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La ciudad de Nueva York: Un caso de estudio sobre anarquía

ISTOCK.COM/NIKOLAYPEEV

La ciudad de Nueva York: Un caso de estudio sobre anarquía

El crimen violento está consumiendo a Estados Unidos.

Puede que Nueva York sea la ciudad más icónica de Estados Unidos. Sus altísimos rascacielos nos recuerdan la época en que la joven república estaba en plena expansión de su industria y riqueza. A menudo, Nueva York era la primera impresión que un inmigrante tenía de Estados Unidos al cruzar el Atlántico y llegar a Staten Island. La ciudad es un símbolo del prestigio de la nación, el corazón del Estados Unidos financiero. Sin embargo, este símbolo de orgullo y poder está siendo inundado por la delincuencia.

“La ciudad de Nueva York está sumida en un espantoso pantano de delitos violentos”, escribió Seth Barron en City Journal. “Las garantías de los defensores de la reforma de la justicia penal de que no hay nada de qué preocuparse, ya que la tasa de criminalidad sigue estando muy por debajo de los niveles de principios de la década de 1990, suenan huecas”. Todos los principales índices de criminalidad aumentaron en 2020, y un estallido de asesinatos relacionados con armas de fuego ha sacudido a la ciudad. En sólo un año, se ha producido un aumento del 40% en los homicidios.

No es sólo la cantidad de delitos, sino la naturaleza cruel de los mismos. “En los últimos meses, una serie de actos depravados ha conmocionado incluso a los neoyorquinos más insensibles”, continuó Barron. “El 16 de enero, Martial Simon, un delincuente profesional con problemas mentales empujó a Michelle Go al paso de un vagón de metro y la mató. Simon no conocía a su víctima, y los medios de comunicación y la policía en general calificaron el incidente como un ataque ‘al azar”. Barron enumera a continuación otros incidentes:

Unas semanas más tarde, Dorothy Clarke-Rozier, una empleada de mediana edad de una tienda de alimentos, se dirigía al trabajo antes del amanecer y de repente murió apuñalada por Anthony Wilson, quien fue descrito como un hombre emocionalmente perturbado que no cumplía su régimen de tratamiento. “Fue al azar”, informó la policía. “Era un desconocido para ella. No tenía relación”.

A mediados de febrero, Christina Yuna Lee fue seguida en su apartamento de Chinatown y asesinada por Assamad Nash en lo que se denominó una agresión “al azar”. Nash había sido arrestado siete veces en los nueve meses anteriores.

En marzo, Gerald Brevard, un enfermo mental, disparó a tres personas sin hogar en Washington, D.C., antes de viajar a la ciudad de Nueva York y disparar a dos más. En 2018 Brevard había sido condenado a un año de prisión por asalto con arma mortal, pero la sentencia fue suspendida. Sólo un mes después, Frank James, que estaba en una lista de vigilancia del FBI, utilizó una bomba de humo improvisada y disparó a 10 personas. James es un nacionalista radical negro.

Las estadísticas del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York muestran que en abril de 2022 se produjeron 31 asesinatos, 109 violaciones, 1.261 robos, 2.044 agresiones graves, 1.209 robos en viviendas, 3.867 hurtos mayores y 942 hurtos mayores de autos. Lo crea o no, el mes de abril supuso una mejora en las estadísticas de criminalidad con respecto a marzo de 2022. Algunas de estas cifras también están subestimadas.

Las estaciones de metro de Nueva York son otra zona en la que se ha multiplicado la anarquía. No sólo se han producido tiroteos violentos, sino que la evasión del pago de pasajes y el fraude son rampantes. Muchos de los individuos que cometen delitos violentos son evasores habituales del pago de pasajes y no son sancionados. Si la policía hiciera cumplir la ley y los jueces mantuvieran las sentencias, la mayoría de los asesinatos podrían haberse evitado. La Autoridad Metropolitana de Transporte reveló que el 12,5% de los usuarios del metro no pagan el pasaje.



Hay un tema claro entre todos estos ejemplos: los crímenes son cometidos por delincuentes profesionales que nunca fueron procesados o cuyas sentencias han sido conmutadas o suspendidas, o por personas mentalmente inestables. La ciudad de Nueva York siempre ha tenido que luchar contra la delincuencia y la corrupción, pero este nivel de violencia refleja un cambio preocupante en la sociedad. La denigración de la ley y el orden es el resultado de políticas deliberadas que socavan a la policía y permiten a los delincuentes andar por las calles.

Mientras Nueva York y otras ciudades sufren bajo la epidemia de crímenes violentos, ¿quién es el responsable de implementar estas políticas destructivas? El ataque a la policía ha sido orquestado por Barack Obama. La chispa que encendió el fuego fue el uso oportunista que él dio a una serie de muertes de hombres negros bajo custodia policial o siendo arrestados, como un arma para impulsar una agenda.

