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El FBI catea la casa del presidente Donald Trump en Mar-a-Lago

(GIORGIO VIERA/AFP VÍA GETTY IMAGES)

El FBI catea la casa del presidente Donald Trump en Mar-a-Lago

Este ataque del “Estado profundo”, ¿es realmente por los Archivos Nacionales?

El 8 de agosto, docenas de agentes armados que trabajan para el Buró Federal de Investigaciones catearon la casa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abriendo su caja fuerte y confiscando notas, cartas, correos electrónicos y documentos. ¿Cuál es la justificación legal de este cateo? Es algo confuso, pero al parecer se trata de recuperar información clasificada en relación con los Archivos Nacionales y la Ley de Registros Presidenciales.

El New York Post informó que la orden fue aprobada por un juez federal de la Florida quien alguna vez trabajó como abogado para personas cercanas al pedófilo en serie y traficante sexual Jeffrey Epstein.

“Estos son tiempos oscuros para nuestra nación, ya que mi hermosa casa, Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, está actualmente bajo asedio, siendo cateada y ocupada por un grupo grande de agentes del fbi”, escribió el Sr. Trump en un comunicado. “Nunca le había sucedido nada parecido a un presidente de Estados Unidos. Después de trabajar y cooperar con las agencias gubernamentales pertinentes, esta incursión no anunciada en mi casa no era necesaria ni apropiada. Se trata de una mala conducta por parte de la fiscalía, del uso del sistema de justicia como arma política y de un ataque por parte de los demócratas de izquierda radical que desesperadamente no quieren que me postule a la presidencia en 2024, especialmente con base en las recientes encuestas, y que igualmente harán cualquier cosa para detener a los republicanos y conservadores en las próximas elecciones de medio término”.

¿Puede alguien decir seriamente que está equivocado? ¡Un régimen que utiliza agentes armados para catear a opositores políticos es una dictadura al estilo del Tercer Mundo!

El abogado de élite demócrata Marc Elias, que trabajó para la campaña presidencial de Hillary Clinton y financió el dossier utilizado para inculpar al presidente Trump de cometer traición con Rusia, dijo que el Título 18 del Código de los Estados Unidos, Sección 2071, permitirá a los demócratas prohibir al señor Trump que vuelva a ocupar un cargo público si pueden demostrar que manejó incorrectamente información clasificada. Sí, se trata del mismo Marc Elias que trabajó para la misma Hillary Clinton mientras era investigada por el manejo incorrecto de información clasificada al borrar decenas de miles de correos electrónicos y al utilizar un servidor de correo electrónico secreto mientras era secretaria de Estado.

El columnista jurídico estadounidense Andrew McCarthy duda de que ese razonamiento jurídico pueda ser válido si el Sr. Trump decide que quiere volver a postularse como candidato.

“El Departamento de Justicia sabe muy bien que los requisitos para ser candidato presidencial están establecidos en la Constitución”, escribió McCarthy en “El cateo de Trump no es por los documentos clasificados, es por el 6 de enero”. “No pueden ser alterados por un estatuto, precisamente porque los autores no querían que la rama ejecutiva fuera dominada por la legislatura, como sucedería si el Congreso pudiera descalificar a los presidentes en ejercicio o potenciales simplemente aprobando una ley. (…) Además, la Constitución también prescribe la base para descalificar a una persona para aspirar a la presidencia o a otro cargo federal: la condena por parte del Senado en un artículo de destitución con un voto mayoritario en la Cámara. De nuevo, lo que prescribe la Constitución no puede ser alterado por un simple estatuto. Para lograr la descalificación, el Congreso tendría que someter a Trump a un juicio político y condenarlo; no se puede hacer mediante un proceso penal”.

Eso es exactamente lo que los demócratas radicales quieren hacer tan pronto como puedan fabricar alguna prueba de que el Sr. Trump pensó que las elecciones de 2020 eran justas pero quería derrocarlas de todos modos.

