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African man

iStockphoto.com/Peeterv

El mundo necesita justicia

Abra sus ojos a la injustica que lo rodea, y aférrese a nuestra última y única esperanza para componerlo todo.

En el nororiente de Nigeria, un granjero llamado Umar Bate estaba prácticamente listo para recolectar y vender una gran cosecha de sandías. Un ganadero llamado Musa Jabbi cuidaba su rebaño de 400 vacas engordando sobre fértiles planicies. Un pescador llamado Abubakar Gamandi se preparaba para vender una rica carga de pescado que él había ahumando. Pero luego “todo salió mal”, dijo Los Angeles Times .

Boko Haram, el afiliado del Estado Islámico en África Occidental arrasó toda el área, saqueando y matando.

Cuando los terroristas atacaron el pueblo de Umar, él abandonó sus sandías, junto con 30 toneladas de arroz y 18 toneladas de maíz. Él fue forzado a moverse a un campo desolado de refugiados y reducido a una vida de mendicidad. Musa perdió cerca del 90 por ciento de su ganado y tuvo que acampar a las afueras de su pueblo. Los terroristas se apoderaron de los muchachos de su villa y los convirtieron en sus soldados de infantería. Abubakar dijo que los terroristas secuestraron un convoy de pescadores, les cortaron la garganta, los amarraron, y los arrojaron al lago Chad. Nadie ha vuelto a pescar por temor a los ataques.

Estos terroristas deliberadamente asesinaron o expulsaron a los productores de comida de Nigeria, saquearon las provisiones de alimentos, robaron y mataron el ganado, y forzaron a cerrar los mercados de comida rurales. Ellos saquearon villas, secuestraron niñas y mujeres, y mataron a personas indiscriminadamente. Su campaña de terror dejó cientos de miles de niños con desnutrición severa y causó que 1,4 millones de personas en el nororiente de Nigeria abandonaran sus hogares.

¿Por qué? ¿Cuál es su meta? Ellos desean establecer el Estado Islámico en Nigeria. Ellos están resistiendo a la occidentalización de la nación librando una guerra contra las personas que ellos consideran paganos. En otras palabras, mientras asesinan, asaltan, saquean y destruyen, ¡ellos piensan que están haciendo la obra de Dios!

El mundo hoy tiene tantas malas noticias que nosotros podemos fácilmente ni pensar en ello. Boko Haram difícilmente hace titulares a nivel mundial, ante tantas otras amenazas peligrosas. Pero esto es real, y está tornando al revés las vidas de personas reales, y matando a personas reales.

Estamos cerca del cumplimiento de lo que Jesucristo profetizó sería un tiempo de “gran tribulación”, cuando las condiciones mundiales llegarían a ser insoportables para la inmensa mayoría de la humanidad (Mateo 24:21). Pero hay personas sobre la Tierra hoy en día, que ya están viviendo a través de pesadillas similares a la Tribulación.

Nigeria es tan sólo una tragedia en un rincón del mundo que recibe escasa atención a nivel mundial. Piense en un joven de 17 que vive en las calles de Salvador en el nororiente de Brasil, que sólo puede sobrevivir haciendo trabajos “traficando, empacando, hurtando, matando” para una banda local de drogas. “Yo tenía un cuchillo, una pistola, todo ese tipo de cosas para defenderme”, él le dijo a un reportero de la bbc. “Sólo podía dormir en la mañana porque durante la noche tenía que permanecer despierto. Había muchos peligros, alguien podría venir y matarme”. Piense en el refugiado empobrecido y devastado por la guerra en Siria que vende uno de sus riñones por dinero. “¿Qué pueden ellos hacer?”, dice el intermediario que ilegalmente lo convenció de hacer eso. “Ellos están desesperados y no tienen otros medios para sobrevivir sino vender sus órganos”.

Piense en las niñas de países musulmanes a quienes les están mutilando sus genitales, siendo forzadas a casarse con hombres ancianos, o siendo vendidas para la esclavitud sexual. Piense en las mujeres que están siendo ejecutadas a muerte en la “justicia” islámica por el crimen de deshonrar a sus familias; porque ellas fueron violadas o renunciaron a su religión. Piense en las familias de Corea del Norte quienes viven con 2 dólares al mes, criando niños que tienen retraso de crecimiento por malnutrición, por causa del régimen tiránico que desvía todos los recursos para su ejército.

