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El impacto del terremoto de Turquía

(CAN EROK/AFP VÍA GETTY IMAGES)

El impacto del terremoto de Turquía

Por qué las secuelas del desastre son verdaderamente sísmicas.

Cuando se producen acontecimientos mundiales que alteran la vida de millones de personas, los periodistas suelen describirlos con el término “terremoto geopolítico”. Uno de esos terremotos comenzó en las primeras horas del 6 de febrero. En este caso, además, fue literal.

En 24 horas, tres sismos de magnitud 7,8, 7,7 y 6,0 sacudieron la ciudad turca de Gaziantep, que tiene un área metropolitana de más de 2 millones de habitantes. Los temblores se sintieron en lugares tan distantes como Chipre y el Líbano.

Cada día que pasaba aumentaba el número de muertos. Al momento de escribir este artículo, la cifra oficial de vidas perdidas en Turquía y Siria supera las 41.000. Para el momento que usted lo lea, podría acercarse a las 50.000. Decenas de miles más están heridos. Millones de personas de ambas naciones han sido desplazadas. Se calcula que sólo en Turquía se han derrumbado 3.000 edificios. La provincia siria afectada de Idlib es el último bastión rebelde no kurdo de Siria. Varios millones de personas allí ya necesitaban ayuda humanitaria antes de los sismos. La ciudad de Alepo, que ya había sufrido intensos bombardeos durante la guerra civil siria, se vio especialmente afectada.

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Desde olas de calor a erupciones volcánicas, la región mediterránea ha tenido su ración de desastres naturales. Pero estos terremotos no fueron una catástrofe “normal”. “No hay palabras para describir la imagen de las familias (la mayoría de las cuales se han visto obligadas a desplazarse más de una vez), que tuvieron que abandonar sus hogares en medio de un frío glacial para refugiarse en calles inseguras en mitad de la noche”, declaró Fabrizio Carboni, director regional de la Cruz Roja para Oriente Próximo y Oriente Medio. El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan lo calificó de “el desastre del siglo”.

Los terremotos fueron traumatizantes. Pero ahora que el polvo se ha asentado, abundan las preguntas. ¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué permitió que esto sucediera? ¿Y cómo alterará esto el futuro de Turquía, Siria y sus alrededores?

Busquemos respuestas en la Biblia.

¿Dónde estaba Dios?

Cada vez que se produce una tragedia de una magnitud tan incomprensible, muchas personas se preguntan ¿por qué? ¿Por qué millones de personas se ven sacudidas y aterrorizadas, sus hogares, escuelas y negocios destruidos, sus barrios convertidos en escombros? ¿Por qué han de morir aplastados miles y miles y miles de padres, madres, hijas, hijos, hermanos, hermanas, abuelos y nietos? ¿Por qué nuestro mundo está tan lleno de tragedias sin sentido? ¿Existe Dios? Si es así, ¿por qué permite tal sufrimiento?

Mucha gente cree en Dios. Se les enseña que Él es omnisciente, lleno de amor y todopoderoso. Pero si eso es cierto, Él sabe del sufrimiento. Y si Él ama a esas personas y tiene el poder de detener ese sufrimiento, ¿por qué no lo hace?

La gente tiene teorías sobre por qué Dios permite el sufrimiento. Pero en momentos como éste, ya sean cristianos, musulmanes, judíos o de otro tipo, luchan por encontrar una explicación que suene verdadera.

Dios existe. Y Él nos da la respuesta clara y verdadera en Su Palabra. ¡Esa respuesta contradice precisamente lo que muchos religiosos enseñan, suponen y creen!

Dios no es el dios de este mundo.

¿Le han enseñado eso? La Biblia afirma que el diablo es real (“Satanás es real. ¿Lo reconoce usted?”, página 1). No sólo eso, también ha engañado al mundo entero. Y no sólo eso, él es el dios de este mundo (Apocalipsis 12:9; 2 Corintios 4:4).

¿El mundo que le rodea comienza a tener un poco más de sentido cuando se da cuenta de que el dios de este mundo es en realidad el diablo?

La Biblia describe la época en que vivimos como “este presente siglo [mundo, vkj] malo” (Gálatas 1:4). Eso es exactamente lo que es, y este mundo malo tiene un dios malvado.

