Reciba nuestro boletín gratis

Elder, Work

iStock.com/Geber86

¿Quiere Dios que usted se jubile?

Los verdaderos cristianos no terminan de trabajar hasta que mueren—y en realidad, ni siquiera entonces.

¿Sabía usted que no hay palabra para jubilación en la Biblia? Ese concepto no se puede encontrar en las Escrituras.

Lo más cercano a eso está en Números 8: 24-26 donde Dios instruyó que las responsabilidades sacerdotales del tabernáculo de tiempo completo terminen a la edad de 50 años. Recuerde, este era un trabajo físicamente exigente con ganado grande. Los sacerdotes mayores de 50 años continuaron ayudando y sirviendo como asesores o supervisores, pero el trabajo físico de tiempo completo fue realizado por los hombres más jóvenes. Sin embargo, esto no era jubilación como se practica hoy día.

La jubilación, tal como lo entendemos, es un concepto bastante reciente. La primera nación que introdujo un programa de seguro social para las personas de edad fue Alemania, en 1889. El emperador William I le dijo al parlamento que, “Los discapacitados por edad y por invalidez tienen un derecho al cuidado por parte del Estado”. La nación inicialmente fijó la edad de jubilación a los 70 años. Pero la expectativa de vida en ese tiempo era de menos de 50 años.

Durante la mayor parte de la historia humana, la gente esperaba trabajar hasta morir. Si se llegaban a enfermar demasiado para hacerlo, se suponía que la familia debía cuidarlos. Pero en la sociedad moderna, la gente cree que una vez que haya “invertido en su tiempo”, se merece una o dos décadas de descanso y sin trabajo, de viajes y golf.

Un factor que conduce el impulso para la jubilación es una aversión al trabajo. Un verdadero cristiano, sin embargo, tiene una actitud positiva hacia el trabajo y lo ve como la bendición que es. El trabajo brinda la oportunidad de diseñar, producir y administrar, de enfrentar desafíos, de interactuar y servir a otros. Dios trabaja (Juan 5:17), y quiere que hagamos lo mismo.

Obviamente, no hay nada que diga que usted debe permanecer en el mismo trabajo toda su vida. Pero desconectarse de una vida de servicio y volverse completamente hacia la simple búsqueda de su propio placer es una trampa, y es inmoral. Eso no quiere decir que una persona mayor no pueda disfrutar de un tiempo extra de ocio o en familia, estas son bendiciones maravillosas en los años dorados de una vida productiva. Pero uno debe tener cuidado de no retirarse de servir y contribuir.

“En la única vida feliz, la verdadera vida cristiana, uno debe mantenerse activo: mantenerse trabajador, diligente, alerta, mejorando constantemente”, escribió Herbert W. Armstrong en The Plain Truth (La Pura Verdad) de noviembre de 1965. Él condenó la prima moderna por la ociosidad y la pereza, el impulso por más tiempo libre y el deseo de jubilarse. “¡Eso no es para mí!”, escribió. “Humanamente hablando, hoy soy el más viejo en esta obra dinámica de Dios. A mi alrededor hay hombres jóvenes brillantes, inteligentes, capaces, laboriosos y trabajadores, y muchos de ellos salen de la universidad cada año. ¡Parte de mi trabajo es estar siempre delante de ellos! Dios me dio una ventaja en años. Pero si no estoy en alerta constantemente, algunos de estos jóvenes alertas y ansiosos, que ahora se acercan a la mediana edad, me dejarían atrás como a un desgastado, y podría ser obligado a jubilarme”, ¡algo en lo que él no estaba interesado!

Otra razón importante por la que la jubilación se ha hecho popular es la idea de que los años productivos de una persona terminan alrededor de los 65 años. Esto refleja un terrible prejuicio en la sociedad de Satanás contra los ancianos. “La gente parece asumir que después de los años 50, se supone que la mente humana decae”, escribió el Sr. Armstrong en The Plain Truth (La Pura Verdad) de diciembre de 1976. “Quizás algunos pocos, aceptando el mito, se han estancado y se han vuelto seniles. Eso es una tragedia. Esto solo sucede a la mente que no ha sido utilizada. La mente mejora con el uso y la edad. La sabiduría viene con la experiencia y la edad.

“En mi experiencia personal (y por qué no compartir el beneficio de esa experiencia y conocimiento con mis millones de lectores), he logrado mi mayor logro desde que cumplí 80 años. Por supuesto, esa no es mi verdadera edad, solo lo que dice el calendario. El conocimiento más importante lo he adquirido desde entonces. Hoy hablo con más vigor, eficacia y poder que en mis 40 y pico”.

El Sr. Armstrong hizo su mejor trabajo después de la edad “normal” de jubilación. El trabajo de su Iglesia no se extendió realmente en todo el mundo hasta que cumplió 60 años. Su experiencia fue paralela a muchos otros cuyos mayores logros se produjeron después de los 65 años, incluido Winston Churchill. Moisés comenzó el trabajo de su vida real a los 80 años, y nunca se jubiló.

El trabajo produce bienes y servicios para otros, produce crecimiento físico y mental, desarrollo en sí mismo y proporciona una manera de apoyar financieramente a otros y de apoyar la obra de Dios (Mateo 6:21).

De todos modos uno debe ahorrar para la vejez. Después de todo, algunos se ven obligados a jubilarse debido a una disminución de la salud u otras razones. La falta de planificación ha causado gran angustia para muchas personas mayores. Dios definitivamente promueve planificación financiera sabia para asegurar la prosperidad de su familia. “El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos” (Proverbios 13:22). Esto requiere una productividad lucrativa y una excelente planificación. Un ideal por el cual luchar es ser financieramente capaz de no trabajar, pero continuar trabajando por elección, incluso si es solo medio tiempo, sin duda para seguir productivo y mantener su mente y cuerpo activos, siempre que sea posible.

Adopte una mentalidad de acoger el trabajo de por vida. Dios trabaja, y Él nos hizo para hacer lo mismo. ¡Después de todo, nos estamos preparando para una vida eterna de trabajo noble, satisfactorio y productivo! 

Boletín, AD