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ISTOCK.COM/BILL CHIZEK

¿Son realmente racistas los valores ‘anglosajones’?

Los izquierdistas están tratando de borrar los valores estadounidenses que se remontan a 4.000 años.

La oficina de la representante Marjorie Taylor Greene anunció el 16 de abril que ella estaba impulsando una Asamblea con el tema America First (EE UU primero) para los representantes del Congreso que quieren seguir los valores defendidos por el presidente Donald Trump. Pero Greene descartó estos planes después de recibir el rechazo de los líderes de su propio partido. Después de que Punchbowl News filtrara un volante que promocionaba la nueva reunión, se hizo público que la representante Greene cree que “Estados Unidos es una nación con una frontera y una cultura fortalecidas por un respeto común por las tradiciones políticas exclusivamente anglosajonas”.

Esto provocó la condena inmediata por parte de activistas, académicos e incluso de otros políticos republicanos.

El líder de la minoría, Kevin McCarthy, respondió a la propuesta de Greene en un mensaje de Twitter el 16 de abril: “EE UU está construido sobre la idea de que todos somos creados iguales y el éxito se gana a través del trabajo duro y honesto. No se basa en la identidad, la raza o la religión. El Partido Republicano es el partido de Lincoln y el partido de más oportunidades para todos los estadounidenses, no de silbidos para perros nativistas”. La presidenta de la conferencia republicana en ese momento, la representante Liz Cheney, escribió: “Los republicanos creen en la igualdad de oportunidades, la libertad y la justicia para todos. Enseñamos a nuestros hijos los valores de la tolerancia, la decencia y el valor moral. El racismo, el nativismo y el antisemitismo son malos. La historia nos enseña que todos tenemos la obligación de enfrentar y rechazar un odio tan malicioso”.

El ex presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, dijo: “La Asamblea America First es una de las cosas más locas que he visto. (…) Hemos sido el crisol gigante del mundo durante 250 años. Y debemos celebrar el hecho de que somos este crisol gigante”.

¿Merece repudio afirmar que las tradiciones políticas de EE UU son “exclusivamente anglosajonas” o que la inmigración masiva amenaza “el futuro existencial a largo plazo de EE UU como un país único con una cultura e identidad única”? ¿Es realmente “polémico”, “nativista” y “racista” creer estas cosas?

Tradiciones políticas anglosajonas

EE UU concede la residencia legal permanente a cerca de un millón de inmigrantes al año. La razón para limitar la cantidad es dar tiempo a los recién llegados para que adopten y se integren en la cultura estadounidense. Algunos piensan que el gobierno debería admitir menos inmigrantes. Otros piensan que debería admitir más. Pero es evidente que los únicos que defienden la inmigración masiva son los que quieren cambiar las tradiciones políticas, la cultura y la identidad única de EE UU.

Los principales medios de comunicación se han apilado contra Greene. Los editores de Vanity Fair titularon así su reacción “Los republicanos están básicamente iniciando un asamblea supremacista blanca”. Los jefes del Washington Post publicaron “En EE UU, el elogio a la herencia anglosajona siempre ha sido sobre la supremacía blanca”. The Atlantic salió con “Anglosajón’ es lo que se dice cuando ‘sólo para blancos’ es demasiado inclusivo”. Si quiere atraer la ira de los liberales, diga algo que apoye la herencia anglosajona.

Sólo alrededor de 1 de cada 5 estadounidenses afirma tener herencia británica, y casi ninguno de ellos cree en la superioridad racial anglosajona. Entonces, ¿por qué los políticos y los comentaristas se agolpan en esta historia sobre las tradiciones políticas anglosajonas?

Cuando la mayoría de los conservadores dicen “tradiciones políticas anglosajonas”, no se refieren a los anglosajones. Se refieren a las tradiciones políticas que el pueblo anglosajón desarrolló y difundió por todo el mundo: libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de comercio, libertad de religión, igualdad de todos los hombres, Estado de derecho y gobierno limitado.

“Puede resultar sorprendente para algunos lectores de EE UU saber que, a los ojos de muchos comentaristas del continente europeo, los estadounidenses, los británicos, los australianos y otros más forman parte de una civilización ‘anglosajona’ continua, cuya característica principal es el compromiso con los mercados libres”, escribe Daniel Hannan en Inventing Freedom: How the English-Speaking Peoples Made the Modern World (Inventando la libertad: Cómo los pueblos angloparlantes hicieron el mundo moderno). “Los valores anglosajones (…) tuvieron su génesis en los primeros asentamientos anglosajones, en los años oscuros, violentos y sin crónica. De esa época surgieron tres conceptos interrelacionados que transformarían a la humanidad. En primer lugar, la idea de la autonomía personal, incluso en los contratos y los derechos de propiedad; segundo, la noción de que las decisiones colectivas deben ser tomadas por representantes que sean responsables ante la comunidad en su conjunto; y tercero, la concepción de la ley como algo más que una proyección de los deseos de un gobernante, como un derecho popular de las libertades heredadas ciertamente tan vinculante para el rey como para sus súbditos más mezquinos”.

¿Será que los perros de ataque liberales que destrozan la Asamblea America First de la representante Greene creen que sus libertades personales, su derecho a limitar el gobierno y su creencia en que hay una ley superior son nativistas y racistas? Teniendo en cuenta con qué es que muchos de ellos quieren reemplazar las tradiciones políticas anglosajonas, la sorprendente respuesta es sí.

