Reciba nuestro boletín gratis

24865

ISTOCK.COM/NASTCO, GARY DORNING/LA TROMPETA

Nuestra última esperanza para un gobierno que funcione

Hay una razón fundamental por la que los líderes de hoy están fallando. Afortunadamente, la dolorosa lección que están escribiendo será aprendida y corregida.

¡Qué diferencia puede hacer un líder! “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime” (Proverbios 29:2). Bajo un liderazgo recto, la vida de las personas es mucho mejor: los malhechores están restringidos; florecen la libertad y la prosperidad. Pero cuando los malvados gobiernan, la corrupción se propaga, los impuestos aumentan, la riqueza es confiscada, las libertades se reducen, los derechos son pisoteados, el mal queda impune, la gente buena es oprimida.

Nuestro mundo actual testifica la verdad de este proverbio. En verdad, un mal gobierno puede ser una verdadera maldición.

La principal razón por la que fracasan los sistemas de gobierno de este mundo es que son inventados y administrados por seres humanos bajo el dominio del diablo. Sí, el ser malvado que se revela en la Biblia de hecho existe, y la destrucción que estamos viendo en Estados Unidos y sus naciones hermanas es una prueba directa (2 Corintios 4:4; Efesios 2:2; Apocalipsis 12:9-12). Satanás ha sometido a la humanidad a gobiernos opresivos, ineptos y egoístas durante milenios.

Al mismo tiempo, nos engaña haciéndonos odiar y resistir todas las formas de autoridad, especialmente la autoridad de Dios.

Los seres humanos necesitan un gobierno justo, un gobierno de acuerdo a Dios. En la Biblia, Dios ha revelado mucho sobre cómo es un gobierno justo y cuán diferente es el gobierno de Dios de cualquier otro. Dios tiene un sistema perfecto de gobierno. Cuando se administra, ¡realmente inspira a la gente a regocijarse! ¡Y afortunadamente, muy pronto, será la autoridad en toda la Tierra!

El Autor del gobierno

En su libro El misterio de los siglos, Herbert W. Armstrong llamó a Dios el “Autor del gobierno”. Dios es el Legislador perfecto supremo y único (Santiago 4:12), y “la sola existencia de una ley presupone un gobierno”, escribió el Sr. Armstrong. “El gobierno es la administración y aplicación de la ley por parte de uno que tiene autoridad. Esto supone la necesidad de un liderazgo con autoridad, de alguien que mande” (El misterio de los siglos). Incluso entre Dios el Padre y Jesucristo, el Hijo habló claramente de cómo el Padre tiene una autoridad superior (p. ej., Juan 14:28).

El gobierno es simplemente un sistema organizado para administrar y hacer cumplir la ley. La ley le dice cómo vivir; el gobierno administra y hace cumplir esa ley. Los gobiernos de los hombres administran las leyes de los hombres; el gobierno de Dios administra la ley de Dios. Un gobierno que no hace cumplir la ley de Dios no es el gobierno de Dios.

“El gobierno de Dios es necesariamente un gobierno de arriba hacia abajo”, continuó el Sr. Armstrong. “No puede ser un ‘gobierno por consentimiento de los gobernados’. Sus leyes se originan y provienen de Dios. No son materia de legislación por parte del pueblo. Los gobernados no dictan la manera como el gobierno ha de regirlos”…

“El gobierno de Dios se basa en la ley de Dios, que es el camino de vida del amor altruista, la cooperación, el interés por el bien de los gobernados. Y esta ley de Dios produce paz, felicidad y cooperación mediante la obediencia”. La Biblia revela que esa ley se puede resumir en la palabra amor, subdividida en amor a Dios y amor al prójimo (Mateo 22:36-40). “Jesús magnificó esta ley enseñando cómo su principio se expande hasta abarcar prácticamente toda infracción humana posible. Es tan perfecta que al aplicar su principio, es una ley completa” (ibíd.).

Cuando Jesucristo regrese a la Tierra con supremo poder y gloria, esa ley se enseñará y se hará cumplir en todo el mundo (Isaías 2:2-4). Los resultados serán un mundo de familias fuertes y felices, un mundo sin asesinatos ni odio, un mundo de honestidad y verdad, de generosidad y contentamiento, de prosperidad y armonía, un mundo unido en el conocimiento y la adoración del único Dios verdadero.

“¡El contraste entre los hermosos resultados del gobierno de Dios y los miserables resultados de los gobiernos del mundo de Satanás no podría ser más marcado!”, escribió el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en nuestra revista compañera, Royal Vision (Visión Real). “Sin embargo, la naturaleza humana, bajo la influencia de Satanás, se rebela y rechaza el gobierno de Dios. Afortunadamente, esto cambiará cuando Cristo regrese. El diablo será encarcelado y su transmisión en contra de Dios cesará (Apocalipsis 20:1-3). Los ojos de los hombres se abrirán a los gloriosos beneficios de ser gobernados por Dios, y lo aceptarán”. Luego se refirió a la profecía en Hechos 3:20-21 sobre ese tiempo descrito como “la restitución de todas las cosas”. “Dios anhela restaurar Su gobierno en la Tierra”, escribió. “Ese es el aspecto más importante de esta próxima ‘restitución de todas las cosas’” (noviembre-diciembre de 2019).

