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¿Qué ocurre cuando 41 millones de estadounidenses pierden los cupones para alimentos?
Más de 41 millones de estadounidenses se quedarán sin cupones de alimentos a partir de este viernes si el Congreso no reabre el gobierno antes. El Departamento de Agricultura dijo que no utilizará fondos de emergencia para pagar el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés).
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Una promedio de 41,7 millones de personas –el 12,3% de la población estadounidense– cobraron las prestaciones del SNAP cada mes durante el año fiscal 2024.
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Ese año costó 99.800 millones de dólares, un promedio de 187,20 dólares por beneficiario al mes.
En la Internet proliferan los videos de personas quejándose de la pérdida de prestaciones. Muchos de ellos parecen parodias de aprovechados con derecho, carentes por completo de conciencia de sí mismos mientras se enfurecen porque el gobierno les priva de lujos o mientras se acusan a sí mismos de fraude. Sin embargo, por mucho que la asistencia social vaya a parar a manos de defraudadores, aprovechados con derecho o inmigrantes ilegales, una cantidad considerable va a parar a personas que dependen de ella para mantenerse a flote.
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Con 41,7 millones en las listas, se trata de un gran número de personas que, antes que pasar hambre, podrían empezar a recurrir a medidas desesperadas.
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Algunos advierten que si se les cortan las prestaciones, van a robar.
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Muchos más podrían utilizarlo simplemente como excusa para infringir la ley.
Los demócratas se han mostrado poco interesados en resolver el cierre del gobierno. Entre los más extremistas políticamente, algunos llaman a la agitación social.
A lo largo de la historia, la pérdida de prestaciones gubernamentales ha desencadenado repetidamente el malestar social: protestas, huelgas, disturbios o levantamientos más amplios.
Incluso si esto se resuelve antes del viernes, la enfermedad subyacente en Estados Unidos permanece: decenas de millones de personas dependientes de un gobierno que está profetizado a declararse insolvente. Esto no es más que un anticipo de cómo la quiebra económica conducirá al colapso social.
