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Salmos del fugitivo

Salmos del fugitivo

Armonizando la poesía bíblica y la historia para comprender el tiempo que David pasó fugitivo.

De todos los músicos de la Biblia, el rey David es sin duda el más famoso. Su reinado trajo el renacimiento cultural a Israel.

Josefo escribió: “Y ahora David, liberado de guerras y peligros, y disfrutando en el futuro de una profunda paz, compuso canciones e himnos a Dios. (…) También fabricó instrumentos de música y enseñó a los levitas a cantar himnos a Dios, tanto en el llamado día de reposo como en otros festivales (Antigüedades de los judíos, 7.12.3).

David no sólo fue prolífico tras haber sido “liberado de guerras y peligros”. Un puñado de salmos contienen títulos, o subtítulos, que muestran que los componía en tiempos tumultuosos, incluso cuando huía de su predecesor, el rey Saúl.

Aunque narrativamente los salmos no están escritos en orden cronológico, podemos “armonizarlos” con los acontecimientos catalogados en el libro de Samuel. Estos salmos añaden color a la rica complejidad histórica del tiempo en que David huyó.

Podríamos llamarlos “los salmos del fugitivo”. Arrojan luz sobre la época de David antes de que empezara a ejercer oficialmente como monarca de Israel y muestran lo que había en su corazón, y cómo utilizaba la poesía y el canto de una forma única y magistral.

La huida

1 Samuel 18 revela los celos del rey Saúl hacia el joven David y los acontecimientos que iniciaron los años de fuga de David. Los versículos 6-9 describen la envidia que Saúl sentía por las proezas y hazañas militares de David. Más adelante en el capítulo, Saúl pone a David al mando de una batalla que estaba seguro de perder. Pero su plan salió mal; David no sólo salió victorioso, sino que le dieron a Mical, la hija de Saúl, como recompensa. Esto enfureció al rey Saúl, que se convirtió en “enemigo de David todos los días” (versículo 29).

El capítulo siguiente describe una noche especialmente angustiosa para David: “Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: ‘Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto’. Y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó” (1 Samuel 19:11-12).

Esa noche es el telón de fondo del Salmo 59, cuyo subtítulo dice: “Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando envió Saúl, y vigilaron la casa para matarlo” (Reina-Valera 1960). (Es importante señalar: la traducción utilizada en Let the Stones Speak es la de la Jewish Publication Society [jps]. En esta traducción, a diferencia de muchas otras, los subtítulos de los salmos llevan números de versículo, ya que formaban parte del texto hebreo original. Para algunos de nuestros lectores, los números de los versículos pueden ser ligeramente diferentes según la traducción. [Para el español utilizaremos la versión Reina-Valera de 1960]).

Consideremos algunos de los aspectos más destacados del Salmo 59, dadas las circunstancias registradas en 1 Samuel 19: “Sin delito mío corren y se aperciben. Despierta para venir a mi encuentro, y mira. Y tú, [Eterno] Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta para castigar a todas las naciones; no tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah. Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad” (Salmo 59:4-6). A los soldados de Saúl se les compara con perros que gruñen (versículo 14), evocando imágenes asignadas a Benjamín, la tribu de Saúl, en Génesis 49:27.

Cuando David se escondió en el piso superior del que Mical lo “descolgó”, también invocó la imagen de Dios como “mi alta torre” (Salmo 59:9, 16-17; jps).

David también utiliza el lenguaje para realzar el sentido nocturno de este poema. Invoca a Dios: “Despierta para venir a mi encuentro” (versículo 4) y “Despierta para castigar…” (versículo 5). Él afirma sin dudas: “Cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; ...” (versículo 17).

Escapando de esta amenaza, David se dirigió primero a Naiot, en Ramá, donde estaba el profeta Samuel (1 Samuel 19:18). Quizá David aprovechó su estancia en Naiot para componer salmos como el Salmo 59.

Pidiendo justicia

El Salmo 7 también parece encajar en estos primeros días de huida. El subtítulo dice: “Sigaión de David, que cantó a [el Eterno], sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín”. El único benjamita conocido con un nombre similar es el de Cis, padre de Saúl (1 Samuel 10:11, 21). Además, el comienzo del Salmo 7 encaja con la huida de David del rey rencoroso: “[Eterno] Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, no sea que desgarren mi alma cual león, y me destrocen sin que haya quien me libre” (versículos1-2).

