Reciba nuestro boletín gratis

24176

MARIO TAMA/GETTY IMAGES

Los carteles de droga tienen el control

Supuestamente, la frontera entre Estados Unidos y México está controlada por los gobiernos de estos dos países. En realidad, ninguno de los dos la controla. Según el alguacil estadounidense retirado Robert Almonte, los carteles de la droga controlan “toda la actividad” en la frontera.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza afirman que la mayoría de los adultos solteros que detienen son hombres que dicen estar buscando trabajo, por ejemplo, en la recolección de productos agrícolas, la construcción de tejados o el lavado de platos. Pero un número desconocido de ellos también son miembros o son utilizados por los carteles de la droga.

“Antes era sólo el contrabando de drogas, pero ahora están metidos en todo. (...) Hay lo que se llama guardianes que controlan todo”, dijo a Fox & Friends el 1 de abril. “Los carteles están muy involucrados en el contrabando de personas porque ganan mucho dinero. Llevan tiempo haciéndolo, y ahora han aumentado sus actividades allí”.

Se calcula que los carteles de la droga obtienen entre 18.000 y 39.000 millones de dólares de la venta de drogas en EE UU cada año, pero una crisis migratoria realmente puede incrementar sus ingresos ilícitos considerablemente. “Es un gran auge para ellos, es enorme”, dijo el alguacil del condado de Hidalgo, J.E. Guerra, al New York Post. “Entre 1.000 y 1.500 dólares por cada persona”.

Cerca del 20% de los 1,9 millones de kilómetros cuadrados del territorio mexicano no están bajo control del gobierno de México, sino de carteles criminales. Por lo tanto, la gente debería preocuparse por las políticas del gobierno Biden que enriquecen y fomentan a los traficantes de personas. A menos que EE UU comience a hacer cumplir sus leyes de inmigración y a enviar a los inmigrantes ilegales de vuelta a sus países de origen, miles de personas pagarán a los carteles 1.000 dólares para que los pasen de contrabando por la frontera, donde, si son detenidos, serán llevados a una instalación fronteriza que no tiene suficientes camas ni para los que ya están allí.

El analista de Stratfor, Peter Zeihan, señaló cómo el tráfico de drogas es usado por los adversarios de EE UU para atacarlo sin iniciar una guerra. “Aunque todos los países de Suramérica estuvieran dirigidos por gobiernos antiestadounidenses, Washington no se preocuparía demasiado; estos Estados, solos o en conjunto, carecen de la capacidad de amenazar los intereses estadounidenses (…) en todos los sentidos menos en uno”, escribió en 2008. “El tráfico de drogas socava la sociedad estadounidense desde adentro, generando costos enormes para la estabilidad social, el orden público, el sistema de salud y el comercio”. Estos “costos enormes” para la estabilidad social, el orden público y la atención médica equivalen a casi el 5% del producto interno bruto de EE UU, según la psiquiatra de adicciones, la Dra. Indra Cidambi.

Pero las amenazas estratégicas del narcotráfico van más allá de las pérdidas económicas. A medida que los carteles de la droga convierten a México en un Estado fallido, suponen una amenaza territorial para Estados Unidos. “En muchos aspectos, para Washington sería peor que México fuera un Estado fallido a que fuera un Estado unido y hostil”, continuó Zeihan. “Un México hostil podría ser intimidado, sancionado o incluso invadido, amedrentado efectivamente hasta la sumisión. Pero un México fallido no restringiría en absoluto el tráfico de drogas. La frontera sería un caos, y las implicaciones de eso van mucho más allá de las drogas. Uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos bien podría descender a una anarquía frenética que inevitablemente se filtraría al propio EE UU” (ibid.).

La frontera sur de Estados Unidos es ahora una anarquía frenética. Y los líderes más poderosos de Estados Unidos la están empeorando.

En una profecía aleccionadora, Dios compara al Israel del tiempo del fin con un viñedo cercado. Ha sido protegida al norte, al sur, al este y al oeste. Pero a causa de los pecados del pueblo, Dios advierte: “… Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada” (Isaías 5:5).

Esta descripción de un viñedo cercado no se ajusta a ninguna nación mejor que a EE UU. Este país está protegido al oeste por el mayor océano del mundo y las Montañas Rocosas; al norte por la tundra ártica y la amistosa nación de Canadá; al este por el segundo océano más grande del mundo y los Montes Apalaches, y al sur por el desierto de Chihuahua y la nación de México, que es en gran medida amistosa. Protegida dentro de estas fortificaciones naturales se encuentra la patria, incluida la cuenca del Misisipi, la extensión contigua de tierra cultivable más grande del mundo.

Pero ahora el seto de la frontera sur de Estados Unidos está siendo removido, desde afuera y desde adentro. 

Boletín, AD