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Esperanza para las niñas víctimas de Rotherham

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Esperanza para las niñas víctimas de Rotherham

Los desgarradores hechos de lo que sucedió nos enseñan mucho de la Gran Bretaña actual. Felizmente, ese no es el fin de la historia.

Gran Bretaña fue conmocionada por el contenido de un informe publicado en agosto el cual revelaba una masiva explotación sexual de adolescentes dentro y en los alrededores de la ciudad de Rotherham. Por más de 15 años hubo depredadores ahí, en su mayoría hombres pakistaníes, que habían abusado horriblemente de cientos de jóvenes, en su mayoría jóvenes blancas, y las autoridades se hicieron de la vista gorda.

El informe, escrito por la profesora Alexis Jay, descubrió que entre 1997 y 2013, cerca de 1.400 menores de edad fueron sexualmente explotadas, y esa cantidad es un “cálculo conservador”.

“Es difícil describir la horrible naturaleza del abuso que sufrieron esas víctimas infantiles”, expresa el informe. Aún con el lenguaje seco y objetivo de un informe oficial, es duro leerlo.

Las niñas “fueron violadas por múltiples sujetos, traficadas a otros pueblos y ciudades en el norte de Inglaterra, secuestradas, golpeadas e intimidadas”, dice el informe. “Hubo casos de niñas que habían sido rociadas con gasolina y amenazadas con prenderles fuego, amenazadas con armas, obligadas a presenciar violaciones brutalmente violentas y amenazadas con ser la próxima si se lo decían a alguien. Niñas de tan solo 11 años fueron violadas por un gran número de delincuentes. Estos abusos no se limitan al pasado sino que continúan hasta el día de hoy”.

“Una jovencita nos dijo que las ‘violaciones en grupo’ eran parte de la vida creciendo en el área de Rotherham, en la cual vivía ella”, afirma el informe.

Tal como si fuera una parte normal del crecimiento: como su primer día de escuela, aprender a montar en bicicleta, u conseguir un empleo en el verano.

 “El impacto que la explotación sexual tuvo en ellas fue absolutamente devastador”, se lee en el informe. “Muchas niñas se autolesionaban repetidamente, y algunas desarrollaron tendencias suicidas. Ellas sufrieron de rompimiento con su familia y algunas se quedaron sin hogar. Varios años después de haber sido abusadas, un número desproporcionado de ellas eran víctimas de violencia doméstica, y tenían mucho tiempo de haber desarrollado adicciones al alcohol y las drogas, y tenían dificultades en la crianza de sus propios hijos”.

“Muchas sufrían de estrés postraumático y tenían daño psicológico y emocional duradero, lo cual disminuía su capacidad de llevar vidas normales”, dice el informe. Una víctima dijo que “la explotación sexual es como un círculo del cual uno nunca se puede escapar”.

Incluso la autora del informe, quien ha investigado antes esta clase de atrocidades, estaba “conmocionada” por “la horrible naturaleza de los actos sexuales” y la “extrema brutalidad” que descubrió. “Era realmente espantoso que personas en nuestro país pudieran estar haciendo eso”, dijo ella.

El problema se presentó predominantemente dentro de la comunidad musulmana pakistaní en Rotherham. Esto plantea otras preguntas inquietantes acerca de la cultura de este grupo en particular, y de la corrosiva influencia de lo que es políticamente correcto hacer, en haber motivado a los oficiales a hacerse la vista gorda.

Los incidentes en esta urbe de más de 250.000 habitantes, representan los abusos que ocurren habitualmente en toda Inglaterra. Nos enseñan mucho sobre la vida en Gran Bretaña hoy. La tragedia de las niñas de Rotherham es posible únicamente debido a las fallas de la sociedad en todos los niveles; en la familia, la policía, los servicios sociales y el gobierno nacional y local. Se trata de una enfermedad profunda en la sociedad británica, y es una enfermedad compartida por muchos países alrededor del mundo.

La ruptura de la familia

Para muchas de estas niñas, el problema comenzó en sus familias. El informe encontró que el 46 por ciento de ellas tenía “una historia de violencia doméstica”. En otras palabras, casi la mitad de estas niñas victimizadas crecieron en familias donde el padre (o algún otro hombre en la casa) era tan abusador que golpeó por lo menos a un miembro de la familia.