Los resultados de esta “restitución de todas las cosas” se desarrollarán más adelante en este artículo. Pero primero estudiemos algunos detalles que la Biblia nos enseña sobre la forma de gobierno de Dios. La ley de Dios no sólo muestra cómo amar a Dios y al prójimo, también incluye muchas estipulaciones que explican cómo administrar y hacer cumplir esa ley correctamente. Les dice a los líderes cómo liderar de una manera piadosa. También les dice a los seguidores cómo practicarla de manera excelente. Cuando se obedece la ley espiritual eterna de Dios, se produce una relación hermosa y armoniosa entre líder y seguidor, entre gobierno y gobernados.

Liderazgo de acuerdo a Dios

El principio del gobierno de Dios se basa en el hecho de que Dios está en la cima. Es gobierno para el pueblo, pero no por el pueblo. La autoridad emana de Dios, y la delega en quien Él elige para administrar y hacer cumplir Su ley.

En los primeros cuatro capítulos de Deuteronomio, Moisés pronunció un sermón a los israelitas sobre su historia. Deuteronomio 1:9-10 muestra cómo Moisés estaba actuando como el único representante de Dios, administrando Su gobierno, pero el trabajo era demasiado grande para él. La solución de Dios fue crear un sistema organizado de líderes trabajando bajo Moisés en una estructura piramidal (versículos 13-15). Este es el modelo del gobierno de Dios en toda la Biblia. Es un gobierno de arriba hacia abajo, con Dios en la cima, obrando a través de un hombre y otras personas que ocupan varios cargos bajo ese hombre. La estructura piramidal del gobierno por sí sola no lo convierte en el gobierno de Dios; muchas organizaciones terrenales lo usan. ¡Lo que lo convierte en el gobierno de Dios es que tiene a Dios en la cima!

En una carta a los miembros del 2 de mayo de 1974, el Sr. Armstrong escribió acerca de esta administración de gobierno de acuerdo a Dios: “Aquí está el gobierno desde arriba (Dios) hacia abajo. (…) Bajo la autoridad del Eterno Dios estaba Moisés. Bajo Moisés, varios gobernantes, cada uno sobre miles (podrían haber sido varios miles bajo cada gobernante). Debajo de cada gobernante de mil, gobernantes de cientos. Debajo de cada gobernante de cien, gobernantes de 50, y debajo de cada uno de ellos gobernantes de 10. ¡Era el gobierno de arriba, o sea de Dios, hacia abajo, ¡era el gobierno de Dios!”.

Para implementar ese gobierno, cada individuo en el cargo debe ser una persona justa que ejemplifique el carácter piadoso. Mucha gente ha llegado a creer que el carácter de un líder no importa, lo que importa es que él o ella sepa liderar. Para Dios, esta noción es ridícula.

A lo largo de la Biblia, Dios se preocupa más que nada por el carácter; no por el talento, ni por el carisma, ni por la ambición, ni por alguna “habilidad mágica para liderar”. Estudie, por ejemplo, las calificaciones para el ministerio que el apóstol Pablo menciona en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. ¿De qué sirven otras cualidades de liderazgo si el líder extravía a la gente con un ejemplo personal corrupto?

La solución a los gobiernos fallidos e influenciados por Satanás de toda la humanidad es el Reino de Dios. Ese gobierno piadoso consistirá en seres divinos con un carácter perfecto que se someten a Dios. ¡Nada más funcionará! Los gobiernos humanos a menudo actúan en sus propios intereses. Por eso tienden a crecer cada vez más, exigiendo cada vez más de los recursos del pueblo. El gobierno de Dios es diferente: no actúa en su propio interés porque Dios está en la cima, y ¡Dios es amor! (1 Juan 4:8, 16). Dios tiene una preocupación genuina por el beneficio de aquellos que están bajo Su autoridad.

Cuando Jesucristo estaba entrenando a Sus discípulos para puestos gubernamentales, comenzaron a discutir políticamente sobre quién debería tener un cargo más alto. Jesús aprovechó la oportunidad para mostrarles lo completamente diferente y desinteresado que es el gobierno de Dios. Él dijo: “En este mundo, los reyes y los grandes hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son llamados ‘amigos del pueblo’. Pero entre ustedes será diferente. El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente. ¿Quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que la sirve? El que se sienta a la mesa, por supuesto. ¡Pero en este caso no!, pues yo estoy entre ustedes como uno que sirve” (Lucas 22:24-27; Nueva Traducción Viviente). El liderazgo piadoso es servicio. Quienes lo implementan viven y gobiernan de acuerdo con la ley del amor de Dios. Si dan prioridad a sus propios intereses, están quebrantando esa ley (Mateo 22:36-40).

