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El vigilante del tiempo final de Ezequiel
Transcripción de La Llave de David
El profeta Ezequiel no era un vigilante. No escribió un libro sobre Israel como muchos otros. Tenía un mensaje para este tiempo del fin, y es un mensaje muy poderoso que habla de ciudades que se quedan sin habitantes; ¡algunos de los sufrimientos más horribles que jamás haya conocido la Tierra! Y viene en este mundo del fin de los tiempos, y se trata de guerra nuclear.
Analizando de forma específica, aquí se habla de Estados Unidos, de Gran Bretaña y de los judíos de Oriente Medio. Y el Sr. Herbert Armstrong habló de esto de forma general, pero es para un tiempo específico, hoy. Todo esto está ocurriendo mientras trabajamos hoy y mientras discutimos estas grandes profecías.
Pueden ver en Ezequiel 33 en versos 1 y 2, que el pueblo británico estaba eligiendo un vigilante, él fue “llamado” profeta; es decir, Winston Churchill. Él era un vigilante, y creo que el mayor vigilante que ha habido en la Tierra que no era vigilante de Dios. Éste era el vigilante de Gran Bretaña y ellos lo eligieron. Durante la década de 1930 habló de lo que se avecinaba y dijo a su pueblo que Alemania se estaba levantando y que iba a haber verdaderos problemas si no hacían algo al respecto y detenían a Alemania. Y la gente no le creyó y siguió a su actitud apaciguadora y se metieron en un problema horrible.
En la década de 1930 —no es lo mismo que en la de 1940, cuando Winston Churchill se convirtió en primer ministro— pero en la de 1930 estuvo advirtiéndoles toda esa década, y diciéndole a su propia gente lo que estaba ocurriendo en Alemania, y ellos no hacían nada para enfrentarlos. Él comprendía la historia como muy pocas personas. Era un visionario, dice Lukas, uno de sus biógrafos. ¡Un visionario! Tuvo una gran visión de lo que se avecinaba para su país más que ningún otro hombre quizás en toda la historia que conocemos.
Si miran Ezequiel 33, versos 1 al 6, pueden ver dónde lo eligió esta gente, pero eso fue en la Segunda Guerra Mundial. Ahora, pasa al verso 7, y este verso 7 no habla de la Segunda Guerra Mundial, sino de nosotros hoy que nos dirigimos hacia la Tercera Guerra Mundial. A eso se refiere. Vean esto. El verso 7 no está hablando de la Segunda Guerra Mundial o un periodo parecido, el escenario cambia drásticamente a la época actual. Cito: “A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya”, verso 7, “te he puesto por atalaya”, un hombre, “a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte”. Y Él dice: “Te he puesto por atalaya”. Este es el atalaya de Dios; no se trata de uno que haya sido elegido por los hombres. Esto es diferente de los versos 1 a 6. Así que Él está hablando de una catástrofe real aquí, y sale de Su boca.
En aquella época, otras personas intentaban que Gran Bretaña se desarmara, mientras Alemania se armaba y se convertía en una verdadera potencia militar, a punto de marchar contra todo el planeta. Pero, aun así, Efraín, o Gran Bretaña (Efraín es su antiguo nombre) no aceptaron el desafío allí. Querían decir: Bueno, miren, lo que debemos hacer es desarmarnos y dar ejemplo a Alemania para que no haga estas cosas terribles en su ejército. Ahora, nadie mantiene armamento por diversión; sin duda es aterrador, pero esto es lo que querían hacer los británicos en aquel momento, esperando que ese ejemplo hiciera que Hitler hiciera lo mismo, y no fue así. Sin duda, se dedicaron a complacerlos en todo y a desarmarse, al menos en cierta medida. Pero pronto vieron que eso no iba a funcionar porque Alemania seguía construyendo y construyendo, y amenazando a toda Europa y a gran parte del mundo.
Churchill escribió esto (esto es como su gente y lo que intentan hacer), él dice que actúan así: “Iré a cazar tigres con ustedes, amigos míos, con la única condición de que dejen el rifle en casa”. Trataba de ilustrar a la gente lo que estaba sucediendo aquí. No se va a la zona de los tigres sin un rifle, o acabará muerto. Eso es lo que suele ocurrir. Así que el razonamiento aquí fue muy parecido al de un niño que intenta taparse los ojos con la mano para no ver algo que es malo. ¡Pero esto era real! Y algo que había que desafiar y afrontar, o serían esclavizados; ¡de eso se trataba! Y casi todas las naciones europeas fueron tomadas por Hitler, pero no Gran Bretaña. Estuvieron muy cerca, pero no fueron conquistados.
Pero al ver cómo manejaron las cosas, y cómo Europa manejó todo, ¡fue una locura! Hitler se lanzó por toda Europa, a conquistarla toda, y ellos se metieron en una especie de mantra de decir: Bueno, van a hacer todo lo que puedan y quizá todo salga bien. Pero no fue así. ¡No funcionó en absoluto!
