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Acropolis by Michel Curi on flickr/CC by 2.0/Cropped from the Original

La democracia está muriendo

Entonces, ¿qué tomará su lugar?

La democracia está muriendo por todo el mundo. El gobierno autónomo, una vez visto como el ideal de la libertad y la única manera justa de administrar un país, se ha convertido en un “bostezo” para la generación más joven.

En Estados Unidos sólo el 30 por ciento de los nacidos en los años 80s dijeron que es “esencial” vivir en una democracia, de acuerdo con la información de World Values Survey (Encuesta Mundial de Valores, 1995-2014). Sólo el 19 por ciento de ellos dijeron que un golpe de estado militar, en caso de que el gobierno sea incompetente o falle en hacer su trabajo, no es legítimo en una democracia. Y sólo una tercera parte de ellos dijo que los derechos civiles son “absolutamente esenciales”. En 2015, uno de cada seis dijo que estaba de acuerdo con un golpe militar. (En 1995, esa cifra era uno en 16). Una encuesta en 2011 arrojó que cerca de la cuarta parte de los jóvenes pensaba que la democracia era una “mala” o “muy mala” manera de manejar el país.

“Hace tres décadas, la mayoría de los especialistas simplemente asumieron que la Unión Soviética permanecería estable”, escribieron Roberto Stefan Foa y Yascha Mounk, los académicos que recopilaron estas estadísticas en el Journal of Democracy. “De repente esta suposición resultó ser falsa. Hoy día tenemos aún más confianza en la durabilidad de las democracias afluentes y consolidadas del mundo. Pero, ¿tenemos buenas razones para nuestra autoconfianza democrática?” (Julio de 2016).

“Lo que encontramos es profundamente preocupante”, advirtieron ellos. “Los ciudadanos de varias democracias supuestamente consolidadas en Norteamérica y Europa Occidental no sólo se han vuelto más críticos de sus líderes políticos, sino que también se han vuelto más escépticos acerca del valor de la democracia como sistema político, y con menos esperanzas de que cualquier cosa que ellos hagan pudiera influir en la política pública, y más dispuestos a expresar apoyo a alternativas autoritarias. La crisis de la legitimidad democrática se extiende a través de un conjunto de indicadores mucho más amplio de lo que previamente estimamos”.

Datos similares muestran la misma tendencia formándose en Suiza, Australia, Holanda, Nueva Zelanda y el Reino Unido.

La muerte de la democracia ya ha ido más allá de lo teórico. Está afectando las urnas electorales alrededor del mundo. Hacia donde usted vea, claramente ve señales de la alerta temprana de la muerte de la democracia. Y la profecía bíblica indica fuertemente que esta tendencia se va a acelerar.

Piratas

Desde la Segunda Guerra Mundial, el mundo occidental ha llegado al consenso de lo que debería ser la democracia: un sistema de gobierno que ha sido denominado democracia liberal. Occidente soñaba con esparcir este iluminado ideal de autogobierno representativo alrededor del mundo, empujando al socialismo, al comunismo y/o dictaduras y tiranías y dándole a todo el mundo la libertad de gobernarse a sí mismos.

Pero Occidente no sólo ha fallado en exportar su preciado producto, sino que éste se está pudriendo en sus propios estantes. La democracia en Gran Bretaña, Europa, Estados Unidos y más allá se está derrumbando. Esto se ha visto en las tendencias de la última década y en las elecciones recientes. Es más que el rechazo a ciertos políticos o partidos. Más bien muestra un mundo que ya no está feliz con la manera en que funciona el gobierno, incluso en las sociedades libres. Muestra un mundo donde los votantes están tan insatisfechos con la democracia, que están dispuestos a realizar experimentos en vivo sobre sí mismos con alternativas e incluso formas más radicales de gobierno.

Una alternativa es la de los piratas. El 29 de octubre de 2016, los piratas estuvieron cerca de tomarse Islandia. Estos no eran piratas literales, sino el Partido Pirata Islandés.

El movimiento pirata es uno de los más nuevos en la política, el cual se transformó a partir de una protesta contra la aplicación restrictiva de derechos de autor online a un movimiento político, promoviendo el derecho a la privacidad, transparencia gubernamental y libertad de expresión.

