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National Nuclear Security Administration

Flechas rotas: ¿Las armas nucleares perdidas del mundo detonarán la Tercera Guerra Mundial?

En las manos equivocadas, tan solo un arma nuclear perdida podría ser desastrosa.

El 5 de diciembre de 1965, el Teniente Douglas M. Webster subió a su avión mientras se preparaba para participar en una ronda de ejercicios de entrenamiento de la Marina de Estados Unidos. El avión era un A-4E Skyhawk, a bordo del portaviones uss Ticonderoga. El Ticonderoga había terminado labores a lo largo de la costa vietnamita y realizaría una escala portuaria en Japón. Cuando el barco estaba a 112 kilómetros al este de Okinawa, el Skyhawk de Webster rodó accidentalmente de la cubierta y se hundió en el Pacífico.

Un detalle importante: el avión de Webster llevaba una bomba termonuclear B-43 de un megatón, con un rendimiento 70 veces mayor que el arma detonada en Hiroshima, Japón, 20 años antes.

Las tripulaciones del Ticonderoga y sus naves escolta pasaron horas buscando. Pero Webster, su avión y la bomba nuclear nunca fueron encontrados. El gobierno de EE UU mantuvo confidencial el incidente hasta 1989.

Aljabas vacías y flechas rotas

Esta no fue ni la primera ni la última vez que las fuerzas estadounidenses sufrieron incidentes de “Aljaba vacía” o “Flecha rota”, palabras del código militar que describen el disparo accidental, incautación, robo o pérdida de armas nucleares.

“Siempre existe la posibilidad de un accidente”, dijo David G. Jackson, exoficial de asuntos públicos del Departamento de Energía de EE UU.

Estados Unidos ha reconocido 32 de tales accidentes, el primero sucedió en 1950 y el último en 1980. “Un par de armas fueron arrojadas accidentalmente desde un avión”, dijo Jackson. “Ha habido colisiones en el aire y aviones destruidos en un clima terrible; los aviones simplemente se hicieron pedazos, y las bombas cayeron. Algunas armas que fueron tiradas al mar, la mayoría en aguas profundas, hace ya tantos años que, ¿quién sabe qué hay allá abajo?

En el caso de al menos siete armas, los funcionarios de EE UU han reconocido que nunca recuperaron lo que se extravió:

1956 Un B-47 que volaba desde la base MacDill de la Fuerza Aérea en Florida hacia una base en Marruecos desapareció. Llevaba dos núcleos de armas nucleares y se cree que se estrelló en algún lugar cerca de la frontera entre Marruecos y Argelia. A pesar de la intensa búsqueda, nunca se encontraron restos o el sitio del accidente; al menos no por las autoridades de EE UU.

1961 Un B-52 equipado con dos armas nucleares de 24 megatones se estrella cerca de una base aérea en Goldsboro, Carolina del Norte. Una de las bombas cayó en algún lugar en el terreno pantanoso y nunca fue recuperada.

1965 El Ticonderoga pierde al Teniente Webster, su Skyhawk y su munición B-43 de un megatón.

1968 El submarino uss Scorpion desaparece cerca de las Islas Azores en el Atlántico junto con sus 99 tripulantes y dos torpedos nucleares antisubmarinos Mark 45 de 11 kilotones. La Armada busca el navío durante nueve días y no encuentra señales de éste. Más tarde una misión ubica los restos del naufragio y verifica que la sala de torpedos se encuentra intacta, pero es incapaz de recuperar las armas nucleares.

El ejército de EE UU no ha reconocido que hayan ocurrido Flechas rotas o Aljabas vacías desde 1980. Esto no significa que no hayan sucedido incidentes de armas nucleares desde entonces, sino solamente que el gobierno mantiene en reserva los incidentes más recientes, principalmente por razones de seguridad.

Y Estados Unidos no es la única nación que ocasionalmente pierde el rastro de un arma nuclear.

De vuelta en la URSS

En 1949, la Unión Soviética se convirtió en la segunda nación en probar exitosamente un dispositivo atómico. En pocos años, el ejército soviético había desplegado una gran cantidad de bombas nucleares que se podían lanzar. Con esta proliferación se produjeron numerosas Flechas rotas y Aljabas vacías.

