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El Papa a Europa: Vuelvan a sus raíces cristianas
Los líderes europeos deben proteger “el legado religioso de este continente”. Eso es lo que el papa León dijo a los miembros de los Conservadores y Reformistas Europeos, el grupo en el que se sientan muchos partidos de la derecha europea cuando están en el Parlamento Europeo. Él dijo:
Todo el mundo es beneficiario de la contribución que los miembros de las comunidades cristianas han hecho y siguen haciendo por el bien de la sociedad europea. Sólo tenemos que recordar algunos de los importantes desarrollos de la civilización occidental, especialmente los tesoros culturales de sus imponentes catedrales, su arte y música sublimes, y los avances en la ciencia, por no mencionar el crecimiento y la difusión de las universidades. Estos desarrollos crean un vínculo intrínseco entre el cristianismo y la historia europea, una historia que debe ser atesorada y celebrada.
En una carta anterior, elogió al emperador Constantino y al Concilio de Nicea como modelo de cómo lograr la unidad entre los cristianos, pasando por alto el hecho de que esto se logró mediante la persecución sancionada por el Estado contra todos aquellos que discrepaban de la Iglesia Católica.
Continuó esa tendencia en la reunión de ayer, animando a los legisladores a emular a “Santo” Tomás Moro.
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Moro no era un santo: quemó a aquellos con los que no estaba de acuerdo y fue una de las voces más influyentes que justificaron la quema de protestantes en Inglaterra. Fue, sin embargo, sincero en sus creencias, optando por martirizarse él mismo en lugar de aceptar la ruptura del rey Enrique VIII con Roma.
Una vez más, el mensaje del Papa parece bonito en la superficie, pero si se mira un poco más abajo, uno se da cuenta de que está alabando a los líderes religiosos y políticos que construyeron “tesoros culturales” e impusieron el dogma religioso utilizando el poder del Estado, junto con estacas, cuerdas, madera y antorchas.
Esta es la Iglesia que la Biblia dice que parece un cordero y habla como un dragón. Un rey francés, Luis XIV, era famoso por crear “tesoros culturales”. Sin embargo, su relación con la Iglesia católica —como la de muchos líderes antes y después de él— condujo a un gran derramamiento de sangre. Herbert W. Armstrong advirtió durante años sobre el renacimiento de este espíritu católico en Europa. Ahora está ocurriendo en tiempo real, incluso mientras Europa se rearma.
