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El resurgimiento de la Alemania Nazi (primera parte)

Alemania y el Sacro Imperio Romano: capitulo uno

El resurgimiento de la Alemania Nazi

¿Cómo es que en esta era sofisticada pudo resurgir la horrorosa maldad, y el mensaje de odio inspirado por Adolfo Hitler y el régimen Nazi durante la Segunda Guerra Mundial? ¡La historia del mundo y la profecía bíblica debieran golpearnos como un rayo con la respuesta apropiada a esa pregunta! Pero el hombre no ha aprendido la lección de la historia, y la profecía de la Biblia ha sido ridiculizada.

Aunque para aquellos con una mente abierta, la historia y la profecía revelan hacia dónde está llevando este moderno resurgimiento de Alemania. El espíritu y el mensaje de Hitler no murieron cuando terminó la guerra. Se mantiene vivo. Y pronto, su fea cabeza resurgirá para arrojar a este mundo a una batalla final antes de que Cristo regrese (Mateo 24:21-22).

En 1941 (antes que la guerra terminara), el escritor alemán Emil Ludwig escribió un libro titulado, “The Germans: Double History of a Nation [Los alemanes: Doble historia de una nación]”. Ludwig no estuvo para nada sorprendido de encontrar a Alemania conduciendo a las naciones a otra conflagración mundial. En la página 484, él escribió: “[Alemania es] una nación que durante mil años ha resistido cualquier autoridad impuesta sobre ella, que nunca luchó por voluntad propia por su libertad, que rápidamente buscó su camino de regreso al yugo cuando logró la libertad en contra de su voluntad… el mundo debe comprender que esta nación alemana en conjunto no muestra inclinación a cambiar. El primer error al que sucumbimos fue cuando creímos después de la [Primera] Guerra Mundial que una nueva Alemania sí era posible; ese primer error debería protegernos contra un segundo error”.

Deberíamos haber aprendido nuestra lección desde la primera Guerra Mundial – la guerra que se suponía terminaría con todas las guerras. Pero no lo hicimos.

La gente eludía a Winston Churchill en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, incluso lo tildaban de agitador. Pero fiel a la predicción de Churchill, la maquinaria de guerra nazi salió a gobernar al mundo y a destruir cualquier cosa que estuviera a su paso. Si no hubiese sido por el firme liderazgo de Churchill, los alemanes habrían logrado su objetivo.

¿Aprendieron finalmente los alemanes y el resto de la humanidad la lección?

El milagro de los años 50

Herbert Armstrong describe la devastadora destrucción de Alemania en 1944 y 1945 como “una de las peores derrotas” que se le haya aplicado a alguna nación. “A finales de la Segunda Guerra Mundial”, escribió, “todas las ciudades de más de 50.000 habitantes en Alemania fueron convertidas en un montón de ruinas, y también una gran cantidad de pueblos pequeños. Una de cada cuatro casas en Alemania fue destrozada. La mayoría de las ciudades fueron destruidas en un 80 por ciento. Colonia y Essen fueron destruidas en un 90 por ciento. De 29 puentes que cruzan el Rin, todos fueron destruidos. La visión de las ruinas sobre toda esta importante nación era completamente indescriptible. Cientos de miles de personas se quedaron sin hogar, arrastrando sus pies cansados a lo largo de las carreteras atestadas impidiendo el tráfico, otros miles caminando por los campos y durmiendo en zanjas. Los alemanes fueron derrotados. La guerra esta vez, golpeó su propia Patria” (The Plain Truth [La Pura Verdad], agosto 1959).

Los líderes occidentales de ambos lados del Atlántico les aseguraron a nuestros pueblos que esta Alemania desmoralizada nunca se levantaría nuevamente para golpear. En febrero de 1945 Franklin Roosevelt y Winston Churchill, dijeron lo siguiente en un documento firmado acerca de la política americano-británica en lo que respecta a Alemania: “Es nuestro inflexible propósito destruir el militarismo alemán y el nazismo y asegurar que Alemania nunca más podrá perturbar la paz del mundo. Estamos determinados a desarmar y disolver todas las Fuerzas Armadas alemanas, disolver para siempre el Alto Mando alemán que ha maquinado repetidamente el resurgimiento del militarismo alemán, remover o destruir todo el equipamiento militar alemán, eliminar o controlar toda la industria alemana que pudiera ser usada para producción militar. No es nuestro propósito destruir al pueblo alemán, sino que solo cuando el nazismo y el militarismo hayan sido extirpados, habrá esperanza de una vida decente para los alemanes y un lugar para ellos en la comunidad de las naciones”.

Pero mientras Washington y Londres prometían que Alemania nunca más sería capaz de dar un golpe, Herbert Armstrong estaba predicando al mundo entero que Alemania se levantaría de nuevo.

Note lo que dijo en un informe que dio en las Naciones Unidas el 9 de mayo de 1945: “Ha terminado la guerra en Europa – ¿no es así? Necesitamos despertar, y entender que ahora es el momento más peligroso en la historia de Estados Unidos, ¡en lugar de suponer que ahora tenemos paz!

“Los hombres planean, aquí, preservar la paz del mundo. Lo que la mayoría no sabe es que los alemanes tienen sus planes para ganar la batalla de la paz. Sí, dije batalla de la paz. Ese es un tipo de batalla que nosotros los norteamericanos no conocemos. Nosotros conocemos sólo un tipo de guerra. Nosotros nunca hemos perdido una guerra – es decir, una guerra militar; pero nunca hemos ganado en una conferencia, donde los líderes de otras naciones nos enfrentan en la batalla por la paz”.

“No entendemos la minuciosidad alemana. Desde el mismísimo comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ellos habían considerado la posibilidad de perder esta segunda ronda, como les pasó en la primera, y ellos han planeado cuidadosa y metódicamente, en tal eventualidad, la tercera ronda; ¡la Tercera Guerra Mundial! Hitler ha perdido. Esta ronda de guerra, en Europa, ha terminado. Y los nazis se han ido ahora a la clandestinidad. Los de Francia y Noruega aprendieron cómo ocultarse efectiva y organizadamente, para impedir la ocupación y el control de su país. París fue liberado por franceses clandestinos y los ejércitos Aliados. Ahora un nazismo clandestino está siendo planeado metódicamente. Ellos planean regresar y ganar en el tercer intento” (Autobiography of Herbert W. Armstrong vol. II [Autobiografía de Herbert W. Armstrong]). ¡Él dijo eso en 1945! Pero muy pocas personas le creyeron realmente al Sr. Armstrong. Muchos, aun hoy, ridiculizan sus declaraciones.

Brian Connell escribió “El Observador del Rin” en 1957, para informar acerca de la nueva Alemania sólo 12 años después de la guerra. “Usted debe buscar mucho en la Alemania de hoy”, comenzó su libro, “para encontrar vestigios visibles de la derrota. Debe fijarse mucho más si es que recuerda la catalepsia de la rendición total de hace sólo doce años antes”.

Otro historiador describió lo asombroso de la recuperación de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, como el “milagro” de los años cincuenta. El Sr. Armstrong, que visitó Alemania en 1954 y 1956, dio testimonio de primera mano acerca de la milagrosa recuperación.

Cuando Occidente (guiado por los Estados Unidos) comenzó a reconstruir Alemania, hasta Konrad Adenauer, el líder alemán después de la Segunda Guerra Mundial, dijo que [Occidente estaba] “tomando un riesgo calculado”. Él conocía a su propio pueblo. Sabía que el nazismo no estaba muerto. Éste nunca fue destruido; solamente se ocultó. 

Continúa en El resurgimiento de la Alemania Nazi (segunda parte)

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