El partido fue fundado sólo hace cuatro años, pero en octubre ganó el 15 por ciento de los votos, haciéndolo el tercer partido más popular en Islandia. Ese es un crecimiento explosivo.

Como en casi todas partes del mundo, es fácil ver por qué los votantes islandeses han rechazado con tanta fuerza a los políticos. A principios de 2016, los Panama papers (documentos de Panamá) revelaron una corrupción masiva en las altas esferas del gobierno de Islandia, llevando a la renuncia del Primer Ministro.

Una plataforma clave de los partidos piratas en Islandia y por toda Europa (y la mayor forma en que rechazan la “democracia liberal”) es su apoyo a la democracia directa. Casi todas las democracias liberales de Occidente son democracias representativas. La gente escoge a un representante; el representante está encargado de legislar, juzgar o administrar de la manera que él cree que es mejor dentro de la constitución; y si los votantes están en desacuerdo, ellos votan para que salga al final de su periodo, si acaso antes.

Pero cuando los representantes son tan corruptos como lo revelan los Panama papers (que Wikileaks u otra filtración revela), es fácil ver por qué los votantes quieren algo diferente. Bajo la democracia directa, los ciudadanos votan directamente sobre las políticas mismas, cortando al intermediario.

Beppe Grillo, un ex comediante quien parece más y más ser el futuro Primer Ministro de Italia, lidera un grupo de democracia directa: el movimiento Cinco Estrellas. Los Países Bajos aprobaron una ley el año pasado que permite a las peticiones generar referendos
sobre la legislación.

Campesinos

Al mismo tiempo que los piratas asaltaban Islandia, un partido de agricultores entró al poder el Lituania en dos rondas de elecciones, sostenidas el 9 y el 23 de octubre. Antes de la elección, los Campesinos y la Unión Verde tenían sólo un escaño en el parlamento. Ahora es el partido más grande con 54.

Una vez más hay un nuevo partido; una vez más la gente está harta de la política de siempre. Pero en lugar de darle a la gente más poder, esta coalición quiere darle menos. Una de las políticas fundamentales de Campesinos y Unión Verde es crear un gobierno tecnocrático. Debido a que los políticos elegidos han hecho un gran lío, razonan ellos, Lituania necesita nombrar expertos para lidiar con eso.

Esta también es una idea que se ha esparcido ampliamente y está ganando más popularidad después de la elección presidencial en Estados Unidos. “La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos puede haber señalado la muerte de lo más cercano que tenemos a una religión en la política”, escribió el ex primer ministro conservador británico Matthew Parris. “En ambos lados del Atlántico, la democracia corre el riesgo de ser golpeada desde el altar mayor, de ser considerada como un bienestar absoluto e incuestionable” (Spectator, 9 de noviembre de 2016).

Jason Brennan, filósofo político de la Universidad Georgetown, escribió recientemente un libro llamado Against Democracy (Contra la democracia). En lugar de aquello, él aboga por una epistocracia, que significa el gobierno de los entendidos. “La victoria de Trump es la victoria del desinformado”, escribió él en Foreing Policy. “Pero, para ser justos, la victoria de Clinton también lo hubiera sido. La democracia es el gobierno del pueblo, pero la gente está, en muchas maneras, incapacitada para gobernar” (10 de noviembre de 2016).

Claramente, no sólo la gente joven está amargada con la democracia. Muchas de las elites también lo están.

Hillary Clinton y Barack Obama realmente son parte de este mismo movimiento. La Unión Europea ha seguido este planteamiento por décadas. En Estados Unidos, los políticos de ambos lados del pasillo [ambos partidos] han permitido que el número de burócratas no elegidos en Estados Unidos crezca hasta el punto de que más de 2,5 millones de personal no militares trabaje ahora en la rama ejecutiva. Ellos son nombrados, no elegidos. Sin embargo, esta masa de burócratas de rápido crecimiento incluye innumerables agencias que tienen el poder para aprobar leyes, tratar los casos y aplicar castigos. Ellos llaman a estas leyes “regulaciones”. Y el ciudadano promedio tiene pocos o ningún recurso contra este estado burocrático.

