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herida fiel

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La herida fiel

¿Es usted lo suficiente amigo para dar una “herida fiel” cuando es necesario?

El amor puede expresarse con sonrisas, palabras y acciones de amabilidad, abrazos, caricias y obsequios. ¿Pero sabía que, a veces, también puede ser expresado por medio de la confrontación y conflicto? De acuerdo al Rey Salomón, sí es posible.

“Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto” escribió Salomón en Proverbios 27:5. Piense en ello. ¿De qué sirve el amor si no se expresa? No beneficia a nadie. Usted puede sentir mucho amor hacia alguien, pero no le hará ningún bien a esa persona si no lo expresa. ¿Sabe usted qué es más beneficioso que eso? La reprensión manifiesta. Al menos de esa forma la persona podría beneficiarse de lo que se dijo. A veces la reprensión puede resultar de mucha ayuda.

“Fieles son las heridas de un amigo; pero importunos los besos de un enemigo” (verso 6; rsv). Sí, a veces una herida puede ser “fiel”, queriendo decir que puede brindarle apoyo, mantenerlo firme y fortalecerlo. Como la vez que su amigo tuvo que hablarle fuerte para que dejara de lamentarse después de un fracaso en el trabajo y que siguiera adelante con su vida.

¿Es usted lo suficiente amigo para dar una “herida fiel” cuando es necesario? Si alguien que usted aprecia está haciendo algo que le perjudica pero esa persona no lo percibe o se rehúsa a verlo, alguien necesita intervenir.

La Biblia es clara: un cristiano no puede temerle a la confrontación. Rehuir de ello simplemente porque es incómodo, es fracasar en amar lo suficiente a alguien para ayudarle a que deje de lastimarse a sí mismo o prevenirlo de cometer un error.

Si usted es un padre, usted debe confrontar a sus hijos. El fallar en hacerlo es fallar en amar a sus hijos. Lea Proverbios 13:24; 19:18 y 29:15. ¡Dios dice que si usted detiene el castigo (una forma directa de confrontación), usted aborrece a su hijo! Si usted lo ama, temprano lo castigará. El padre que ama a su hijo entra en acción cuando ve el mal. Los hijos fracasan por todos lados debido a los padres que fallan en combatir con suficiente fuerza las influencias malvadas de la sociedad sobre nuestros hijos, o padres que los ignoran completamente.

La negligencia no es confrontación. El regaño no es confrontación. El negociar no es confrontación. La confrontación de acuerdo a Dios significa establecer reglas firmes, justas, y castigos efectivos, y darle seguimiento con consistencia.

La confrontación de acuerdo a Dios es dura. Pero considere la alternativa. A medida que alguien se queda de brazos cruzados, la maldad se expande. Puede ser como un incendio en un día con mucho viento. Si usted no lo erradica ya, se propagará.

Aquí hay tres pasos para ejercitar la confrontación piadosa:

1. Sea Valiente

Cuando la nación entera se acobardó ante la sombra de Goliat, David corrió hacia la batalla. La mayoría de nosotros prefiere ignorar un problema y ocultarlo bajo la alfombra. Ahí, arde y se propaga. En esas situaciones el tiempo no está de su lado. No deje pasar las cosas cuando usted sabe que la responsabilidad es suya. Actué. Enfrente el problema y luche contra él.

2. Sea Muy Claro

Si usted va a realmente ayudar a alguien, la persona debe saber exactamente lo que usted requiere de ella. Una vez que usted ha dado el paso a confrontar el mal en la vida de su hijo, de su pareja o amigo, asegúrese de que usted diga las cosas de una forma clara. No se equivoque. No retroceda ahora que está ojo a ojo. “Usted tiene que ser honesto con las personas; brutalmente honesto...” dijo Bill Parcells entrenador de fútbol. “Debe decirles la verdad sobre su rendimiento, debe decírselos cara a cara, y usted debe decírselos una y otra vez. A veces la verdad será dolorosa, y a veces el decirla llevará a una confrontación incómoda. Así es esto. La única manera de cambiar a las personas es diciéndole en los términos más claros posibles qué es lo que están haciendo mal”.

3. Sea Humilde

Esto es esencial para la confrontación motivada por el amor. Esto debe motivarlo desde el momento que usted note que algo está mal hasta mucho tiempo después de la confrontación. Recuerde que usted tiene pecados y necesita ser confrontado de vez en cuando. No suponga que usted ve la situación completamente. Ore por verdadera humildad de acuerdo a Dios. De hecho, el proceso usualmente incluirá una corrección para usted mismo. Jesús dijo que usted debe quitar la viga de su propio ojo, antes de intentar quitar la paja en el ojo de su hermano (Mateo 7:3-5).

Esto es esencial para la confrontación motivada por el amor. Esto debe motivarlo desde el momento que usted note que algo está mal hasta mucho tiempo después de la confrontación. Recuerde que usted tiene pecados y necesita ser confrontado de vez en cuando. No suponga que usted ve la situación completamente. Ore por verdadera humildad de acuerdo a Dios. De hecho, el proceso usualmente incluirá una corrección para usted mismo. Jesús dijo que usted debe quitar la viga de su propio ojo, antes de intentar quitar la paja en el ojo de su hermano (Mateo 7:3-5).

“Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20). La confrontación apropiada requiere madurez emocional, autocontrol y sabiduría. Si usted confronta a alguien, usando su propia ira y emoción, impaciencia, frustración y mal temperamento, usted a va a cometer muchos errores. No discipline a su hijo con estas emociones; estas solo son destructivas. Su única ira debería ser la justa ira en contra del pecado, dirigido por Dios y con el temperamento con Su sabiduría y misericordia.

La confrontación piadosa debe aplicarse de la forma correcta, con valentía, claridad y humildad. Se requiere que usted erradique el orgullo, frustración y emociones erradas. Requiere que tome su corrección personal a usted mismo. Sin embargo, no deje que el trabajo duro de la confrontación piadosa lo disuada de aplicarla cuando se requiera. No tema a la confrontación. Tema el pecado, el mal, y el sufrimiento como resultado del descuidar la confrontación. Fieles son las heridas de un amigo. Son una forma de amor, y un deber cristiano. 

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