Uno de los incidentes soviéticos más notables ocurrió en octubre de 1986, después de que fallara el sello en la cubierta de la escotilla de un submarino soviético Yankee clase-I de misiles balísticos. La falla provocó un incendio, y el submarino se hundió, junto con unas 34 armas nucleares.

Para el tiempo del colapso de la Unión Soviética en 1991, su vasto arsenal incluía más de 27.000 armas nucleares y suficiente uranio altamente enriquecido y plutonio para fabricar 54.000 armas más. Después de la caótica caída, se cree que las exrepúblicas soviéticas de Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania han transferido todas sus armas nucleares soviéticas a Rusia. Pero la seguridad en estos antiguos estados soviéticos era, y en algunos casos aún es, notoriamente insuficiente. Y estas naciones todavía poseen reservas de plutonio y uranio apto para la fabricación de armas.

No ha habido informes autenticados de armas nucleares soviéticas robadas o perdidas durante la transferencia posterior a la urss, pero abundante evidencia indica que existe un pujante mercado negro para materiales nucleares. Desde 1993 hasta 2015, el Organismo Internacional de Energía Atómica (oiea) reportó 2.880 incidentes confirmados de tráfico nuclear, robo, contrabando, pérdida y otras actividades no autorizadas, 30 de las cuales involucraron uranio altamente enriquecido, componente principal de las armas nucleares. “Algunos de estos incidentes implicaron intentos de vender o traficar estos materiales a través de fronteras internacionales”, dijo el oiea.

El informe señaló que el oiea conoce solo los intentos fallidos de contrabando, y agregó que “no se conoce la cantidad de transacciones exitosas…”.

¿Una amenaza verdadera?

Los expertos creen que la corrosión y contaminación han hecho que la mayoría de las armas que cayeron en los océanos no puedan producir explosiones nucleares. Dicen que la mayoría de las que cayeron al fondo del mar, como la del Skyhawk de Webster, probablemente representan poco peligro más allá del daño por radiación al ambiente marino local. Los expertos también dicen que muchas de dichas armas cuentan con dispositivos de seguridad para evitar que personal no autorizado pueda detonarlas. También está el hecho de que el gas tritio en las armas nucleares normalmente debe reabastecerse periódicamente para mantenerlas detonables. Estos factores combinados significan que la mayor parte del material nuclear extraviado del mundo y las armas nucleares pueden no presentar una amenaza grave.

Pero todo lo que se necesita es una.

Un arma nuclear que caiga en las manos de un grupo determinado para repararla o hacer ingeniería inversa, podría suponer una amenaza seria. Y eso nos lleva a Irán.

El jefe de redacción de Trompeta Gerald Flurry escribe en su folleto gratuito Daniel revela Apocalipsis [disponible solo en inglés]: “¡Hoy el régimen iniciado por la Revolución iraní está tratando de apoderarse de todo el mundo árabe! (…) Está a punto de alcanzar el estatus nuclear, ¡y otras naciones son demasiado débiles para detenerlo! Irán continuará empujando a Occidente hasta que lo haga pelear”.

En su artículo titulado “El mortal acuerdo nuclear de Estados Unidos con Irán”, el Sr. Flurry escribió: “Irán está empujando y empujando con su política exterior, ¡la cual es acerca de empujar tan fuerte y agresivamente que iniciará una guerra masiva! Pero no será con Estados Unidos, que ahora está demasiado débil como para siquiera pelear tal guerra. (…) Usted ve a Irán presionando agresivamente a EE UU y también muy fuertemente contra Europa; (…) ve la amenaza muy real de guerra; ve la amenaza muy inminente de bombas nucleares eliminando a millones de personas” (Trompeta, noviembre-diciembre de 2016).

Las afirmaciones del Sr. Flurry están basadas en profecías bíblicas específicas que describen una próxima Tercera Guerra Mundial nuclear que pronto será desencadenada por los empujones de Irán contra Europa.

Daniel 11:40 dice que, “al cabo del tiempo”, un poder llamado “el rey del sur contenderá” con otro bloque de poder llamado “el rey del norte”.