La palabra no traducida del subtítulo, Sigaión, parece referirse a un fuerte clamor. Habacuc 3, que está construido como un salmo, inicia: “Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot” (versículo 1). Habacuc, que se había lamentado de la falta de justicia, invoca a Dios de forma poética para que haga justicia y reavive una obra debilitada. Sus versos finales son parecidos a muchos subtítulos de los salmos.

De forma similar a Habacuc 3 y como podría insinuar Sigaión, el Salmo 7 incluye un tema de clamor en voz alta por la justicia: “[Eterno] Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad; si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; huelle en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. Selah” (versículos 3-5). No son tanto súplicas de liberación como clamores de justicia. Pide justicia, aunque eso signifique que él mismo reciba el castigo.

Sigaión también puede llevar la connotación de ser un vagabundo o fugitivo, ya que la raíz shagah puede significar “extraviarse o errar”. “[John] Parkhurst y otros explican shiggayon como ‘una canción de errantes”, escribió Alfred Sendrey en Music in Ancient Israel [Música en el antiguo Israel]. “Según este punto de vista, David escribió este salmo durante sus años de errante cuando, como fugitivo, intentó escapar de las persecuciones de Saúl. (…) [Franz ulius] Delitzsch sostiene que ‘shiggayon (relacionado con shigaon, locura) puede significar (…) un poema tambaleante, es decir, dotado de un movimiento de lo más excitado y un rápido cambio de las emociones más fuertes…”.

Un fugitivo pronunciaría un salmo clamando justicia, como se ve en Habacuc 3 y en el Salmo 7. Esto corresponde a la narración de 1 Samuel 20:1: “Después David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ‘¿Qué he hecho yo? ¿cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida?”.

Oda a Doeg

David fue después a Nob (1 Samuel 21:1), donde residían el tabernáculo y las familias sacerdotales. Los versículos 6-9 muestran que comió del pan de la proposición y que le regalaron la espada de Goliat, que se guardaba allí como una especie de artefacto de la victoria de David. Con el tiempo, usaría la espada como pago para comprar su entrada en Gat como escondite, pero antes de salir de Nob, fue descubierto por Doeg, un edomita leal al rey Saúl.

Cuando Doeg le contó a Saúl la visita de David, el rey hizo que Doeg regresara para masacrar a todos en Nob por cooperar con el traidor. El único sobreviviente de esa masacre fue Abiatar. “Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de [el Eterno]. Y David dijo a Abiatar: ‘Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre. Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo” (1 Samuel 22:21-23).

Estos acontecimientos se corresponden con el Salmo 52: “Cuando vino Doeg el edomita y dio cuenta a Saúl diciéndole: ‘David ha venido a casa de Ahimelec’” (subtítulo). La mayor parte de este salmo se dirige a Doeg, como recurso poético (David nunca tuvo la intención de realizarlo para Doeg). Lo llama “oh poderoso” y contrasta su arrogante maldad con la perdurable “misericordia de Dios” (versículo 1).

Él condena a Doeg, añadiendo que el castigo de Dios sobre él haría que otros se burlaran de él. A continuación se compara con Doeg: “Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre” (versículo 8). Concluye dirigiéndose a Dios Mismo: “Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos” (versículo 9).

Contando sus andanzas

Cuando David llegó a la ciudad filistea de Gat, su reputación le precedía. El rey de allí conocía la canción sobre David (1 Samuel 21:11-12).

El Salmo 56 se refiere a esta estancia en Gat: “Al músico principal; sobre la paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat” (subtítulo). “Sobre la paloma silenciosa en paraje muy distante”, es la traducción literal de El Jonath-elem-rehokim. El Comentario de Jamieson, Fausset y Brown dice que este salmo podría asemejar a David a “una paloma sumisa y mansa, expulsada de su hogar natal para vagar en el exilio. Acosado por enemigos internos y externos, David apela confiadamente a Dios…”.

En este salmo, David menciona a un “él” singular que “me oprime” (versículo 1), también menciona a los que “me pisotean”, y que “muchos son los que pelean contra mí” (versículo 2).

