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Melissa, Hurricane

NOAA VIA GETTY IMAGES

La pregunta planteada por la devastación de Melissa

El huracán Melissa golpeó ayer: es la tormenta más fuerte jamás registrada en Jamaica. El gobierno declaró la isla zona catastrófica; los equipos de emergencia evalúan la devastación y corren contrarreloj para salvar vidas. Sin embargo, las carreteras bloqueadas, las líneas eléctricas caídas y las inundaciones generalizadas sugieren que, para muchos, la ayuda llegará demasiado tarde.

  • El huracán generó una marejada ciclónica de hasta 13 pies y golpeó con especial dureza el oeste de Jamaica.

  • Más de medio millón de personas están sin electricidad. Muchos permanecen atrapados en sus casas a la espera de ser rescatados.

  • Para agravar el sufrimiento de los jamaicanos, el índice de calor de tres dígitos, causado por una humedad implacable.

Tras dejar Jamaica devastada, el huracán golpeó Cuba como una tormenta de categoría 2, provocando la crecida del nivel de los ríos, el bloqueo de carreteras y el corte del suministro eléctrico a 241 comunidades, en las que viven más de 140.000 personas, según el gobierno.

Pasarán días hasta que conozcamos el alcance total de la devastación en Jamaica y en todo el Caribe. Pero con cientos de miles de afectados, no podemos evitar preguntarnos por qué.

Jesucristo Mismo respondió a esta pregunta, aunque la mayoría de los predicadores religiosos la ignoran. Tras destacar la muerte de 18 personas aplastadas bajo la caída de una torre, Jesús preguntó: “¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:4-5).

No es una respuesta que la gente quiera oír, pero procede de la Palabra de Dios. Las personas que murieron en la devastación de ayer, hoy y en los días venideros no son pecadores por encima de los demás. Sus muertes son una advertencia para el mundo entero, que está sumido en el pecado (el quebrantamiento de los mandamientos de Dios), de que para evitar un destino similar debemos arrepentirnos

La respuesta de Cristo muestra la única forma en que podemos prevenir tales desastres. También señala la única esperanza.

Cristo también dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). Aunque los millones que han muerto en catástrofes resucitarán en una resurrección futura (Apocalipsis 20), sus muertes son una advertencia para nosotros hoy.

Este mensaje no se escucha en los medios de comunicación actuales. Ni siquiera lo encontrará en las religiones del mundo. Pero puede estudiar la profundidad de esta verdad en nuestro artículo sobre tendencias “Aumento de los desastres ‘naturales’ y climáticos”.