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Canada, Weed

Chris Roussakis/AFP/Getty Images

¿Legalizando la marihuana? ¡Oh, Canadá!

‘Resolviendo’ el aumento del uso de drogas desechando la ley.

La revolución cultural ha alcanzado una avanzada etapa en el mundo occidental. Y los revolucionarios están ganando. Las batallas sobre deshonestidad, divorcio, promiscuidad, aborto e incluso “matrimonio” del mismo sexo están finalizadas y ganadas. Los luchadores están ahora avanzando con “micro agresiones racistas”, derechos transgénero, autonomía islámica y otras ideas extremas que incluyen el acceso más fácil a drogas que alteran la mente.

Las naciones occidentales tienden a pelear estas batallas a nivel local. Pero no Canadá.

Canadá siempre parece ser una de las primeras naciones deseosas de abordar estos temas a nivel nacional. En 2005, fue el cuarto país en el mundo en legalizar el “matrimonio” del mismo sexo después de Holanda, Bélgica y España. Fue la décima nación en permitir a sus ciudadanos usar una opción “X” para el género en sus pasaportes. Y también es una de las pocas naciones en criminalizar el trato diferente de personas transgénero.

Ahora el gobierno canadiense está tomando el liderazgo con la implementación otro gran cambio social a nivel nacional: está legalizando la marihuana recreacional en todo el país. Esto hace a Canadá la primera nación occidental y la segunda nación en el mundo en hacerlo después de Uruguay.

Desafiando el estatus quo

El fuerte empuje de Canadá para legalizar la marihuana comenzó antes de su última elección federal en 2015. Justin Trudeau y su partido liberal prometieron legalizar la marihuana si ellos ganaban. Después de ganar, comenzaron a trabajar sobre los primeros borradores de la nueva ley. El 21 de junio, Canadá aprobó el Proyecto de Ley C-45, la ley de Cannabis. Ya ha recibido el consentimiento real y se convertirá en ley el 17 de octubre.

“Obviamente el planteamiento actual—la actual prohibición de la marihuana—no ha funcionado”, dijo el primer ministro Trudeau el 20 de junio. Ciertamente no lo ha hecho. Las últimas estadísticas del gobierno muestran que el uso de la marihuana ha aumentado constantemente. De 1985 a 2015, el uso del cannabis de jóvenes de 15 años y mayores creció del 5,6 al 12,3%.

Ahora es 2018, y en el primer trimestre del año, estudios realizados encontraron que el 14% de los canadienses de edad de 15 años y más (4,2 millones) han usado marihuana. Más de la mitad de aquellos (56%) dijeron que la usaban diaria o semanalmente.

Una encuesta hecha en 2016 encontró que cerca del 70% de los canadienses están a favor de la legalización de la droga. Con el uso de drogas en aumento y el apoyo público para la legalización, el gobierno decidió regularla en lugar de prohibirla.

‘Protegiendo’ a los niños

La defensa popular de la ley fue que ésta “protegería a nuestros niños” y privaría de ganancias al crimen organizado. ¿Es esto cierto?

La nueva ley nacional establece parámetros para poseer y consumir marihuana. Ésta establece que la marihuana puede ser comprada a dispensarios licenciados por aquellos mayores de 18 años. Ahora también es legal cultivarla en casa, con un límite de cuatro plantas por hogar. Una persona no puede poseer más de 30 gramos, y no puede consumirla en espacios públicos. A un adulto le es permitido compartir hasta 30 gramos con otro adulto.

¿Y qué sobre la protección de los niños? Bajo la nueva ley, todavía es una ofensa criminal vender marihuana a menores o usar a un menor para cometer un delito relacionado al cannabis. La ley busca disuadir a los jóvenes de usar la marihuana prohibiendo productos y promociones relacionadas a la marihuana que atraigan a la juventud. Violaciones de estas leyes tienen varias consecuencias, desde tiempo en prisión hasta millones de dólares en multas.

Si bien las duras sanciones por traficar con menores suenan bien, una cláusula socava la ley entera.

