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La verdad os hará libres

ISTOCK.COM/KRISANAPONG DETRAPHIPHAT

La verdad os hará libres

Hay una pregunta que casi nunca nos hacemos. Pero deberíamos, porque afecta a todos los que nos rodean, y a nosotros mismos. Es una pregunta en la que nos enfocamos durante la ceremonia de graduación (9 de Mayo) del Herbert W. Armstrong College.

La pregunta es la siguiente: ¿Por qué tenemos tanta información y, sin embargo, tantos problemas?

Ahora más que nunca en la historia de la humanidad, los seres humanos disponen de enormes cantidades de información. Lo celebramos y nos maravillamos de ello. Nos asombra lo que podemos construir e inventar basados en todo ese conocimiento.

Y sin embargo, ahora más que nunca en la historia de la humanidad, tenemos una enorme cantidad de problemas: fracasos, insuficiencias, confusión, autodestrucción de todo tipo, males indecibles que hacemos a los demás y a nosotros mismos.

¿Cómo puede ser eso posible?

¿Acaso la información no resuelve los problemas? ¿Acaso el conocimiento no mejora las cosas? ¿Acaso el conocimiento no nos hace mejores?

El conocimiento se multiplica y se multiplica y se multiplica. Sin embargo, encontrar la verdad pura nunca ha sido tan difícil. Adquirir información nunca ha sido tan fácil, y a la vez nunca ha sido tan fácil adquirir información equivocada.

El homónimo de nuestra universidad, Herbert W. Armstrong, dijo que esto es una paradoja. No parece que ambas cosas pudieran ser ciertas. Pero observe las noticias. Los seres humanos tienen cantidades enormes de información. Eso es innegable. Y tienen cantidades enormes de problemas. ¡Eso es quizá aún más innegable!

Casi nunca nos detenemos a pensar que los seres humanos producimos cantidades gigantescas de conocimiento erróneo. Suponemos que, en general, podemos distinguir entre el conocimiento verdadero y el conocimiento falso. ¡Pero esta suposición es falsa!

Esta realidad nos está mirando a la cara. Vivimos en una época de posverdad en la que los hechos objetivos y la verdad rara vez determinan qué historias se difunden o con qué rapidez. El conocimiento que se difunde más rápido y más ampliamente suele ser falso.

Como dijo Winston Churchill: “Una mentira recorre medio mundo antes de que la verdad tenga la oportunidad de ponerse los pantalones”.

Actualmente vivimos una pandemia, una pandemia de desinformación y de mentiras descaradas. Esto se intensificó hace décadas con la idea de que la verdad es relativa. Se empezó a enseñar que no existe la verdad absoluta. Pero si nada es absolutamente cierto, se deduce que nada es falso. Generaciones han sido criadas y educadas por personas que piensan así.

Y aquí estamos en las últimas y ridículas etapas de nuestra decadencia social. Cada quien tiene su propia versión personal de la verdad.

La verdad real, la verdad absoluta, es prácticamente imposible de encontrar.

La verdad ha sido borrada y sustituida por la “verdad de cada quien”. La realidad ha sido sustituida por la fantasía y la fábula. No es la sustancia lo que más le importa a la gente, sino que la narrativa se acomode a su conveniencia. Una mentira noble tiene mejor aceptación que una verdad impopular. Las opiniones personales, el atractivo emocional y los valores sociales importan más que los hechos objetivos y las pruebas.

¡El mundo de hoy está absolutamente lleno de falsedad, farsa, deshonestidad y engaño! ¡Los enemigos de la verdad están en todas partes!

A menudo pensamos que esto solo afecta a los demás y no a nosotros. Pero nos afecta. Afecta a los conservadores, a las personas religiosas, ¡incluso a los cristianos tradicionales!

Los cristianos dicen que creen en la Biblia, entonces ¿qué dice la Biblia? ¡Dice en 2 Corintios 11 que Satanás el diablo ha inspirado apóstoles falsos por medio de un espíritu satánico a predicar un mensaje evangélico falso sobre un Jesucristo falso!

Como escribió el Sr. Armstrong hace muchos años: “Puede ser difícil de aceptar, pero es cierto: ¡millones de personas que se creen cristianas en realidad siguen siendo inconversas y engañadas, habiendo aceptado una conversión falsa!”.