Un tercio de las víctimas estaban siendo cuidadas por el estado, habían sido separadas de su familia debido a la muerte de sus padres, o más probablemente, porque sus padres eran incapaces de criarlas.

El informe deja claro que los responsables de las niñas fallaron en muchas áreas. Sin embargo, el gobierno tiene a su cuidado un gran número de menores: 30.000 fueron tomados bajo su tutela el año pasado solamente en Inglaterra. Debido en parte a la ruptura familiar, y también debido a un sistema social que es demasiado presto a quitarle los hijos a sus padres, el sistema de asistencia social de Gran Bretaña está sobresaturado. Con tantos niños involucrados, el estado no puede suministrar la custodia y el cuidado que estos niños necesitan.

El resultado es un gran grupo de niños desesperados por tener amor y afecto. Tan desesperados, de hecho, que harán cualquier cosa para obtener de parte de sus torturadores lo que ellas esperan que sea amor. Estas son las víctimas que los abusadores en Rotherham y otros lugares de Gran Bretaña buscan como presas.

Andrew Norfolk, el principal reportero investigativo del Times, quien fue el primero en dar a conocer la historia y cuyo reportaje ayudó a sacar a la luz el escándalo, describió el proceso de reclutamiento de estas niñas: “Las víctimas tenían siempre entre 12 y 15 años, el primer contacto era en un lugar público, un centro comercial, el centro de la ciudad o una estación de buses o trenes, y comenzaba un proceso de preparación en el cual las chicas eran inicialmente aduladas y entusiasmadas por las atenciones de hombres jóvenes unos pocos años mayores que ellas quienes les mostraban interés, les ofrecían emociones de adultos como cigarrillos, alcohol y paseos en automóviles llamativos, y que luego querían convertirse en sus novios.

Se desarrollaba una relación sexual en la cual a la chica tarde o temprano se le pedía que probara su amor durmiendo con el mejor amigo del chico y luego con más amigos. En los peores casos, las chicas eran llevadas a ‘fiestas’ en casas y apartamentos, o metidas en automóviles y llevadas a lugares en todo el país. Siempre por sexo; a menudo sexo violento”.

Comienza con chicas pensando que alguien finalmente las ama. Muy a menudo termina con ellas pasando sufrimientos y miseria, y llegando a estar demasiado asustadas o avergonzadas como para contarle a alguien su calvario. Algunas se quieren suicidar. Otras terminan dándoles a sus verdugos ganancias de $325.000 al año como niñas prostitutas.

Es importante notar que aunque el informe de Rotherham hablaba principalmente de niñas, hay muchachos también entre las víctimas. Ellos también sufrieron horriblemente. Existen muchos menos informes de abusos a muchachos, pero esto puede deberse a que ellos eran mucho más reacios que las chicas a presentarse y hablar con las autoridades.

Autoridades indiferentes

En este punto las autoridades entraron en escena. O mejor dicho, debieron haber entrado en escena, pero no lo hicieron. Muchos sencillamente no quisieron saber lo que estaba sucediendo. La policía trató a estas niñas como adultos, capaces de tomar sus propias decisiones en estas relaciones. Ellos ignoraron la realidad de que eran niñas siendo manipuladas emocionalmente e intimidadas para hacer cualquier cosa que sus verdugos quisieran.

El informe de la profesora Jay dice que en dos casos los papás de las muchachas les siguieron la pista a sus hijas, encontraron las casas en donde ellas estaban siendo abusadas, y llamaron a la policía. Y cuando la policía llegó, y arrestó a los papás.

En otro caso, la policía encontró a una de estas víctimas semidesnuda y en la cama con un hombre mucho mayor que ella. El hombre no fue investigado por la violación de menores. En lugar de eso, ella fue arrestada por estar borracha y alterar el orden público.