En Deuteronomio 17:14-20, Dios dio algunas leyes para la monarquía de Israel. El versículo 15 muestra que el rey sería la elección de Dios. Dios no instituyó nada parecido a la democracia; seguía siendo el gobierno de Dios. Este versículo también muestra que Dios no quiere que los israelitas sean gobernados por no israelitas. En el versículo 16, Dios le ordena al rey que no confíe en sus ejércitos. EE UU ha violado ambas leyes en los últimos tiempos.

El versículo 17 subraya la preocupación de Dios por el carácter del gobernante, y quería que el rey volviera su corazón hacia Él; no quería que lo extraviara la lujuria por las mujeres o las riquezas. Esto nuevamente apunta a la contraparte del Nuevo Testamento donde Dios exige que un ministro sea “marido de una sola mujer (…) no codicioso de ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:2-3). Un líder codicioso de dinero es susceptible a la corrupción, susceptible de abusar de su posición a expensas del pueblo. Tal debilidad descalifica a un individuo para liderar, a los ojos de Dios.

En Deuteronomio 17:18-20, Dios ordenó que el rey fuera un estudiante diligente de Su ley. Esto tiene mucho sentido cuando recordamos que el gobierno de Dios es un sistema para administrar y hacer cumplir la ley de Dios. Esto es cierto dondequiera que se administre ese gobierno, ya sea dentro de una familia, iglesia o nación. Pronto será verdad en toda la Tierra.

Este es esencialmente el alcance de lo que el gobierno de Dios hará en el Mundo de Mañana: 1) educar a la gente en la ley de Dios; enseñar a las personas cómo llevar una vida feliz, prosperar y ser bendecidas, individualmente, en sus familias, con su prójimo y en sus naciones; y 2) administrar y hacer cumplir la ley de Dios, asegurando la justicia entre la gente al juzgar de acuerdo con esa ley. (Esto implica juzgar a los criminales y proteger a la gente de agresores externos. Dentro de la nación de Dios, esto finalmente incluye la destrucción de cualquier agresor extranjero). Dentro de una iglesia o nación, el gobierno de Dios también opera un sistema centralizado de adoración.

El propósito del gobierno de Dios es extraordinario por su hermosa sencillez. Necesitamos darnos cuenta de cuán revolucionario es en comparación con todos los tipos de gobierno en el mundo de Satanás.

Lo que no hace el gobierno de Dios

En la antigüedad, cuando los israelitas exigieron un rey, Dios le dio a Samuel una importante visión sobre los riesgos de los gobiernos humanos, que Samuel transmitió al pueblo (1 Samuel 8:10-18). Dios advirtió que un gobierno dirigido por humanos sería opresivo. Introduciría impuestos onerosos, volviéndose hinchado y centralizado. Esto es lo que tienden a hacer los gobiernos dirigidos por humanos: se hacen más grandes a medida que acumulan poder, propiedades y riqueza, riqueza que debería permanecer en manos de los ciudadanos.

El gobierno de Dios es mucho más generoso, menos intrusivo y mucho más interesado en la prosperidad y felicidad de la gente. Considere algunas cosas que el gobierno de Dios no hace, cosas que se vuelven muy problemáticas cuando los gobiernos las hacen.

El gobierno de Dios no administra el dinero de las personas, ni para la atención médica ni para la jubilación. (Esos programas están derribando a EE UU y a muchas otras naciones occidentales. La mentalidad socialista, de que el gobierno proveerá para usted, contraviene la ley de Dios. Por eso fracasa). El gobierno de Dios no posee ni administra negocios que compiten con empresas dirigidas por la industria privada. El gobierno de Dios facilita la creación de riqueza en lugar de interferir con ella.

El gobierno de Dios no legisla nuevas leyes. Dios sólo tiene unas 600 leyes. Los gobiernos del hombre, por el contrario, crean constantemente nuevas leyes. En el sistema de administración de Dios, no hay asamblea legislativa. En el antiguo Israel, si Moisés necesitaba orientación en un asunto que no podía discernir de la ley existente, acudía a Dios, quien le daba juicios de acuerdo con la ley existente. Así era en el antiguo Israel, ¡y así será en el Mundo de Mañana bajo el gobierno de Jesucristo! Santiago 4:12 dice que hay un solo Legislador: Dios. Los cargos gubernamentales bajo el Legislador son administrativos: administrando la ley de Dios que ya existe.