Mientras la nueva ley trabaja para disuadir a los adultos de proveer a menores con marihuana, ésta hace muy poco por disuadir a los menores de obtenerla por ellos mismos. Bajo la ley, individuos menores de 18 años no enfrentarán persecución criminal si son atrapados poseyendo y compartiendo lo que el gobierno determina como “cantidades muy pequeñas” de marihuana. ¿Cuánto es una “cantidad muy pequeña”? Cinco gramos—el equivalente de entre 5 a 20 cigarrillos.

Para ser una ley destinada a proteger a los menores de la marihuana, ésta permite considerable libertad. ¿Por qué? Porque la posesión de marihuana es un delito que se añade al registro criminal de la persona. No puede ser removido fácilmente, y un canadiense con una condena por posesión de marihuana no puede viajar a Estados Unidos y es una desventaja cuando se trata de asegurar un trabajo.

El razonamiento detrás de la ley es que un menor probablemente quebrantará la ley, pero los políticos no quieren que sufran consecuencias significativas.

De esta manera, la ley no está protegiendo a los menores de la marihuana—¡simplemente está protegiéndolos de las consecuencias legales de usarla!

Si la ley permite a una persona joven poseer suficiente marihuana para hacer una pequeña cantidad de cigarrillos, e incluso compartirlos con sus amigos menores, ¿realmente ofrece algún tipo de disuasión después de todo? Esta disposición específicamente y la legalización nacional de la marihuana en general envían el mensaje de que la marihuana es aceptable. Y ninguna restricción legal los detiene de acceder a la marihuana de sus padres y pasarla a otros o de obtenerla de un compañero en la escuela.

Un problema con la ley

La voluntad del gobierno canadiense al dedicar el recurso humano y recursos para implementar las leyes de la marihuana ha estado debilitándose por algún tiempo. En los últimos seis años, el número de cargos ha disminuido—no porque menos personas estén usándola (los datos del gobierno muestran que el uso de la marihuana se incrementó en aquel periodo), sino debido a una implementación relajada. Y cuando las leyes no son implementadas, eso anima a más conductas fuera de la ley.

La siguiente pregunta entonces es, si es legal, ¿por qué las personas aún tienen cargos por posesión de marihuana en sus registros penales? Ya hay conversaciones del gobierno para explorar opciones para retirar los cargos de posesión. Se estima que entre medio y un millón de canadienses tienen cargos por posesión de marihuana en sus antecedentes.

En este punto, Canadá ha tratado de usar las leyes para controlar la propagación de la marihuana. Pero como la propagación ha continuado, el gobierno federal asume que la solución es simplemente rechazar la ley. Eso está comprobado en el texto de la ley misma, que dice: “El decreto también tiene la intención de reducir la carga sobre el sistema de justicia criminal en relación al cannabis”. En otras palabras, todo el mundo lo está haciendo, hacer cumplir la ley presiona al sistema de justicia, entonces, ¿por qué molestarse en tener una ley en primer lugar?

Un apetito por las drogas

La opinión pública en Canadá y el mundo occidental concerniente al uso de drogas está cambiando radicalmente. Las encuestas han mostrado que la marihuana y el uso de drogas de modo generalizado están incrementándose entre los canadienses. Mientras los cargos criminales por marihuana y cocaína han caído, todos los otros crímenes relacionados con drogas han estado creciendo. Los crímenes relacionados con la heroína han alcanzado sus niveles más altos en décadas. El número de personas acusadas por tráfico de heroína se elevó en un 300% en comparación con sólo 10 años antes.

Además, Canadá está enfrentando su propia crisis de opioides, tanto como Estados Unidos. En 2017, Canadá vio crecer en un 34% las víctimas por sobredosis de opioides comparadas con 2016, fijando un nuevo récord.

Mientras está aún por verse si el uso de las otras drogas ilegales aumenta después de que la marihuana se haya legalizado, las encuestas muestran que el uso de la marihuana definitivamente aumentará. El gobierno encontró que aquellos que no habían usado marihuana en los primeros tres meses de 2018, el 6% de ellos dijeron que probablemente la probarán cuando sea legal. De aquellos que ya la están usando, el 24% dijo que probablemente incrementarán su uso.

