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ISTOCK.COM/MATHISWORKS

Precios en alza, estantes vacíos

La doble presión de la inflación y de la escasez de suministros está perjudicando a todos. En realidad, esta es la forma en que la izquierda radical lo planeó.

Si ha ido de compras recientemente, habrá notado que los precios de los alimentos se están disparando y las estanterías de los supermercados están vacías. ¿Quiere un filete este fin de semana? El precio de la carne de vacuno se ha disparado un 12% en el último año. ¿Se conforma con un pollo asado? El precio de las aves de corral ha subido un 7%. ¿Está pensando en dejar de comer carne? Las conservas vegetales han subido un 6%. De hecho, la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos calcula que una familia de cuatro personas gastará este año unos 500 dólares más en alimentos que el año pasado.

Muchos de los alimentos más baratos en las estanterías de las tiendas ya no se pueden encontrar. Kristen Dahlgren de nbc informó recientemente que el 16% de las bebidas, el 14% de los snacks [bocadillos] y el 13% de los artículos congelados están agotados.

Este es un efecto de las interrupciones de la cadena de suministro causadas por la respuesta del gobierno a la pandemia de covid-19, pero no es el único efecto. Como los aeropuertos, astilleros, ferrocarriles, empresas de transporte y almacenes siguen sin personal suficiente, los fabricantes tienen dificultades para hacer llegar sus productos a los lugares donde los pueden comprar. La gente espera semanas por productos tan triviales como toallas de papel, medicamentos y filtros de aceite en lo que algunos llaman “la escasez de todo”.

Cuando comenzó la escasez, los funcionarios federales nos aseguraron que eran un efecto secundario temporal de la reapertura de la economía tras los cierres por la covid-19. Pero ahora el secretario de transporte de EE UU, Pete Buttigieg, admite que los actuales problemas de la cadena de suministro podrían durar “años y años”.

¿No es sorprendente lo rápido que se han deteriorado las perspectivas económicas del país? Bueno, no es tan sorprendente para muchos de los altos funcionarios del gobierno de EE UU. Estos economistas formados en la universidad no son idiotas. Sabían que los cierres por la covid-19 producirían escasez a largo plazo, pero decidieron cerrar la economía de todos modos, sin importar las consecuencias.

Tales políticas serían una locura si se tratara de fortalecer a EE UU y su libre mercado. Pero tienen mucho sentido cuando se acepta el hecho de que podrían ser una estrategia deliberada para debilitar al país, abolir su libre mercado y despejar el camino para establecer un sistema comunista.

Hace milenios, la Biblia predijo que EE UU estaría plagado de guerras, hambrunas y pestes en el tiempo del fin. La presión de la izquierda radical para hacer subir los precios y crear escasez está conduciendo al cumplimiento final de estas aleccionadoras profecías. ¡Ahora es el momento para que cada estadounidense ponga su casa financiera en orden y se asegure de que su relación con Dios está en una base firme!

Inflación récord

Desde el inicio de la pandemia, la Reserva Federal ha inyectado más de 5 billones de dólares a circulación. Eso significa que 1 de cada 4 dólares actualmente en uso fue creado en los últimos dos años. ¿No es de extrañar que la inflación haya alcanzado el nivel más alto de los últimos 30 años? El índice de gastos de consumo personal aumentó un 4,3% interanual en agosto, más rápido que en cualquier otro momento desde que George H. W. Bush fue presidente.

El analista económico John Williams, de shadowstats.com, afirma que si la inflación se siguiera calculando como en 1980, la tasa de inflación oficial de los últimos 12 meses sería de alrededor del 13%.

La mayoría de los estadounidenses culpan a Joe Biden del aumento de la inflación. Sin embargo, él no escarmienta. Su administración está impulsando un proyecto de ley de infraestructuras de 3,5 billones de dólares que desatará aún más inflación [artículo escrito antes que el presidente Biden firmara el proyecto de ley de infraestructura de 1,2 billones de dólares]. Donald Trump ha advertido que “la inflación va a asolar a nuestro país”, y el gestor de fondos de cobertura Stanley Druckenmiller dice que no puede “encontrar ningún periodo en la historia en el que la política monetaria y fiscal estuvieran tan desfasadas de las circunstancias económicas”. Pero a la izquierda radical no le interesa fortalecer la economía. Les interesa destruir el dólar estadounidense.