Usted comparte este planeta con otros 7,4 mil millones de personas. Todos ellos necesitan a Dios desesperadamente. Y cientos de millones de ellos, justo en este mismo momento, están sufriendo más opresión e injusticia que la que usted podría siquiera imaginar.

Cuando usted ve cuanta gente está sufriendo y siendo destruida, usted se da cuenta que éste es el mundo de Satanás. Él es ahora “el dios de este mundo (…) el cual engaña al mundo entero” (2 Corintios 4:4; Apocalipsis 12:9). A través de la historia humana bajo su gobierno, la gran mayoría de las personas han sido oprimidas, han vivido bajo la bota de un dictador y languidecido en esclavitud. Miles de millones han vivido en pobreza y privación. Miles de millones terminaron desnutridos. Miles de millones han sufrido de la guerra. La vasta mayoría ha vivido en ignorancia. La vasta mayoría ha sufrido injustica terrible en este mundo gobernado por Satanás el diablo.

El apóstol Pablo dijo que no debemos perder de vista a estas personas. “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres”, escribió él (1 Timoteo 2:1). ¡Él nos insta a ofrecer súplicas, oraciones, intercesiones e incluso gracias por todos ellos! Nosotros los perdemos de vista a ellos en medio de las distracciones y asuntos del día a día—pero debemos aprender a pensar de ellos en la forma en que Dios lo hace: “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (versos 3-4).

Dios tiene un maravilloso plan para extender la salvación a todas las personas. Jesucristo murió por todos los hombres, para tratar con ellos a su debido tiempo (versos 5-6). Dios quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. Pero justo ahora este mundo es gobernado por Satanás, el cual quiere que todos los hombres sufran y sean destruidos.

Pero Dios ve lo que está sucediendo. Y Él promete traer justicia perfecta, para todos los hombres.

El Dios de justicia perfecta

Imagine cómo se siente Dios cuando ve a un despreciable ser humano oprimiendo a otro ser humano. ¡Esto lo torna furiosamente enojado!

Lea el mandato de Dios en Zacarías 7:8-10: “Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano”. Cada ser humano es finalmente un hijo de Dios. Muestre compasión. Especialmente vele por aquéllos que están más necesitados. ¡Éste es un mandamiento! Esto es realmente importante para Dios.

Tristemente, bajo la influencia de Satanás este mundo no ha hecho caso de las instrucciones de Dios. “Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que el Eterno de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto [note] gran enojo de parte del Eterno de los ejércitos” (versos 11-12). Ellos no han juzgado conforme a la verdad; no han mostrado misericordia o compasión. Ellos han hecho acepción de personas y han sido injustos. Ellos han sido crueles y dictatoriales. Ellos han oprimido al débil, a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre. Esto ha indignado a Dios, ¡y Él va a enviar gran ira! Un castigo terrible está a punto de venir por causa del tratamiento terrible del hombre a su prójimo.

“Y aconteció que, así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos; sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable” (versos 13-14). Ésta es una expresión de la justicia perfecta de Dios: Ellos no me escucharon, ¡así que yo no los escucharé a ellos!

La buena noticia es que Dios establecerá la justicia perfecta. Este castigo conduce justo a la visión de familia de Zacarías 8: “Así ha dicho [el Eterno] de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días. Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas” (versos 4-5). Con el fin de traer esta visión feliz, ¡Dios debe primero confrontar las injusticias de este mundo!

Dios está apasionado por establecer y administrar la justicia perfecta. Y Él quiere formar esa misma cualidad de carácter en usted.

Lo que Dios exige de usted

Dios quiere que usted odie la opresión y el sufrimiento. Su ley repetidamente nos ordena cuidar del ciego, el sordo, el pobre, el extranjero y de aquéllos que están en necesidad. “El que oprime al pobre [humilde o débil] afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra” (Proverbios 14:31; rsv). ¡Dios toma muy personalmente la manera en que usted trata a su prójimo!

