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La Biblia sobre los desastres climáticos ‘sin sentido’

JULIA GODDARD/EMMA MOORE/TROMPETA, CHANDAN KHANNA/AFP VÍA GETTY IMAGES

La Biblia sobre los desastres climáticos ‘sin sentido’

“Él carga la espesa nube con humedad; las nubes dispersan su relámpago. Dan vueltas y más vueltas bajo su guía, para cumplir todo lo que les ordena sobre la faz del mundo habitable” (Job 37:11-12, Revised Standard Version).

“[El Eterno] marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies. Él amenaza al mar, y lo hace secar, y agota todos los ríos (…) Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia…” (Nahum 1:3-5).

La Biblia afirma que Dios manda a las tormentas y ellas obedecen. ¡El libro de Job muestra que Dios incluso permite que aquellos que le sirven sean golpeados por desastres meteorológicos causados por Satanás!

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Sin embargo, desde los días de Job hasta la época de Jesucristo y hasta hoy, la gente religiosa en gran medida ha creído que aquellos que sufren desastres que solamente Dios puede detener deben ser pecadores.

Jesucristo abordó exactamente esta suposición en una conversación sobre una tragedia en la que una torre se derrumbó y mató a 18 personas.

“O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?”, preguntó (Lucas 13:4). Esta es la misma pregunta que se han hecho millones de personas después de que murieran indonesios en tsunamis, haitianos en terremotos, estadounidenses en tornados y tantos otros de muy procedencia diversa en catástrofes. Esta es la respuesta a la pregunta: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (versículo 5).

¡Jesucristo profetizó que la gran mayoría de la humanidad en nuestro tiempo está a punto de sufrir violencia! En Mateo 24 y el libro de Apocalipsis, Él profetizó que las catástrofes globales, provocadas por el hombre o de otro tipo, afectarían a todos los habitantes de la Tierra. Esto cobra especial relevancia para los que vivimos en esta época de intensificación de los desastres.

Pero también estaba revelando el propósito de todas las vidas humanas, pasadas, presentes y futuras. No todos han perecido en un desastre aparentemente sin sentido. Criminales y terroristas han escapado de la muerte mientras que familias enteras han muerto. Pero como muestran Romanos 3:23, 6:23, Hebreos 9:27 y otras escrituras, todos han pecado, por lo que todos están condenados a vivir una vida sin sentido y a sufrir una muerte sin sentido… a menos que se arrepientan.

No importa cuán rica, inteligente, poderosa, o incluso cuán religiosa o aparentemente buena sea una persona, todas las vidas humanas han muerto o morirán. Los desastres fatales nos lo recuerdan. Y nos señalan al único propósito y esperanza de la vida humana: el arrepentimiento hacia nuestro Creador.

Solamente los que entienden la esperanza de la vida humana, que sólo se revela en la Biblia, pueden comprender la causa de los desastres medioambientales y, como dijo Jesús en Mateo 24:6, “mirad que no os turbéis”.

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