El gobierno tiene una deuda de casi 30 billones de dólares, y la administración Biden propone que asumamos una deuda adicional de 8 billones de dólares durante la próxima década. El pensamiento radical que subyace a esta locura de gasto es la teoría monetaria moderna, que dice que el gobierno federal puede gastar sin restricciones y simplemente imprimir más dinero para cubrir sus deudas. Aunque la asesora económica de Bernie Sanders, Stephanie Kelton, y Alexandria Ocasio-Cortez se han convertido en los rostros públicos de la teoría monetaria moderna, todos los demócratas (e incluso muchos republicanos) defienden esta teoría en la práctica.

La teoría monetaria moderna aumenta el control del gobierno sobre la gente, dándole el poder de comprar todo lo que quiera simplemente creando dinero. Esto destruye rápidamente el valor del dólar, incluyendo los dólares en poder de los particulares. ¡Es una estrategia para exterminar el espíritu mismo del capitalismo!

La escasez de todo

Cuando la pandemia estalló, surgieron informes de granjeros que rompían huevos, botaban leche y devolvían al suelo hectáreas de verduras y cultivos frescos. ¿Por qué? Porque habían perdido los medios para llevar sus productos al mercado antes de que se estropearan. Los clientes estaban ahí, la gente estaba desesperada por comprar, pero vivían demasiado lejos.

Alrededor del 71% de toda la carga de EE UU se mueve en camiones, y las políticas de cierre impuestas por el gobierno han empeorado la escasez de conductores de camiones en el país. Las empresas de transporte despidieron a 88.300 conductores en abril de 2020, y el sector aún no se ha recuperado. Por lo tanto, se han perdido enormes cantidades de productos perecederos como carne vacuna, aves de corral, pescado, productos lácteos, huevos, frutas y verduras. Los estantes de las tiendas están más vacíos, y los precios de las reducidas cantidades de alimentos disponibles no dejan de subir.

Esta situación no habría sido siquiera un problema tan grave hace dos siglos, cuando el 90% de los estadounidenses vivían en granjas. Pero hoy sólo un 1% de los estadounidenses vive en granjas, y los estudios estiman que los productos “frescos” recorren una distancia media de 2.400 kilómetros desde la granja hasta el plato.

Otros bienes de consumo como los electrodomésticos, los automóviles, la ropa, la electrónica, los muebles, la gasolina y artículos de oficina suelen venir de mucho más lejos, incluso cruzando un océano para llegar a su hogar. La mayoría de la gente no suele pensar en la importancia de las líneas de suministro, pero son el sistema cardiovascular de la economía mundial. Un bloqueo importante puede hacer que todo el sistema entre en un paro cardíaco.

Debería preocuparle profundamente una carta enviada a la Asamblea General de las Naciones Unidas por un grupo de camioneros, marineros y trabajadores de aerolíneas. En septiembre, la Cámara Naviera Internacional rogó a los líderes mundiales que restablecieran la libertad de movimiento de los trabajadores bajo el encierro, declarando: “Desde el comienzo de la pandemia de la covid-19, las industrias marítima, de carreteras y de aviación han pedido a los gobiernos, en voz alta y clara, que garanticen la libre circulación de los trabajadores del transporte y pongan fin a las prohibiciones de viajar y a otras restricciones que han tenido un impacto enormemente perjudicial en su bienestar y seguridad. Los trabajadores del transporte mantienen al mundo en funcionamiento y son vitales para la libre circulación de productos, incluidas las vacunas y los epp [equipos de protección personal], pero los gobiernos les han fallado continuamente y sus funcionarios los dan por sentado. (…) En vista del papel vital que los trabajadores del transporte han desempeñado durante la pandemia y siguen desempeñando durante la actual crisis de la cadena de suministro, solicitamos, con carácter de urgencia, una reunión con la oms [Organización Mundial de la Salud] y la oit [Organización Internacional del Trabajo] al más alto nivel para identificar soluciones antes de que los sistemas de transporte mundiales colapsen”.

Las industrias representadas por los firmantes de esta carta dan cuenta de más de 20 billones de dólares de comercio mundial al año, facilitado por unos 65 millones de trabajadores del transporte. Ellos están advirtiendo que las cadenas de suministro están en completo caos.