Esto es de Winston Churchill, dice: “Leemos sobre el espíritu militar, que impera en el país. Vemos que la filosofía de la sed de sangre se está inculcando en su juventud de una manera sin precedentes desde los tiempos de la barbarie”. Estos son sus jóvenes; los estaban criando y metiendo en el ejército muy pronto, y era, en efecto, una barbarie.
Al ver algo así, bueno, ellos no querían enfrentarse a la verdad, pero Winston Churchill les hizo enfrentarse a la verdad hasta cierto punto, de todos modos. Hizo de todo esto un problema real y les mostró que esto iba a destruirles si no hacían algo. ¡Era así de malo!
Entonces, ¿por qué hablaban de desarmarse en un momento así? Así de débiles eran y así era la falta de voluntad en su ejército. La voluntad se quebró y no querían luchar. Tenían miedo de luchar, pero Winston Churchill no tenía miedo de luchar, y se enfrentó a todos ellos al advertirles, ¡y estaba solo! ¡Estaba solo! Pero lo que siempre hizo fue mantener el tema central muy presente ante la gente. ¡Nunca dejó de hacerlo! Sabía lo que significaba, ¡y sabía lo que Alemania iba a hacer! Habían mostrado muchas razones para que Churchill mismo pensara así.
Así que el problema fue empeorando todo el tiempo, y simplemente siguieron cediendo a Adolfo Hitler hasta la médula, casi, pero había un hombre allí —Winston Churchill— que no se asombraba con ningún otro ser humano. Simplemente no se asombraba con Hitler ni con nadie. Sabía que había que desafiarlos y vencer. Así pensaba él. Y dijo que si no se daban prisa con su ejército y lo levantaban, iban a esclavizarse a Alemania. Así que estos “pacifistas”, como los llamaban entonces, ¡simplemente no querían tener nada más que paz! Pensaron que si ellos tenían paz, ¡los demás querrían tener paz y no habría ninguna guerra por la cual preocuparse! Pero nunca ha sido así en la historia del hombre. La historia del hombre es la historia de la guerra, como dijo Churchill. ¡Eso es lo que siempre ha sido! ¡Y no queremos ser ingenuos al respecto!
Ezequiel, verso 7 del capítulo 33, hay que pensar en ello. Bien, hay un hombre que tiene que entrar en escena y cumplir ese papel, ¡y tiene que ser un vigilante! Ezequiel era un profeta; nunca fue un vigilante, pero escribió esto sobre nuestros tiempos y sobre un vigilante que entra en escena, después de Winston Churchill. Primero, fue Winston Churchill, el atalaya que fue elegido, y luego, verso 7, Dios después de ese período de tiempo y para la tercera Guerra Mundial, dijo que Él Mismo había elegido a un atalaya, para profetizar a este mundo, en especial al pueblo de Israel (que debería saber mejor de lo que estaban haciendo), lo que se les venía encima.
Se los enseñó y no les gustó, se quedó solo y le dieron muchos problemas.
El Léxico Caldeo dice sobre el vigilante: “asomarse, inclinarse hacia delante para ver”. Esto es algo que se acercaba muy rápido, y aquí se explica lo que hay que hacer. ¡Será mejor que salga, que vea lo que viene y que haga algo al respecto!
Ezequiel no era un vigilante. Estaba en cautividad cuando escribió su libro. Era esclavo de los poderes gentiles de la época.
Este es un tiempo escogido para un vigilante, y cuando se habla de Ezequiel 33 en verso 7, ¡no es para el tiempo de Ezequiel en absoluto! ¡Es para este tiempo, hoy! ¡Y todas estas profecías de Ezequiel se están cumpliendo ante sus ojos! ¡Es así de malo! ¡Y debemos ver lo que se avecina en este mundo hoy!
¿Vamos a ser como era la gente cuando Hitler se alzó? Y, por cierto, ¡Alemania se está levantando de nuevo, y van a ser más poderosos y más enfocados militarmente y van a causar más sufrimiento del que este mundo haya visto! ¡Y se nos viene encima en este tiempo del fin si no despertamos! Ezequiel 33 dice algo que tenemos que hacer si queremos controlar esto.
Noten el verso 11 de Ezequiel 33. ¡Aquí está la solución! ¡Dios nos salvará si hacemos caso a esto y nos protegerá! Y lo hará con los escogidos si el resto no se arrepiente. Noten el verso 11: “Diles: Vivo yo, dice [el Eterno] el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”. ¡Una profecía poderosa! ¿Cómo puede alguien pasar por esto y no preocuparse? Dios dice: “Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”. ¡Se trata de la muerte de naciones! ¡Y está nombrando a las naciones! Y tenemos un libro sobre Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía que dice qué naciones figuran aquí, y necesitan preocuparse; créanme.
La Primera Guerra Mundial se aproxima, y esta vez no hay vigilante político. ¡Sólo hay un atalaya de Dios que dirá lo que viene sobre la tierra y sobre Israel y sobre el mundo entero! ¡La Gran Tribulación y el Día del Eterno! Malaquías 4, versos 5 y 6. No debemos degenerarnos o moriremos como nación, y varias naciones de Israel, tres de ellas, en particular.