El versículo 8 contiene un detalle fascinante sobre el tiempo que David pasó huyendo: “Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están en tu libro?”. Sea cual sea el libro al que se refiere David, esto confirma una vez más la naturaleza fugitiva de esta composición. Y como otros salmos, éste concluye ensalzando a Dios, encapsulado en esta afirmación: “No temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” (versículo 11).

Todos juntos

A David le preocupaba no estar seguro en Gat. 1 Samuel 21:14 dice que “se fingió loco entre ellos” para poder ser liberado. El subtítulo del Salmo 34 dice que se refiere a “David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue”. Sobre este salmo, se destacan un par de observaciones notables.

En primer lugar, es uno de los pocos poemas acrósticos del salterio, donde cada línea o sección de la poesía comienza con la siguiente letra del aleph-bet [alfabeto hebreo]. Esto tiene un toque de ironía: alguien que había fingido locura compuso un salmo muy estructurado.

Otro aspecto destacable de este poema es el uso de la primera persona del plural, sobre todo la frase de David en el verso 3: “Engrandeced a [el Eterno] conmigo, y exaltemos a una su nombre”. Es probable que lo presentara como un himno “congregacional” para los que se unieron a él mientras huía, como se describe en 1 Samuel 22. El Salmo 34:11 indica que pudo haber involucrado a niños en la interpretación.

El versículo 7 refuerza la idea de que se trata de una composición de grupo: “El ángel de [el Eterno] acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.

En la cueva

Después de partir de Gat, David se dirigió a Adulam (1 Samuel 22), cuyo nombre significa “justicia del pueblo”. Este lugar era un “lugar fuerte” para David (versículos 4-5). Aquí se le unieron muchos partidarios, incluida su propia familia biológica: “Y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres” (versículos 1-2).

El Salmo 57 es “de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva” (subtítulo). “Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí, porque en ti se ha refugiado mi alma; sí, a la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que pasen las calamidades” (versículo 1; traducción nuestra de la jps). En este versículo se habla dos veces de refugio.

Los versículos siguientes contienen varias metáforas relacionadas con los enemigos de David: lo acosan; son como leones; sus lenguas son afiladas; preparan redes y hoyos en su camino. David dedica el resto del salmo a exaltar a Dios, diciendo que lo hará con instrumentos y a gran voz, hasta el punto en que dice, “despertaré el amanecer” (versículo 8; traducción nuestra de la jps). Para él, la gloria de Dios era demasiado grande para callarla, incluso en los lugares escondidos.

Traición a los extraños

Tras recibir consejo del profeta Gad, David abandonó Adulam y se dirigió al bosque de Haret (1 Samuel 22:5). Más tarde, David fue inspirado a ir a Keila, para salvar a sus ciudadanos de una invasión filistea (1 Samuel 23:5). Allí se enteró de los planes de Saúl para tenderle una trampa (versículos 8-13).

David se dirigió al “monte en el desierto de Zif” (versículo 14). “Después subieron los de Zif para decirle a Saúl en Gabaa: ‘¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, que está al sur del desierto?” (versículo 19). Esto vuelve a suceder en 1 Samuel 26, después de que David volviera a esa zona durante sus andanzas.

El Salmo 54 se refiere a una o ambas ocasiones, “cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: ‘¿No está David escondido en nuestra tierra?” (subtítulo). David oró pidiendo la atención de Dios: “Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida; no han puesto a Dios delante de sí. Selah” (versículo 3). También declaró su confianza en Dios: “Él devolverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad” (versículo 5). A continuación, prometió una ofrenda voluntaria de acción de gracias antes de que Dios lo rescatara: “Porque él me ha librado de toda angustia, y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos” (versículo 7).

Tierras sedientas

1 Samuel 23:20-23 muestra los detalles de esta estancia en Zif. El versículo 24 dice: “… David y su gente estaban en el desierto de Maón, en el Arabá al sur del desierto”.

Maón, otro desierto de Judá en el que se encontró David, fue probablemente el escenario del Salmo 63, “cuando estaba en el desierto de Judá” (subtítulo). Este salmo recurre conmovedoramente a metáforas de un desierto reseco: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas” (versículo 1). Los versículos siguientes están llenos de alabanzas, y luego esta imagen, con la que cualquiera que haya estado en un desierto durante un largo período de tiempo puede identificarse: “... en la sombra de tus alas me regocijaré” (versículo 7). Al final de la composición, pronostica el destino de sus enemigos: “Los destruirán a filo de espada” y serán convertidos en “porción de los chacales” (versículo 10).