La batalla sobre la marihuana

La batalla por la aceptación social de la marihuana no está limitada a Canadá; el mismo movimiento existe en EE UU y en todo el mundo occidental. Hay un impulso concertado para cambiar la imagen pública de lo que históricamente fue un tema no controversial. Si bien una vez se creía comúnmente que la marihuana era una droga de entrada, ahora se libra una batalla por la veracidad de esa afirmación.

La misma batalla se libra sobre la “prueba” que los efectos de la legalización de la marihuana tienen sobre una sociedad. Mientras Canadá será la primera nación occidental en legalizar el uso recreacional en todo el país, varios estados de EE UU han legalizado la marihuana recreacional durante años. Colorado la legalizó en 2012. ¿Ha tenido esto un impacto negativo en el Estado? Eso depende de a quién se le pregunte. Aquellos en un lado u otro del tema tienen sus propios datos para “probar” los impactos positivos o negativos. En 2016, el Departamento de Salud Pública y Ambiental de Colorado dijo que su estudio mostraba que “el consumo de marihuana no ha aumentado desde la legalización, y cuatro de cada cinco estudiantes de secundaria siguen diciendo que no la usan, ni siquiera ocasionalmente”. Sin embargo, un estudio realizado por el Área de Tráfico de Drogas de Alta Intensidad de Rocky Mountain dijo que el consumo de marihuana había aumentado un 12% en el periodo de tres años (2013-2015) desde que Colorado legalizó la marihuana recreativa en comparación con el periodo de tres años antes de la legalización (2010-2012).

Y así la batalla continúa. Aquellos en favor del uso de drogas señalan al hecho de que los índices de crímenes violentos en Colorado y Washington han caído desde la legalización. Aquellos que se oponen apuntan al hecho de que los arrestos por la producción de marihuana en el mercado negro se han disparado en el mismo periodo de tiempo.

¿Quién está en lo correcto?

En esta batalla para definir si el uso de drogas está bien o mal, ¿cuál lado es el correcto?

Para definir algo como correcto, se establece razonar que el resultado de eso debe ser correcto y bueno. No podríamos decir que comer cianuro es bueno porque el efecto que éste tiene en el cuerpo humano es malo. ¿Qué efectos produce la marihuana sobre el cuerpo humano? Produce una sensación inmediata y temporal de euforia al sobre activar químicamente los receptores en el cerebro. Eso causa la “volada” que las personas experimentan. Aquellos que apoyan el uso de la marihuana disfrutan la sensación y califican la droga como buena.

Sin embargo, la marihuana impacta negativamente el desarrollo del cerebro, especialmente en menores. Estudios han encontrado que el cerebro humano se desarrolla hasta cerca de los 25 años, y cualquier uso de marihuana antes de eso atrofia permanentemente el desarrollo del cerebro. “[U]n estudio realizado en Nueva Zelanda conducido en parte por investigadores en la Universidad Duke mostró que las personas que empezaron a fumar marihuana frecuentemente en su adolescencia y tenían un trastorno de consumo de marihuana en curso, perdieron un promedio de ocho puntos de CI entre los 13 y los 38 años. Las habilidades mentales perdidas no regresaron completamente en aquellos que dejaron la marihuana cuando adultos”, informó el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas el 22 de junio.

Incluso se ha encontrado que el uso casual de marihuana cambia el cerebro. Si bien alguna vez se pensaba que el uso no frecuente de la marihuana no tendría ninguna consecuencia, un estudio llevado a cabo en 2014 encontró que aquellos quienes habían fumado solamente una vez a la semana mostraban anormalidades cerebrales.

Además, el uso prolongado de la marihuana lleva a albergar otros problemas mentales, incluyendo depresión, esquizofrenia y pensamientos suicidas. También, los usuarios de la marihuana tienden a alejarse de actividades productivas en búsqueda de otra volada. Los hechos abrumadores prueban que el resultado del uso de la marihuana es malo y equivocado, aun en cantidades limitadas.

Tratando en absolutos

A pesar de estas pruebas, el gobierno canadiense ha determinado por sus ciudadanos lo que es bueno y lo que es malo. Ha decidido que 30 gramos de marihuana es “bueno” y 31 gramos es “malo”; que tener cinco plantas de marihuana es “malo” pero tener cuatro plantas es “bueno”.