Cuando Cristo regrese, Él separará a las ovejas de las cabras (Mateo 25:31-33). ¿Con que criterio? Por como usted trató a quienes estaban hambrientos y sedientos; como usted trató al extranjero y a aquéllos que estaban desnudos, enfermos o en prisión. Si usted les dio de comer, les dio agua, los llevó dentro, los vistió, los visitó. Entonces, ¡Dios dice que es como si usted le hubiera hecho eso a Él personalmente! Si usted ignoró a aquéllos que estaban sufriendo y los trató con desdén, ¡Él toma eso personalmente también! Y Él dirá a usted: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (verso 41).

Es fácil tratar a alguien despectivamente sin siquiera pensarlo. ¡Pero Dios dice que eso tiene consecuencias eternas!

“El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor; y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo” (Proverbios 17:5). ¿Cuántos en este mundo no se alegran de las calamidades? Es un gran entretenimiento ver a las personas caer. Pero Dios dice que tal desprecio por otros será castigado.

Dios quiere que trate a otros como usted quiere ser tratado (Mateo 7:12). Cuando Dios ve a alguien sufriendo una calamidad, Él no se alegra… ¡Él se aflige! Dios no tiene placer en la muerte; ni siquiera en la muerte del malvado (Ezequiel 33:11).

“No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en la puerta al afligido; porque Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren” (Proverbios 22:22-23). ¿No es eso perfecta justicia? Muchas personas piensan que se han salido con la suya haciendo robos, oprimiendo, despojando, pero Dios les está siguiendo la pista. ¡Él promete asegurar que la justicia sea cumplida!

“El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias, o que da al rico, ciertamente se empobrecerá” (verso 16). Ha habido muchas empresas que cotizan en la bolsa que han perdido miles de millones, costándoles una fortuna a los inversionistas; pero de alguna manera los principales ejecutivos se han marchado con varios millones. La gente lo llama un desastre, pero los ejecutivos no piensan así; ellos salieron ganando. ¿Hay algo de justo en eso? ¡Dios dice que Él despojará a quienes despojaron a otros! Aquéllos que consiguieron su riqueza ilícitamente no les importó dejar a otros en la pobreza. Dios se asegurará que aquellos entiendan lo que se siente caminar descalzo.

“El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo [el Eterno]” (verso 2). Muchas personas ricas piensan que son mejores que otros. Pero la riqueza no cambia el estatus de alguien a los ojos de Dios. Él hizo a toda la humanidad; y Él quiere que todos alcancen todo su potencial.

Dios se levantará

Piense en las 302.093 personas que fueron asesinadas mundialmente en solo 2010, de acuerdo a las Naciones Unidas. Todas esas víctimas recibieron injusticia. Y muchos de esos asesinos se escaparon de la justicia. Adicionalmente, unas 576.133 personas cometieron suicidio. Esta fría estadística representa una montaña de sufrimiento, de aquéllos que tomaron sus propias vidas, y de los que ellos dejaron atrás.

El programa de Desarrollo Humano de la ONU afirmó que 103.437 personas fueron muertas en guerras civiles en 2010; 25,3 millones fueron expulsadas de sus hogares; 12,8 millones de refugiados fueron expulsados de su país. Encima de eso, 5 millones de personas murieron a causa de la contaminación, como agua insalubre y aire impuro. Muchos de estos problemas son causados por mala administración por parte de líderes que no tienen ninguna preocupación por la gente.

El Salmo12 fue escrito cuando la injustica era rampante. Los versos 2 al 4 describen condiciones muy parecidas a las de hoy. ¿Cómo responderá Dios? “Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el Eterno…” (verso 5). Dios oye los lamentos del necesitado, ¡y Él detendrá la opresión! “Pondré en salvo al que por ello suspira”, dice la Nueva Versión King James.

Usted puede tener absoluta confianza en las promesas de Dios (verso 6). La gente dice, ¿Dónde está Dios? Él no ha venido de acuerdo a sus cálculos, pero sí que viene; ¡téngalo por seguro!

¡Dios odia la opresión y el sufrimiento! Él odia el hecho de que este mundo sea gobernado por Satanás, sometiendo al sufrimiento y esclavitud del pecado, a la humanidad. ¡Dios está lleno de compasión por socorrer al mundo y liberar a la humanidad!

