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Capitol, America

ISTOCK.COM/LUNAMARINA

EE UU: Una república si usted puede conservarla

El mismísimo fundamento del sistema constitucional de gobierno estadounidense está siendo atacado.

El fiscal general de EE UU, William Barr, pronunció un impresionante discurso en la Universidad de Notre Dame en octubre; un discurso que debería motivar las personas a tomar nota de la gravedad de los tiempos. Él advirtió que la base moral judío-cristiana sobre la cual EE UU fue fundado se encuentra bajo ataque por parte de académicos, activistas, actores, educadores, periodistas, magnates de los medios de comunicación, políticos y secularistas de todas las líneas.

Este ataque amenaza el mismísimo fundamento del sistema constitucional de gobierno estadounidense.

El Sr. Barr ama la Constitución de EE UU y entiende este noble documento como pocos hombres lo hacen. Mi padre, el jefe editor de la Trompeta, Gerald Flurry, ha declarado que Dios seguramente intervino en el nombramiento del Sr. Barr como fiscal general. Él fue fiscal general bajo el presidente George H.W. Bush a principios de la década de 1990, y es notable que haya decidido aceptar nuevamente el cargo. Él pareció salir de la nada, y el tiempo de su nominación, audiencias y confirmación es significativo.

El discurso del fiscal general es un mensaje que Dios quiere que EE UU escuche. En Su misericordia, Dios está exponiendo la corrupción en la política estadounidense y dando a las personas una última oportunidad de arrepentirse antes de que la nación sea sumergida en un tiempo de calamidad sin precedentes.

No hay libertad sin ley

El fiscal general comenzó su discurso describiendo la capacidad de la humanidad para auto gobernarse. Afirmó que ninguna sociedad puede perdurar si no frena la avaricia y el egoísmo individual. Pero ¿quién es en última instancia responsable por garantizar que la gente no oprima a sus vecinos?

“En general, la visión de la generación fundadora sobre la naturaleza humana se basó en la clásica tradición cristiana”, dijo Barr. “Estos estadistas prácticos entendieron que los individuos, aunque tenían el potencial para un gran bien, también tenían la capacidad para un gran mal. Los hombres están sujetos a pasiones y apetitos poderosos y, si no tienen restricciones, son capaces de pisotear despiadadamente a sus vecinos y a la comunidad en general. Ninguna sociedad puede existir sin algún medio para restringir la rapacidad individual. Pero si confiaban en el poder coercitivo del gobierno para imponer esas restricciones, los redactores creían que inevitablemente eso conduciría a un gobierno demasiado controlador, terminando sin libertad y sólo tiranía” (ibíd).

Los fundadores de EE UU se enfrentaron al mismo dilema que todas las civilizaciones enfrentan: ¿Cómo restringir a la gente egoísta y anárquica sin recurrir a un gobierno autoritario, que inevitablemente será gobernado por gente egoísta y anárquica? La conclusión a la que llegaron George Washington, John Adams, Alexander Hamilton, John Jay, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson y James Madison, fue que los individuos tenían que aprender a refrenar su propia naturaleza humana egoísta y anárquica. Esto, obviamente, requería religión y moralidad.

“Los fundadores decidieron arriesgar y lo llamaron un gran experimento”, continuó el Sr. Barr. “Ellos dejarían al pueblo amplia libertad. Limitarían el poder coercitivo del gobierno y pondrían su confianza en la autodisciplina y la virtud del pueblo estadounidense. En palabras de Madison, ‘Hemos arriesgado nuestro futuro en la capacidad de cada uno de nosotros para gobernarse a sí mismo’”.

Cuando los fundadores hablaron sobre el “autogobierno”, dijo el Sr. Barr, no se estaban refiriendo principalmente a las estructuras gubernamentales que ponían el poder en manos de la mayoría. Ellos se referían a la capacidad de cada individuo en restringir su propia naturaleza humana y gobernarse a sí mismo. Se referían al carácter moral, que es especialmente importante en una república libre, donde las restricciones no son impuestas por “reyes filósofos”.

Por eso es que una república constitucional estadounidense sólo es adecuada y sostenible para un pueblo con moral.

Tal como lo explicó John Adams: “No tenemos un gobierno armado con poder suficiente para lidiar contra las pasiones humanas desenfrenadas por la moralidad y la religión. La avaricia, la ambición, la venganza o la galantería romperían las cuerdas más fuertes de nuestra Constitución como una ballena atraviesa una red. Nuestra Constitución fue hecha sólo para un pueblo religioso y con moral. Es totalmente inadecuada para un gobierno de cualquier otro tipo”.

Mientras la mayoría de los estadounidenses se sometan voluntariamente a los Diez Mandamientos de Dios, la Constitución de EE UU es un tipo de gobierno relativamente efectivo que evita que los tiranos lleguen al poder y garantiza una gran cantidad de libertad al pueblo. Pero si las personas se niegan a someterse a la ley de Dios, la misma forma de gobierno dará lugar a la anarquía, hasta que un líder autoritario se levante para restablecer el orden.

“En lo que respecta al gobierno humano, EE UU comenzó tan bien como cualquier gobierno que el hombre haya producido jamás”, escribe mi padre en Caracter in Crisis [Carácter en crisis]. “Los críticos de hoy pueden decir lo que quieran sobre por qué empezó bien. Pero los Padres Fundadores parecían estar todos perfectamente de acuerdo sobre el tema. El país comenzó en terreno fértil porque fue fundado sobre la religión y la moralidad”.