Alguno podría argumentar que no está definiendo el bien y el mal, que solamente está regulando una situación difícil lo mejor que se puede. Pero ahí yace el problema. Los efectos negativos de la marihuana son bien conocidos. No es saludable, destruye vidas y cuerpos, así que, ¿por qué no sencillamente prohibir la droga?

Bueno, nosotros tratamos eso y no funcionó, dicen los escépticos. La opinión social de la droga cambió, así que nosotros tuvimos que cambiar las leyes. ¿Entonces el problema es la ley, o la sociedad? ¿Es el gobierno de Canadá el culpable de la aceptación cultural y la legalización de la marihuana, o son sus ciudadanos? ¿Qué dice acerca de una ciudadanía cuando una mayoría ignora voluntariamente los resultados del uso legalizado de drogas que destruyen a la sociedad?

El tema del uso de drogas vuelve a la moralidad. La opinión pública de la moralidad ha cambiado dramáticamente alejándose del estándar bíblico en las últimas generaciones. En su lugar, la idea evolutiva del relativismo moral ha tomado su lugar: Cada uno tiene derecho a su propia opinión y no debería ser criticado por eso. Las personas quieren tener la libertad de escoger por sí mismos. La realidad es que esta “libertad”, como tomar drogas, esclaviza una persona a esa droga.

¿Pero qué es lo correcto, y quién determina lo correcto versus lo errado? Como se afirmó antes, definir algo como correcto y bueno requiere que esto produzca un resultado correcto y bueno. La humanidad no tiene ese poder. Tal habilidad requeriría de poder divino. El hombre no tiene la capacidad de definir por sí mismo qué es bueno y qué es malo.

Como escribió Herbert W. Armstrong, “Determinar correctamente lo que es bueno requirió el poder creativo para producir y poner en movimiento dichas leyes inexorables como esta ley espiritual y las leyes de la física y química—¡una ley que automáticamente causa el bien si es obedecida, y males cuando es desobedecida!” (La dimensión desconocida de la sexualidad). El hombre no tiene este poder. Poseer 5 gramos, 30 gramos o 100 gramos de marihuana no cambia los efectos negativos que ésta tiene sobre el cuerpo.

A raíz de esto, el Sr. Armstrong escribió: “Es prerrogativa de Dios solamente determinar qué es correcto y qué es pecado—qué es bueno y qué es malo. Dios no le ha delegado al hombre el derecho o poder para decidir qué es pecado—pero Él nos obliga a decidir entre pecar u obedecer Su ley” (ibíd).

A pesar de la esperanza de Canadá por un mejor resultado, la marihuana legalizada no ayudará al país. Eso es porque es contrario a la ley de Dios. La ley de Dios prohíbe dañar nuestras mentes y cuerpos con sustancias como la marihuana. Como resultado, Canadá cosechará lo que ha sembrado. Dios dice que somos maldecidos por revelarnos contra Su ley. La profecía bíblica revela que muchas más maldiciones están en camino para esta nación.

Pero aún existe una solución. Dios dice a través de Isaías, “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a [el Eterno], el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7).

Dios está buscando arrepentimiento. Él está buscando que el hombre obedezca Su ley. Dios le ha dado a la humanidad Su ley por nuestro bien. Ésta produce tremenda felicidad cuando se obedece. Como escribió el Sr. Armstrong, “El Dios todopoderoso nunca le ha dado un simple ‘no’, excepto aquellas cosas que van a dañarlo, a derribarlo o a traerle infelicidad después. Oh, pero por supuesto que algunas de estas cosas le dan una emoción o una pequeña patada fuera de la vida temporalmente, pero siempre hay un boomerang. Imponen una gran penalización más tarde, y el precio es demasiado alto. No es un buen negocio” (The Good News [Las Buenas Noticias], agosto de 1982). Dios quiere que la humanidad sea feliz, y Él dio Su ley para mostrarnos cómo conseguirlo.

Vivimos en una era que anima la rebelión contra la ley y la tradición. Pero la Palabra de Dios revela que Su ley es el único camino a la verdadera libertad. 

Boletín, AD