Y Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía lo explica todo. Sin duda habla de Estados Unidos, Gran Bretaña y Judá. Estas son naciones de las que deberíamos preocuparnos y de las que deberíamos saber mucho porque son actores clave en el nombre de Israel.
Así que, si queremos entender esto y comprenderlo, tendremos que entender la historia como lo hizo Winston Churchill. ¡Él conocía la historia! ¡Sabía lo que habían hecho en el pasado! ¡Y sabía que lo harían una y otra y otra vez! ¡La historia sigue repitiéndose! Pero les advirtió de lo que estaba ocurriendo, y de cómo más les valía comportarse y levantarse y luchar como un león, o de lo contrario iban a perder su país. La historia ha demostrado que la gente se degenera cada vez más, y en muchos casos ni siquiera creen en la historia, y no se les ha enseñado historia, ni siquiera hoy en día. ¡Muchas universidades ni siquiera enseñan historia! ¡Y nuestra historia! ¡Y eso es un error impensable! ¿Cómo puede ser? Porque es su historia pasada la que le muestra lo que tiene que hacer para evitar verdaderas catástrofes en las que estuvo inmerso, ¡de eso se trata!
Así que será mejor que aprendamos de la historia, y especialmente de la Biblia y de esa historia. Y Dios nos dice exactamente lo que viene. En todas las profecías, ¡Él lo dice todo! Y si no lo cree, consulte nuestra literatura y le mostraremos lo que queremos decir con eso. Si no conocemos la historia, ¡no tenemos una base real sobre la que construir! Tenemos que entender la historia y hasta cierto punto podemos profetizar porque sabemos lo que ocurrió en el pasado y podemos ver que va a volver a ocurrir. Churchill lo vio.
Un vigilante siempre debe apuntar a la historia, pero sobre todo, necesitamos apuntar a la profecía y conocer y aprender las profecías de Dios y no dejarnos confundir por las palabras y los hechos. Tenemos que entender esas palabras y esos hechos y lo que Dios quiere que hagamos, y Él nos protegerá si nos arrepentimos y hacemos lo que Él dice. Quiere salvarnos, ¡física y espiritualmente! ¡Qué verdad tan maravillosa es esa!
Winston Churchill dijo: “Alemania es un país fértil en sorpresas militares”. ¡Oh, siempre lo son! Lo hacen a lo largo de sus movimientos militares, y atacan cuando nadie se lo espera y cuando creen que son sus amigos, y los destruyen, ¡y va a volver a ocurrir! ¡Está ocurriendo en Europa ahora mismo! Ese país se está convirtiendo en el más poderoso de Europa; ¡ya lo es en la economía y lo está siendo en el ejército! ¿Y a dónde nos lleva eso? ¿Adónde van y de qué se trata? Se trata de una tercera guerra mundial; ¡de eso se trata! Está ahí mismo en la Biblia y habla de ciudades que se van a quedar sin habitantes a causa de una bomba nuclear en sus ciudades.
Él enseñó historia, pero era vigilante y estaba preparado para las sorpresas militares alemanas.
Si miran otros versos puede ver donde Dios dice continuamente advertir, advertir, advertir. En los versos 3 a 9, la advertencia ocurrió ocho veces. Dios sigue repitiéndolo y repitiéndolo y repitiéndolo. Y dice en el verso 8 que “el impío morirá por su pecado”, y dice, si ustedes, ustedes que tienen el mensaje que les he dado, si no difunden el mensaje, ¡van a morir con ellos! “El impío morirá por su pecado”, es decir el impío que no habló para advertir lo que Dios le había dado. Así que tienen que hacerlo. Tenemos que hacerlo o nos castigarán como a los demás. Dios nos da la oportunidad de ser protegidos y no tenemos que pasar por todo esto. ¡Quiere salvarnos! Y ésta es una información preciosa que necesitamos. Un lugar de seguridad, y por eso, muy bien, si Dios nos ha dado un mensaje, será mejor que advirtamos a la gente o vamos a sufrir con todos esos millones y millones de personas de este planeta. Va a ser la Gran Tribulación y el Día del Señor, ¡el mayor sufrimiento jamás visto en este planeta! ¡Es así de malo!
Si miran Ezequiel 33 en versos 28 y 29, habla de su propio pueblo que se ha vuelto tibio, y hablan de que les gusta el mensaje de Dios, pero no lo hacen; no aplican lo que Dios dice, pero les gusta oírlo. Pero sólo vuelven a su propia codicia y no escuchan a Dios.
Lloyd George dijo hace años que “no se trata de que un general sea mejor que otro, sino de que un general sea mejor que dos”. En otras palabras, ¡será mejor que encuentre al hombre y al líder adecuado, y que le siga! No dos líderes, no dos generales, sino uno solo en un espacio determinado. Tenemos que estar preparados para estas cosas.
Si miran Apocalipsis 12 en verso 12, habla de que tenemos un tiempo muy corto y Satanás ya lo sabe. Él está aquí en la Tierra y ha sido arrojado de nuevo a esta Tierra, y tenemos que darnos cuenta de ello para poder escapar de su guerra maligna contra nosotros.