La escasez de camioneros se ve agravada por las interrupciones del transporte marítimo. Los puertos de California, Georgia, Nueva Jersey, Nueva York y Texas están sufriendo atascos. El 19 de octubre, un centenar de barcos estaban anclados en una zona de espera para entrar a los puertos de Los Ángeles (un atasco casi seis veces mayor que el que había antes de la covid). El mundo está a punto de experimentar una escasez de todo tipo de productos, desde chips para computadores hasta materiales de construcción.

Muchos analistas advierten de una “recesión de cuello de botella” en la que las empresas no podrán funcionar correctamente hasta que se restablezcan las cadenas de suministro de las que dependen. En resumen, la gente tendrá que acostumbrarse a pagar más por menos hasta que —y a menos que— se eliminen los bloqueos. Y por alguna razón, los líderes mundiales parecen desinteresados en resolver estos problemas de la cadena de suministro. De hecho, ¡algunos expresan su entusiasmo sobre cómo el colapso de la cadena de suministro ha reducido las emisiones de dióxido de carbono!

Por qué están entusiasmados los socialistas

Los precios mundiales de los alimentos se han disparado casi un 33% en el último año, más que en gran parte de la historia moderna. En EE UU, los bancos de alimentos de todo el país están a punto de distribuir 6.500 millones de comidas a 42 millones de personas este año (un 20% más que los 35 millones de personas que acudían a los bancos de alimentos antes de la pandemia). Sin embargo, en lugar de lamentarse por los millones de personas que se enfrentan innecesariamente al espectro del hambre a causa de los cierres, los políticos que promueven un Nuevo Pacto Verde están complacidos de que los camiones que usan gasolina estén fuera de las carreteras, los barcos que consumen diésel estén fuera de los mares y los aviones a reacción estén fuera del cielo.

Después de que los bloqueos mundiales de coronavirus redujeran las emisiones de dióxido de carbono en 2.600 millones de toneladas en 2020, el científico español especializado en cambio climático y activista medioambiental Martín López Corredoira escribió: “Ni Greenpeace, ni Greta Thunberg, ni ninguna otra organización individual o colectiva ha conseguido tanto a favor de la salud del planeta en tan poco tiempo. Ha ocurrido un milagro…”. Y admitió: “Ciertamente no es muy bueno para la economía en general, pero es fantástico para el medioambiente”.

Un profesor del University College de Londres en Economía de la Innovación y el Valor Público publicó un ensayo en el que recomienda más bloqueos por el cambio climático: “Bajo un ‘bloqueo climático’, los gobiernos limitarían el uso de vehículos privados, prohibirían el consumo de carne roja e impondrían medidas extremas de ahorro de energía, mientras que las empresas de combustibles fósiles tendrían que dejar de perforar. Para evitar ese escenario, debemos revisar nuestras estructuras económicas y hacer el capitalismo de forma diferente” (21 de octubre de 2020).

Un artículo de la revista Nature afirmaba que los cierres han condicionado la mente de la gente para que tolere la imposición de “cuotas personales de carbono”. Parece que la izquierda radical no tiene ninguna motivación ni plan de restaurar la libertad de movimiento en el mundo. En su lugar, quieren utilizar la crisis de la cadena de suministro para condicionar a la gente al consumo reducido de un mundo socialista.

Dictadores comunistas como Vladimir Lenin, Joseph Stalin y Mao Zedong mataron deliberadamente de hambre a millones de personas en hambrunas creadas artificialmente que cimentaron su control sobre sus poblaciones. A juzgar por sus patrones de acción, muchos líderes mundiales de hoy tienen diseños similares. La onu ha admitido que los cierres por coronavirus han empujado a casi 320 millones de personas a la desnutrición en un solo año. Sin embargo, los dirigentes de todo el mundo siguen considerando la posibilidad de que estos cierres sean permanentes.

Los analistas han descubierto que los 2.365 multimillonarios del mundo disfrutaron de un aumento de su riqueza de 4 billones de dólares durante la pandemia, mientras que 150 millones de personas de clase media cayeron a la clase baja. Cuando se sigue el dinero, se hace evidente que las élites mundiales están impulsando los cierres por la misma razón por la que están imprimiendo dinero: ¡para hacer que una clase baja recientemente incrementada dependa del gobierno!

