Reciba nuestro boletín gratis

Japan, military

Tomohiro Ohsumi/Getty Images

El lugar de Japón en el futuro (primera parte)

Russia y China en profecía: capítulo cinco

Continuación de India: la otra potencia económica de Asia (tercera parte)

Durante los pasados 70 años, una fuerte relación entre EE UU y Japón ha garantizado la seguridad económica y militar en Asia Oriental. Pero ahora parece que los líderes de Japón están cada vez más alejándose de ese asocio.

Incapaz de ajustar su propia espiral económica deflacionaria, ¿podría Japón intentar revivir su economía tomando un enfoque más independiente en la seguridad de Asia Oriental? Cualquier separación de EE UU requeriría que Japón intensifique su gasto de defensa. Esto podría ser justo lo que Japón necesita para remediar su enfermedad económica.

El problema es que, el militarismo japonés tiene una historia peligrosa. Su resurgimiento más reciente sólo fue detenido por bombardeo nuclear en 1945.

Despertando al Samurái

Hoy día, Japón ostenta uno de los 10 principales arsenales militares en el mundo y la cuarta más grande fuerza naval. A pesar de toda su fortaleza naval, industrial y económica, Japón hasta hace muy poco ha sido visto como un poder benigno, constreñido por las memorias del desastre nuclear que terminó con sus hazañas imperiales pasadas. Pero, como ha sido el caso con muchas otras naciones, los eventos del 11 de septiembre de 2001 alteraron la mentalidad japonesa.

Tan sólo un mes después del 11/9, el entonces primer ministro Junichiro Koizumi adoptó una legislación antiterrorista en el régimen que permitía que el ejército japonés suministrara apoyo logístico para la guerra contra el terrorismo declarada por Estados Unidos.

¿Por qué Japón pudo ingresar al teatro de batalla tan fácilmente? Mire bajo la superficie y usted encontrará que Japón en realidad, no ha sido el poder benigno que ha proyectado ser desde su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Durante décadas Japón ha evadido la aplicación estricta del artículo 9 de la ley constitucional impuesta por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, el cual declara inequívocamente que “el pueblo japonés para siempre renuncia a la guerra como un derecho soberano de la nación y la amenaza o uso de la fuerza como medios para resolver disputas internacionales… [Fuerzas de tierra mar y aire, así como otro potencial bélico, nunca serán mantenidos” (énfasis agregado en todo). El ejército de Japón comenzó a ser resucitado ya en 1950, cuando una reserva de la Policía Nacional fue establecida como reemplazo para las tropas estadounidenses que fueron enviadas a la guerra de Corea. El gobierno japonés transformó esta fuerza policial en las Fuerzas de Autodefensa (sdf por sus siglas en inglés) en 1954, con el total apoyo de EE UU.

Con el paso del tiempo y las memorias de la Segunda Guerra Mundial desvanecidas, las Fuerzas gradualmente expandieron su alcance. En 1992, Japón aprobó la ley de Cooperación de Paz de la ONU, lo cual permitió a las Fuerzas de Autodefensa hacer parte en ciertos aspectos no militares de misiones de la ONU. Los soldados japoneses podían ahora estar estacionados fuera de las fronteras japonesas.

Los eventos a partir del 11 de septiembre de 2001 produjeron lo que el New York Times llamó “la transformación más significativa en el ejército de Japón desde la Segunda Guerra Mundial” (23 de julio de 2007). El ejército de Japón está viéndose menos y menos como una fuerza de “autodefensa”. En 2004, Japón envió tropas no combatientes a Irak. Al final de 2006, la Agencia de Defensa se actualizó para convertirse en un ministerio completo, dándole una voz más fuerte y más clara en el gabinete de Japón. En 2007, aviones F-2 de Japón volaron 2.735 kilómetros sin abastecer combustible y lanzaron bombas activas de 500 libras como parte de un ejercicio de entrenamiento. Ahora Japón está incluso buscando usar el espacio para propósitos militares.

Con muchos de los tabúes ya rotos, sería un pequeño paso para que Japón modifique su Constitución pacifista.

“Por muchos años las Fuerzas de Autodefensa de Japón han estado preparando el terreno para esta nueva era. Japón tiene un pequeño ejército, aunque es más grande que lo que la mayoría de la gente imagina, pero más importante aún, la capacidad industrial del ejército de Japón es mucho más grande que lo que generalmente se asume”.

“Japón ya ha creado algunas de las armas más avanzadas del mundo y sabe cómo producirlas en masa. El surgimiento de Japón como una gran potencia militar en el futuro depende más de su voluntad que de su habilidad. Con el fin de tener una fuerza militar de clase mundial en unos pocos años, Japón simplemente tiene que decidir que la necesita” (George Friedman y Meredith Lebard, La próxima guerra con Japón).

En abril de 2014, el primer ministro japonés Shinzo Abe quitó la prohibición de exportación de armas que había sido promulgada en 1967. El embargo había prohibido la exportación de armas a las naciones del bloque comunista, países sujetos a embargos de exportación de armas bajo las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, y naciones involucradas en, o que probablemente estuviesen involucradas en conflictos internacionales.

Algunos meses más tarde, Tokio tomó la decisión de “reinterpretar” una sección clave de su Constitución pacifista: la prohibición sobre la autodefensa colectiva. Por 70 años, el país había interpretado esta sección como una limitante para que las fuerzas japonesas actuaran en su propia defensa, y nunca en defensa de sus aliados, y nunca en ningún conflicto fuera del territorio japonés. La reinterpretación significó que Japón podría usar su gran ejército de vanguardia en formas que habrían sido impensables tan sólo hace unos años: ahora, si un barco estadounidense está bajo fuego, Japón puede asistirlo; si un misil norcoreano está dirigido a un barco australiano, Japón puede derribarlo; si Naciones Unidas está involucrada en una actividad de “zona gris”, las tropas japonesas pueden participar.

La trascendental reinterpretación abre el camino para cambios más grandes en la Constitución de Japón. 

Continúa en El lugar de Japón en el futuro (segunda parte)

RCP_ES_AD