Costumbres británicas en EE UU

Hoy en día, el 55% de los seres humanos vive en naciones que al menos afirman seguir los principios democráticos. Damos por sentados conceptos como la autonomía personal, derechos de propiedad, gobierno representativo y el Estado de derecho. Pero hace cuatro siglos, estos conceptos eran casi exclusivos del Imperio Británico. El libro Albion's Seed: Four British Folkways in America (Semilla de Albion: Cuatro costumbres populares británicas en EE UU), de David Hackett Fischer, documenta cómo estos valores fueron llevados por primera vez al hemisferio occidental entre 1620 y 1640 por más de 20.000 puritanos que emigraron de Anglia Oriental a Massachusetts.

La intención original de Thomas Jefferson era tener una imagen de los reyes anglosajones Hengist y Horsa en un lado del Gran Sello de Estados Unidos, y en el otro, una imagen de Moisés y los israelitas siguiendo una columna de fuego para salir de Egipto. Él reconoció las similitudes entre el derecho común anglosajón y las leyes del antiguo Israel; y la Constitución de EE UU se basó en estos principios políticos comunes.

Pero esto es lo que incluso los historiadores y los conservadores constitucionales no entienden. Aman la libertad de expresión, la libertad de reunión, el libre mercado, la libertad de religión, el gobierno de la mayoría con protección de la minoría, el Estado de derecho, el gobierno limitado, la separación de poderes, los controles y balances, el gobierno a través de representantes electos, la igualdad de todos los hombres y derechos individuales inviolables otorgados por un poder superior al gobierno humano.

Pero admiten que no saben de dónde vinieron estos principios en última instancia.

Contrariamente a la creencia de Hannan, la base sobre la que se establecieron estos principios no se construyó en “los años oscuros, violentos y sin crónicas”. No se originó en las mentes de la gente anglosajona común y sus líderes.

Registros como la Crónica Anglosajona (890 d. C.) y la saga Ynglinga (1225 d. C.), aunque obviamente teñidos de leyendas, atestiguan que 22 generaciones antes del nacimiento del rey Alfredo el Grande, los anglos, sajones, daneses, nórdicos, suecos y otros pueblos relacionados vivían cerca de la ciudad de Tanais en la costa norte del Mar Negro. Estos pueblos emigraron al noroeste de Europa durante la época en que el Imperio Romano se expandió por la región. Estos antiguos sakasones hablaban el idioma de los medos, pero sus tradiciones políticas provenían directamente de las 10 tribus perdidas del antiguo Israel.

Las tribus perdidas de Israel

En su libro más popular, Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, el ya fallecido Herbert W. Armstrong demostró que los anglos y los sajones en realidad descendían de las tribus israelitas perdidas de Efraín y Manasés.

“A lo largo de 19 reyes y siete dinastías sucesivas, las 10 tribus de la casa de Israel persistieron en los dos pecados básicos de Jeroboam: la idolatría y el quebrantamiento del Sábado. Algunos de los reyes añadieron otras prácticas malas y pecaminosas”, escribió. “En los años 721 a 718 a. C., Dios hizo que el reino de Asiria invadiera y conquistara la casa de Israel, sacando a sus habitantes de sus granjas y ciudades, y transportándolos como esclavos a Asiria, en la costa sur del Mar Caspio. (…) Antes del 604 a. C., los asirios habían abandonado su tierra al norte de Babilonia y habían emigrado rumbo al noroeste pasando por las tierras que hoy son Georgia, Ucrania, Polonia, hasta llegar a lo que hoy es Alemania. Los descendientes de aquellos asirios son hoy el pueblo alemán. La gente de las 10 tribus de Israel también emigró hacia el noroeste. Aunque los asirios habían llevado cautivo a Israel; estos no siguieron como esclavos de Asiria en Europa. ¡Ellos continuaron su viaje un poco más lejos, hacia Europa Occidental, Escandinavia y las islas británicas!”.

La historia de EE UU y Gran Bretaña es la historia de los anglos, los sajones y otros pueblos relacionados. ¡Y esa historia se remonta al antiguo Israel! Y lejos de exaltar a los anglosajones, esta historia los humilla. Los valores preciosos, positivos y transformadores del mundo que los anglos y los sajones difundieron por todo el planeta no se debieron a ellos sino a pesar de ellos. La historia de los antepasados de EE UU es de rebelión, fracaso y opresión. La existencia continua de los israelitas, por no hablar de su influencia positiva en el mundo, no es atribuible a Israel sino al Dios de Israel.

Dios prometió grandes bendiciones a los israelitas. Pero en Levítico 26, les advirtió que si pecaban contra Él, retrasaría esas promesas durante 2.520 años (para comprobarlo, lea Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía).

El rey asirio Tiglat-Pileser iii llevó cautiva a la mitad oriental de la tribu de Manasés en 732 a. C. Luego el rey Sargón ii se llevó la otra mitad de la tribu (junto con la tribu de Efraín) en 718 a. C. Cuente hacia adelante 2.520 años desde el 732 a. C. y llegará a 1789, el año en que el Congreso añadió la Carta de Derechos a la Constitución de EE UU. Y si contamos 2.520 años desde el 718 a. C., llegamos a 1803, el año de la histórica compra de Luisiana que dio inicio al ascenso de EE UU hasta convertirse en la mayor potencia mundial de la historia.

Ésta no es la historia de un pueblo grande o superior. Es la historia de un Dios grande y superior.

Cuando los izquierdistas radicales intentan borrar las “tradiciones políticas anglosajonas” mediante ataques políticos malintencionados, migraciones masivas y otros medios, no están atacando realmente la supremacía blanca. Tampoco están defendiendo la igualdad de oportunidades, la libertad y la justicia para todos. Están atacando la realidad de la historia, ¡y están atacando a la propia Biblia! 


ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?