En el verano de 1787, Elizabeth Powel se acercó a Benjamin Franklin cuando éste salía de la Convención Constitucional. El relato dice que ella preguntó: “Bueno, doctor, ¿qué tenemos, una república o una monarquía?”. Franklin respondió: “Una república, señora, si usted puede conservarla”. Al igual que los demás fundadores de EE UU, Franklin sabía que, si no logramos establecer y conservar el estado de derecho, ¡nuestra república está condenada!

Carácter en crisis

Durante el siglo pasado, la sociedad ha abandonado incluso los principios básicos de la moralidad bíblica. “Los secularistas modernos desestimaron esta idea de moralidad como una especie de superstición de otro mundo impuesta por un clero manipulador”, continuó el Sr. Barr. “Pero, de hecho, las normas morales judío-cristianas son las reglas prácticas máximas para la conducta humana. Reflejan las reglas que son mejores para el hombre, no en el pasado, sino aquí y ahora. Son como el manual de instrucciones de Dios para el mejor funcionamiento del hombre y la mejor operación de la sociedad humana, y por la misma razón, las violaciones de estas leyes morales tienen malas consecuencias en el mundo real para el hombre y para la sociedad. Es posible que no paguemos el precio inmediatamente, pero con el tiempo, el daño es real”.

Los secularistas militantes ya no tienen una actitud de “vivir y dejar vivir” hacia los códigos morales bíblicos, dijo él. Ya no se contentan con vivir un estilo de vida sin leyes y dejar que otros practiquen su fe. De hecho, dijo él, muchos oficiales del gobierno en la administración Obama parecían “deleitarse” al obligar a las personas a violar tanto los códigos morales de la Biblia como su conciencia, forzando a los empleadores religiosos a financiar la cobertura de anticonceptivos y abortivos en sus planes de salud. Los secularistas en muchos gobiernos estatales se deleitan de la misma manera al obligar a los panaderos cristianos a atender bodas homosexuales.

Los activistas progresistas creen que son morales y rectos, y que las circunstancias en EE UU están mejorando a medida que ellos se dedican a destruir la religión, la moralidad y la institución de la familia. Pero este punto de vista es desquiciado. Sólo mire el desastre social que ha causado la ruptura de la familia. Como el Sr. Barr señaló, vemos niveles récord de depresión y enfermedades mentales. Estamos siendo testigos del aumento de las tasas de suicidio y de una mortal epidemia de drogas que está matando a más de 70.000 personas al año. Vemos un número cada vez mayor de jóvenes furiosos y alienados que se amotinan en las ciudades y cometen tiroteos masivos.

¿En dónde está el progreso? ¡Mire a su alrededor y verá inmenso sufrimiento, destrozos y miseria!

“Esto no es decadencia, es destrucción organizada”, advirtió el Sr. Barr. “Los secularistas y sus aliados han reunido todas las fuerzas de la comunicación de masas (la cultura popular, la industria del entretenimiento y la sociedad académica) en un incesante ataque a la religión y los valores tradicionales”.

Los estadounidenses no están preservando su república. Ésta corre el grave peligro de caer en la anarquía y guerra. Y la razón es que el pueblo abandonó el “manual de instrucciones de Dios” y se entregó a su propia naturaleza humana egoísta y anárquica.

Estados Unidos bajo ataque

El Fiscal General Barr está describiendo a EE UU bajo ataque. Él no habla de Satanás el diablo, ni tampoco capta la profundidad del papel de Satanás en este ataque. Pero la Biblia revela que Satanás es “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). También profetizó que Satanás sería arrojado a la Tierra en el tiempo del fin (Apocalipsis 12:9). El diablo está lleno de ira (versículo 12), y ha obtenido el control de la sociedad, particularmente de la izquierda radical.

Abraham Lincoln declaró una vez: “Todos los ejércitos de Europa, Asia y África combinados, con todos los tesoros de la Tierra (excepto el nuestro) en su cofre militar, con un Bonaparte como comandante, no podrían por la fuerza tomar un trago del río Ohio ni hacer un camino en el Blue Ridge en una tentativa de mil años. (...) Si la destrucción es nuestro destino, nosotros mismos debemos ser sus autores y sus terminadores. Como una nación de hombres libres, debemos vivir para siempre o morir por suicidio”.

El diablo entiende bien este hecho, razón por la cual está atacando a EE UU desde adentro.

“Mucha gente se burla incluso de la existencia de un diablo, ¡mientras éste los está destrozando!” escribe mi padre en su folleto Estados Unidos bajo ataque. “Ellos no entienden nada sobre Dios, ni tampoco conocen al diablo. Los problemas solamente se intensificarán, hasta que ellos lo entiendan”. La única solución a nuestros problemas masivos es el arrepentimiento hacia Dios (Ezequiel 33:11). “Mientras el tiempo de Satanás se acorta cada vez más, su ira crece contra [EE UU, Gran Bretaña e Israel], lo que culminará en el peor tiempo de sufrimiento en la historia de la humanidad. La Biblia se refiere a este tiempo como la Gran Tribulación” (ibíd.; solicite su copia gratuita).

El Fiscal General Barr no menciona específicamente a Satanás, pero está desenmascarando el trabajo del diablo. Es muy probable que Dios haya tenido algo que ver con el nombramiento del Sr. Barr como fiscal general, para que él pudiera ayudar a exponer el espíritu anárquico que se ha apoderado de la sociedad académica, la política, el entretenimiento y los medios de comunicación.

El gran deseo de Dios es bendecir a EE UU y a todas las demás naciones con paz y prosperidad. Pero Él no es un tirano que forzará las personas a seguir Sus leyes en contra de su voluntad. Por eso Él está permitiendo que las personas aprendan de sus errores como parte de un plan para desarrollar el carácter en los individuos; el carácter requerido para someterse voluntariamente al gobierno de Dios y vencer la naturaleza humana egoísta y anárquica. 

ATK, AD