Actualmente, los analistas en el mundo a menudo califican a la República Islámica de Irán como el principal Estado patrocinador del terrorismo. Respaldar un comportamiento tan brutal es una de las políticas más polémicas o “agresivas” que un país pudiera implementar, y ayuda a precisar que “el rey del sur” es el islam radical liderado por Irán. Los versículos 42 y 43 indican que, cuando la Tercera Guerra Mundial estalle, este poder de Oriente Medio va a tener algún grado de asociación con Libia, Egipto y Etiopía. Cabe señalar que la mayoría de los islamistas radicales en estas y otras regiones que Irán domina se encuentran principalmente al sur de Israel. (Para una prueba más detallada de que el “rey del sur” es el Irán moderno, solicite el folleto gratuito del Sr. Flurry, El rey del sur).

El “rey del norte” en este pasaje se refiere a un poder europeo unido que será liderado por Alemania y guiado por el Vaticano. Un análisis de Apocalipsis 17 aclara el tema y entrega detalles claves sobre esta poderosa combinación Iglesia-Estado, que ya se está materializando hoy. Daniel 8:23-24 dice que este “rey (…) causará grandes ruinas”. (Para más prueba de que el rey del norte será una potencia europea liderada por Alemania, solicite nuestro folleto gratuito El Sacro Imperio Romano en profecía).

Todo esto deja claro que cuando el islam radical liderado por Irán empuje contra la potencia europea unificada e influenciada por el Vaticano, dicho empuje será la chispa que inicie la Tercera Guerra Mundial.

Gracias en gran parte al acuerdo nuclear del Plan de Acción Integral Conjunto (paic) que la administración Obama implementó con Irán el 16 de enero de 2016, los iraníes pronto tendrán la capacidad de desarrollar armas nucleares sin asistencia externa. También hay abundante evidencia de que la ayuda del Corea del Norte podría estar acelerando la carrera de Irán hacia esa meta.

¿Pero qué pasaría si Teherán, o los terroristas de uno de los muchos grupos que Irán apoya, adquirieran una de las armas Flecha rota o Aljaba vacía perdidas por Estados Unidos o Rusia? Esto impulsaría la capacidad del rey del sur de intensificar su presión contra las potencias occidentales. Esto sería así incluso si los materiales nucleares obtenidos por ellos fueran usados solo para fabricar una bomba sucia: un arma que combina explosivos convencionales con materiales radioactivos para contaminar el área alrededor de la explosión convencional con material radioactivo. Tal detonación en una ciudad como Jerusalén sería un evento que alteraría la historia.

Ya sea o no que los materiales nucleares perdidos terminen aportando a la chispa que inicie la última guerra mundial, la profecía bíblica deja claro que será un conflicto destructivo sin precedentes. En Mateo 24:21-22, se registra que Jesucristo dijo: “Porque habrá más angustia que en ningún otro momento desde que comenzó el mundo. Y nunca más volverá a ser así de grande. De hecho, a menos que ese tiempo de calamidad sea acortado, ni una persona sobrevivirá…” (Nueva Traducción Viviente).

Esto solo podría estar describiendo una guerra nuclear mundial con suficientes detonaciones como para causar un invierno nuclear.

Motivo de esperanza

Pero al ver ese tiempo de guerra totalmente devastador y oscuro, ¡hay un motivo para una profunda esperanza! Continuando ese pasaje en Mateo 24:22, justo después de que Cristo dice que esa guerra nuclear al final de esta era será tan devastadora que podría terminar con toda vida humana, Él añade un detalle crucial: “Aquellos días serán acortados”.

¡La Tercera Guerra Mundial nuclear será interrumpida!

Antes de que el hombre detone suficientes armas para destruirse por completo, Jesucristo acortará la guerra. Siguiendo a ese tiempo de muerte sin precedentes, Él marcará el comienzo de una era de paz sin precedentes. Con respecto a este tiempo futuro de tranquilidad y prosperidad mundial, Isaías 2:4 dice: “No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. La guerra, ya sea nuclear o de cualquier otro tipo, será entonces una reliquia de una era pasada. 

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