El 26 de julio, el fiscal general Merrick Garland dijo en el programa Nightly News de la nbc que su Departamento de Justicia planea procesar a cualquier persona que fuera “ criminalmente responsable de interferir con la transferencia pacífica de poder de una administración a otra”, incluyendo al presidente Trump. Esta última redada del fbi es probablemente la prueba de que Garland hablaba en serio. Aunque el Departamento de Justicia se niega a confirmar si Garland firmó personalmente la redada del lunes, parece imposible que una redada de este tipo contra un antiguo ocupante de la Casa Blanca pueda realizarse sin la aprobación de las altas esferas de poder. Eso implica que Merrick Garland, Joe Biden y, por supuesto, Barack Obama planearon este ataque sorpresa a la residencia del Sr. Trump en Mar-a-Lago.

Puesto que el Sr. Trump devolvió voluntariamente 15 cajas de registros a los Archivos Nacionales en febrero pasado, no había necesidad de un cateo sorpresa en su casa para confiscar más. Otros presidentes han tenido desacuerdos sobre qué se considera registros presidenciales, que han resuelto con el gobierno después de dejar la Casa Blanca.

Obviamente, los agentes buscaban algo más que los Archivos Nacionales; estaban buscando pruebas de que el Sr. Trump sabía que las elecciones de 2020 no fueron robadas por fraude pero persistió en sus planes para impedir que el Congreso contara los votos que establecerían la victoria de Biden. Pruebas como estas son las únicas que podrían utilizarse para impedir que el Sr. Trump vuelva a ocupar un cargo.

Por supuesto, no encontraron ninguna prueba de que el Sr. Trump supiera que las elecciones de 2020 eran legítimas, porque no lo eran. Sin embargo, el Departamento de Justicia de Merrick Garland seguirá, con toda probabilidad, persiguiendo a todo aquel que sea “responsable penalmente de interferir con el traspaso pacífico del poder de una administración a otra”. El dossier Steele y el montaje falso sobre la colusión con Rusia, así como los cateos anteriores contra los abogados del Sr. Trump, han demostrado que las agencias federales están más que dispuestas a atacar al Sr. Trump para encontrar información que puedan utilizar en su contra, o para fabricarla descaradamente.

Por eso Barack Obama tomó un control tan dominante sobre estas agencias cuando fue presidente.

Mi padre, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribe en su libro Estados Unidos bajo ataque: “De todas las agencias de inteligencia, la que más quería controlar Obama era el fbi. El fbi hace el trabajo de investigación doméstica sobre cualquier persona que necesite o tenga autorización para acceder a información clasificada, así que el control sobre el fbi lo puso a cargo de quién puede acceder a qué información. (…) La rama de inteligencia tiene pleno control sobre lo que se considera información clasificada. Por eso está ‘cuarta rama’ tiene control sobre las tres ramas verdaderas y constitucionales: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Cuando otras ramas piden información de inteligencia, a menudo las agencias la proporcionan con partes clave redactadas para ocultar lo que realmente está sucediendo. Ellos controlan eso, sin supervisión. Los únicos que ven el panorama completo son Barack Obama y sus hombres más importantes. ¡Esto le da a esta gente un control sin precedentes!”.

El fbi de Obama y otras agencias espiaron la campaña de Trump, espiaron la presidencia de Trump, socavaron la agenda de Trump, espiaron a periodistas, espiaron a miembros activos del Congreso y espiaron a los estadounidenses del común a gran escala.

El cateo sorpresa del fbi en Mar-a-Lago tiene las huellas digitales de Obama por todas partes. Le proporciona a él y a la administración que él controla nuevo material para redactar y editar el caso del disturbio en el Capitolio con el fin de presentar al Sr. Trump como alguien que intentaba llevar a cabo un golpe de Estado en contra de un presidente legítimamente electo. ¡Qué maldad, cuando fueron Obama y Biden quienes cometieron el golpe para hacer nada menos que robar la presidencia!

“La única posibilidad de mantener a Trump en la Casa Blanca no era invadiendo sino manteniendo el Capitolio asegurado mientras nuestros representantes debatían la validez de la elección utilizando el proceso completamente constitucional que tiene lugar dentro de los pasillos del Congreso”, escribió Frank Miele para RealClearPolitics en enero. “El disturbio arruinó instantáneamente cualquier posibilidad que tuviera Trump de triunfar en su argumento de que la elección fue robada. Así que pregúntese quién se benefició del supuesto golpe en el Capitolio. No fue Trump. No fueron los republicanos que se habían arriesgado para apoyarlo con pruebas de irregularidades en las votaciones en varios Estados. ¿Cui bono? ¿Quién se beneficia?”.