Pestilencia económica

El profeta Ezequiel describe una catástrofe global de la era moderna que comienza con un asedio contra las naciones anglosajonas y sus economías. Este asedio dura unos 13 meses y destruye el poderío y la potencia de EE UU (Ezequiel 4:4-5, 9-13). La actual crisis de la cadena de suministro no es parte del asedio de 390 días que profetizó Ezequiel, pero es un disparo de advertencia que alerta al pueblo estadounidense de lo frágiles que son sus cadenas de suministro. En este momento, muchos de los desabastecimientos que sufre el país son el resultado de la acción de socialistas radicales que intentan deliberadamente reducir el consumo y aumentar la dependencia de la gente del gobierno federal. Pero pronto las naciones extranjeras apuntarán deliberadamente a EE UU, haciendo imposible que sus líderes pongan fin al sufrimiento incluso si quisieran.

Un asedio comercial tan debilitante como el descrito en Deuteronomio 28:52 y Ezequiel 4 causaría que el precio de los alimentos se disparara más alto que nunca en la historia de EE UU. A su vez, esta aguda escasez de alimentos alimentará el descontento, la rabia, los disturbios, los saqueos y la violencia en las ciudades de toda la nación.

Una profecía en Ezequiel 5:12 revela que un tercio de la población de EE UU morirá por el hambre y la violencia causada por la guerra civil. “La pestilencia, o plaga de violencia, causará muchos problemas de salud que llevan al hambre”, escribe el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en El vigilante de Ezequiel. “Se suspenderá el sistema de alcantarillado. Se romperán las líneas de gas. Se perderán trabajos. ¡La sociedad se desintegrará y el pánico llevará a un desastre del mercado accionario! ¡Va a ponerse tan mal que los disturbios y el hambre cobrarán millones de vidas! (…) Mientras peores se vuelvan los disturbios e incendios, peor se hará el hambre. Mientras peor se vuelva el hambre, más intensos se harán los disturbios. Se convierte en un círculo vicioso”.

Como dijo Alfred Henry Lewis en 1906, “Sólo hay nueve comidas entre la humanidad y la anarquía”.

Estados Unidos está desgarrado por profundas divisiones políticas ahora mismo, pero el ciudadano medio puede permitirse el lujo de ignorarlas, o tal vez sólo quejarse de ellas, mientras pueda seguir comprando alimentos. Pero una vez que las cadenas de suministro se rompan y la gente pierda el acceso a los alimentos, las cosas se pondrán violentas rápidamente. Esta violencia llevará a más rupturas de la cadena de suministro, lo que llevará a más violencia y más rupturas.

La guerra civil más costosa del mundo, en términos de vidas perdidas, fue la Guerra Civil rusa que creó la Unión Soviética. Aproximadamente 1,5 millones de combatientes murieron en la batalla y otros 8 millones de civiles murieron a causa de las incursiones, el hambre y las enfermedades. El Imperio Ruso perdió más del 5% de su población en esta guerra de revolución. Y fue iniciada por un hombre con ideas económicas “progresistas”: Vladimir Lenin.

Sin embargo, Ezequiel dice que la próxima guerra civil de EE UU será mucho peor. Ezequiel 7:14-15 dice: “Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud. De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la pestilencia”. Este pasaje indica que muchas personas en el país pueden sobrevivir a la peste y al hambre resultantes del colapso de la cadena de suministro en las grandes ciudades de EE UU, pero luego se enfrentarán a la invasión extranjera.

Ya se pueden ver las líneas de falla de un conflicto sísmico formándose. Por un lado, Satanás está utilizando a los políticos radicales de izquierda y a sus aliados en la corriente principal para inflamar los odios raciales y de clases. Por otro lado, los republicanos de la clase trabajadora y los cristianos evangélicos están tratando de defender el sistema de gobierno constitucional de EE UU. Pero ninguna de las partes está dispuesta a aceptar la advertencia de Ezequiel de que Dios está maldiciendo a la nación.

Estas maldiciones vienen sólo porque el pueblo estadounidense ha cambiado los juicios de Dios por la maldad y ha pecado contra Sus estatutos más que los países de su entorno, que nunca han tenido una historia con Dios como la ha tenido EE UU (Ezequiel 5:6).

Pero Dios también revela cómo los individuos pueden ser protegidos de este desastre.

Ezequiel 33:10-11 dice: “Tú, pues, hijo de hombre, dí a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? Diles: Vivo yo, dice [el Eterno] el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”. Nuestro pueblo debe apartarse del mal y reparar nuestra relación con Dios. ¡La supervivencia nacional depende del arrepentimiento nacional! 


Boletín, AD