Reciba nuestro boletín gratis

24567

MARCUS YAM/LOS ANGELES TIMES/GETTY IMAGES

Rompiendo la hermandad

¿Será la relación especial otra causa de la guerra de Afganistán?

La decisión de Joe Biden de retirarse precipitadamente de Afganistán ha creado la mayor división entre Estados Unidos y el Reino Unido en décadas.

El gobierno británico se oponía tanto a la retirada que intentó formar una coalición para sustituir a las tropas estadounidenses antes de que se fueran. Pero con la evacuación tan repentina de EE UU y el hecho de que Gran Bretaña no consiguiera suficiente apoyo de otros países y no estuviera dispuesta a quedarse sola en Afganistán, las tropas británicas también se vieron obligadas a retroceder precipitadamente. Los talibanes arrasaron Afganistán, entraron en Kabul y llegaron hasta las puertas del aeropuerto.

Un debate de urgencia en la Cámara de los Comunes dedicó horas a condenar a Estados Unidos. “La decisión estadounidense de retirarse no fue sólo un error: fue un error evitable, desde el fallido acuerdo del presidente [Donald] Trump con los talibanes hasta la decisión del presidente [Joe] Biden de proceder, y de proceder de una manera tan desastrosa”, dijo Sir Ed Davey, líder de los demócratas liberales.

El ex primer ministro Tony Blair escribió el 21 de agosto: “No necesitábamos [retirarnos]. Elegimos hacerlo. Lo hicimos obedeciendo a un imbécil eslogan político sobre terminar con ‘las guerras eternas’…”. ¿A quién considera imbécil el Sr. Blair? Los eslóganes sobre las “guerras eternas” fueron una característica significativa de la campaña electoral de Joe Biden.

Casi inmediatamente después de la caída de Kabul el 15 de agosto, el primer ministro Boris Johnson telefoneó a la Casa Blanca. Biden no contestó. A los funcionarios británicos les costó 36 horas conseguir finalmente que se pusiera al teléfono para coordinar una respuesta.

A medida que esta crisis iba de mal en peor y aún peor, Gran Bretaña hizo una petición obvia y razonable: Ampliar el plazo de retirada más allá de la fecha límite del 31 de agosto decretada por los talibanes. Estaba claro que no todos serían evacuados a finales de mes: Los afganos que ayudaron a las fuerzas británicas e incluso los ciudadanos británicos quedarían varados, de hecho rehenes —o víctimas— de los talibanes. La secretaria de Asuntos Exteriores en la sombra del Partido Laborista, Lisa Nandy, declaró: “La dolorosa realidad es que habrá muchas personas—británicos y afganos que nos han apoyado durante dos décadas—que sencillamente no van a salir. Este es un momento realmente oscuro…”.

Otra forma de decirlo es: Esta traición caótica, evitable e inexplicable está dividiendo a Gran Bretaña y Estados Unidos. Y esta división cambiará la política exterior británica.

El discurso más memorable de la condena del Parlamento al Sr. Biden fue el del diputado conservador y veterano de la guerra de Afganistán Tom Tugendhat. “Al igual que muchos veteranos, esta última semana me ha visto luchar contra la ira, el dolor y la rabia”, dijo, “el sentimiento [de] abandono no sólo de un país, sino del sacrificio que hicieron mis amigos”.

Pero Tugendhat no se limitó a lamentarse impotentemente de Estados Unidos. Trazó un nuevo rumbo para Gran Bretaña, diciendo: “Podemos establecer una visión, claramente articulada, para revigorizar a nuestros socios europeos de la otan, para asegurarnos de que no dependemos de un sólo aliado, de la decisión de un sólo líder, sino que podemos trabajar juntos —con Japón y Australia, con Francia y Alemania, con socios grandes y pequeños— y asegurarnos de que mantenemos la línea juntos”.

Ahí está—una declaración rotunda de lo que muchos piensan: Gran Bretaña no puede depender de Estados Unidos y debe recurrir más a aliados como Francia y Alemania.

Esta no es una política oficial del gobierno, todavía. Pero después de la caída de Kabul, Gran Bretaña se encontró mucho más cerca de Francia y Alemania que de Estados Unidos. Estos tres países en particular trabajaron juntos, a menudo en oposición a EE UU, tratando de recoger los pedazos.

Este giro hacia Europa es exactamente la respuesta que la Biblia dijo que daría Gran Bretaña como reacción a la caída de Estados Unidos.

Oseas 5:13 advierte: “Y verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga”. Efraín en la profecía bíblica se refiere a Gran Bretaña (encuentre la prueba en nuestro libro gratuito Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía).

“Oseas profetiza que Judá herida y Efraín enfermo irán a Alemania en busca de ayuda”, escribe el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en su folleto Hosea: Reaping the Whirlwind (disponible en inglés). “¿Por qué? ¡Porque Estados Unidos está aún más enfermo que ellos y no puede ser de ayuda en ese punto!”.

Toda la guerra de 20 años en Afganistán, y sobre todo su derrota y su catastrófica retirada, es una prueba contundente de que Estados Unidos está enfermo. Puede que se recupere, temporalmente, bajo el fuerte liderazgo de Donald Trump en el futuro. Pero el espíritu de Oseas 5:13 ya es claramente visible en Gran Bretaña: No podemos confiar en los estadounidenses. Debemos recurrir a Europa.

Esta división es un grave problema para ambas naciones. En la Trompeta de julio de 2021, el Sr. Flurry escribió: “Gran Bretaña y Estados Unidos han hecho grandes cosas trabajando juntos. Winston Churchill dedicó gran parte de su vida a construir una relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Lucharon juntos en la Primera Guerra Mundial y ganaron la guerra. Lo mismo ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Si se hubiera dejado a Gran Bretaña sola, ¡no habría podido ganar! Cuando estas naciones están divididas, ambas están menos seguras. (…) La división que se está desarrollando entre nuestras naciones es una debilidad mortal”.

El Sr. Flurry explicó entonces una profecía de un tiempo en el que habría hombres trabajando para borrar el nombre de Israel, refiriéndose a Gran Bretaña y Estados Unidos, las naciones modernas de Israel.

“Hay personas creando y agravando las divisiones dentro de Estados Unidos y Gran Bretaña—con respecto a la raza, la clase, la política y cualquier otra cosa que se les ocurra”, continuó. “Ahora están sembrando divisiones entre estas dos naciones. Dividir a Gran Bretaña y a Estados Unidos significa que no pueden ayudarse mutuamente”.

El fiasco afgano expone lo divididas que ya están estas dos potencias. Y es una prueba más de que se puede confiar en la profecía bíblica. 


Boletín, AD