Los únicos que se beneficiaron de las protestas en el Capitolio fueron los demócratas que intentaban impedir que el Sr. Trump y sus seguidores llamaran la atención sobre el fraude electoral y utilizaran el proceso constitucional para abordar el fraude. El Sr. Trump apoyó una manifestación de “Salvemos a Estados Unidos” en Washington, D.C., con el fin de que los congresistas reunidos para certificar las elecciones pudieran tener una idea de cuántas personas creían que eran fraudulentas. Pero los agitadores e infiltrados que asaltaron el Capitolio socavaron por completo lo que el presidente Trump intentaba hacer. Algunos senadores republicanos habían prometido oponerse a la certificación de la “victoria” de Joe Biden, pero luego se negaron cobardemente o se les impidió hacerlo tras la insurrección orquestada. El representante Paul Gosar, de Arizona, y el senador Ted Cruz, de Texas, sí se opusieron a los resultados electorales de Arizona antes de que el Capitolio fuera asaltado, pero sus objeciones fueron abrumadoramente anuladas poco después de que el edificio fuera reasegurado. Más tarde, esa misma noche, el representante Scott Perry de Pensilvania y el senador Josh Hawley de Misuri se opusieron a los resultados electorales de Pensilvania. Una vez más, ambas cámaras anularon sus objeciones. Después de la medianoche —en la oscuridad, apropiadamente— el Congreso certificó oficialmente que Joe Biden había ganado legítimamente la elección presidencial de 2020.

La táctica de los demócratas radicales funcionó: volver sensacionalista una protesta secuestrada por agitadores y utilizarla como pretexto para certificar el robo de una presidencia. Esto les permitió acumular más poder y destruir gran parte de lo que hizo Donald Trump y gran parte de lo que queda de la república estadounidense. Ahora, un año y medio después, los radicales en el Congreso y en el régimen de Biden siguen presentando el 6 de enero como una “insurrección” en un intento de legitimar un régimen ilegítimo. Este ataque sorpresa a Mar-a-Lago es sólo su última táctica para mantener a la gente enfocada en la farsa de la insurrección del 6 de enero.

En Estados Unidos bajo ataque, mi padre explica algo que ha dicho constantemente, desde el 6 de enero hasta hoy: que Obama y Biden robaron las elecciones y que el Sr. Trump es el presidente legítimo de Estados Unidos. También explica que la Biblia profetiza que Trump volverá al poder; sin embargo, “tendrá que luchar para conseguirlo. No tiene que ser mediante acciones militares, pero ciertamente pudiera ser así”.

Este pronóstico se basa en una profecía bíblica del tiempo del fin.

“Porque [el Eterno] miró la muy amarga aflicción de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; y [el Eterno] no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás. Los demás hechos de Jeroboam, y todo lo que hizo, y su valentía, y todas las guerras que hizo, y cómo restituyó al dominio de Israel a Damasco y Hamat, que habían pertenecido a Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?” (2 Reyes 14:26-28). Mi padre ha repetido este pasaje muchas veces y ha dicho que no es sólo historia para el Israel antiguo sino profecía para sus descendientes en Estados Unidos de hoy.

Muchos conservadores piensan que Donald Trump puede volver a asumir el cargo realizando otra campaña presidencial en 2024. Sin embargo, los cateos del fbi, el nivel de implicación del fbi en la farsa de la insurrección del 6 de enero y la colusión entre el gobierno, los medios de comunicación corporativos y otros liberales son indicaciones fuertes de que él tendrá que luchar por ello. El Presidente Trump y sus partidarios van a tener que luchar contra probabilidades imposibles para restaurar unas elecciones libres y justas en Estados Unidos. Sin embargo, ¡Dios ha prometido restaurar la estabilidad en Estados Unidos para permitirle a la gente una última oportunidad para arrepentirse de los pecados que han permitido que semejante corrupción se haya enraizado tan profundamente en el gobierno de Estados Unidos!


ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?