La policía no le da prioridad a esta clase de crímenes. En cambio, señala el informe, ellos “veían a muchas de las víctimas infantiles con desprecio y estaban faltando a su deber al no tratar los abusos como crímenes”. Varios informes anteriores “fueron ignorados, y no se tomó ninguna acción para tratar los asuntos que se identificaban en ellos”. Una y otra vez, profesores, taxistas y otros dieron la voz de alarma, pero la policía se rehusó a escuchar.

Las autoridades locales también se hicieron los ciegos a lo que estaba ocurriendo. A comienzos de los años del 2000, una funcionaria del Ministerio del Interior viajó a Rotherham para elaborar un informe sobre la explotación sexual como parte de un proyecto que investigaba varias ciudades. Funcionarios del concejo presuntamente trataron de intimidarla para que modificara unas secciones de su informe. Ella se preocupó tanto con la situación que se fue directamente a hablar con el jefe de la policía local. Pero incluso la policía trató de intimidar a la funcionaria para que se callara en vez de atender el problema.

De acuerdo al Times, finalmente el Concejo lanzó un operativo especial de la policía. Sin embargo, no fue contra ninguno de los abusadores. Más bien, fue contra una de sus propias oficinas, para eliminar archivos incriminatorios. Todo archivo usado en el informe de la funcionaria fue eliminado. Borraron registros de las computadoras, y confiscaron los nombres, direcciones y fotografías de los abusadores.

La funcionaria entregó su informe al Ministerio del Interior sin editar, pero no sucedió nada. Una década después, el informe todavía no ha sido publicado.

En última instancia, la policía y las autoridades locales parecían más preocupadas por el papeleo burocrático, cumplir metas y conseguir proyectar una buena imagen que por el bienestar de las jovencitas de la ciudad a la que ellos juraron proteger.

Una sociedad loca por el sexo

Este escándalo revela una enfermedad profunda en la sociedad de Gran Bretaña que la nación todavía se rehúsa a atender: su cultura altamente enfocada en el sexo.

Los adolescentes de Gran Bretaña son bombardeados con sexo, incluso sexo para adolescentes, donde quiera que vayan: en las vallas publicitarias, en los anuncios, en la televisión e incluso en los libros que leen en la escuela. El mensaje es que el sexo está en todas partes, que todo el mundo, incluyendo los adolescentes, está teniendo sexo todo el tiempo. Otro mensaje cada vez más fuerte es que las prácticas sexuales pervertidas son en realidad normales, comunes y saludables.

¿Cuán desquiciada está una sociedad cuando una niña de 12 años piensa que no hay nada de malo en que un hombre que tiene el doble de su edad, que está casado y tiene hijos, quiera ser su “novio”? Y cuando él le pide que duerma con algunos de “sus mejores amigos” también, ¿ella no ve la necesidad de huir para salvar su vida? No la culpe a ella. Ella sólo tiene 12 años. Todo lo que ella sabe es lo que el mundo a su alrededor le ha enseñado. Lo más importante que ella ha aprendido de la cultura pop sobre ser una mujer adulta, es que ella tiene que ser sexy para ser querida y valorada.

Esta cultura ha afectado a la policía y a las autoridades del Concejo también. Tres miembros del concejo de Rotherham tuvieron que ser disciplinados por estar viendo pornografía en las computadoras de su oficina. Una persona interrogada por la investigación dijo que el concejo era “un entorno muy sucio” en el cual trabajar. Otro dijo que “el barómetro de un colega [en lo relacionado] con los asuntos sexuales estaba sesgado”.

Uno de los abusadores era casado, con hijos y con su esposa embarazada, y tenía embarazada a una niña de 14 años. Los funcionarios del Concejo trataron la relación entre la adolescente y el hombre mayor casado, como perfectamente normal. Incluso él fue invitado a ir a las consultas prenatales de la chica.

Tristemente, dado el clima moral de la sociedad actual, nada de esto deberá ser terriblemente impactante.

A los trabajadores sociales se les dice que si una chica de 13 años llega y dice que quiere tener un aborto, debe tenerlo. Si el trabajador social se lo dice a los padres de la chica, perderá su empleo. Al trabajador social se le enseña y se le presiona institucionalmente a retener el consejo o guía que bien pudiera estar en el mejor interés de la chica, simplemente porque ella es una “adulta” libre de tomar sus propias decisiones.

