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¿Son también proestadounidenses los partidos nacionalistas europeos?

¿Son también proestadounidenses los partidos nacionalistas europeos?

¿Cuál es la política estadounidense hacia los europeos y viceversa? Una filtración de la Estrategia de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump señala que EE UU quiere “apoyar a los partidos, movimientos y figuras intelectuales y culturales que buscan la soberanía y la preservación/restauración de los modos de vida tradicionales europeos (…) sin dejar de ser proestadounidenses”, según DefenseOne. El problema es que esos partidos no son proestadounidenses.

La Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) es uno de esos partidos. Sin duda, quiere restaurar una Europa más tradicional. Otra ventaja, a ojos del presidente Trump, es que sus partidarios están dispuestos a luchar: según una encuesta reciente, el 61% dijo que lucharía para defender Alemania, frente a sólo el 22% de los partidarios del Partido Verde.

El problema es que la AfD y otros partidos que “buscan la soberanía” y “modos de vida tradicionales europeos” no quieren luchar junto a EE UU. El ascenso de la AfD demuestra que, como decía American Conservative: “Europa no será automáticamente un socio fiable para las aventuras militares estadounidenses (…) Los europeos no lucharán en las guerras de Estados Unidos en Asia u Oriente Medio y, cada vez más, ni siquiera apoyarán conflictos por poder en sus propias puertas si los costos son demasiado elevados”.

El titular de American Conservative, “El auge del nacionalismo alemán pone al descubierto los delirios de Washington”, es otro más que podría haber salido directamente de la Trompeta. El presidente Trump está fomentando la militarización alemana y el resurgimiento del nacionalismo alemán al mismo tiempo. Las previsiones que hizo Herbert W. Armstrong hace décadas se están cumpliendo rápidamente.

El genocidio que ya no es “tendencia”: ¿Recuerda al pueblo uigur de habla túrquica de Xinjiang, en el noroeste de China? El Partido Comunista Chino los ha encarcelado por millones en campos de concentración y los ha sometido a la brutalidad y al adoctrinamiento. En 2021, la primera administración Trump dio la voz de alarma, equiparando la represión masiva y en curso a un genocidio. Un gran número de naciones sancionaron los bienes que China producía utilizando el trabajo forzado de los uigures, mientras que los activistas de derechos humanos y los medios de comunicación destacaban con frecuencia su sufrimiento y presionaban para que se produjera un cambio. Pero hoy en día, rara vez se habla del genocidio de los uigures por parte del gobierno chino. Un análisis de GZERO descubrió que sólo el 0,03% de los actuales artículos de noticias en inglés hablan de los uigures, un porcentaje inferior al 0,19% en el momento de la designación como genocidio. Los analistas afirman que esto se debe a que la segunda administración Trump ha restado importancia a los derechos humanos, a que China ha remodelado las percepciones internacionales y a que la atención del mundo ante las atrocidades se ha desplazado hacia crisis más familiares como Ucrania y Gaza. Pero el desvanecimiento de la atención no significa que el sufrimiento se haya desvanecido. La Trompeta sigue advirtiendo de que los horrores que se están produciendo hoy en Xinjiang son sólo el comienzo de una era oscura a la que el mundo está descendiendo.

Productores de armas alemanes y noruegos apuntan al espacio: el miércoles, el fabricante alemán de aviones no tripulados Helsing firmó en Berlín un acuerdo de cooperación con el contratista noruego de defensa Kongsberg. Según Spiegel, su objetivo es desarrollar el reconocimiento militar basado en el espacio, e independizarse de EE UU. Helsing aportará programas de inteligencia artificial y Kongsberg tecnología de satélites. La colaboración también incluirá al contratista de defensa alemán Hensoldt y a la empresa emergente aeroespacial alemana Isar Aerospace. Las empresas quieren establecer una constelación de satélites para 2029, y Helsing planea ofrecer sus servicios espaciales a las Fuerzas Armadas alemanas. La búsqueda de independencia militar en el espacio por parte de Alemania presagia un grave peligro.

Dinamarca incluye a EE UU entre los posibles riesgos para su seguridad nacional: un informe publicado el miércoles por el Servicio de Inteligencia de Defensa danés advierte contra “el creciente interés de Estados Unidos por Groenlandia”, que según Estados Unidos es vital para su seguridad nacional. Groenlandia es un territorio autónomo del reino de Dinamarca, y el presidente estadounidense Donald Trump ha pedido públicamente su adquisición. Estados Unidos “utiliza el poder económico, incluidas las amenazas de aranceles elevados, para imponer su voluntad y ya no descarta el uso de la fuerza militar, incluso contra sus aliados”, dice el informe. La Biblia dice que la creciente tensión en la alianza entre EE UU y Europa conducirá finalmente a un conflicto abierto.

“Sí, algunos niños pueden haber muerto por las inyecciones de COVID”: ese era el titular de The Atlantic del 8 de diciembre. “Ninguna autoridad de salud pública niega que las vacunas COVID puedan tener algunos efectos nocivos”, decía el artículo. “Las reacciones adversas son posibles con todas las intervenciones médicas. Se sabe que las vacunas basadas en ARNm producidas por Pfizer y Moderna, en particular, causan miocarditis —inflamación del corazón— en raras ocasiones, especialmente en adolescentes y hombres jóvenes”. Este hecho fue escondido, ridiculizado y atacado en un momento en el que la verdad podría haber salvado vidas. A lo largo del brote de la COVID-19 y de los cierres gubernamentales, la Trompeta fue una de las pocas voces que hizo sonar esta alarma. Ahora, incluso las publicaciones tradicionales admiten que la cura podría matar.

Un juez bloquea el uso federal de la Guardia Nacional de California: ayer, el juez de distrito Charles Breyer dictaminó que el actual despliegue de la Guardia Nacional de California por parte del gobierno federal es ilegal. En junio, el presidente Trump invocó una disposición de la ley federal que permite al gobierno federal controlar a los miembros de la Guardia Nacional sin la aprobación del gobernador en circunstancias de emergencia. Breyer dictaminó que las protestas no constituían una emergencia porque no obstaculizaban la autoridad federal. La sentencia queda en suspenso para una posible apelación y nuevas batallas legales poniendo a prueba la autoridad del presidente y la gravedad de las divisiones en el seno del gobierno estadounidense.