La tragedia de Charlie Kirk

Charlie Kirk recibió un disparo en el cuello y murió el miércoles por la tarde mientras hablaba al aire libre ante una multitud en una universidad de Utah: una tragedia espantosa.

Kirk tenía 31 años. Era un destacado conservador y partidario del presidente Donald Trump. Algún demente pensó que eso era motivo suficiente para asesinarle a plena luz del día.

El verano pasado, los radicales intentaron matar a Donald Trump, al menos dos veces, y fracasaron. Dios salvó milagrosamente al presidente.

¿Por qué no intervino en este caso? ¿No deberíamos al menos pensar en esto?

Todavía estamos conmocionados por las imágenes que acaban de publicarse de un espeluznante asesinato en un tren público en Charlotte, Carolina del Norte. Después de ataques tan atroces, deberíamos pararnos a pensar por qué se producen.

Tras el segundo atentado contra la vida de Trump, escribí esto en “¿Quién está detrás del intento de asesinar a Trump?”:

Estos acontecimientos deberían hacer que los estadounidenses se plantearan muchas preguntas. Es importante comprender por qué Dios está incluso permitiendo estos ataques. ¡Esto es realmente una maldición para nuestra nación! Y la profecía bíblica muestra que, aunque Dios va a salvar temporalmente a la nación a través de este moderno Jeroboam, las maldiciones sobre Estados Unidos en realidad van a intensificarse mientras esta nación no se vuelva a Dios en arrepentimiento.

No aprendimos la lección de los atentados contra la vida del presidente Trump. ¡Nuestra nación acaba de volver a su estilo de vida pecaminoso! Ese artículo continúa:

Lo que todos los estadounidenses deben comprender es que la evaluación que Dios hace de la nación en su conjunto es que somos una “gente pecadora, pueblo cargado de maldad. (…) Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente” (Isaías 1:4-5). Este no es un mensaje popular. Pero debemos llegar a ver esta realidad como lo hace Dios.

Aunque Dios traerá de vuelta a Donald Trump, este ataque satánico no terminará hasta que nuestra nación —y, en última instancia, el mundo— se arrepienta ante Dios.

He escrito mucho sobre por qué Dios salvó al presidente Trump. La profecía muestra que Él está salvando a Estados Unidos del peor de los daños que fue hecho por enemigos dentro del gobierno. (Lea mi libro Estados Unidos bajo ataque).

Sin embargo, las maldiciones contra Estados Unidos continúan. El odio, la división y la violencia que Satanás el diablo está provocando e inspirando siguen hirviendo. Y acontecimientos como el ocurrido ayer en Utah demuestran que se están agravando.

Dios quiere que prestemos atención y aprendamos lecciones de estas tragedias. Debemos reconocer la obra del diablo y volvernos a Dios en arrepentimiento. En estos “tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1), necesitamos acercarnos a Dios en busca de protección, comprensión, esperanza genuina y salvación.