En última instancia, a la policía y a los trabajadores sociales se les enseña a tratar a las chicas como adultas, perfectamente capaces de hacer sus propias decisiones sobre el sexo y las relaciones. Así que eso es exactamente lo que ellos hacen en Rotherham. El razonamiento va más o menos así: ¿Esta chica de 11 años piensa que este hombre de 25 que se acuesta con una docena de otras chicas es su novio? Bueno, esa es su decisión.

De acuerdo a la ley británica, las relaciones sexuales con alguien menor de 16 años es violación. Las niñas menores de 16 años son correctamente consideradas incapaces de dar el consentimiento. Pero en la práctica, por no decirlo de mala forma, la ley es a menudo ignorada. La sociedad, incluyendo muchos de los que encuentran a Rotherham repugnante, armaría un escándalo si la policía aplicara esta ley en cada caso, o incluso en la mayoría de los casos. Por lo tanto, una vez que ellos empezaron a ignorar la ley, dejó de ser claro dónde trazar el límite. Habiendo sido enseñados a ignorarla en algunos casos, ellos procedieron a sencillamente ignorarla todo el tiempo. Sumergidos en una filosofía de “no juzgar”, los funcionarios del Concejo y los trabajadores sociales justifican sus intentos de acallar las investigaciones diciendo que están protegiendo la privacidad de las niñas.

Muchos comentaristas de derecha han condenado muy acertadamente al Concejo por sacrificar a estas chicas porque sus miembros no quisieron agitar las aguas del problema racial (vea el recuadro: “El problema racial de Gran Bretaña”). Pero una lectura del informe oficial muestra que esta actitud distorsionada hacia el sexo adolescente fue un factor de mayor peso para negarse a enfrentar el problema.

Este escándalo comprueba otra verdad políticamente incorrecta: que los adolescentes no son adultos. Ellos necesitan ayuda de los padres, o, a falta de ella, figuras adultas de autoridad, especialmente cuando se trata de sexo y relacionarse. Pero el gobierno británico, los trabajadores sociales y toda la sociedad enseñan lo contrario. Según esa actitud, si 1.400 jovencitas son un daño circunstancial, pues que así sea.

‘Toda la cabeza está enferma’

Cada historia de cada víctima es una tragedia desbordante. Una chica quedó tan convencida de que era una basura, que trató de suicidarse usando “grandes sobredosis y tratando de arrojarse enfrente de los vehículos”, dice el informe. Otra joven proveniente de una familia con un historial de abusos, con padres que tenían problemas de salud mental, era “muy ingenua y estaba desesperada por tener afecto”. En lugar de obtenerlo, fue “explotada sexualmente (…) por hombres adultos los cuales ella pensó que eran sus novios”, quienes acosaban los hogares de menores de edad.

Y estos corruptores de menores tenían el terreno libre. “Para evitar agitar el barco multicultural [los líderes locales] arrojaron a 1.400 niñas a los tiburones. (...) Ningún Dios justo toleraría lo que ellos hicieron”, concluyó Allison Pearson, la principal entrevistadora del Telegraph.

“Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente”. Esta es la descripción que Dios hace de la sociedad moderna. “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:5-6). Gran Bretaña ha fallado completamente en proteger a algunos de sus hijos más vulnerables. ¿Podemos describir eso de alguna otra manera que no sea la de una enfermedad putrefacta? Si lo hacemos, es que nuestros barómetros están averiados.

Pearson tiene razón. Ningún Dios justo toleraría esto. Sin embargo, esto ha sucedido. Entonces, ¿Existe Dios, y es justo?

Esperanza para los que están sin padre

Existe un Dios Creador, y Él conoce cada detalle de cada una de las sollozantes víctimas de Rotherham, y las de todo el mundo. Él se revela a sí Mismo como un Dios que tiene especial cuidado por los hijos que se han quedado sin padre ya sea por muerte o por abandono. Él es “padre de huérfanos” (Salmo 68:5). Y Él se llena de furia contra aquellos como los predadores y como los líderes de Rotherham, que abusan de los que no tienen padre.