Vea lo que Jesús le dijo a los líderes conservadores y religiosos de su tiempo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

Sí, existe una fuente de conocimientos erróneos. Existe una fuente de mentiras. Una mente es el origen y la fuente de todo el mal y el sufrimiento. Esa fuente, como dijo Jesucristo, era y es Satanás el diablo.

Satanás odia a Dios y todo lo que Dios cree y enseña. Satanás rechaza toda la verdad de Dios. No hay verdad en él. Cuando habla, habla mentira: es un mentiroso y es el padre de la mentira. ¡Y la Biblia dice que este ser malvado y engañoso es el dios de este mundo y ha engañado al mundo entero! (vea 2 Corintios 4:4 y Apocalipsis 12:9).

En el curso sobre las Epístolas de Pablo que enseñamos en Armstrong College, recientemente estudiamos cómo Pablo le advirtió a su ayudante en 2 Timoteo 4:3: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”.

¿Ha llegado ese momento? La gente de hoy ama tanto la mentira que desprecia a los que se atreven a decir la verdad. (Vea también Isaías 30:9-10).

“Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:4).

No nos detenemos a comprender que los seres humanos, incluidos nosotros mismos, en realidad no tenemos el poder de discernir entre el buen conocimiento y el mal conocimiento, entre la verdad y el error, entre el bien y el mal.

Pero la lección de nuestra época y de toda la historia es que a la gente no le gusta la verdad. Por eso sus líderes mienten. Saben que si dicen la verdad, nunca conseguirán el poder. Así que la razón por la que los políticos mienten en realidad se remonta a todos nosotros. No nos gusta la verdad porque suele ser vergonzosa e hiriente. La fantasía es mucho más agradable que la verdad, así que la gente prefiere la fantasía.

Por eso, el conocimiento humano es una mezcla tan irremediable de conocimiento verdadero, conocimiento errante y engaño descarado.

Entonces, ¿cómo podemos ser libres del engaño y la desinformación? ¡Necesitamos la verdad! ¡Y la verdad viene de Dios!

“Pero el Eterno Dios ha querido que este conocimiento vital y la verdad, sean accesibles para cualquier ser humano que esté dispuesto a creer lo que Él dijo. Esa verdad está en la Sagrada Biblia, el Libro de los libros, el libro inspirado por Dios que se convirtió en el de mayor venta en el mundo”, escribió el Sr. Armstrong en El increíble potencial humano. “Pero este precioso libro ha sido mal interpretado, distorsionado, falseado, mal entendido y difamado como ningún otro libro lo ha sido jamás”.

“Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:30-32).

“Santifícalos [a los discípulos] en tu verdad”, oró Jesús, ¡“tu palabra es verdad”! (Juan 17:17).

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

La verdad de Dios aplasta absolutamente al engaño. Si usted abandona la verdad y la sustituye por la “verdad de cada quien” o “la verdad relativa”, entonces se convierte en un esclavo de la naturaleza humana, que está poderosamente influenciada por la naturaleza de Satanás.

Observe lo que 1 Juan 4:4-6 revela sobre la verdad. Nos muestra que si somos de Dios, entonces conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Esto se refiere a los orígenes de la verdad y del error.

“Debemos conocer no sólo la verdad y el error, sino ‘el espíritu de la verdad y el espíritu del error’”, escribió mi padre en La última hora. “Se necesita la mente de Cristo en nosotros para discernir el espíritu de la verdad y el espíritu de error. Podemos tener la verdad y aun así enseñarla con un espíritu equivocado”.

¡Sin Dios y Su Palabra las mentes humanas siempre creerán algo distinto a la realidad (la verdad)!

Hace años, en su programa de radio El Mundo de Mañana, el Sr. Armstrong emitió un episodio clásico en donde analizaba las cuatro formas en que los seres humanos llegamos a creer lo que creemos.

De nuevo, esto es algo en lo que la mayoría de los seres humanos nunca piensan. Pero es fundamental para entender quiénes y qué somos. Y es absolutamente fundamental para entender la diferencia entre el conocimiento verdadero que resuelve problemas y el conocimiento falso que causa problemas.

La primera forma en que llegamos a creer algo es dando por hecho lo que se nos enseña, sin cuestionarlo.

Jesús le dijo a los escribas y fariseos: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9).

