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Flag, Lebanese

MAHMOUD ZAYYAT/AFP/GETTY IMAGES

¿Está declinando el poder de Irán?

Protestas masivas en Irak y el Líbano buscan anular el trabajo iraní de 40 años. ¿Tendrán éxito? La profecía bíblica responde.

JERUSALÉN

Irak y el Líbano son países muy diferentes, pero en los últimos meses han experimentado una agitación similar: las calles están repletas de manifestantes por razones similares.

Muchos iraquíes y libaneses reconocen una fuerza poderosa interfiriendo en su política, y están reaccionando contra ésta.

Esa fuerza es Irán.

Estas protestas preocupan a los líderes de Irán. Si los gobiernos de Irak y el Líbano sucumben a la voluntad del pueblo, su control sobre estas naciones terminará. Así que Irán está haciendo todo lo posible para evitar que se cumplan las demandas de la gente.

Estas protestas revelan una tensión básica entre los gobiernos pro-Irán y los segmentos de la población anti-Irán. ¿Qué sucederá? ¿Permanecerán estos dos países en el campo de Irán o prevalecerán los manifestantes? La profecía bíblica da la respuesta.

Líbano

Las protestas comenzaron en Líbano el 17 de octubre de 2019. Desde 2015, los libaneses han sufrido cortes de agua y electricidad diarios, crisis de aguas residuales y basura en las calles; ya que el gobierno no ha podido satisfacer las necesidades básicas de su pueblo. En octubre, el anuncio de nuevos impuestos sobre el uso de programas de llamadas en línea como WhatsApp y Telegram llevó a la nación al límite. Si usted ha vivido en Oriente Medio, sabe que no puede tocar el WhatsApp de la gente.

Manifestaciones pequeñas escalaron rápidamente para convertirse en las protestas más grandes del Líbano en décadas. Universidades y escuelas cerraron. Los bancos limitaron la cantidad de dinero que la gente podía retirar. La vida normal en el Líbano se interrumpió. En una semana, más de un millón de libaneses, casi una cuarta parte de la población estaba en las calles exigiendo un cambio radical.

A medida que la gente exigía la renuncia de los mismos líderes que gobernaron desde el final de la guerra civil en 1990, Kilon yanni kilon (“todos significan todos”) se convirtió en su consigna. En aquel entonces, se estableció una democracia sectaria para dar cuenta de la diversa población religiosa del Líbano. Los antiguos jefes militares, generales y líderes tribales que reclamaban el liderazgo sobre las sectas suníes, chiíes, cristianas y drusas, se convirtieron en líderes políticos que representan a estas diversas facciones.

Estos líderes y sus descendientes han gobernado desde entonces, y los manifestantes los ven como familias políticas corruptas y mafiosas que se enriquecen y preservan su poder en lugar de servir al pueblo. Los revolucionarios exigen que todos estos líderes familiares se vayan y dejen que la gente establezca un gobierno de tecnócratas, los llamados expertos sin afiliación sectaria.

Comprensiblemente, la clase política tiene puntos de vista diferentes. Las protestas han forzado la renuncia del primer ministro Saud Hariri, pero el presidente cristiano Michel Aoun, quien está alineado con el poderoso grupo terrorista Hezbolá, se mantiene. En una entrevista el 12 de noviembre, dijo que, si los manifestantes “no ven gente decente en este Estado, entonces que emigren”.

Hala Nasreddine fue una de los miles que marcharon en frente del palacio presidencial después de esos comentarios. “Sus palabras fueron ofensivas; fue un insulto. Simplemente provocó a todos, hizo que todos se enojaran mucho”, dijo ella a Al Jazeera. “Si alguien debe abandonar este país, debería ser él y sus amigotes”.

Aoun no se irá fácilmente. Él, no solo está motivado a preservar su poder, sino que tiene el apoyo de Irán. El representante de Irán, el grupo chií Hezbolá, es el que ‘quita y pone líderes’ en el actual Parlamento libanés y quiere preservar su poder.

Lo que esto significa para Hezbolá

Después de la guerra civil del Líbano, la única milicia a la que se le permitió mantener sus armas fue a Hezbolá, la cual está radicada principalmente en el sur del Líbano. La lógica era que Hezbolá necesitaba proteger al Líbano de una posible invasión de Israel. En los años posteriores, Hezbolá se ha involucrado en intercambios mortales con Israel, pero también ha utilizado su posición para conquistar rivales políticos. En las últimas elecciones de 2018, Hezbolá ganó suficientes escaños y puestos en el gabinete como para convertirse en el líder político de facto de la nación.