Entre más control tienen estos burócratas, menos control tiene la gente. Los aliados naturales de los burócratas, los tecnócratas, los epistócratas y sus sinónimos relacionados son de izquierda, porque todos ellos quieren la misma solución: un gran gobierno.

‘Democracia iliberal’

Pero no todos están felices con un gran gobierno. Y el contraataque está llevando a otro movimiento: “la democracia iliberal”. Este fue un término usado por el primer ministro húngaro Viktor Orbán para describir a aquellos que, como él mismo y Donald Trump, son demócratas pero rechazan muchas de las normas del estado occidental moderno. Ellos hacen cosas que algunos consideran intolerables, cosas que los líderes demócratas nunca harían, no importa cuán fuerte sea su mandato.

Estas democracias “iliberales” tienden a ser construidas alrededor de hombres fuertes: líderes que son democráticamente elegidos, pero que enfatizan fuertemente su poder personal para resolver los problemas de su nación.

En muchas formas, esta es la tendencia más difícil de describir, porque hay mucho que está distorsionado. La izquierda ha ganado control de muchas de las palancas de poder en la democracia liberal. Ha usado las burocracias, los poderes judiciales, los medios de comunicación, las escuelas e incluso los bancos centrales para mover a las naciones hacia la izquierda. Cuando los líderes de derecha quieren cambiar la dirección de su país, ellos sólo pueden hacerlo “interfiriendo” con las políticas de izquierda de estas burocracias, poderes judiciales, medios propios del gobierno, etc. Cuando lo hacen, los de izquierda ponen el grito en el cielo.

Pero toda esta falsa alarma es peligrosa. Esto hace difícil ver dónde los líderes están haciendo retroceder el control de la izquierda, y dónde están alterando genuinamente el gobierno hacia el iliberalismo u opresión. Hungría y Polonia son dos gobiernos señalados como “democracias iliberales”. ¿Son verdaderamente iliberales? De seguro hay algunas noticias al respecto. Pero con toda esa acalorada retórica, es difícil decir lo que realmente está sucediendo. Una persona no es nazi porque critica la decisión de un banco central o porque quiere poner en cintura a una corte suprema fuera de control. Las calumnias de la izquierda contra Polonia, Hungría y la administración de Trump hacen más difícil detectar cuando estos gobiernos toman, de hecho, acciones que son genuinamente peligrosas, si es que las toman.

Intensificación

Todos estos movimientos se devoran entre sí. Cuanto más toman el poder las elites, más está la gente determinada a tomarlo de vuelta, y viceversa.

Italia fue forzada a un gobierno tecnocrático desde 2011 hasta 2013. Durante ese tiempo, el movimiento Cinco Estrellas que apoya la democracia directa explotó en popularidad en una reacción mayor contra la tecnocracia. La primera vez que los holandeses usaron sus nuevos poderes de democracia directa, fue para revocar un tratado de la UE con Ucrania, un golpe dirigido a los tecnócratas en la UE. Sin embargo, los tecnócratas rápidamente comenzaron a trabajar en un método que ellos esperan que el gobierno holandés utilice para ignorar el voto.

Muchos en Gran Bretaña (uk) odian a la Unión Europea (ue) por su naturaleza antidemocrática y elitismo. Y cuando Gran Bretaña votó su salida en una rara instancia reminiscente de democracia directa, esto sólo probó a las elites que la gente no merece y no puede manejar el poder para gobernarse a sí misma.

La democracia directa y la democracia iliberal tienen el mismo fundamento común. Una quiere dar poder directamente a la gente, mientras que la otra confía en un solo individuo a que destruya el statu quo. Pero ambos son rápidamente rechazados por las elites. Las elites están en contra de que los “iliberales” (o “la gente”) tomen el poder, así que buscan obtener más poder, y deben volverse más extremos a fin de conseguirlo.