1 Samuel 23:25 dice que Saúl “siguió a David al desierto de Maón”, pero que éste fue alejado por una amenaza filistea (versículos 27-28). “He aquí David está en el desierto de En-gadi” (1 Samuel 24:1). Esta es la cueva donde David tuvo la oportunidad de matar a Saúl y probablemente el mismo lugar al que se refiere el Salmo 142, “cuando estaba en la cueva” (subtítulo).


David le perdona la vida a Saúl en la cueva de Adulam

En el versículo 7, suplica: “Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre…”. David alababa a Dios en estas condiciones que amenazaban su vida, pero expresó su deseo de liberación para poder hacerlo con más libertad.

1 Samuel 25:1 nos dice que Samuel murió alrededor del tiempo en que David “se fue al desierto de Parán”.

El Salmo 143 no contiene una ubicación en su subtítulo, pero su proximidad al Salmo 142 puede indicar que coincide con esta época en Parán. El Salmo 143:3, 5 hace referencia a los muertos y a los “días antiguos”, posiblemente indicando a un David nostálgico que recuerda la vida de su mentor Samuel.

El versículo 6 guarda semejanza con el salmo anterior del desierto: “Mi alma a ti como la tierra sedienta”. Esta frase implica un escondite en el desierto, aunque David creía, no importa dónde se escondiera, que Dios estaba donde él se había escondido (versículo 9).

1 Samuel 25-31 registra el resto del tiempo que David pasó huyendo antes de que Saúl muriera en una batalla contra los filisteos. David pasó los últimos 16 meses de estos años de fuga en Siclag (1 Samuel 27:5-7). Allí se enteró de la muerte de Saúl y compuso una de las elegías más exquisitas de la historia (2 Samuel 1:19-27).

Por esa época compuso otro salmo, que se recoge más tarde en 2 Samuel 22. En el Salmo 18 el subtítulo dice: “Al músico principal. Salmo de David, siervo de [el Eterno], el cual dirigió a [el Eterno] las palabras de este cántico el día que le libró [el Eterno] de mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl”.

En este salmo, David llama a Dios su “roca”, “fortaleza”, “libertador”, “escudo”, “la fuerza de mi salvación” y “alto refugio” (versículo 2). “Invocaré a [el Eterno], quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos” (versículo 3).

Cantos de liberación

Más tarde en su vida, David también compuso salmos mientras huía. El Salmo 3 se atribuye a “cuando huía de delante de Absalón su hijo” (subtítulo). (El salmo 55 da a entender fuertemente el mismo periodo de tiempo en la vida de David). Estos acontecimientos se relatan en 2 Samuel 15-18, pero el Salmo 3 muestra el corazón de David como ningún otro: “¡Oh [Eterno], cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: ‘No hay salvación para él en Dios’. Selah” (versículos 1-2).

El rey David compuso salmos y oraciones de liberación al Dios al que buscaba como escudo y para su apoyo (versículo 3). Proclamó que, literalmente, podía estar tranquilo: “Yo me acosté y dormí; desperté, porque [el Eterno] me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí” (versículos 5-6).

David estaba lleno de convicción de que Dios haría por él más adelante en su vida lo que hizo en aquellos muchos años que pasó huyendo del rey Saúl. “… Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste. La salvación es de [el Eterno]; sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah” (versículos 7-8).

El estudio de la producción artística de David, especialmente durante los años de “fuga”, revela algo notable: nunca estuvo demasiado ocupado o agobiado para componer canciones de alabanza a su Dios. Como escribió en el Salmo 32:7: “Con cánticos de liberación me rodearás. Selah”. Para él, éstas no eran simples distracciones de los infortunios de la vida, sino su propia clase de fortaleza rocosa.

LA LLAVE DE DAVID

Dios quiere compartir Su gobierno con usted en el trono de David para siempre. Pero esa recompensa inigualable será dada solamente a aquellos que valientemente apoyen Su Obra actual y estén preparándose para el retorno inminente de Jesucristo.