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Gran Bretaña deja de compartir inteligencia sobre el Caribe con EE UU
Gran Bretaña ha dado el paso sin precedentes de aislar a Estados Unidos de su información sobre la región del Caribe. La cooperación en inteligencia es la última víctima del retorcido enfoque del derecho internacional y de la falta de sentido común del gobierno británico. Está saboteando la nación, desde dentro y desde arriba.
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Ha provocado que el país abra sus puertas a agresiones sexuales desenfrenadas por parte de migrantes en nombre del derecho a la vida familiar.
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Ha llevado a la nación a entregar la base militar de Diego García a un país en el bolsillo trasero de China, en nombre de los derechos humanos.
Ahora el gobierno se opone a que el ejército estadounidense bombardee a los narcotraficantes y respalda esa objeción con medidas que tienen consecuencias en el mundo real. En Estados Unidos, alguien muere por sobredosis cada 6 minutos. Pero el gobierno británico ha citado un Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas de 1966 como la razón por la que ya no compartirá información del Caribe con los estadounidenses, en caso de que la utilicen para ayudar a acabar con el tráfico de drogas.
A diferencia del derecho nacional, el derecho internacional carece de una jerarquía clara de tribunales que lo interpreten y lo apliquen. Incluso organismos como el Tribunal Penal Internacional tienen una jurisdicción limitada y sólo el poder permitido por las naciones individuales. Sin embargo, Gran Bretaña opta cada vez más por someter su política nacional a jueces extranjeros que, en muchos casos, son designados por regímenes hostiles como el Partido Comunista Chino.
Este pensamiento ha abierto ahora otra brecha entre británicos y estadounidenses, poco después de que la BBC fuera expuesta por interferir en las elecciones presidenciales de 2020 al editar engañosamente el discurso del 6 de enero de Donald Trump.
Gerald Flurry advirtió sobre el peligro en la división entre Gran Bretaña y Estados Unidos durante los años de Obama:
La división que se está desarrollando entre nuestras naciones es una debilidad mortal. (…) La gente está creando y agravando las divisiones dentro de EE UU y Gran Bretaña, en cuanto a raza, clases, política y cualquier otra cosa que se les ocurra. Ahora están sembrando divisiones entre estas dos naciones. Dividir a Gran Bretaña y a EE UU significa que no pueden ayudarse mutuamente.
Las amenazas en el mundo están aumentando. Otras naciones están traicionando y atacando a EE UU, Gran Bretaña e Israel. Muchas profecías bíblicas muestran que estas tendencias se intensificarán. En un mundo tan hostil, Gran Bretaña, EE UU y la nación judía de Israel necesitan mantenerse unidos y volverse hacia Dios. Pero se están separando de Dios y entre sí. No habrá quien ayude a Israel, ni siquiera en otras naciones israelitas modernas.
El presidente Trump y otros han intentado reparar esta relación rota, pero los radicales de ambos gobiernos siguen separándolos.