Ezequiel 28 describe a un arcángel magnífico que era “lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (versículo 12). Isaías 14 nos dice que Dios dio a este ángel autoridad para gobernar la Tierra, pero luego él se volvió malvado e intentó apoderarse del trono de Dios. Este ángel se llamaba Lucero. Después de que se rebeló, Dios le cambió el nombre a Satanás. Y observe: Dios lo arrojó a la Tierra (Ezequiel 28:16; Apocalipsis 12:9, 12).

Satanás odia a los seres humanos. Y la Biblia muestra que el diablo, como actual (aunque temporal) gobernante invisible de este mundo, tiene el poder de provocar catástrofes como los torbellinos (vea Job 1). Es posible que el diablo tenga algo que ver en acontecimientos desastrosos como el terremoto de Turquía.

Pero esto deja sin respuesta nuestra pregunta. Si Dios tiene el poder de abatir a Satanás y confinarlo en la Tierra, tiene el poder de proteger a la gente de los desastres, incluso de los provocados por el poder del diablo. Entonces, ¿por qué permite Dios estos desastres? No debemos ignorar la tristeza, la miseria y la tragedia que nos rodean. Debemos afrontarla y aprender de ello.

Es muy posible que lo que ha sucedido aquí pueda hacer avanzar los propósitos finales de Dios de varias maneras.

Sismos políticos

Examinemos primero algunas posibles implicaciones políticas y proféticas.

Estos terremotos han sido las catástrofes más recientes que han sacudido a Turquía, pero se suman a un sinfín de tragedias que se han arraigado en la psiquis turca. Un terremoto sacudió los alrededores de Estambul en 1999 y mató a unas 17.100 personas. También catapultó la carrera política del entonces joven alcalde de Estambul, un tal Recep Tayyip Erdoğan. La lenta respuesta del gobierno turco desilusionó a mucha gente. Erdoğan hizo campaña contra el impopular statu quo y se convirtió en el líder de Turquía en 2003.

Veinte años después, este Erdoğan que era contrario al sistema es ahora el “nuevo viejo régimen” de Turquía. Él ha usado diversos métodos antidemocráticos para cimentar su poder, pero Turquía sigue siendo técnicamente una democracia. Sus tres ciudades más grandes (Estambul, Ankara e Izmir) están gobernadas por alcaldes de la oposición. Erdoğan hizo campaña en un principio sobre una plataforma de anticorrupción y de sabia gestión económica. Sin embargo, en la actualidad, la inflación está por las nubes y muchos miembros del círculo privado de Erdoğan se han vuelto millonarios misteriosamente.

La gente ya estaba harta del régimen de Erdoğan antes de que se produjeran los terremotos. Durante dos décadas ha tirado de todos los hilos posibles para aferrarse al poder, desde reprimir a las figuras de la oposición en la política y los medios de comunicación hasta alterar el sistema electoral de Turquía. Los terremotos parecen haber minado aún más su popularidad. Muchas personas, que denuncian la precariedad de las infraestructuras y la lentitud e inadecuada respuesta gubernamental a los terremotos, culpan ahora a Erdoğan de exacerbar la crisis, tal como lo había hecho él en 1999.

Se acercan las elecciones presidenciales de mayo cuyos resultados podrían ser tan aplastantes contra Erdoğan que él no tendría más remedio que ceder.

Los terremotos también están cambiando la política siria. Cuando se supo de la catástrofe, los equipos internacionales de rescate acudieron rápidamente en ayuda de Turquía. Pero ¿qué pasó con Siria? Está gobernada por el férreo dictador Bashar Assad, quien ganó notoriedad hace años por matar a su propio pueblo con armas químicas, y la guerra civil continúa hasta hoy. Algunos gobiernos, como el de Estados Unidos, ni siquiera mantienen relaciones diplomáticas con Siria. La mayor parte de Occidente, incluida Europa y los Estados árabes moderados, han evitado trabajar con Assad durante años.

Pero cuando se produjeron los terremotos, casi toda esta animosidad se olvidó de inmediato.