En su programa de radio “Cómo buscar la verdad”, el Sr. Armstrong dijo: “Quiero que se detenga y piense un momento. ¿Cuánto sabía usted el día que nació? ¿Se da cuenta de que en el momento de su nacimiento no tenía ninguna creencia, ninguna convicción, ninguna opinión? Usted ha adquirido todas las ideas, convicciones y creencias que ahora tiene desde el día en que nació. Y si usted es un individuo promedio, la mayoría de sus convicciones actuales entraron a su mente sin ni siquiera pensar en cuestionar lo que escuchaba, lo que le enseñaban, lo que otros creían, lo que creció creyendo. Simplemente lo dio por sentado; lo asumió sin cuestionarlo, y sin pruebas; lo aceptó y ahora lo cree firmemente”.

La segunda forma en que llegamos a creer algo es por instinto de oveja. Lo creemos porque queremos seguir a la multitud. La naturaleza humana quiere encajar. Seguimos a los muchos para hacer mal.

La Biblia advierte en contra de esto: “No seguirás a los muchos para hacer mal…” (Éxodo 23:2).

La versión original del Curso bíblico por correspondencia del Colegio Ambassador (Lección 5) que publicó el Sr. Armstrong, dice: “Pocas personas parecen saber que la Biblia es, en realidad, el libro de instrucciones del Creador para la humanidad que Él mismo diseñó, creó y realizó. (…) Sin embargo, casi nadie utiliza la Palabra de Dios para su propósito original. ¿Qué es lo que hacen? La mayoría de las personas, ignorando o despreciando el libro de instrucciones del Creador, solo siguen los caminos y costumbres de los demás como ovejas ciegas y tontas que van al matadero. Absorben y aceptan crédulamente sin cuestionar las creencias falsas de otras personas. (...) Dios dice: “Recordad”, y la gente olvida rápidamente”.

“Parece que la naturaleza humana quiere pertenecer, seguir la corriente y encajar”, dijo el Sr. Armstrong en ese programa de radio. “A la gente le gusta unirse a algún grupo organizado como un club, un partido, una iglesia. La tendencia humana es seguir la corriente, aceptar ciegamente y sin cuestionar las ideas, doctrinas o creencias de ese grupo u organización en particular. Uno suele expresar sus creencias de esta manera: ‘Bueno, nosotros, los de nuestro partido o nuestra iglesia, nuestro club, creemos (en esto y aquello)’. Parece humano temer estar en desacuerdo con las políticas o las creencias del grupo organizado al que se pertenece y, por lo general, esta unión en las creencias es el lazo que une a los miembros”.

Aceptar ciegamente lo que adopte un grupo organizado es depositar toda la confianza en ese movimiento humano en lugar de utilizar las propias facultades para probar lo que es verdadero, o en lugar de confiar en el Dios Divino Supremo.

La tercera forma en que llegamos a creer algo es creyendo lo que queremos creer.

Winston Churchill abordó esta cuestión en un discurso en la Cámara de los Comunes el 5 de octubre de 1938, después de que Gran Bretaña firmara el acuerdo de Múnich con Adolf Hitler. Dijo: “Comenzaré diciendo lo que todo el mundo querría ignorar u olvidar, pero que, no obstante, se debe declarar, y es el hecho de que hemos sufrido una derrota absoluta. (...) Nuestro pueblo leal y valiente (...) debe saber la verdad. Deben saber que ha habido una gran negligencia y deficiencia en nuestras defensas; deben saber que hemos sufrido una derrota sin ni siquiera haber peleado, cuyas consecuencias nos acompañarán a lo largo del camino; deben saber que hemos pasado un hito horrible en nuestra historia”.

En su programa de radio, el Sr. Armstrong dijo que cuando la gente estudia un tema pero “se topa con alguna verdad que no quiere aceptar o hacer, la rechaza o le da vueltas al asunto o la ignora o la desecha ridiculizándola. Esas personas simplemente no son honestas consigo mismas, y como sólo la verdad los puede liberar, se condenan a una esclavitud perpetua”.

Como se enseña en un clase sobre el Antiguo Testamento y en otras clases en Armstrong College, este rasgo es el que produjo la horrible época de los jueces, resumida en Jueces 21:25: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”.

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).

La cuarta forma en que los seres humanos llegamos a creer lo que creemos es aprendiendo a buscar, a encontrar y actuar según la verdad.

“Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). “Examinar” significa poner a prueba, investigar, discernir, escudriñar, verificar, incluso someter a prueba de fuego, y considerar digno o confirmar como genuino.