Estos países son sólo ejemplos de las elecciones más recientes. No son raros. Un nuevo partido político ganando apoyo en una nación europea se ha vuelto tan común que apenas hace noticia. Grecia, Lituania, Islandia, Portugal, España, Francia, Finlandia, los Países Bajos y Suecia son los mejores ejemplos de esta tendencia. Eso representa mucha gente que está peligrosamente insatisfecha con el statu quo de la democracia moderna.

Es importante reconocer que uno puede hacer legítimamente fuertes críticas acerca de todas estas alternativas. Los fundadores de Estados Unidos rechazaron la democracia directa por buenas razones. El gobierno de las elites concentra el poder en manos de unos pocos; los mejores planes de los burócratas expertos “gang aft agley”, (a menudo salen torcidos). Como F. A. Hayek lo dijo: “La curiosa tarea de la economía es demostrar a los hombres cuán poco realmente saben acerca de lo que ellos imaginan que pueden diseñar”. Los hombres fuertes pueden, y a menudo tienen que, volverse dictadores fuertes.

Aun así, ninguno de estos movimientos es nazi. Todos están apoyados por personas bien intencionadas, la mayoría de los cuales protestaría cualquier sugerencia que fuera antidemocrática. Pero todo su apoyo surge de algún tipo de sentir de que todo el sistema está quebrado, y que necesitamos hacer grandes cambios a la forma como estamos haciendo las cosas. Ellos comparten muchas de las opiniones del 25 por ciento de la juventud que cree que la democracia es “mala”, incluso si aquellos primeros pueden rechazar esa conclusión. Todos estos son síntomas de la profunda insatisfacción con la forma en que funciona el gobierno occidental, y la sensación de que la democracia nos ha decepcionado.

Incluso una vez que una minoría significativa comienza a perder la esperanza en la democracia, la tendencia es difícil de parar porque crea su propio ciclo vicioso. En la década de 1930 los partidos advenedizos crecieron con una velocidad similar, a la de aquellos que están levantándose hoy. Su asenso significó que los partidos establecidos ya no tenían suficientes votos para formar gobiernos, y las coaliciones regulares ya no funcionaban. Las democracias se volvieron más disfuncionales, más gente se convenció de que necesitaba algo más, y la espiral empeoró.

Es más, los problemas que se forjan en el mundo hoy día, sólo empeorarán. La crisis económica europea continúa resonando sin ningún signo de solución. Partes de Europa están estancándose, con niveles de desempleo como en la Gran Depresión. Incluso Alemania, el motor de crecimiento de Europa, pareciera que posiblemente enfrente una crisis económica. Estados Unidos está nadando en deuda y está maduro para el desastre.

Si las masas están rechazando ahora el sistema, ¿cuánto no empeorará la situación, cuando millones más se encuentren sin trabajo? ¿O cuando millones de familias tengan verdaderas preocupaciones acerca de si podrán mantener su hogar?

Regresando a los académicos con que iniciamos, la Radio Pública Internacional [pri] informó sobre una entrevista con Yascha Mounk, escribiendo que, “Mounk cree que al menos parte de la explicación de la desilusión con la democracia es económica. La mayoría de los ciudadanos de democracias liberales establecidas han estado luchando con el estancamiento o caída de los ingresos por los últimos 20 o 30 años. Ellos pueden creer que el sistema les ha fallado, mientras sus hijos enfrentan un futuro aún más incierto” (29 de noviembre de 2016).

Una crisis económica haría ese futuro radicalmente menos seguro. Y el sentido de que el sistema ha fallado explotaría en caos y anarquía.

Por qué los gobiernos fallan

La insatisfacción global está ligada a un gran número de pronósticos que la Trompeta y La Pura Verdad han realizado por décadas: la ruptura del orden político en Estados Unidos; el surgimiento de hombres fuertes en Asia; el cambio de Europa hacia el nacionalismo; la creación de un nuevo súper estado europeo no democrático.

Subyacente a todo esto hay una simple causa: el hombre simplemente no tiene una buena manera de gobernar sobre el hombre. Él no tiene la capacidad. Ninguno de los gobiernos del hombre ha creado o puede crear paz, estabilidad y orden. Ahora estamos viendo el último round de los hombres, decidiendo que el ideal perfecto de un sistema del ayer, ha fallado, y apresurándose a encontrar el nuevo ideal del mañana.