En dos días, Assad hizo una petición oficial de ayuda a la Unión Europea, la que rápidamente prometió millones de dólares en ayuda y comenzó a organizar una conferencia de donantes para marzo. “Ya estamos enviando un mensaje a la población [turca] y siria: la UE apoyará a sus comunidades”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Porque nadie debe quedarse solo cuando una tragedia como ésta golpea a un pueblo”.

Los gobiernos árabes moderados también están acudiendo en ayuda de Assad. Los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Jordania, Egipto y Arabia Saudí han entregado al régimen de Assad dinero, suministros de emergencia y otras ayudas. El terremoto le está dando a Assad la oportunidad de reavivar las relaciones incluso con Egipto y Arabia Saudí, países que han tenido relaciones notoriamente malas con su gobierno.

Profecía avanzada

Ambas tendencias tienen importancia bíblica debido a una profecía del Salmo 83. Ésta se refiere a una alianza de los pueblos de Oriente Medio en el tiempo del fin (versículos 6-8). El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribe en su folleto El rey del sur: “He aquí los nombres modernos de estas naciones (como se enseñó en el colegio Ambassador bajo Herbert W. Armstrong): Edom, es Turquía; los ismaelitas son Arabia Saudí; Moab es Jordania; los agarenos son los que antiguamente moraban en la tierra conocida actualmente como Siria; Gebal es Líbano; Amón también Jordania. No podemos ser muy precisos en este entendimiento, pero esto nos da una idea general buena”.

Entre todos los pueblos nombrados en este salmo, uno se encuentra fuera de la región de Oriente Medio: “Asur”. El Sr. Flurry escribe: “En un tiempo, ésta fue la capital de Asiria, que es el término que la profecía bíblica usa para la Alemania actual”.

Esta profecía crucial describe una alianza del tiempo del fin entre Europa y varios Estados árabes. Revela que el propósito de esta alianza es destruir a Israel “para que no sean una nación, y no haya más memoria del nombre de Israel” (versículo 4).

Siria es hoy la extraña de esta alianza. Por más de 40 años, ha mantenido una alianza estratégica con Irán, rival de Estados árabes moderados como Arabia Saudí. Las acciones de Assad en los 11 años de guerra civil de su país le han distanciado tanto del mundo árabe moderado como de Europa. Pero este reciente desastre ha demostrado ser una oportunidad para que Siria cierre varias de estas brechas.

El rey del sur demuestra que otra parte de esta alianza, Edom, es un nombre profético de la Turquía moderna. Otra profecía muestra que Turquía tendrá un camino especial propio que cumplir.

El libro de Abdías se dirige específicamente a Edom (versículo 1). Los versículos 10-14 muestran que, cuando las naciones modernas de Israel se enfrenten a la destrucción en un futuro próximo, los turcos las traicionarán. Una traición implica un cierto nivel de confianza de antemano. Erdoğan ha demostrado con sus acciones que no es amigo de las naciones de Israel. Es un islamista dictatorial que ha patrocinado a grupos terroristas como Hamás y la Hermandad Musulmana que intentan activamente destruir al Estado judío de Israel e incluso a sus naciones hermanas, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Erdoğan puede ser o no el líder turco que lleve a cabo esta traición. Pero con el aumento de la resistencia contra su régimen inmediatamente después de un terremoto catastrófico y antes de unas elecciones, puede que pronto sea sustituido por un líder en el que las naciones de Israel estén más dispuestas a confiar.

Estos terremotos masivos podrían acelerar el cumplimiento de las profecías del Salmo 83 y Abdías. Sin duda, esto podría haber influido en el propósito de Dios de permitir esta tragedia, incluso con un coste humano tan pasmoso.

Pero por pasmoso que sea el cumplimiento profético, hay preguntas aún más importantes que responder que implican no sólo a los presidentes de Turquía y Siria, sino a todos los turcos, a todos los sirios y a todos quienes han existido.

¿Por qué el sufrimiento?

El mundo se ha quedado paralizado de horror ante los videos de las secuelas de los terremotos. Se ve a la gente caminando delante de edificios por las calles de la ciudad, algunos de los cuales quedaron convertidos en escombros por el desastre inicial. Luego la cámara se sacude y gira hacia uno de esos grandes edificios mientras se derrumba lentamente. La gente huye mientras una enorme nube de polvo se cierne sobre ellos. Segundos más tarde, la cámara se sacude de nuevo y gira hacia un edificio situado al otro lado: ahora ese también se derrumba.