¿Y cómo ponemos a prueba nuestras creencias? ¡Haciendo! Cuando buscamos, encontramos y aprendemos la verdad, debemos ponerla en práctica. No sólo debemos creer lo que es bueno, sino mantenerlo firme. No se aferrará a la verdad real, a la verdad de Dios, a menos que la ponga en práctica.

“En primer lugar, debemos llegar a estar dispuestos a admitirlo cuando se demuestre que estamos equivocados”, dijo el Sr. Armstrong en la radio. “Debemos llegar a estar dispuestos a confesar el error, a arrepentirnos de lo erróneo, ya sean pensamientos, creencias o acciones erróneas”.

¡La verdad duele! Alguien dijo una vez: “La verdad os hará libres, pero primero os hará sentir mal”.

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Para entender correctamente, debemos estudiar. Debemos comprobar cada creencia. ¡Debemos cuestionar lo que estudiamos hasta que se demuestre que es cierto!

“La pregunta más importante que la mente humana puede contemplar es el tema de la vida”, dijo el Sr. Armstrong. “¿Por qué estamos aquí? ¿Fuimos puestos aquí con un propósito? Y si es así, ¿cuál es ese propósito y cómo se puede lograr? ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Qué hay más allá de la muerte? Y sobre todo, ¿cómo lo sabemos?” (ibid.).

De nuevo, Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

¡Haga de la Palabra de Dios la fuente en la que se apoya para determinar lo que cree y practica! No se trata sólo de un sentimiento que suena religioso. Es un requisito práctico, crucial y absoluto para comprender la verdad. Y sólo buscando, encontrando y actuando conforme a la verdad que se encuentra en la Palabra de Dios podrá resolver problemas.

Todos los seres humanos desde Adán y Eva, han creído en conocimientos erróneos. Creyeron lo que Satanás proclamo como la verdad. Creían entonces, y la mayoría de los seres humanos lo creen ahora, que nuestras propias mentes pueden encontrar la verdad, que nuestras propias mentes pueden incluso definir la verdad. Y hoy nos ahogamos en millones de versiones distintas de la supuesta “verdad”.

Hacemos lo que es correcto según nuestros propios ojos. Al igual que todas las generaciones humanas desde la primera. Sin saberlo, creímos la gran mentira de Satanás y ahora nos ahogamos en mentiras.

La pandemia de mentiras y desinformación se remonta a un espíritu erróneo, es decir, a una influencia equivocada procedente de una actitud equivocada.

¡La verdad, como se enseña a los estudiantes del Armstrong College, es que las mentes humanas son incompletas! No tienen la capacidad de descubrir el conocimiento esencial necesario para resolver los problemas de este mundo. La verdad es que las mentes humanas necesitan la guía de la mente de nuestro Creador.

Encontrar y comprender la verdad no es una cuestión de producir más conocimiento humano. Es una cuestión de someter nuestras actitudes a la fuente del conocimiento correcto: ¡el conocimiento que resuelve los problemas y previene los males!

El hecho de que tantos seres humanos rechazan esa fuente con tanta fuerza demuestra que estamos totalmente influenciados por otra mente. Esa mente está inspirando una explosión de problemas y males, ¡y aun así la seguimos! Esto es una prueba definitiva de que cantidades enormes de conocimiento son inútiles contra la infección de un espíritu equivocado.

La verdad se remonta a un espíritu correcto, una actitud de sometimiento al Creador de las mentes humanas y a la Fuente del conocimiento correcto.

2 Tesalonicenses 2 revela que el espíritu erróneo influye incluso a aquellos pocos que Dios ha llamado a Su Iglesia. Muchos de los que entendían esta verdad fundamental la han perdido. ¿Por qué? No fue una cuestión de conocimiento. ¡Tenían el conocimiento! Fue una cuestión de espíritu, de actitud hacia Dios. El versículo 10 dice que no amaban la verdad de Dios.

No basta con sólo recibir conocimiento. De hecho, ni siquiera basta con recibir el conocimiento de Dios. Debe amarlo. Busque la verdad. Conozca la verdad. Sométase a la verdad. Utilice la verdad. Y ame la verdad


EL MISTERIO DE LOS SIGLOS

Se ha preguntado usted alguna vez: "¿Quién soy yo? ¿Qué soy? ¿Por qué existo?" Usted es un misterio. El mundo que lo rodea es un misterio. ¡Ahora usted puede comprenderlo!