No es una falla de los políticos sino de la naturaleza humana. Ningún sistema elimina la codicia y el egoísmo.

Pero eso no significa que todos los sistemas de gobierno sean igual de malos. Algunos hacen un mejor trabajo que otros, refrenando la naturaleza humana egoísta.

Un simple entendimiento de la historia debería advertirnos de los peligros de rechazar la democracia liberal y abrazar las alternativas. Mirando al amplio alcance de la historia, la mayoría de la gente en Occidente nunca la ha tenido tan buena. La vasta mayoría de la humanidad a través de gran parte de la historia ha carecido de libertades que la mayoría de nosotros tenemos por seguras.

Como Winston Churchill dijo: “La democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas aquellas otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.

Los Padres Fundadores de Estados Unidos conocían algunos de los problemas con la naturaleza humana. Ellos diseñaron un sistema de gobierno que lo restringiría. El gobierno en el resto del mundo angloparlante y más allá, surgió de una tradición similar. Después de la Segunda Guerra Mundial, muchas de las democracias del resto del mundo fueron fundadas en principios similares.

Todas estas alternativas de la democracia liberal fallan en proteger de los peligros de la naturaleza humana. La democracia iliberal concentra el poder en un hombre fuerte, y lo libera de controles y contrapesos. Esto es genial si es que ese hombre posee poca de la naturaleza humana, egoísta, codiciosa y corrupta. ¿Y qué si el poder lo corrompe? Siempre lo hace. ¿Y qué acerca de su sucesor? La tecnocracia da el poder a unas pocas elites, nuevamente, con pocos controles y contrapesos. Ellos se convierten en una pandilla de pesos completos que resultan casi imposibles de controlar sin recurrir a un hombre fuerte. Sin embargo, estos expertos todavía tienen la misma naturaleza humana que ha dado a la democracia liberal tan mala reputación.

De todas las alternativas, la democracia directa es la menos intentada. Su experimento en la antigua Grecia fue un absoluto desastre. La democracia directa (el gobierno de las turbas) ha probado ser peligrosa y volátil. Sin considerar cómo funcionaría en la práctica en un escenario moderno, ciertamente no resolvería los problemas causados por la naturaleza humana.

Entonces, la historia y la naturaleza humana nos advierten de tener cuidado. La profecía en la Biblia nos da incluso una razón más específica.

Un peligroso final

La Biblia profetizó el surgimiento de Gran Bretaña y Estados Unidos al poderío global. Dios prometió que estas naciones se convertirían en “la cabeza, y no la cola”; que Él las haría estar “encima solamente, y no estar debajo” (Deuteronomio 28:13).

Eso es exactamente lo que la historia ha presenciado. Los dos últimos siglos han sido los siglos angloamericanos. La forma de gobierno defendida por estas naciones, una forma de gobierno que tiene su corazón en importantes principios bíblicos, se ha extendido por todo el mundo occidental.

Pero la Biblia también dice que aquel tiempo de “Pax Britannica”, seguido por la “Pax Americana”, finalizaría. Y esto, está sucediendo ahora. El mismo Dios que puso a Gran Bretaña y Estados Unidos en la cima, ahora lo está revirtiendo. Él profetizó que si Gran Bretaña y Estados Unidos no Lo obedecían, entonces los extranjeros serían la cabeza, “y tú [gb and ee uu] serás por cola” (versículo 44).

Esta falla global con el método de gobierno angloamericano va en sincronía con el declive de Gran Bretaña y Estados Unidos.

Ahora nos estamos dirigiendo hacia una era de hombres fuertes. Todos los principales bloques de poder profetizados en la Biblia son gobernados por líderes fuertes. Rusia será liderada por el “Príncipe de Rosh”, Vladimir Putin. Europa será liderada por un “rey altivo de rostro”, quien gobierna como parte de una combinación de iglesia y estado al estilo del antiguo Sacro Imperio Romano. Incluso el gobierno de Estados Unidos está en serios problemas, y posiblemente deteriorándose hacia el gobierno de un hombre fuerte.