En el Salmo 72 que el rey David escribió para su hijo Salomón, él describió un gobierno justo. “Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio. Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia. Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor” (versos 1-4). ¡Hay tantos gobiernos en este mundo que son opresivos! El gobierno de Dios rompe con la opresión, y salva a los niños de los necesitados.

Estos niños no están sólo allá lejos en El Salvador o en Sudán del Sur. Ellos están en su ciudad. El año pasado mientras viajaba en avión, me tocó sentarme al lado de una mujer que trabajaba en un edificio de salud mental en la Ciudad de Oklahoma. Ella me contó que este sitio prestaba servicio a niños de tan sólo 6 años. Ellos habían sido terriblemente abusados, al punto en el que algunos de ellos ahora oían voces diciéndoles que ¡mataran a sus padres! Tales tragedias se están desarrollando a unos cuantos kilómetros de mi hogar en una comunidad rural pacífica de Oklahoma. ¿Qué está sucediendo en este momento en su vecindario?

“Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos” (versos 12-14). Dios está apasionado por establecer la justicia perfecta.

La oración del afligido

El Salmo 102 se titula: “Una oración del afligido”. Usted podría verlo como una profecía de lo que la gente estará diciendo en la Gran Tribulación. “[Eterno], escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mí tu oído; apresúrate a responderme el día que te invocare” (versos 1-2). Salmos como éste ofrecen gran esperanza a aquéllos en aflicción. Pronto, ¡ésta será la oración del mundo!

Dios se va a levantar y tener misericordia de aquéllos que sufren (verso 13). Dios está poniendo sobre aviso a los líderes injustos de este mundo (verso 15).

“Por cuanto [el Eterno] habrá edificado a Sion, y en su gloria será visto; habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos. Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que está por nacer alabará a JAH, porque miró desde lo alto de su santuario; [el Eterno] miró desde los cielos a la tierra, para oír el gemido de los presos, para soltar a los sentenciados a muerte; para que publique en Sion el nombre de [el Eterno], y su alabanza en Jerusalén, cuando los pueblos y los reinos se congreguen en uno para servir a [el Eterno]” (versos 16-22). Que Dios apresure ese día, el cual vendrá después de la Tribulación y el Día del Señor.

En 2016, el Unicef advirtió que 25.000 niños están sufriendo de una severa malnutrición aguda en Corea del Norte. Una terrible sequía ha estropeado su producción agrícola; las mujeres, y los niños en particular se vieron afectados por la reducción de sus raciones de alimentos. ¡Esta nación está gastando enormes recursos para construir misiles balísticos intercontinentales y cabezas nucleares! Las naciones occidentales quieren castigarla imponiéndole sanciones económicas, pero los líderes de Corea del Norte son tremendamente indiferentes a las sanciones porque a ellos no les importa si su pueblo muere de hambre alrededor de ellos.

La ONU (Organización de las Naciones Unidas) para la Alimentación y la Agricultura estima que alrededor de 795 millones de personas sufrieron de desnutrición crónica entre 2014 y 2016. El UNICEF estima que 156 millones de niños alrededor del mundo están afectados por atrofia, lo cual es un largo y lento proceso causado por una pobre nutrición, lo que hace que ellos tengan proporciones corporales normales, pero fallan en alcanzar una estatura normal. Algunos niños de edad preescolar en Corea del Norte son casi 13 centímetros más bajos que sus similares (inclusive de la misma familia) en Corea del Sur. En la región subsahariana, más de 1 de cada 4 personas están desnutridas. La desnutrición causa 3,1 millón de muertes infantiles cada año. En 2011, ¡esto representó el 45 por ciento de todas las muertes infantiles de los menores de 5 años!

Cada uno de estos niños es tan precioso como sus hijos y los míos. Ellos no son extras en una película. Son gente real que se está marchitando lentamente.

“Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos. Entonces clamaron a [el Eterno] en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Los dirigió por camino derecho, para que viniesen a ciudad habitable. Alaben la misericordia de [el Eterno], y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta” (Salmo 107:5-9). Esto también tiene una aplicación espiritual; Dios llenará al espiritualmente hambriento en este mundo. Pero también es emocionante pensar en cómo Él corregirá los problemas de desnutrición, hambre e inanición.

