La dimensión desconocida de la sexualidad, todas estas obras clásicas que el Sr. Armstrong usó en el colegio y distribuyó a millones y millones de personas. Y luego, por supuesto, el Curso bíblico por correspondencia del Armstrong College, como lo llamamos ahora, ¡donde pueden conocer la Biblia, donde pueden entenderla!
Y a todo esto hay que añadir las docenas de libros y folletos que mi padre ha escrito en los últimos 36 años, y todas esas obras se basan en las mismas verdades bíblicas del Sr. Armstrong, libros como El mensaje de Malaquías, Estados Unidos bajo ataque y, como digo, Raising the Ruins también.
Como lo hizo el Sr. Armstrong durante décadas, nosotros también llevamos décadas regalando todo este material. No cobramos nada ni le sugerimos que haga una donación. Esta es una Obra de fe, y lo hacemos tal como Dios lo estableció a través del Sr. Armstrong. Queremos darles la verdad.
Noten Amós capítulo 9. Sólo les señalaré los versículos en los que menciona levantando las ruinas, y así obtuvimos el título para este libro aquí mismo, porque de eso se ha tratado esta Obra desde el principio: de levantar las ruinas.
En el versículo 11 dice: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado”. Construirlo como en el pasado. Es decir, ¡es una historia gloriosa de la que formamos parte! Y si llega algún hombre y arruina todo eso, pues hace falta alguien con espíritu de lucha que se levante y diga: ¡No! ¡No vamos a rendirnos ante estas fuerzas malignas! ¡No dejaremos que echen la verdad por tierra! ¡No dejaremos que lo borren sin más!
Versículo 12, dice: “Para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice [el Eterno] que hace esto”. Mi padre ha escrito antes sobre este “resto”, que se refiere a la literatura, El misterio de los siglos, esos escritos de Herbert Armstrong. Obtuvimos la posesión. Al final, ya somos sus dueños y podemos darlos gratuitamente.
Aquí hay una cita de Raising the Ruins. Dice: “En Amós 9, Dios dice que poseer tantos libros y folletos coincide directamente con la obra de levantar las ruinas que se construyeron antes de la muerte del Sr. Armstrong”. Dice: “Por supuesto, como todo lo que Dios construye a través de seres humanos, empezó increíblemente pequeño”. Comenzó como la semilla de mostaza, ¡y miren cómo ha crecido! Y en realidad, cuando vemos cuán pocos somos verdaderos miembros de la Iglesia de Dios de Filadelfia, las cifras no cuadran. Quiero decir, hay mucha gente que recibe nuestros folletos, nuestras revistas, que ve nuestros programas y que supone, bueno, que hay decenas de miles de miembros en la Iglesia de Dios de Filadelfia. De hecho, son más bien cuatro o cinco mil.
Ahora hay muchos colaboradores fieles que solicitan nuestra literatura, y tal vez no sean miembros de la Iglesia propiamente dichos, pero son simpatizantes. Hacen contribuciones. Siguen nuestros programas. Y tenemos muchos. Quiero decir, obviamente está La Llave de David, ¡que está al aire desde 1993! Hablando de hitos o aniversarios, fue en enero, creo, de 1993.
En 2015, iniciamos un programa de televisión diario, llamado The Trumpet Daily, y que se emite en directo en nuestra página web, thetrumpet.com, y también en nuestro canal Rumble, rumble.com/trumpetdaily. Es de lunes a viernes a las 11 de la mañana, hora central de Estados Unidos. Muchos programas, publicaciones y libros que hemos producido a lo largo de los años. Y si han estado siguiendo nuestros sitios web o nuestros programas, ya saben, apreciamos de verdad ese apoyo, simplemente estamos tratando de ayudar a quienes quizá no estén tan familiarizados con todo el material que tenemos, para que conozcan más lo que la Iglesia de Dios ha estado produciendo.