La Biblia describe este tiempo como “los tiempos de los gentiles” (Lucas 21:24). Es un tiempo de naturaleza humana descontrolada. Sin la parafernalia de las democracias liberales, la constitución o las normas internacionales, como lo dijo Tucídides: “los fuertes hacen lo que pueden, y los débiles sufren lo que deben”.

A medida que estos hombres fuertes descartan la democracia representativa, la Biblia dice que ellos traerán al mundo al borde de la destrucción.

Pero la buena noticia es que el hombre está cerca de aprender finalmente la lección de la historia, que Dios quiere que aprenda.

Justo al comienzo de la historia humana, el hombre rechazó el gobierno de Dios sobre él. Por lo tanto, Dios lo echó del Jardín del Edén y le dijo al hombre, en efecto: “Forma tus propios conceptos de lo que es dios, tus propias religiones, tus propios gobiernos, tus propios estilos de vida y formas de sociedad y civilización” (Herbert W Armstrong, El misterio de los siglos ). Ahora estamos presenciando el fracaso final de esos gobiernos concebidos por el hombre. Y los experimentos radicales de hoy, con pacientes vivos, en un mundo lleno de terror y armas de destrucción masiva, culminará en la final lección: que los seres humanos en realidad son incapaces de gobernarse a sí mismos.

El fracaso final nos forzará a aceptar ese hecho. El surgimiento de piratas, campesinos y Donald Trump muestra que estamos desesperados por alternativas. Aún no estamos tan desesperados, como para considerar el gobierno de Dios como una alternativa. Pero cuando estos experimentos finalicen, lo estaremos.

Un gobierno exitoso

En ese punto, en la Tierra será establecido un nuevo gobierno, ¡bajo el perfecto gobierno del Rey de reyes! Herbert W. Armstrong explicó en su folleto The Wonderful World Tomorrow—What It Will Be Like (El maravilloso mundo de mañana, ¿cómo será?) lo siguiente: “¡Ahora observe cómo funcionará el nuevo gobierno mundial! No será la tan famosa democracia. No será el socialismo. No será el comunismo ni el fascismo. No será una monarquía, oligarquía, ni plutocracia humana. No será el gobierno del hombre sobre el hombre. El hombre, ha probado su total incapacidad de gobernarse a sí mismo”.

“Será un gobierno divino —el gobierno de Dios. No será un gobierno de abajo hacia arriba. La gente no votará. No será un gobierno del pueblo y por el pueblo; pero será un gobierno para el pueblo. Será un gobierno de arriba (Dios
Todopoderoso) hacia abajo”.

No habrá campañas electorales. No habrá cenas para recaudar fondos para la campaña. No habrá campañas políticas sucias, donde cada candidato procura ponerse a sí mismo en la luz más favorable, difamando, denunciando y desacreditando a sus oponentes. No se perderá tiempo en campañas de
difamaciones por conseguir el poder”.

“Ningún humano recibirá ningún cargo de gobierno. Todos en el servicio del gobierno serán, entonces, seres espirituales divinos, en el reino de Dios; la Familia Dios”.

“Todos los oficiales serán designados por el Cristo divino, quien lee y conoce el corazón de los hombres, su carácter interno, y las habilidades o falta de habilidad…”.

“En breve, bajo el Nuevo Pacto con el cual Cristo marca el comienzo, lo que veremos en la Tierra será la felicidad, paz, abundancia y justicia para todos. ¿Leyó usted alguna vez lo que este Nuevo Pacto considerará? ¿Supuso usted que acabará con la ley de Dios? Exactamente todo lo contrario. ‘Por lo cual, este es el pacto [que Cristo vendrá a establecer, dice en Hebreos 8:10]; Pondré mis leyes en las mentes de ellos, y sobre sus corazones las escribiré…’”.

“Cuando las leyes de Dios estén en nuestros corazones, cuando amemos los caminos de Dios, y en nuestros corazones queramos vivir por ellos, la naturaleza humana será puesta bajo sujeción, ¡la gente querrá vivir del modo que causa la paz, la felicidad, la abundancia, el gozo y el bienestar alegre!”. 

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