Ahora, Hezbolá no permitirá que los manifestantes anulen sus años de arduo trabajo. Sin embargo, entre más se demore el gobierno para atender las necesidades básicas del pueblo y se niegue a cumplir con sus demandas, más se expondrá Hezbolá a las críticas.

Sorprendentemente, muchos chiíes e incluso algunos partidarios de Hezbolá están comenzando a expresar desdén por sus propios líderes. “Por primera vez desde que se formó Hezbolá en la década de 1980, los libaneses chiíes se están volviendo en su contra”, escribió Hanin Ghaddar para el Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente. “En Nabatieh, el corazón del grupo en el sur del Líbano, los manifestantes chiíes incluso quemaron las oficinas de los líderes de Hezbolá” (octubre 22 de 2019).

Un combatiente de Hezbolá que regresó de combatir en Siria le dijo a Christian Science Monitor que estaba cansado de ser mal pagado mientras la élite de Hezbolá todavía vive lujosamente. “Lo más importante es que, si una persona no puede alimentar y mantener a su familia, ¿qué está haciendo con Hezbolá? (…) Y ellos [los líderes] conducen Range Rovers, muy ricos, y no se preocupan por nadie. Eso es un gran problema. La gente no puede aguantar más” (noviembre 12 de 2019).

Parece que Hezbolá se quedó sin buenas soluciones. Si trata de forzar físicamente a los manifestantes a salir de las calles, la gente resistirá. “Si el propio Hezbolá intenta intimidar a los manifestantes y posiblemente se mude a áreas de sectas religiosas no chiíes para hacerlo, esto seguramente conduciría a una guerra civil”, escribió el editor de Diwan Michael Young (noviembre 13 de 2019).

Estados Unidos, el Reino Unido y otros, consideran las alas política y militar de Hezbolá como entidades terroristas. Los informes indican que EE UU y otros ofrecerán un paquete de rescate para el Líbano condicionado a la destitución de Hezbolá del gobierno. Si Hezbolá y otros líderes intentan llegar a un acuerdo con los manifestantes que conservan su propio poder, y a la nación se le niega la ayuda monetaria, la gente volverá a las calles.

Parece que el destino del Líbano probablemente se basa en el próximo movimiento de Hezbolá. Pero es difícil ver cómo Hezbolá pueda llegar a la cima.

Irak

Los iraquíes comenzaron a manifestarse en las calles contra el gobierno el 1 de octubre de 2019. Sus problemas eran similares a los del Líbano: una escasez duradera de viviendas, un suministro de energía inestable, alto desempleo y corrupción política. Pero eso no es todo por lo que protestaban.

Los iraquíes también estaban molestos por el derrocamiento de un popular general, Abdul-Wahab al-Saadi, quien jugó un papel decisivo en la lucha contra el Estado Islámico. Según el analista iraquí Johnathan Spyer, Saadi era visto como un nacionalista iraquí, independiente de Irán. Los ciudadanos iraquíes ven su despido como un movimiento evidente de las Unidades de Movilización Popular vinculadas a Irán para eliminar a un rival. En otras palabras, esto simboliza el poder que ejercen los grupos respaldados por Irán dentro de Irak.

La ira contra Irán ya había aumentado. Desde la destitución del expresidente iraquí Saddam Hussein en 2003, Irán ha ganado constantemente poder político en Irak. A través de la diplomacia y especialmente a través de las milicias de las Unidades de Movilización Popular, Irán se ha infiltrado en las posiciones militares, parlamentarias y de gabinete de alto rango de Irak, e incluso ha influido en la selección de su actual primer ministro.

Según un informe reciente del New York Times, los partidos vinculados a Irán ahora tienen al menos cinco ministerios importantes, incluido el lucrativo Ministerio del Interior, el cual puede usar para recompensar y empoderar a otros elementos pro-Irán en la sociedad iraquí. “Eso les da acceso a miles de trabajos de patrocinio, contratos y subvenciones, y genera la corrupción que los manifestantes están condenando”, escribió Alissa Rubin (New York Times, 4 de noviembre de 2019).

Muchos iraquíes simplemente se han cansado de la combinación de mala calidad de vida y la profundización de la infiltración iraní.