¡Este mundo también está a punto de experimentar una revolución en la salud! Comida buena y saludable estará disponible para todos, y habrá sanidad sobrenatural para aquéllos que están enfermos (versos 17-20). Simplemente considere lo que Cristo hizo en Su primera venida: ¡Él sanaba a las personas constantemente! “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó” (Mateo 4:23-24). Dios quiere sanar al mundo entero.

“Los que descienden al mar en naves, y hacen negocio en las muchas aguas, ellos han visto las obras de [el Eterno], y sus maravillas en las profundidades. Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso, que encrespa sus ondas. Suben a los cielos, descienden a los abismos; sus almas se derriten con el mal. Tiemblan y titubean como ebrios, y toda su ciencia es inútil” (Salmo 107:23-27). Este mundo está experimentando toda clase de tormentas. En 2016, al menos 10.000 personas murieron en cada una de las guerras en curso en Siria, Afganistán, Irak y Nigeria. ¡Sólo en Siria 55.000 han muerto! Las guerras en México, Yemen, Pakistán, Ucrania, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Egipto y Libia, mató al menos 2.000 personas cada una sólo el año pasado. Dios anhela traer paz a estas regiones devastadas por la guerra (versos 28-30).

Liberar a los prisioneros

El Salmo 107 también describe a aquéllos sufriendo en prisión: “Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, por cuanto fueron rebeldes a las palabras de [el Eterno], y aborrecieron el consejo del Altísimo. Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones; cayeron, y no hubo quien los ayudase” (versos 10-12). ¿Cuántos en este mundo viven en cautividad por causa de sus propias rebeliones? ¿Cuántos están sentados en prisión por causa del pecado de otras personas?

Durante la Segunda Guerra Mundial, los complejos industriales de Alemania fueron bombardeada por los ataques aéreos de los Aliados. Entonces ésta comenzó a construir instalaciones subterráneas para producción. En una de las instalaciones llamada el campo Dora-Mittelbau, los prisioneros cavaron grandes túneles y construyeron enormes fábricas subterráneas e instalaciones para el desarrollo de misiles y armas experimentales. Los prisioneros fueron mantenidos en su mayoría bajo tierra, privados de la luz del día y del aire fresco. La tasa de mortalidad era más alta que en la mayoría de los campos de concentración. Los crematorios se mantenían ocupados incinerando los cuerpos.

En abril de 1945 el ejército soviético estaba avanzando y los nazis comenzaron a evacuar a los prisioneros de Dora-Mittelbau, y los enviaron al campo de Bergen-Belsen. Miles murieron durante esas marchas de muerte bajo condiciones horrendas. Uno de los judíos que sobrevivió y pasó de Dora-Mittelbau a Bergen-Belsen fue Alan Zimm.

“Exactamente a las 9 en punto, la puerta del campo, la cual estaba a dos cuadras de distancia,” dijo Zimm, “se podría ver muy lejos, la puerta se abrió y un jeep con cuatro policías militares Eran los ingleses vestidos con cinturones blancos, guantes blancos y boinas rojas. Ellos se sentaron en frente del jeep, los cuatro con ametralladoras como ésa. Y un camión con parlantes detrás de ellos que anunciaba: ‘mis queridos amigos’, en muchos idiomas. En alemán, en polaco, en judío, ustedes nómbrenlo. ‘Desde ahora en adelante ustedes son libres. Ustedes son liberados por las fuerzas aliadas. Y los alemanes ya no tienen nada que ver con ustedes. Ustedes son personas libres’.

“Todos estaban llorando. Fue una experiencia tan emocional. Es difícil de describirlo. Las personas estaban saltando y abrazándose y besándose. Y todos estaban corriendo hacia el jeep…. Ellos levantaron al policía militar en sus hombros y lo cargaron por todos lados alrededor del bloque. Y aún las personas no lo creían. Había mucha gente aún temerosa” (Museo Memorial del Holocausto de Estados Unidos).