Un desastre similar ocurrió durante el ministerio de Jesucristo, y fue registrado y preservado para nosotros. Dieciocho personas murieron aplastadas en aquella tragedia. ¡Su enseñanza entonces es lo que cada persona en cada edificio derrumbado que llora cada cuerpo polvoriento y roto necesita oír!

Algunas personas pueden haber pensado —pueden pensar— que Dios no existe o que es insensible y cruel. Algunos creían que Dios existe, y que los que perecen de este modo deben haber merecido de algún modo su destino. Cristo refutó rotundamente esta opinión. Dijo: “¿Pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:4-5).

Aquí habló directamente del tipo de secuelas que millones de turcos y sirios están sufriendo en estos momentos. Él reconoció que algunos seres humanos sufren y mueren en tragedias aparentemente sin sentido. Entonces, ¿por qué ocurren estas tragedias si, como Él dijo, estas víctimas no cometieron pecados mayores para merecer un castigo mayor?

Todos hemos sido influenciados por el malvado “dios de este mundo” hasta cierto punto. Romanos 3:23 dice que todos los seres humanos son culpables de pecado. Eclesiastés 9:11 dice que tiempo y ocasión acontecen a todos. Jesús dijo que, de una manera u otra, “todos pereceremos igualmente”, ¡a menos que nos arrepintamos! Arrepentirse significa renunciar a todo su estilo de vida y someterse al camino de vida de Dios. Significa volverse al Dios verdadero y permitirle que le gobierne.

Jesús dijo que los desastres que está sufriendo la gente son advertencias para el resto de nosotros. De un modo u otro, su breve existencia terminará, a menos que se arrepienta de sus pecados y se vuelva a Dios.

No deje que su vida deambule hasta que se acabe, ya sea por un desastre, por una enfermedad o simplemente por acabar sus escasos días. ¿Qué importa ahora que la gente muriera bajo el derrumbe de la Torre de Siloé, o en la pasarela del Hyatt Kansas City, o en el terremoto de Turquía de 1999? Ya sea que ellos, o nosotros, vivamos 90 años, o nueve, no es tan diferente si vivimos sin sentido, sin arrepentimiento, sin calificar para recibir la vida eterna. Pero entregar su vida al Creador que se la dio, sin importar quién es usted o dónde o cuándo, lo cambia todo. Como enseñó Jesús, ¡este es todo el propósito de la vida humana!

Esto es lo que enseñan las imágenes de Turquía, si captamos la lección.

La lección más fundamental que puede aprender un ser humano es enfrentar la verdad de su propia impotencia apartado de Dios.

Pero ¿qué pasa con los que murieron? Incluso si podemos aprender lecciones de sus muertes, ellos no pueden… ¿o sí?

Observe las siguientes Escrituras: “Así ha dicho [el Eterno] el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis” (Ezequiel 37:5). “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios…” (Apocalipsis 20:12).

¡La verdad de la Biblia es que todos los que han muerto volverán a vivir! Sus muertes son sólo temporales: serán resucitados a la vida física. Y en ese momento, el dios de este mundo ya no será Satanás el diablo: ¡Será Jesucristo! Con Su Reino gobernando, Dios promete enjugar “toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor…” (Apocalipsis 21:4).

En un futuro próximo, Dios reemplazará a Satanás como gobernante del mundo. En el tiempo señalado Él resucitará a aquellos que han muerto, en toda Turquía y Siria, en todo el globo y por todas las generaciones. Él les dará la oportunidad de arrepentirse, de compartir una relación con Él, de cumplir el propósito para el cual Él los creó. Ya no ocurrirán tales tragedias, porque los seres humanos conocerán su propósito y a su Creador, y su Creador los bendecirá y protegerá.

Este artículo apenas introduce una de las verdades más profundas que pueden demostrarse en la Biblia. Para comprobarlo por usted mismo, solicite nuestro folleto gratuito Why ‘Natural’ Disasters? [¿Por qué los desastres ‘naturales’?, disponible en inglés].