El día después de que comenzaron las protestas, se dice que Irán envió a Irak a Qassem Suleimani, jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Como emisario directo del líder supremo en Teherán, Suleimani llevó un mensaje al gobierno en Bagdad: use todos los medios necesarios para detener las protestas. En una semana, los enfrentamientos entre manifestantes y el gobierno iraquí dejaron más de 100 muertos. Reuters informó más tarde que francotiradores pertenecientes a milicias respaldadas por Irán fueron desplegados en los tejados rodeando a los manifestantes con órdenes de disparar a matar.

En lugar de ahuyentar a la gente de las calles, esta represión provocó aún más protestas. Muchos estaban convencidos de que Irán estaba detrás de la masacre. El sentimiento que dominó cada vez más las protestas fue el resentimiento hacia Irán. Los manifestantes quemaron fotos de Suleimani y del ayatolá Alí Jamenei. Muchos coreaban: “Irak es libre; ¡Irán, fuera!”.

Pronto Bagdad se inundó con cientos de miles de iraquíes, y decenas de miles llenaron otras ciudades importantes. Los iraquíes irrumpieron en el consulado iraní en la ciudad santa chií de Kerbala, en Irak, escalando las barreras de hormigón del complejo y lanzando piedras y bombas incendiarias. Afuera, una multitud gritaba: “Irán, fuera; salgan de Irak”, mientras quemaban banderas iraníes y levantaban la bandera iraquí. Protestas similares llenaron la ciudad portuaria sureña de Basora, donde los iraquíes gritaban: “Detengan la ocupación persa de Irak árabe”.

Suleimani regresó a Bagdad el 31 de octubre y exigió que el gobierno usara más fuerza. “En Irán sabemos cómo lidiar con las protestas”, dijo a los funcionarios iraquíes, según Haaretz. “Esto sucedió en Irán, y lo pusimos bajo control”. Hay evidencia de que la Fuerza Quds de Suleimani pueda estar ya operando dentro de Irak para liderar la represión.

A mediados de noviembre, más de 300 manifestantes habían sido asesinados. El gobierno de Irak se mantiene firme.

Lo que depara el futuro

Las protestas en Irak y el Líbano tienen motivos similares. En ambas naciones, la intensa desconfianza pública hacia el liderazgo y las malas condiciones de vida han amargado al pueblo contra la poderosa influencia de Irán. Como Spyer escribió: “Tanto en la situación libanesa como en la iraquí, una vez que se eliminan las decoraciones, las ficciones y las formalidades, los manifestantes se enfrentan a una estructura político-militar no elegida, armada y totalmente despiadada, que es la que decide finalmente y ejerce el poder en el país. Esta estructura, a su vez, está controlada desde Irán” (Jerusalem Post, 31 de octubre de 2019).

Sin embargo, la respuesta de Irán y sus representantes en estas dos naciones no podría ser más diferente. En Líbano, Hezbolá ha tenido cuidado de no terminar las protestas por la fuerza, al menos no todavía. En Irak, Irán autorizó la fuerza letal al segundo día.

La diferencia revela el contraste entre el gran poder que Irán ejerce en Irak versus su posición más frágil dentro del Líbano.

Irán comparte una frontera de 1.600 kilómetros con Irak, y su influencia allí le permite proyectar poder a través de la región. Perder Irak reduciría significativamente el poder iraní. “Si [las protestas] no se detienen rápidamente, podría socavar la base de control más importante de Irán en Oriente Medio”, escribió Zvi Bar’el para Haaretz el 4 de noviembre. Irán está preocupado de que las protestas en Irak puedan extenderse hasta Irán y amenazar al régimen allí. A Irán también le preocupan los 12 mil millones de dólares en comercio que comparte con Irak cada año. Esto es esencial para ayudar a Irán a mitigar el efecto que las sanciones de EE UU están teniendo en la economía iraní. Como agregó Bar’el, la capacidad de Irán para controlar Irak “establece el estatus de Irán como una superpotencia regional”.

Irán ha trabajado durante 40 años para finalmente someter a Irak, y ha estado a punto de lograrlo. Las protestas masivas muestran que los iraquíes han despertado al hecho de que su nación no es suya.

La audacia con la que Qassem Suleimani vuela a Bagdad para decirle al gobierno qué hacer, muestra cómo las ambiciones estratégicas de Irán superarán las aspiraciones nacionales de Irak. Irán no puede permitirse perder Irak, y no se detendrá ante nada para preservar su dominio allí, incluso si requiere enviar sus fuerzas.