Dios señala nuestra condición: Toda cabeza está enferma. Unos versículos más adelante Él señala a nuestros líderes: “Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano” (Isaías 1:23). ¿Describe esto a Rotherham? ¿Describe eso a nuestros actuales funcionarios quienes protegen sus carreras más que a nuestros huérfanos?

Dios odia el pecado depravado que está desgarrando a las personas en lugares como Rotherham. Si esto es así, ¿por qué Él no lo detiene? ¿Por qué no nos protege Él a nosotros y a nuestros hijos de estas consecuencias? Cualquiera que sea la causa, ¿por qué no detiene Él en forma milagrosa el efecto?

Es porque nosotros hemos escogido, repetida, dogmática y vociferantemente, ignorar, impugnar y rebelarnos contra Dios. Queremos vivir de la forma como nosotros decidamos que es mejor. Incluso en este momento, nadie en Rotherham está proclamando que el arrepentimiento real y la obediencia a Dios son la única solución real. Preferimos arriesgarnos a una corrupción de menores a gran escala que someternos a una autoridad espiritual omnipotente.

Sin embargo, obedecer al Creador de las relaciones humanas y de los seres humanos es la única solución.

Así es cómo se defiende a los huérfanos. Así es cómo se detiene a los monstruos. Así es cómo una familia desolada se convierte en un hogar que brinda protección y abrigo. Así es cómo la vida de una jovencita cambia de rumbo; de ser una víctima de abuso que desea suicidarse, a una amorosa chica rebosante de júbilo. Sí, aunque cueste trabajo creerlo el sufrimiento se detiene, ¡obedeciendo a Dios!

En Su palabra, Dios explica la solución para los Rotherhams del mundo: la familia. La familia correcta. Una familia obediente. Una familia que observa la ley. Una familia con bases bíblicas. Una familia que crece y funciona como fue planeado por su Diseñador. Esa institución hecha por las manos de Dios, es lo que engendra, protege y sustenta a los hijos para que lleguen a la adultez.

La razón por la que el pecado se ha extendido de la cabeza a los pies en Rotherham es que el pecado se ha extendido de la cabeza a los pies a lo largo de la sociedad entera, y en el interior nuestras vidas individuales. Arreglar esta depravada ciudad no es un asunto de despedir a un político, de cambiar al Concejo o promulgar una nueva ley. Se trata de obedecer las leyes que ya existen, que siempre han existido: las leyes de Dios.

Eso no resulta de un ciclo de noticias o de un ciclo de elecciones. Ocurre cuando la totalidad de la sociedad pecadora y putrefacta de Gran Bretaña, sea cauterizada, purgada y milagrosamente sanada por Dios.

Trágicamente, esto no es algo que le interese al hombre. El hombre prefiere continuar sucumbiendo a su descomposición autoimpuesta. Y Dios continúa permitiendo que nosotros y nuestros hijos sigamos pecando hasta infligirnos una llaga putrefacta.

Pero Dios, el Padre, ¡va a intervenir! Él aparecerá en escena y va a salvar a Sus hijos, a todos Sus hijos, de sus propias decisiones letales. ¡Él va a usar estas tragedias para mostrarnos cuánto necesitamos Su ley y Su amorosa autoridad! Él nos va a sanar, de la cabeza a los pies.

Jesucristo regresará pronto para quitar al diablo, la causa real de todo este mal, y lo sustituirá como Dios de este mundo. Él corregirá las injusticias y establecerá una sociedad justa basada en la perfecta ley de Dios (e.g. Miqueas 4:1-2; Daniel 2:44).

En la sociedad de Dios, algo como Rotherham será impensable. Las autoridades serán honestas, amorosas, justas y poderosas. Los violadores serán restringidos y erradicados, por medio de un castigo abrumador y una enseñanza firme para arrepentirse y cambiar. Las familias serán sanas, fuertes y hermosas.

Habrá paz, seguridad, oportunidades, belleza, gozo, amor. Para las pequeñas niñas en la sociedad justa de Dios, eso será “una parte normal del crecimiento”. Tenga esperanza. Esto está casi por llegar. 

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