Volviendo a esta profecía, fíjese adónde conduce o adónde se extiende “levantar las ruinas”. Dice en el versículo 13: “He aquí vienen días, dice [el Eterno], en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán”. El versículo 14 dice: “Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos”. Esto es obviamente un escenario del Milenio. El punto es que esta obra, esta obra del fin de los tiempos, de levantar las ruinas, de reconstruir todo lo que el ministerio laodiceno destruyó, y ellos querían destruirlo, ¡pero la obra de reconstruir esa obra que Dios realizó a través del Sr. Armstrong se extenderá hasta el Mundo Mañana! Y El misterio de los siglos, como dije en un programa hace unas semanas, ¡va a ser el libro de texto número uno para que se levanten y construyan Armstrong Colleges en toda la Tierra! Así que es una visión muy esperanzadora y positiva. Es una Obra maravillosa que apoyar. Y es una luz, un faro, que brilla intensamente en un mundo muy oscuro. Hay tantas Escrituras que hablan de este mundo presente y malvado, y daré un programa sobre esto luego, pero la forma en que Dios describe este mundo presente no es buena. Hay mucha oscuridad. En Juan 3 dice que los hombres aman las tinieblas. ¡Rechazaron la luz que era Jesucristo!
Pues bien, la Iglesia de Dios no ha rechazado esa luz, y por ello la luz espiritual brilla con gran intensidad en este campus, ya sea que miremos los jardines, ya sea que miremos los edificios o ya sea que miremos el almacén donde se encuentran decenas de miles de ejemplares de estos libros que hoy promocionamos.
Ni siquiera he mencionado El mensaje de Malaquías. Si ya tienen El misterio de los siglos, del programa que hicimos hace unas semanas, pero no tienen Raising the Ruins o El mensaje de Malaquías, y es tan importante porque fue lo primero que escribió mi padre, lo que provocó su despido en 1989. ¡Aquellos ministros laodicenos odiaban lo que había en este libro porque los estaba, los estaba exponiendo! ¡Y Raising the Ruins los expone aún más! O sea, viendo hacia atrás, porque tuvimos todos esos documentos judiciales durante esos seis años de litigio, pero ¡este se basa en la profecía bíblica! La rebelión laodicena, mencioné Apocalipsis 3 y 2 Tesalonicenses 2. Esto se encuentra en el libro de Malaquías en la Biblia, el Antiguo Testamento.
¡Y cuando la gente recibió esto, a partir de enero de 1990, pudieron por fin llegar a comprender por qué y cómo estaba ocurriendo todo esto a la Iglesia de Dios! ¿Cómo pudo haber una rebelión tan grande, un gran alejamiento de la verdad? Está todo ahí. Quiero decir, Dios nos lo dijo. ¿Y saben qué más? Esos ministros, muchos de ellos, antes de que el Sr. Armstrong muriera, estuvieron durante años dando la voz de alarma a la Iglesia de Dios Universal diciendo, tengan en mente los últimos días, se avecina la era laodicena. Se acerca la era de los cristianos tibios. Advertían al pueblo de Dios. Y entonces, Herbert Armstrong fallece, en enero de 1986, y un hombre de pecado, como lo llama la Biblia, aparece y dice: vamos a cambiarlo todo y a enterrar la verdad. Y puso al descubierto cuánta gente no tenía el valor o la convicción para luchar por la verdad.
Decenas de miles de personas; mi padre ha dicho, el 95% del pueblo de Dios se convirtieron en laodicenos tibios. Y el porcentaje era aún peor entre los ministros. El 99% de los ministros de la Iglesia de Dios Universal se rebelaron contra la verdad. Una gran apostasía, o como debería decirse, “una gran rebelión”, porque eso es lo que fue.
Pero Dios dijo: Voy a levantar las ruinas de nuevo. Como he dicho antes, Dios vive. Dios no desapareció el día que murió Herbert Armstrong, ni mucho menos. Simplemente se puso a trabajar a través de mi padre y de lo que se convirtió en la Iglesia de Dios de Filadelfia. Y Él devolvió la vida a esas ruinas.
Asegúrese de llamar hoy mismo a nuestros operadores y solicitar Raising the Ruins y también El mensaje de Malaquías para la Iglesia de Dios hoy.
Es todo el tiempo que tenemos para el programa de hoy. Gracias por acompañarnos y esperamos verlos la próxima vez.