“Luego que clamaron a [el Eterno] en su angustia, los libró de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones. Alaben la misericordia de [el Eterno], y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro” (versos 13-16). ¡Qué maravillosa profecía! ¡Este tipo de liberación va a suceder en una escala global!

Gerda Weissmann Klein tenía 15 años cuando los nazis invadieron su país, reclutaron a su hermano, y la movieron a ella y a sus padres a un gueto. Su padre fue arrebatado para siempre, muriendo en Auschwitz. Luego ella fue separada pateando y gritando de su madre, quien también moriría en Auschwitz. Ella pasó años esclavizada en un campo de concentración de fábricas textiles. Luego, ella fue forzada a una marcha de muerte de 563 kilómetros en invierno, que mató a cerca de 3.880 de las 4.000 mujeres, incluyendo a Ilse, la mejor amiga de Gerda quien murió en sus brazos.

“De repente vi un carro extraño que bajaba de la colina, ya no verde, no llevaba la esvástica, sino una estrella blanca”, dijo ella. “Era una especie de vehículo salpicado de barro, pero nunca había visto una estrella más brillante en mi vida. Y dos hombres saltaron, vinieron corriendo hacia nosotros y uno vino hacia donde yo estaba… Él me habló en alemán—él dijo, ‘¿alguien aquí habla alemán o inglés?’ y yo le dije, ‘yo hablo alemán’. Sentí que tenía que decirle que éramos judíos… Estaba un poco temerosa de decirle eso, pero se lo dije, ‘Nosotros somos judíos, usted sabe’. Él no me respondió por un instante. Y entonces su voz traicionó sus emociones y dijo, ‘Yo también’. Yo diría que fue la hora más grandiosa de mi vida”.

Dijo ella, “Él parecía como un joven dios. Tengo que decirle que yo pesaba 31 kilogramos. Mi cabello estaba blanco. Y usted puede imaginar, no había tenido un baño en años”. Pero este hombre la llamó una dama. Él le pidió que le mostrara donde estaban las otras damas—y dijo, “¿No vendrás conmigo?” “Y yo le dije, ‘Seguro’. Él mantuvo la puerta abierta para mí y me dejó que pasara adelante, y en ese gesto me restauró a la humanidad.

“Y ese joven estadounidense de aquel día”, dijo Gerda, hoy “es mi esposo” (ibíd.).

“Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos, y fundan ciudad en donde vivir. Siembran campos, y plantan viñas, y rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera; y no disminuye su ganado” (versos 35-38).

Pronto, las personas no tendrán que experimentar ese tipo de horrores nuevamente. Umar Bate, Musa Jabbi, Abubakar Gamandi, y todos aquéllos viviendo en pesadillas alrededor del mundo, nunca experimentarán otro ataque terrorista. ¡Pronto ellos tendrán muchas bendiciones derramadas!

“Levanta de la miseria al pobre, y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas. Véanlo los rectos, y alégrense, y todos los malos cierren su boca. ¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de [el Eterno]?” (versos 41-43). ¡El mundo entero entenderá de primera mano al Dios de la justicia perfecta!

“El Espíritu de [el Eterno] el Señor está sobre mí, porque me ungió [el Eterno]; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de [el Eterno]… a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de [el Eterno], para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones (…) Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así [el Eterno] el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones” (Isaías 61:1-4, 11).

Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Cristo se dio a Sí mismo como rescate por todos, y todos podrán reclamar ese regalo en su debido tiempo. ¡Ese tiempo viene pronto!

Cristo nos instruyó a orar que, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Ésta es una oración de anhelo, para ver a Dios liberando a este mundo de su sufrimiento. Fervientemente pídalo a diario. Haga todo lo que pueda para ser parte de la solución en vez de contribuir al problema. ¡Apoye a la obra de Dios que le advierte a la gente de lo que se están haciendo a sí mismas, y les ofrece la esperanza de que Dios terminará con esta locura!

¡Vea al mundo en derredor y clame porque Dios se levante! Vea la visión del plan de Dios para toda la humanidad. Y haga todo lo que pueda para apresurar el día cuando podamos finalmente ayudar a Dios a traer la justicia perfecta a toda la humanidad. 

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