En el Líbano, todavía hay esperanza de que los grilletes de la dominación iraní puedan ser eliminados. Si bien el control de Irán sobre Hezbolá es total, los chiíes forman una minoría en el Líbano, a diferencia de Irak. Irán no cederá fácilmente su control en el Líbano, pero si los disturbios tanto allí como en Irak obligan a Irán a elegir a cuál de los dos defender, elegirá a Irak. También es posible que la comunidad internacional brinde pleno apoyo, incluso ayuda militar, para librar al Líbano de Hezbolá.

Por increíble que parezca, un Líbano libre de influencia iraní y un Irak controlado por ésta, fue pronosticado hace mucho tiempo.

Basado en la profecía bíblica, el jefe editor de la Trompeta, Gerald Flurry, ha hecho dos pronósticos relevantes durante más de 20 años: 1) Irak caerá ante Irán; y 2) Líbano se separará de Irán. Él basa estos pronósticos en dos pasajes de las Escrituras que profetizan la formación de dos alianzas de Oriente Medio en lo que la Biblia llama “el tiempo del fin”.

El primero, que se encuentra en el Salmo 83, detalla una alianza de naciones que incluye “Gebal” (otro nombre para Biblos, ubicado en el Líbano moderno) y los “habitantes de Tiro” (ubicado en el sur del Líbano). En su mayor parte, los libaneses actuales son descendientes de sus antiguos homólogos bíblicos. “Gebal” y los “habitantes de Tiro” son los libaneses de hoy. Otras naciones en esta alianza del Salmo 83 son Turquía, Siria, Jordania y Arabia Saudí.

Esta alianza de naciones moderadas de Oriente Medio es en gran medida una alianza anti-iraní. Esto indica que el Líbano pasará de ser representante de Irán a ser un adversario. Tal cambio dramático probablemente no podría suceder si Hezbolá mantuviera su poder en el Líbano. Podemos deducir que el poder de Hezbolá se reducirá significativamente o incluso será eliminado de alguna manera. Dado lo bien armado que está el grupo, esto bien podría llevar a una guerra civil.

La segunda profecía se encuentra en Daniel 11:40, donde habla de un “rey del sur” que se levanta “en el tiempo del fin”. Este poder tiene la fuerza suficiente para dar un empujón que provoque al “rey del norte”, terminología profética para una superpotencia europea liderada por Alemania. En 1993, el Sr. Flurry identificó al rey del sur como el islam radical, liderado por Irán, y los acontecimientos han reivindicado poderosamente este análisis.

En ese tiempo, el Sr. Flurry advirtió explícitamente que Irán eventualmente dominaría Irak. En su artículo de diciembre de 1994 “¿Está Irak a punto de caer ante Irán?”, escribió: “El país [islámico] más poderoso de Oriente Medio es Irán. ¿Se imagina el poder que tendría si obtuviera el control de Irak, el segundo país productor de petróleo más grande del mundo? Si es así, parece haber pocas dudas de que Irán lideraría el rey del sur (Daniel 11:40)”.

Diez años después, justo después de que EE UU invadió Irak, el Sr. Flurry escribió: “Puede parecer impactante, dada la presencia de EE UU en la región en este momento, pero la profecía indica que, en pos de su objetivo, Irán probablemente se apoderará de Irak”.

Ahora estamos presenciando el cumplimiento completo de este pronóstico a medida que Irán llega al punto de imponer los términos a Irak.

Estas dos profecías encontradas en el Salmo 83 y Daniel 11 forman la base de nuestro entendimiento de las futuras relaciones de las naciones de Oriente Medio y el fundamento de nuestro análisis de dicha zona.

Más que eso, ver cuán rápido se unen estas alianzas, es un recordatorio de los tiempos de vital importancia en los que vivimos. Estas profecías son presagios del evento profético más decisivo: el regreso de Jesucristo.

Como dice Daniel 12:9, Dios quiso que estas profecías estuvieran “selladas hasta el tiempo del fin”. El hecho de que estas profecías hayan sido reveladas, muestra que estamos en el tiempo del fin. Pero ahora están más que simplemente reveladas: el hecho de que se estén cumpliendo muestra que nos estamos acercando a su espectacular conclusión.

Cuando Cristo venga, marcará el comienzo de un tiempo de gobierno efectivo respaldado por la ley de Dios. Los líderes corruptos y egoístas serán historia. Y los movimientos de protestas como los del Líbano e Irak no tendrán motivos para salir a las calles nunca más. 

KOS, AD