En la revista la Trompeta de septiembre-octubre de 2015, el redactor jefe Gerald Flurry advertía en el artículo “La policía bajo ataque” de esta peligrosa dirección en Estados Unidos:

“El presidente Barack Obama ha dicho que quiere hacer del tema de la raza y el orden público una prioridad para el tiempo que le queda en el cargo. ¿Cuál será el resultado de ese esfuerzo? (…) ¡Los resultados están incitando males que rápidamente se están volviendo mucho peores que aquellos que pretenden resolver! La policía de la nación está siendo socavada de formas que probarán ser devastadoras para nuestras ciudades en particular”.

“Las fuerzas del orden público en Estados Unidos están bajo ataque. Por un lado, la gente en las comunidades está desarrollando una actitud antagónica de desconfianza y hostilidad, gritándole a la policía, atacando y en algunos casos, incluso asesinando oficiales. Los policías están retrayéndose de cumplir su deber por miedo a ser atacados, o perder sus empleos o a ir a la cárcel por hacer cualquier cosa que pudiera percibirse como racista. Por otro lado, el gobierno federal está debilitando a las autoridades locales, despojándolas de poder en un esfuerzo por centralizar el poder policíaco a nivel federal”.

“Usted necesita reconocer cuán peligrosas son realmente estas tendencias”.

Las muertes de Trayvon Martin, Freddie Gray, George Floyd y otros fueron utilizadas para incitar las tensiones raciales y la violencia. Esto no sólo provocó oleadas de disturbios y violencia en todo el país, sino también el movimiento para desfinanciar a la policía. Una de las principales voces de este movimiento fue el ex alcalde de Nueva York Bill de Blasio.

Durante los disturbios raciales de 2020, Nueva York fue la ciudad más afectada. De Blasio culpó del repunte a la covid-19 y al racismo, pero en realidad fueron sus políticas sin ley las que permitieron a los delincuentes arrasar la ciudad. La Trompeta escribió en 2020: “En realidad, el repunte de asesinatos se alinea con la decisión del alcalde de Blasio de disolver 600 unidades anticrimen y su nueva política de reforma de la fianza, que permite a los criminales salir en libertad antes de que se archiven sus papeles. De Blasio y el ayuntamiento pretenden recortar 1.000 millones de dólares del presupuesto policial de la ciudad. También ha liberado a presos de Rikers Island, y pretende seguir haciéndolo. Otros cambios, como la prohibición de que los policías pongan la rodilla en la espalda de un sospechoso, han hecho ‘difícil que los agentes realicen detenciones’, según el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, Terence Monahan. La policía de Nueva York está ahora ‘dudando de aplicar’ la ley”.

Los líderes de la izquierda radical en Estados Unidos han estado atacando a la policía, suavizando las penas por delitos violentos y liberando a los delincuentes para que vuelvan a la sociedad. El objetivo de la izquierda radical es desencadenar una revolución violenta para completar la transformación comunista de Estados Unidos. El comportamiento criminal está siendo exacerbado por una epidemia de pensamiento inestable. Aunque el actual alcalde de Nueva York, Eric Adams, está aumentando la financiación de la policía y su presencia en las calles, el daño ya está hecho. Se ha producido un cambio hacia una cultura sin ley.

La Biblia está llena de ejemplos de lo que le ocurre a una sociedad cuando adopta la anarquía. El libro de Jueces es el más sangriento de la Biblia. Abarca un periodo de tiempo en el que Israel rechazó la ley de Dios y “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Por más de 300 años, Israel sufrió invasiones extranjeras, guerras civiles y turbas violentas. Se volvió demasiado peligroso viajar por las carreteras debido a los ladrones y asesinos. Esto describe al Estados Unidos de hoy. Proverbios 14:12 advierte que lo que parece correcto para el hombre, ¡en realidad lleva a la muerte! La crisis de la crimen es el resultado de que el hombre confía en el hombre y rechaza a Dios.

La ciudad de Nueva York es un caso de estudio sobre lo que le sucede a una sociedad que abraza la anarquía. Es un caso de estudio sobre el cumplimiento de la profecía bíblica. Estas terribles maldiciones son una consecuencia de nuestros pecados nacionales; están destinadas a provocar el arrepentimiento hacia Dios. Al igual que en la época de los Jueces, Dios está tratando de enseñarnos que sólo Su ley y Su gobierno traerán paz, estabilidad y bendiciones a nuestras vidas.

Para saber más, lea “La policía bajo ataque” y nuestro folleto gratuito Estados Unidos bajo ataque.


NO HAY LIBERTAD SIN LEY

En todas partes, la gente lucha y se esfuerza por obtener mayor libertad. Al mismo tiempo, luchan contra la ley. Esto demuestra una peligrosa incomprensión de la naturaleza de la libertad verdadera y de la necesidad de una ley justa. El hecho es que sin ley no hay libertad verdadera. ¿Tiene usted la actitud hacia la ley que conduce a la libertad verdadera?