El gobierno de Dios es muy simple. Enseña la ley, la administra y la hace cumplir. Por esa razón todo el gobierno de Dios, ya sea sobre una iglesia o una nación o el mundo entero, puede operar con un presupuesto tan limitado. Se mantiene fuera de los negocios de las personas mientras ellas se esfuerzan por cumplir la ley. En el Milenio, la gente diezmará y dará ofrendas de la misma manera que lo hace el pueblo de Dios en la Iglesia de Dios hoy. La riqueza crecerá. ¡Se extenderá la justicia, la equidad y la paz!

A medida que el gobierno de Dios enseñe, administre y haga cumplir la ley de Dios —Su forma de vida— el mundo entero podrá disfrutar del afecto y el amor, la cooperación, la armonía, el modo de vida de servicio y ayuda, la forma en que Dios y el Verbo han disfrutado por siempre. ¡Y realmente se regocijarán!

Los hermosos frutos

Jesucristo está a punto de regresar y ocupar Su lugar como Rey de reyes, gobernando toda la Tierra. Usted puede leer esto en la maravillosa profecía de Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz”. ¡Qué maravillosos títulos! Qué maravillosa imagen de la bendición que será este gobierno.

“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de [el Eterno] de los ejércitos hará esto” (versículo 7). ¡Dios es celoso en esto! El Sr. Armstrong dijo que “la restauración del gobierno de Dios es el gran propósito principal en la mente de Dios”.

La Biblia está llena de hermosas profecías que describen las condiciones que resultarán cuando se restaure este gobierno. El Sr. Armstrong los describe con detalles inspiradores en The Wonderful World Tomorrow—What It Will Be Like (El maravilloso Mundo de Mañana: cómo será; solicítelo gratis, disponible sólo en inglés).

“¡Examinemos ahora la forma como funcionará el nuevo gobierno mundial!”, escribió en el Capítulo 4, “El nuevo gobierno mundial”. “Todos los funcionarios serán designados por Jesucristo quien conoce los corazones de los hombres, su verdadero carácter y sus habilidades o la carencia de las mismas. Isaías 11:2-5 nos da una descripción del poder sobrenatural que posee Jesucristo para discernir el carácter de los seres humanos. (…) ¡Piense en ello! No habrá despilfarro de dinero en campañas políticas. No habrá divisiones a causa de los odios, las contiendas y el partidismo político. ¡No habrá partidos políticos!”.

Cristo y Su Familia gobernante llevarán a cabo esta utopía a través de dos cursos básicos de acción, continuó el Sr. Armstrong: “1) Todo crimen y rebelión organizada será sofocado por la fuerza (fuerza divina sobrenatural). 2) Cristo extenderá entonces Su mano para reeducar, convertir y salvar espiritualmente al mundo”.

En cuanto al primer punto, el paso más importante que dará Cristo es deponer y encarcelar a Satanás el diablo, “el dios de este mundo [presente]”, cuya influencia maligna se manifiesta en la naturaleza humana en todas las interacciones de la humanidad. (Vea 2 Corintios 4:4 y Apocalipsis 20:1-2.) El fin de su transmisión malévola cambiará inmediatamente el curso del mundo. Pero lo que quede de la terquedad y la imposibilidad de aprender del hombre, Cristo lo confrontará gobernando con una “vara de hierro” (Apocalipsis 19:15).

En cuanto a la segunda acción, una vez que se elimine la naturaleza humana, Dios podrá poner Su ley en la mente de las personas y la escribirá en sus corazones (Jeremías 31:33; Hebreos 8:10; 10:16). “Cuando las leyes de Dios estén en nuestros corazones, cuando amemos los caminos de Dios, y de todo corazón queramos seguirlos, la naturaleza humana será subyugada. ¡La humanidad deseará según el camino que produce paz, felicidad, abundancia, júbilo y bienestar!”, continuó el Sr. Armstrong.

Con el Príncipe de Paz supervisando un gobierno de líderes justos e incorruptibles que administran una ley de amor perfecta, con las transmisiones satánicas detenidas y verdadera educación universal (Habacuc 2:14), con todos los individuos en todo el mundo desarrollando una relación personal y amorosa con el único Dios verdadero, ¡resultará un mundo verdaderamente utópico! Las Escrituras describen ampliamente la vida rebosante de agua pura, alimentos nutritivos, clima favorable, desiertos fértiles, abundancia agrícola, salud vigorosa, trabajo satisfactorio, economías eficientes, alfabetización universal, ciudades elegantes, arquitectura espectacular, energía limpia, familias felices y comunidades armoniosas. ¡El gobierno de Dios producirá todas estas condiciones y llevará a todos los seres humanos a realizar plenamente su increíble potencial dado por Dios! ¡Con los justos en autoridad, todas las personas del mundo se gozarán exuberantemente! 

Este artículo fue traducido del artículo “Our Last Hope for Government That Works” de theTrumpet.com.


Boletín, AD